[ # ] Alan Griffiths

Riley Hammilton

Los eventos del día de hoy parecían ser algo bastante lejano. Nunca habían sentido la sensación de que la vida que estabas viviendo ahora mismo no era la tuya? Eso era lo que yo sentía en estos momentos como si estuviese fuera de mi cuerpo observando todo lo que pasaba a mi alrededor. No sabia como es que debía reaccionar ante aquella noticia de que la persona que fue mi mejor amiga por mucho tiempo estaba muerta que realmente no iba regresar jamas. Les mentiría si no dijera que sentía un alivio al saber que no iba tener que verla mas pero no era por eso si no que Alex y yo habíamos discutido lo cierto era que nuestra amistad se había acabado, pero eso hace mucho antes de nuestra ultima discusión. Aquel día nublado fue el ultimo que la vi, parada frente a mi con un rostro duro exigiendo que eligiera entre ella y mi novio. "No puedes tenernos a los dos" ella me decía, intentando una y otra vez convencerme de que Alan era alguien de poca confianza que tarde o temprano iba a lastimarme. Incluso llego a decirme que el no me amaba, lo cual logro hacer despertar un inmenso coraje en mi. Ella no podía saber, ella no entendía lo mucho que yo necesitaba a Alan en mi vida, especialmente ahora mismo.

Claramente sabia que Alexandra había sido la causante de que el se enterara sobre lo de mi madre y eso eso había sido lo ultimo para mi, era el secreto mas guardado no solo por mi pero mi familia. Era algo que cuidábamos con la vida simplemente porque mi padre nos lo había pedido, por mas que yo pensara que una enfermedad no era un escándalo estaba consciente de como es que la gente juzgaba y hablaba sin saber. Mi familia ya estaba metida en el ojo del huracán y no necesitábamos mas pero yo había confiado en Alex, muchas veces le pedí en lagrimas que nadie se enterase de la situación y ella misma me prometio guardarlo siempre. Lo cual era un alivio porque tener a alguien con quien desahogarte ante la situación era una sensación increíble lo cierto es que mas de la mitad del pueblo se cuestionaba el porque de mi amistad con ella, el porque yo era parte de aquel grupo de amigas a las cual Alex había elegido con tanto cuidado. Yo no era como las demás, no llamaba la atención y mucho menos era una persona demasiado abierta lo cual a muchos les hacia pensar que era simplemente porque era hija del alcalde. Lo cual aveces pensaba tenían razón, pero eso no era lo importante no en aquel entonces donde ella era la persona en la que mas confiaba, cuando mi vida no parecía tener otra ilusión mas que su amistad.

Eso era lo que pasaba con Alex, juntarte con ella hacia de tu mundo un completo caos pero a la misma vez sabias que formabas parte de algo, y ciertamente llegabas a pensar que eras la persona con mas suerte del mundo. Lo cual ahora mismo era un tema que ponía en duda pero poco a poco aceptaba que el camino que tome en la prepa fue lo que me llevo a ser la persona que era hoy, que gracias a eso logre convertirme en la persona que ahora mismo sentía que era. Lo cierto era que tanto tiempo de silencio al lado de Alex me habían dado una razón para comprobar que yo era mas que una mas, mas que una carita bonita que no habla. No es que no me hubiese dolido su muerte, lo cierto es que cuando mi padre me lo dijo al llegar a casa, sentí una opresión en el pecho como si me hubiesen apretado para sacarme todo el aire, y en ese momento no pude evitar mas que soltar en llanto y salir de mi casa. Salir de mi casa a buscar a la única persona que sabia era capaz de hacerme sentir mejor de darme algún apoyo. Porque el lo era todo, el se había convertido en m mundo, era mi mejor amigo, confidente pero mas que nada estaba segura que el seria quien estaría a mi lado toda la vida. Pero yo no podía dejar de llorar, estaba echa un desastre simplemente porque me arrepentía de lo que había pasado con Alex, el haberle dicho cosas tan horribles me estaba ganando la culpa.

Y estuve deprimida un par de días y no quería comer y tampoco sentía muchos ánimos para levantarme de cama lo cierto es que yo jamas había sido aquella chica pero algo me llevaba a pensar que tal vez las hormonas de mi embarazo jugaban un poco en todo esto. Mi bebe, aquella era la ilusión mas grande: El saber que esperaba un hijo de la persona que mas había amado en mi vida y que estábamos juntos que pronto íbamos a ser una familia me ayudo a darme cuenta que corría con mucha suerte, que mi vida estaba llena de cosas buenas, de cosas que mucha gente deseaba tener. Por eso mismo logre levantarme por la salud de aquella criatura a la cual no podía hacerle ningún daño, no a mi bebe no. Lo cierto era que el camino no había sido fácil, y en un principio yo no sabia que hacer era como si todo el mundo se me hubiese venido encima, y mucho mas cuando le había dicho a Alan quien reacciono de la forma mas normal por lo menos yo lo pensaba. Pero por un momento tenia miedo, porque por tan solo unos segundos llegue a pensar que iba a estar sola, que no iba tener a aquella persona que era mi fortaleza a mi lado: Y estaba asustada, aterrada yo aun no estaba lista para ser madre, teníamos planes, un futuro totalmente diferente pero de cierta forma saber que aquel bebe que llevaba dentro de mi era fruto de un sentimiento tan puro era algo totalmente hermoso de pensar y por eso mismo lo había decidió si Alan no estaría conmigo yo saldría adelante con mi bebe.

