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Mensaje  ιzzy нale Miér Mayo 22, 2013 10:30 pm

»rozanne cheshire
rozanne amelie cheshire
[ Es Senior, tiene 18 años, es No Becada, Misfit parte de Esgrima y Natacion. ]
» con Joachim Westerberg en Proa

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Sumergir y emerger, con el ritmo de la última balada de la fiesta aun resonando por su mente mientras respiraba y exhalaba, casi todo en unisón. Llego a la pared de la piscina, diestramente clavándose de nuevo dentro del agua y haciendo una maroma, sus pies terminando contra la pared para empujarse, y cortar tan fácil y rápido como si en realidad fuera una criatura nativa del mar. En muchas maneras lo era; aun cuando no creció cerca de la costa de su lugar de nacimiento, siempre sintió que ella hubiera sido una de esas chicas que nunca salían de las olas. Seguramente, estaría mucho más bronceada que ahora, utilizando siempre trajes de baños brillosos, con la tabla para surfear a la mano para atrapar la ola más grande de la temporada.

Tan solo pensarlo causo que una ligera sonrisa se dibujara en sus labios, llegando a la orilla de la piscina una vez más antes de sumergirse y terminar la última la primera ronda del día. No importaba mucho lo que no había pasado – después de todo, aun no había encontrado manera de viajar por el tiempo. Por ahora, se tendría que conformar con piscinas artificiales. Fue al momento que llego a la segunda vuelta, justo a la esquina, alcanzó vislumbrar su celular vibrando violentamente contra el piso cerca del borde, y lo hubiera ignorado, si no fuera que al emerger de nuevo, distinguió la tan familiar tonada de una canción clásica – una cual solo reservada para sus abuelos. Maldición.

¿Alo? – respondió, sosteniéndose del borde con un brazo mientras hacia un esfuerzo consciente de que el agua no se mojara más de lo necesario. Abuelo, buenas tardes. ¿Todo bien? – pregunto de la manera más tranquila posible. Por Dios, ¡ya era la tercera vez en dos horas! No, aún seguimos en el crucero…ya sabes, el crucero que dura tres días, como lo ha hecho siempre. – se reprochó mentalmente casi al instante; su voz había sido demasiada irónica, pero al menos esperaba que el hecho de que estaban comunicándose por un medio telefónico le diera alguna ventaja. Si, justo estamos cruzando el…espera, ¿cómo sabe exactamente dónde estoy? – Frunció el entrecejo ligeramente, uno era que su abuelo fuera un poco familiarizado con la marítima, pero de ahí a que conociera su precisa posición era todo otro caso. ¿Mi celular? – despego el aparato de su oreja, examinándolo extrañada por un segundo, y solo eso necesito para caer en cuenta. Oh, no. No, no, no.

Si, querido abuelito, sigo aquí. – le tomo mucho, casi toda su voluntad, hablarle en un tono tenue, al momento pegaba un ligero salto para salirse de la piscina, el celular ahora sostenido contra la oreja por su hombro. ¿Su ropa? No tenía tiempo para cambiarse, simplemente tomo el blusón de tela en encaje y se lo puso bruscamente, colocando el celular en altavoz por un segundo antes de recogerlo junto con el resto de sus pertenencias, tomar su bolso, y salir hacia la cubierta.

Robert Cheshire seguía hablando sin intenciones de parar; no necesariamente en sermón, pero recordándole, una vez más, lo que había escuchado todo el verano. No fiestas. No chicos. Eres una adulta – no, ya eres una adulta, pero aún no puedes tomar. Una dama no toma, una dama no bromea, mucho menos con temas tan mundanos como desear que los piratas capturen el crucero. Los estudios, no olvide sus estudios, tiene que ser la mejor – tiene que salir mejor, si quiere ir a Harvard, a Yale, a Oxford; no, New York no, ahí no hay conexiones.

Y en todo momento, mientras que atravesaba como rayo por el barco - ignorando a cualquiera que estuviera a su alrededor - Rozanne se mantuvo callada. En ocasiones decía una u otra palabra: está bien, entendido, no, no te preocupes, lo comprendo perfectamente – el entone de su voz calculadamente gentil mientras que sus pasos eran claramente apurados, impacientes, prácticamente correría si no estuviera consciente que probablemente resbalaría.
No sabía exactamente porque deseó llegar hasta la punta del barco, hasta la Proa – en su mente, tal vez pensaba que era simbólico, incluso hasta profético. El punto es que poco le importaba, como le daba igual que hubiera alguien más ya ocupando el usualmente desierto lugar.

