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Mensaje  ιzzy нale Sáb Jul 28, 2012 11:20 pm


Paulina Urdangarín
Paulina Areli Urdangarín Castle
# 17 años ; Tercer Curso - Junior ; # Arte & Periódico Escolar ; The Geeks
Esta Con: Helena Burke ; Donde: En el comedor


Habían pasado diez días desde aquella tormenta y agradecía que el clima estuviese actuando de una forma normal, o bueno de lo mas normal que se puede en Konstanz. Lo cierto es que odiaba las tormentas desde que estaba pequeña y ese temor que nunca supere. Por mas que papa me dijera que intente ver las tormentas como algo científico. Pero me era completamente imposible, cuando había tormenta no podía pensar y lo único que pasaba es que terminaba en la recamara de Iker llorando y rogándole que me dejase quedarme con el. Si entendía que tenia 17 años eso estaba muy claro. Pero que importa así tuviera mil aun buscaría a mi hermano cuando algo me asustaba. Porque con el me escondía de todo el mundo, de mis padres, de mis primos incluso de Helena era curioso sabia que Iker y yo discutíamos muy seguido ya sea porque yo le estaba regañando por algo o porque el estaba decidió a fastidiarme un rato pero lo cierto era que ninguno de los dos se atrevería a pedir a alguien mas como hermano. Y es que el era la única persona que lograba hacerme reír, aun estuviese asustada, enojada, o triste el me hacia reír.

Era parte del encanto de mi hermano, o bueno eso decía el cada que yo me ponía melosa. Agradecía enormemente que Alphonse estuviese conmigo aquella noche porque si hubiese tenido que quedarme sola probablemente hubiese muerto de un infarto. Aveces me preguntaba que era lo que el quería al juntarse conmigo. Es decir era un chico popular y según entendía que tuviese bastantes amigos pero aun así pasaba mucho de su tiempo libre encerrado en una biblioteca platicando y escuchándome hablar de toda clase de libros, o aveces en momentos de mucho nerviosismo recitar teorías químicas como si fueran poemas de cuna. "No lo cuestiones tanto" me dijo una voz que curiosamente se parecía a la de el. Tenia razón o bueno yo suponía que tenia razón pero era mi naturalidad, yo cuestionaba todo y según Iker la gente que todo lo cuestiona o es desconfiada o paranoica. Yo era la segunda definitivamente y es que había heredado la curiosidad de mi madre junto con todo el nerviosismo de mi padre eso no era una buena combinación.

Pero en fin el punto era que aveces deseaba que Alphonse dejase de visitarme y no porque no quería verlo si no por el echo de que se me había echo costumbre el levantarme todos los días y esperar a que el llegase y cuando no lo hacia me decepcionaba demasiado. Eso era el problema me estaba acostumbrando a verlo y realmente le estaba cogiendo cariño por lo que me ponía pensar que seria cuando ya no viniese? "Porque pasaría eso?" me pregunto mi cabeza "Son amigos no?" volvió a contestarme incluso antes que pudiese reaccionar realmente. Solo eramos amigos? Yo lo veía diferente y por mas que me decía que era una completa tontería no podía evitarlo el me recordaba a todos los príncipes en mis cuentos tenia algo de cada uno. Lo que mas me agradaba de pasar tiempo con Al era verlo sonreír porque no lo hacia demasiado y cuando lo hacia realmente era algo especial. Y no se me provocaba muchos sentimiento saber que yo era la responsable de aquella sonrisa por lo menos un poco.

Lo cierto era que me había ganado un par de enemigas nuevas por ahí que parecían molestarse mucho con el echo de que fuese amiga de Al. Muchas incluso pensaban que era una especie de broma, y no perdían tiempo en hacérmelo saber aunque gracias a Helena lograba no hacer caso a esas cosas. Hablando de Helena la tenia un poco olvidada así como tenia olvidado a Freddie y tenia que admitir que los echaba de menos por eso mismo había citado a Lena para que tomara un café conmigo teníamos muchas cosas de que platicar. Aunque raramente Lena siempre sabia lo que quería decirle incluso antes de que le comentara algo y mama decía que era porque ella y yo estábamos conectadas. Segun ella, eso era algo raro y bastante valioso por lo mismo ella siempre me aconsejo que cuidara mucho de mi mejor amiga. Aunque mama decia que esa conexion le podia pasar a cualquiera, con cualquier persona y que ella encontró a su alma gemela en mi padre.