Porque a final de cuentas tenia una parte de alguien a quien había querido hasta el punto de decir basta. Aunque no termino siendo así de un día para otro, Alan estaba parado frente a mi rogando que le perdonara: Diciendo que quería estar a nuestro lado, que el quería ser parte de nuestras vidas y yo no pude negarme, por mas que quise hacerme la dura por unos minutos en el fondo de mi no podía negarle la oportunidad de estar cerca de su hijo/a de poder presenciar todo y mucho mas no podía apartarlo de mi lado porque lo necesitaba mas que nunca. Ahora todo era perfecto, claro sin contar todos aquellos malestares que tiene una persona embarazada los cuales a Alan lo espantaban de vez en cuando y ahora mismo me trataba como si estuviese hecha de porcelana. Pero lo mas lindo de todo era levantarme por las mañanas y ver como es que el pegaba su oído a mi estomago para después hablar con nuestro bebe, y decirle lo mucho que lo deseaba.

Para terminar besando mi vientre como si el bebe pudiese sentirlo. Lo cierto era que yo aveces me encontraba platicando con mi bebe cuando Alan no estaba en casa o cuando estaba sola. No es que le contara muchas cosas pero había leído que escuchar la voz de los padres durante el tiempo de gestación los ayudaba a reconocer las voces una vez fuera del vientre. Pero porque negarlo también lo hacia por simple ternura, me levantaba pasando las manos por mi estomago y intentando no dormir boca abajo porque tenia la absurda idea de que iba sofocar al bebe. Si lo se la paranoia, no era cosa buena pero no podía pensar que algo podía pasarle, jamas me lo perdonaría. Las hormonas eran algo difícil mucho mas cuando me levantaba con pocas ganas de hacer las cosas y lo cierto es que sabia que estaba engordando ya que mis pantalones y blusas empezaban a quedarme un poco apretadas por lo que Alan sugerio que llevase ropa mas flojita, y eso es lo que trataba de hace ahora mismo, mientras antes no salía de los jeans ahora llevaba vestidos o simplemente blusones para simplemente estar cómoda como el tanto me lo decía. Ahora en cuanto a no moverme, ni esforzarme demasiado eso si era un problema. Yo era una persona activa me gustaba mantenerme ocupada pero las noches de desvelo ya no eran tan fácil, y me preocupaba porque yo tenia planes de seguir con mi carrera de medicina siempre lo había anhelado y ahora mas que nunca. Pero tenia que tomar el consejo de mi novio y relajarme un poco aunque tal parece que esta semana no era la mía.

El porque no era difícil de adivinar. Hoy era el entierro de Alex y había jugado con la idea de presentarme pero Alan logro convencerme diciendo que sea como sea Alexandra había formado una parte crucial de mi vida y que aun y cuando yo consideraba aquel capitulo cerrado esta era una forma de despedirme de ella, de poder superarlo todo. Ese era el problema cuando te enamorabas de alguien mas inteligente que tu, muchas veces llevaban la razón. Estar en un cementerio justamente para velar a una persona que pensabas indestructible era extraño y el ambiente era triste, incluso yo misma había llorado un poco y quizá me hubiese derrumbado si no es que mi novio estuviese conmigo. El entierro había terminado y yo no había dicho ni una sola palabra simplemente caminaba tomada de la mano de Alan, intentando no conversar con mucha gente aunque tuve que acercarme a donde estaban todas paradas ya que los padres de Alex querían que sus amigas estuviesen juntas y lo cierto es que era difícil estar parada enseguida de las chicas porque llevaba tiempo de no cruzar palabra con ellas la excepción siendo Diamond pero quien parecía sentirse tan fuera de lugar como yo. Al salir del cementerio lo único que pude hacer fue detenerme un instante y jalar un poco de la mano de Alan para que se girase y sin decirle nada lo rodé con mis brazos, hundiendo mi rostro en el hueco de su hombro por unos segundos para después levantar la mirada. "No me sueltes" le pedí en un susurro sintiendo que las ganas de llorar regresaban. No tenia ganas de hablar simplemente quería que me abrazara, quería sentir que estaba a mi lado y que no iba a enfrentar esto sola.