[ # ] Emmeline Vance

**ιzzy нale** Dom Ago 19, 2012 10:28 pm

Emmeline Vance
as: Emmeline Doreen Vance
● 17 años # Séptimo año # Miembro de la Casa Hufflepuff # Pertenece al Club Slug » Sangre Pura
[ Está con Gavin O' Keefe ;; Expreso de Hogwarts, compartimiento ]

Con la situación que se estaba viviendo actualmente, era normal que más de uno se viera abrumado con todo lo que estaba sucediendo a nuestro alrededor… y más aún con toda esa ola de asesinatos y desapariciones a lo largo del país. Mi padre siempre se ha caracterizado por ser un hombre sensato, pero últimamente el peso de las preocupaciones lo tenían tan agobiado que temía por su salud… y lo cierto es que, hasta a mí me extraño ver que contara los días para el 1º de septiembre. Si… mi padre, así como muchos, creía que Hogwarts era el sitio más seguro de todo el mundo y la verdad es que en ese aspecto coincidía notoriamente con él. Hogwarts era como un segundo hogar y la idea de volver una vez más era un pensamiento que me alegraba inmensamente. Pero aunque mi padre trataba de ocultar sus sentimientos, a mí no me engañaba… Ava y yo lo conocíamos perfectamente para asegurar que detrás de espera, estaba oculto aquel sentimiento de preocupación. Desgraciadamente, papá era excesivamente sobre protector y debo decir que lo comprendía… sobre todo por que sé y entiendo lo difícil que fue para él tomar el papel de padre y madre, a raíz de la ausencia de mi madre. Desde que tengo uso de razón, hemos sido él y yo contra el mundo y nada me haría cambiar todos aquellos momentos que hemos vivido y compartido juntos como una familia. Y más ahora que Ava era un miembro más de nuestra familia, nada podría hacerme más feliz…

Desde que era una niña he visto en Ava a una gran amiga y hasta aprendí a verla y quererla como a la madre que nunca tuve… y el que ella y papá finalmente se hubieran decidido a dar el siguiente paso fue un hecho que me hizo dar gracias al cielo por que ya se estaban tardando. Ava era compañera de mi padre en el Departamento de Aplicación de la Ley Mágica y no era de extrañarse que con los años terminaran enamorándose... Después de todo, papá merecía una segunda oportunidad para ser feliz y sé que a lado de Ava su felicidad será aún mayor. Por que aún cuando él siempre me ha dicho que soy su mayor alegría y su mayor felicidad… deseaba que mi padre fuera aún más feliz y… por que en el fondo lo que más quería es que no estuviera solo. Que Ava fuera una constante presencia en nuestra casa durante todos estos años… no la hizo precipitarse a tomar una decisión errónea por más que quisiera a papá… dejaron que las cosas fluyeran con calma y vaya que la espera valió la pena. A finales de junio cumplieron un año de casados y para celebrar su primer aniversario se me ocurrió obsequiarles dos boletos para el Andén 7½ de donde parte el Orient Express, un tren que visita los principales pueblos mágicos de la Europa continental. Se trataba de un viaje que ambos necesitaban… y aunque papá me suplicó más de una vez que me fuera viaje con ellos, no accedí acompañarlos por dos razones: la primera es por que quería que papá se relajara y guardaba la esperanza de que el viaje lo ayudaría a distraerse por lo menos un poco. Y en segunda, ¡es su aniversario de bodas por todos los santos! papá y Ava necesitaban su propio espacio… tiempo para estar solos… y por más que papá y Ava me hicieron ver y saber su preocupación ante el hecho de dejarme sola en casa durante dos semanas… nada me salvó de que papá recurriera a los O' Keefe, por más que me empeñé en decirle que no era necesario. Mi padre y el Sr. O' Keefe eran viejos amigos del colegio y ese día en la estación Kings Cross no me extrañó ver llegar al Sr. O' Keefe en compañía de su hijo, Gavin, quienes luego de despedir a mí padre y Ava me acompañaron hasta nuestro hogar en Coventry y me llevaron a vivir con ellos durante las dos semanas que estuvieron fuera. Los señores O' Keefe eran personas muy agradables y más de una vez habían ido a cenar a nuestra casa… la amistad entre mi padre y el Sr. O' Keefe se ha mantenido intacta durante todos estos años por lo que era normal que nuestras familias se frecuentaran. Pero el que los señores O' Keefe fueran personas simpáticas y de lo más agradables, era una opinión que difería a la que yo tenía de su hijo… Gavin y yo éramos compañeros en Hogwarts, solo que en diferente casa y desde que tengo memoria nunca nos hemos llevado bien. Siempre he considerado a Gavin O' Keefe una persona de lo más molesta e irritante… que en más de una ocasión me ha desconcertado por sus drásticos cambios de actitud. Había momentos en los que se comportaba como todo un caballero y otros en los que se portaba como un perfecto idiota. En fin… el punto es que las dos semanas que conviví con los O' Keefe era algo difícil de olvidar, especialmente luego de lo que vivimos aquella tarde en la campiña durante un día de campo que organizaron los señores O' Keefe. Esa tarde, Gavin y yo habíamos ido a montar por los alrededores y terminamos por detenernos a orillas del lago para descansar un instante… el paisaje solo se comparaba con la hermosa extensión de los terrenos en Hogwarts y… debo confesar que esa fue la primera vez que me invadió un sentimiento agradable al estar a su lado…