Era bonito escucharla hablar así, especialmente porque día con día veía como el amor de mis padres crecía y se hacia mas grande. Aun cuando llegaran los problemas, ellos siempre se mantenían firmes y me habían echo creer que el amor realmente puede vencerlo todo. Ahora mismo me encontraba dentro de la cafetería con un café en las manos y un poco sumergida en mis pensamientos. Estaba esperando a Lena, aunque mi cabeza estaba por las nubes o mas bien estaba pensando en mi hermano, en Al, en Nela y Luis mi cabeza era un lugar ocupado por lo que me tomo unos segundos para darme cuenta de que Lena estaba parada a un lado mio pero al verla rápidamente sonreí. "Lena!" exclame de forma alegre mientras hacia un gesto para que se sentara. "Te tardas demasiado sabes?" le pregunte como si estuviese reprochando pero rápidamente reí. "A que ya me extrañabas no es así?" le pregunte de forma divertida.

Cuando estábamos juntas actuábamos como un par de pequeñas porque las dos eramos de mente fantasiosa y teníamos el corazón de niña y si le añadías a Lizzie parecía que entrabas a un mundo sacado de un cuento de hadas. "Y bien donde te has estado escondiendo?" le pregunte una vez mas, esperando una respuesta creativa solíamos hacer eso para pasar el rato así como nos habíamos puesto a escribir cuentos para Nela, Luis y Cissy. Todo lo que escribíamos para ellos se encontraba en un libro ya que yo solía dibujar para que ellos realmente pensaran que eran libros "Por cierto, mis padres querían que te agradeciera por todos los dulces que les mandaste a los enanos" le comente riendo un poco. "Aunque papa dice que después te va tocar llevarlos al dentista" agregue intentando imitar la seria voz de mi padre aunque no lo conseguí demasiado bien por lo tanto me eche a reír para después darle un sorbo a mi café.
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Mensaje  ιzzy нale Lun Ago 06, 2012 2:42 am


Helena Burke
as: Hélène Angelique Burke Bessette
● 17 años # Junior # The Geeks # Club de Drama » Periódico Escolar
[ Está con Paulina Urdangarín ;; En el comedor ]

Nunca en toda mi vida me había sentido tan avergonzada y, el hecho de que Alexander se hubiese comportado como un… “caballero” aquella noche no me hacía sentir mejor. Lo que quiero decir es que… no cualquier persona encontraría hilarante la situación de haber sido golpeado por una bolsa llena de libros… ¿Acaso el golpe fue demasiado fuerte como para que terminara encontrando divertida la situación? La verdad es que mi preocupación por haberle causado una lesión en la cabeza a ese pobre chico me tenía muy inquieta… y, es que cuando mis padres llamaron para asegurarse de que Ted y yo estuviéramos bien, no pude evitar preguntarle “hipotéticamente” a papá que tan graves podrían ser las consecuencias al ser golpeado por una bolsa llena de libros en la cabeza. Era lógico que a papá le extrañara mi pregunta, pero cuando se percató de lo preocupada que sonaba, me pidió que tranquilizara para poder explicarme mejor; debido a que papá siempre ha tenido como una especie de sexto sentido para saber cuando algo nos pasa. Al final terminé contándole a papá lo que había sucedido aquella noche y, debo confesar que por un momento pensé que me llamaría la atención, pero en vez de eso se soltó a reír para aliviar la situación, diciéndome que no me preocupara y que lo más seguro es que aquel chico únicamente tendría un moretón o un chichón, lo cual no era nada serio y que en cuestión de semanas sanaría. Sin duda, las palabras de papá lograron tranquilizarme, pero la vergüenza que sentía iba de la mano con la preocupación al creer que el daño podría ser bastante grave. Por lo tanto, era una situación que no podía pasar por alto. Incluso cuando le conté a Teddy lo que había sucedido, a penas paró de reír, me abrazó para reconfortarme y no dudó en decirme que de seguir así me convertiría en un “peligro andante”, pero que le enorgullecía que hubiera sido capaz de darle su “merecido”.

