[ # ] Mirana Scavenius

Frank Longbottom

Frank August Longbottom
17 años ::7mo Gryffindor:: Sangre Meztiza :: Prefecto

está con Mirana Scavenius en invernaderos

Con la mochila sobre uno de mis hombros me dirigía hacia el invernadero. No es que me entusiasmara la Herbología como mi padre. Para ser honestos, no me gustaba mucho. Aunque hacia creer que si para no disgustar a mi padre. No pensaba seguir sus pasos, cosa que no sabría si le molestaba o no. Todavía no habíamos hablado de mi futuro. Más o menos yo tenía algo pensado. Quería ser auror. Siempre me había gustado. Recuerdo que cuando era pequeño me sentaba al lado de mis padre cuando estaba con Harry Potter y Ron Weasley, a quienes consideraba como mis tíos, a escuchar algunas de las historias sobre su trabajo. Eran mucho mejor que los cuentos que mi madre solía contarme cuando me iba a la cama por las noches. Esto nunca se lo había contado a mis padre. A mi madre le haría poca gracia, porque todavía me consideraba como un niño de dos años. Mientras que a mi padre si le gustaba como no me apoyaría en todo lo que yo decidiera. Por eso, no estaba para nada nervioso. Aunque intuía que algunos de mis profesores ya se lo habrían comentado.

Hacia un día horrible para salir del castillo aunque solo fuera para ir al invernadero. No tenía necesidad de buscar a mi padre ahora, pero quería hacerlo. Me gustaba hablar con mi padre de vez en cuando, pero claro nadie debía de saberlo. Ser el hijo del director no ayudaba mucho a hacer amistades y si a ese le sumas ser un poco empollón pues hace te consideren un pardillo toda tu vida. Como a nadie le gustaba la herbología solíamos quedar en los invernaderos. Entre sigiloso por la puerta. Mire un poco a mi alrededor - Papa...- dije en voz poco alta, mientras paseaba para ver si mi padre se encontraba en su mesa. Sin embargo, lo que llamo mi atención fue la cabeza que se asomo lentamente. Rápidamente supe quien era. Mi primera intención fue salir corriendo. Deseche esa idea tan rápido como paso por mi cabeza [/i]– ¿Puedo saber que estas haciendo aquí, Longbottom? – me soltó Mirana mirándome fijamente. Su mirada me daba miedo, pero allí estaba aguantando yo como un valiente. Se me quedo la mente en blanco y no sabía que decirle – Si lo que buscas es hablar con el director, es decir, con tu padre…. deberías ir a su despacho por que aquí no lo encontraras… – eso podía verlo yo mismo con mis propios ojos, no hacia falta que nadie me dijera nada.

- Lo cierto, es que si venía buscando a mi padre...- dije cuando mi cerebro pudo encadenar una palabra con la otra para formar una simple frase...- Y hasta donde yo sé no tengo ninguna obligación a decirte que estoy haciendo yo aquí...- le conteste bruscamente. No sé porque me sorprendía, siempre que me encontraba con Mirana acabamos, o mejor acababa, por decirme cosas no muy bonitas sin venir a cuento. Mi pensamiento es que le gusta molestarme...- es más creo que esa pregunta debería hacer la yo... que para eso soy prefecto...- ahora chupate esa, pensé sonriendo para mis adentros. Estaba harto de que me tratara mal sin venir a cuento. Yo me dedicaba a ignorarla, aunque cuanto más lo hacia más llamaba mi atención. Algo que jamás lograba entender...- me gustaría saber que estabas haciendo aquí cuando las clases ya han acabado...- sabía perfectamente que era legal estar por aquí, pero pensaba sacar mi autoridad como prefecto. No debía hacerlo, pero por un día lo iba a hacer...- si no me tendré que ver en la obligación de reportarselo al jefe de su casa... o al profesor de herbología, es decir mi padre...- utilicé las palabras que ella había utilizado antes para referirse a mi padre. Me fastidiaba que todo el mundo pensara que por ser mi padre tenía ciertos privilegios, cuando no los tenía.