Por ningún motivo me había detenido a examinar ese sentimiento y estaba claro que jamás lo haría... aunque por extraño que resulte, era un momento que no podía olvidar tan fácilmente. Suspiré débilmente, mientras pasaba la página del libro que ávidamente me encontraba leyendo… una de las cosas que más me atraía del mundo muggle era el teatro y su literatura y, he de decir que “El Fantasma de la Ópera” escrita por Gastón Leroux, era una de mis novelas favoritas, así como “Sensatez y Sentimientos” de Jane Austen, entre otros. Hacía media hora que el expreso había partido de la estación Kings Cross y el pensar que esta era sería la última vez que viajaría en este tren me producía un sentimiento de nostalgia y desasosiego. Coloqué un momento el libro sobre mis piernas, recostando la cabeza en el asiento mientras observaba el paisaje con una sonrisa en mi rostro… A manera de obsequio por ser mi último año en el colegio, papá me había traído de su viaje de aniversario una cámara mágica para fotografiar todos los momentos de mi último año y… la verdad es que no veía la hora de llegar a Hogwarts y estrenarla… aunque los dibujos que había echo del colegio y sus alrededores siempre los llevaba conmigo. Una de las cosas que más amaba era dibujar y era muy común que me sentara a la orilla del lago en mi tiempo libre a dibujar. A penas escuché un suave aleteo, desvié la mirada hacia la puerta para ver quien entraba y creo que mi rostro reflejaba cierta sorpresa que traté de disimular al ver la lechuza de Gavin entraba volando por un hueco de la puerta que estaba ligeramente entreabierta, provocando que Salem, mi gato de color negro, levantara la cabeza para luego volverse acurrucar a mi lado, sin prestarle atención a su aleteo. Junté las manos en cuanto la pequeña lechuza aterrizo graciosamente y le dediqué una sonrisa… supuse que había vuelto a escapársele al descuidado de su amo, por lo que no me extrañó, segundos después, oír como la puerta se abría y Gavin aparecía con cada de desear echarle una maldición a cualquiera que se le cruzara en el momento. – Creo que no es necesario que te lo diga… pero deberías tener más cuidado – advertí, con una mirada de soslayo y con un tono que subrayaba lo descuidado y lo irresponsable que lo consideraba por no prestar más atención a su pequeña lechuza. – Tienes suerte de que Salem sea inofensivo – le hice saber tranquilamente, mientras observaba a la pequeña lechuza con una sonrisa y con uno de mis dedos le hacia gentiles cariñitos. – ¿Puedo saber como dejaste que se te escapara, Don descuidos? – pregunté, con una nota de curiosidad y volviendo mi rostro para observarlo con desaprobación. Por que juro que si me dice que se las estaba dando de Casanova con alguna amiguita, creeré que es el mayor idiota del mundo…