Desde aquella noche no había vuelto a ver a Alexander, por el simple hecho que evitaba lo menos posible pasearme por las instalaciones de la universidad. Además de la vergüenza que sentía, no quería poner a prueba su “paciencia” y terminara reportándome por haber estado en la universidad a horas inadecuadas. En mi opinión, Alexander era un chico… muy peculiar. Por alguna extraña razón, deseaba saber más de él… pero en cuanto les pregunté a Ted y Alphonse lo que pensaban acerca de Chandler van Comp, ambos coincidieron al decir que era arrogante miembro de la realeza y que por mi seguridad era preferible que me mantuviera alejada de personas así. Admito que su opinión no difería de la que yo tenía, pero sus “gestos” de amabilidad generalmente me desconcertaban, aunque siendo quien es… supongo que era algo normal. Tanto papá como mi tío Georg eran unos caballeros en todo el sentido de la palabra, pero eso era por que ellos eran personas maravillosas. En cambio, Alexander… era todo un caso.

En fin, dejando el tema de Alexander, otra de las cosas que me tenía inquieta era el que Ted hubiese sido castigado durante todo el mes por haber estado fuera de la universidad. Ya que a la mañana siguiente, por poco y estrangulo a mi hermano en cuanto corrí abrazarlo tras no tener noticias suyas en toda la noche. Me había puesto tan histérica que estallé en llanto por no saber nada de él; y es que no pude evitar pensar lo peor al haber estado toda la noche afuera con esa tormenta. La promesa de Ted al decirme que no volvería a pasar, apenas y logró tranquilizarme, por que prácticamente terminé obligándolo a que me lo jurara con el corazón. El pensar que algo malo pudiera pasarle a mi hermano era una sensación que me aterraba y el recordar la noche en que Paulina se despertó entre lágrimas luego de haber tenido una horrible pesadilla me tenía ciscada. De la misma manera que Paulina se preocupaba por Iker, yo me preocupaba por Ted. Sin embargo, había algo en la mirada de mi hermano que lo tenía… cambiado, molesto, como si se hubiera enterado de noticia muy desagradable. Tenía la sospecha de que sus cambios de humor eran en base a Claire y, eso lo sabía por que desde que los vi llegar juntos a la mañana siguiente me dio a suponer que había estado con ella, aún cuando apenas y se dirigieron la palabra. Muy en el fondo, era consciente de lo afectado que estaba mi hermano por haber terminado con Claire y, eso que aún seguía sin comprender los motivos por los que Ted hizo lo que hizo, cuando realmente, llegué a creer que Claire Burton lo haría sentar cabeza. Sea lo que sea, esperaba que Ted no cometiera ninguna tontería de la cual pudiera arrepentirse; por que el que aún conservara una fotografía de Claire en su cartera significa que todavía siente algo por ella. A mí no me engaña… y por más que dijera que mamá, Cissy y yo siempre seríamos sus únicas chicas, quería que Teddy encontrara una chica que lo hiciera feliz.

Corría apresuradamente por los pasillos en dirección a la cafetería con varios libros en brazos, llevaba casi quince minutos de retraso, pero había ido a encontrarme un rato con Giselle en el aula de música para asegurarme de que Alphonse le hubiera entregado su nuevo equipo junto con los dulces que le había enviado. A diferencia de mamá y tía Yukki… Giselle y yo no éramos tan cercanas como ellas, teníamos una bonita amistad al conocernos de toda la vida, pero hasta cierto punto éramos muy diferentes, aunque como dije… eso no impide que nos llevemos bien y que le tenga un gran cariño, dado que siempre la he visto y considerado como a mi prima y que sin importar la manera de pensar de cada una, contaría siempre conmigo. En el camino, me había detenido a tomar un par de volantes que llamaron inmediatamente mi atención, en cuanto los leí. Una sonrisa curvó mis labios a causa de la ilusión que me provocaba lo que decía el volante, por lo que me apresuré en llegar a la cafetería para buscar a Paulina y darle la noticia. Una vez ahí… rápidamente ubiqué a Paulina y fui hasta ella con el corazón latiéndome aceleradamente. Inhalé y exhalé profundamente tratando de serenarme, en cuanto me situé a su lado… pero Paulina estaba tan enfrascada en sus pensamientos que tardó en darse cuenta de mi presencia… por lo que simplemente reí y negué suavemente al momento que dejaba los libros que llevaba sobre la mesa y corría un poco la silla para poder sentarme. Conocía esa mirada… y me atrevía a decir que mi mejor amiga se encontraba muy lejos de la realidad, probablemente se hallaba en Storybrooke, en el país de las maravillas, en Narnia, en el mundo mágico, en la tierra media, o en el país de nunca jamás. – Lo siento mucho de verdad, no quería hacerte esperar – me apresuré a pedirle disculpas, llevándome una mano al corazón para normalizar mi respiración que se encontraba bastante sofocada. La miré con una amplia sonrisa para después sacarle la taza de café que tenía en las manos y darle un pequeño sorbo, para aliviar la resequedad que tenía en la boca y si a eso le sumamos que me moría de hambre… digamos estaba a un palmo de desplomarme. – Claro, ahora resulta que soy yo la que se ha estado escondiendo ¿no? – cuestioné al tiempo que me reía y negaba de forma divertida por sus palabras. – Tú y tus chistes… sigue así y te juro que comenzaré a creer que la que ya se cansó de mí eres tú… – le dije entre seria y bromista, al tiempo que le daba otro sorbo a su taza de café. No era un hecho que Paulina nos tenía muy abandonados a Fred y a mí, probablemente Fred no lo entendería, pero… me tenía la sensación de saber “quien” era la razón por la que Paulina me tenía tan abandonada. Conocía perfectamente a mí mejor amiga, por que aún cuando a veces no habláramos las cosas directamente, teníamos ese lazo de saber cuando algo le pasa cada a una y en esta ocasión no era la excepción, debido a que Paulina tenía… un brillo especial en su mirada. – ¿Me creerás si te digo que he estado viviendo todo este tiempo en Narnia? – pregunté, con una sonrisa llena de ilusión, para luego agregar. – Vale, no… pero todavía me mantengo aferrada a la esperanza de que algún día Narnia nos pueda necesitar y hagamos gala de nuestra valentía para luchar por Narnia y por Aslan – afirmé con determinación, mientras la miraba con una amplia sonrisa. Y es que aunque los libros fueran solo historias sacadas de las mentes brillantes e imaginativas de todos esos autores, nada nos causaba más ilusión a Paulina y a mí creer firmemente que pudieran ser ciertas y que todos esos mundos tan maravillosos pudieran existir. – Me alegra que les hayan gustado los dulces a los chaparros – comenté cariñosamente con una sonrisa, para después pasarle su taza de café y mirarle a modo de disculpa por apropiarme de su taza. – Bueno… dile al Sr. Juan que no se preocupe por la cuenta del dentista, por que el plan es que nos hagan descuento por partida triple – dije bromeando, mientras reía un poco y cruzaba los brazos apoyándome sobre la pequeña pila de libros que traía. – Aunque habrá que enfrentarnos a los chaparros por que ten por seguro que no será nada fácil de convencerlos para ir con el malvado doctor tocino – repuse, con una cautela optimista y como diciéndole “mejor ni intentarlo” por que ya me podía imaginar a nuestros hermanitos escondidos atrás de nosotros. – Por cierto, tengo algo que te va a gustar mucho – dije al tiempo que descolgaba mi bolso de la silla y me lo colocaba encima de las piernas para sacar los volantes que traía. – ¡TADÁA! – dije con una sonrisa de oreja a oreja mostrándole el volante para que lo tomara y pudiera leerlo por su cuenta y a la vez esperando ansiosamente por ver su reacción, pues la ilusión y la emoción que sentía seguramente se notaba en mi expresión.
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Mensaje  ιzzy нale Miér Ago 08, 2012 7:02 pm


Chandler Van Comp

Alexander Chandler Van Comp Fisher IV
19 años || Estudiante de Medicina || Natacion || Campus[/strike]
Está hablando por telefono con Shane Van Comp ;; En la cafeteria de la universidad ;; textea a xxx ]


¿Por qué me tenia que recordar que era una niña y que simplemente solo era educado con ella? Era algo que me había rondado la cabeza los últimos días, no podía parar de pensar en la joven Helena, quien me había golpeado con un majo de libros el día de la tormenta. No la había visto desde esa noche, aunque parecia como si se fuera grabado en mi cabeza y por mas que quería sacarla no podía. Helena era hermana del mejor amigo de mi hermana, o algo así, y según me habían contado era algo sobre protector con ella. Claro esta información no la había sacado de Charlie, porque contarle a mi hermana seria como ir directamente a que el hermano y decirle “Hey no me puedo sacar de la cabeza a tu hermanita menor, ¿Qué crees que sea?”. Había sido golpeado un par de veces pero estaba seguro que esta dolería mucho mas. Mi examen del circuito nervioso había llenado mis semanas de puros libros y fichas con nombres de cada nervio y su función y de una recordatorio de que Helena no era parte del sistema nervioso y por ello no podía pensar en ella.

Había hablado con padre esa mañana y la verdad no podía dejar de pensar en nuestra conversación, y el estado de salud de mi abuelo. El problema de corazón que tenia mi abuelo era un asunto que no había llegado al oído de mis hermanos, y que no creía que llegaría a menos que algo pasara. Fue por mi curiosidad y mi ojo clínico que me había enterado hacia un año. Recordaba cuando entre a la oficina de mi abuelo esa tarde en busca de un buen libro, este siempre me dejaba entrar a donde quisiera, según el, le encantaba mi curiosidad por la vida y por los libros y que todo libro que poseía podía ser usado por mi. Pero cuando buscaba entre los libreros había visto algo en una gaveta semi abierta que llamo mi atención. Eran cajas de pastillas, al ver cuales eran, mi nervio creció y me dirigí hacia mi abuelo deimediato confrontando y buscando una explicación inmediata de ellas. Recuerdo la mirada cansada de mi abuelo al verme con la caja de pastillas en mi mano. Recuerdo el comentario sarcástico que había hecho “Curioso, Alexander, curioso como siempre”. Mi abuelo era el único que me llamaba por mi primer nombre, según el, ese era el que me representaba mas. Luego me explico de su estado de salud, y de que había sufrido un casi infarto y como el nivel de presión de tensión era alta y debía mantenerse medicado. Me había pedido que no le contara ni a Charlie ni a Shane y eso lo había mantenido. Esa mañana padre me había contado que abuelo estaba bajo reposo, y que el doctor había agregado otra pastilla a su rutina. Por supuesto ya había buscado el contenido y la intención de la pastilla, y era simplemente otra para mantener el balance de su presión arterial.

Acababa de terminar mi clase de anatomía, y me dirigía hacia la cafetería a almorzar algo. Me senté en una mesa y pedí algo sano y sin sal. En eso mi teléfono comenzó a sonar y salte al pensar que podía ser mi padre. Pero al ver quien se trataba suspire. Shane. ¿En que problema se habrá metido? Pensé inmediatamente. - Hermano! ¿Como estas?- alce una ceja su saludo tan “amigable”. Mi hermano y yo no es que nos lleváramos mal, porque me la llevaba mal era con Charlie, con Shane era mas una relación “te quiero, pero a veces te quiero matar”-bien…supongo-dije aun esperando el “boom, estoy en problemas”-Por casualidad, ¿Sabes que pasa con el celular de Charlie? Por que no me puedo comunicar con ella y, realmente necesito un favor.-me pregunto. El hecho que buscara a Charlie me concernía, ya que sabia que no era para nada bueno, pero antes que pudiera decir algo agrego- Pero como vos también sos mi hermano y, como todavía me debes el regalo de cumpleaños, podrías ayudarme vos, ¿no?-suspire y sabia que algo malo vendría después de esto. Hacia unos días había sido el cumpleaños de Shane, solo lo había visitado para desearle feliz cumpleaños, y había mandado hacerle un reloj en Rolex con sus iniciales y aun no había llegado- ¿Qué demonios hiciste, Shane?- puse mi mano en mi cara en forma de frustración – sinceramente, no sé que tanto el director me vaya creer que no tiene que pasar información a nuestro padre de tus fechorías, y de que en realidad puedo encargarme yo, cuando lo que te digo te entra por un oído y te sale por el otro- comente viendo como me servían mi almuerzo y simplemente le daba una sonrisa gentil a la mesonera. – así que vamos dime, ¿Qué has hecho ahora? Y ahorra la parte de “Chandler, como puedes creer que he hecho algo malo”- si algo había sacado de mi padre era el sarcasmo.

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