¿Abuelo? Sí, creo que está fallando la conexión… – dijo, ahora una sonrisa adorando su cara mientras tapaba con la mano la bocina del teléfono. Fue entonces que, en su pequeña conmoción, su mirada se fijó en la persona a un par de pies de ella. Perfecto, pensó la joven tratando de no rodear los ojos, solo lo que me faltaba. ¿Alo? ¿Alo? ¡No te escucho! – su voz se alzó por un par de minutos, justo antes de estirar un poco el brazo y soltar el teléfono por el borde del buque. Se mantuvo un par de segundos ahí, sostenida del bardal, siguiendo con la mirada la trayectoria del aparato hasta que este desapareció en la profundidad del mar azul. Oops. – apretó ligeramente los labios, antes de darse media vuelta sobre sus talones, y recargar los codos sobre el barandal antes de fijar el azul de sus ojos en la oscura mirada de un joven bastante familiar. Que gran tragedia, no lo crees, ¿Joachim? – negó ligeramente con la cabeza, chascando la lengua mientras retiraba un par de mechones dorados y rebeldes de su rostro. Oh, ¡disculpa! Seguramente interrumpí algo importante. – dijo alzando una mano al corazón, con aire dramático mientras daba un paso hacia el lado, alejándose un poco del casanova de infame reputación. Ya se, querías tener un momento a la Leonardo Di Caprio, ¿no? Personalmente, soy más fan de Jack Sparrow, pero si quieres alzar las manos al cielo y reclamarte rey del mundo, que yo no te lo impida. – soltó una sutil risa, la sola imagen causándole mucho entretenimiento. Tal vez si debió de haberse ido, el mar y todos sus dioses sabían que no debía provocar, aun con inofensivas bromas, a quien resultaba ser hermano de su más adorada y mejor amiga, pero su humor demandaba que buscara alguna manera de sentirse mejor, y por el momento, Joachim parecía ser el afortunado de lidiar con ella.

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Mensaje  ιzzy нale Miér Mayo 22, 2013 10:43 pm



Joachim Westerberg
as: Joachim Niklaus Westerberg Bauer
● 18 años # Senior # The Charming Boys
# Fútbol (Capitán) » Esgrima # No Becado

[ Está con Rozanne Cheshire ;; En la Proa ]

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‘Vaya forma de empezar el día.’ pensé irritado y con pésimo humor, cuando el maldito celular empezó a sonar y a vibrar contra la madera de la mesita de noche, sacándome del sueño profundo. Mantuve el rostro enterrado en la almohada deseando quedarme en cama hasta el atardecer, pero por desgracia sabía que aquello era algo imposible. Entreabrí un ojo con pesadez, la somnolencia y el cansancio se reflejaba en mis ojos, los párpados me pesaban demasiado como para hacer el esfuerzo de abrirlos, por lo que no tardé ni medio segundo mantenerlo entreabierto cuando instintivamente el párpado se me cerró sin el menor esfuerzo, una vez que cesó aquel infernal ruido que me taladraba la cabeza, a causa de la resaca que traía encima ante los excesos del alcohol. Decir de los débiles rayos de sol infiltrándose por la ventanilla del camarote, el sonido de las olas, incitaban a la perpetua relajación… nada me costaba quedarme aquí y perderme en el camino, pero una parte de mí era consciente de lo que sucedería si no daba señales de vida, las consecuencias implicarían que el aguafiestas de Henrik, vendría a joderme al camarote solo para asegurarse de que no hubiese echo ninguna estupidez por culpa de mis excesos.

Con un perezoso y vago movimiento, me giré por encima de la cama y flexioné los brazos en forma de ‘v’, quedando boca arriba, de manera que al abrir los ojos podría encontrarme con el techo del camarote. Sin abrir los ojos, hice un esfuerzo por conectar mis sentidos en un intento por recordar detalle a detalle la noche anterior… hasta el momento en que mi mente cobró vida propia llenándome de imágenes y de recuerdos, algunos nítidos, tan claros como el agua, pero otros no tanto. No recordaba exactamente en que momento de la noche me lié con la bella y sensual morena, cuyo nombre no recordaba, pero tampoco iba a martirizarme con remordimientos y arrepentimientos.

Era consciente de mis acciones, y mientras Lyndsy no supiera nada de esto, mejor, de esa forma nos ahorraríamos las explicaciones y todo el drama. Todo el mundo creía que éramos la ‘pareja perfecta’ y que estábamos hechos el uno para el otro, pero la realidad es que nuestra relación es más… pasional, por decirlo así. La atracción que siento por Lyndsy no va mas allá de los demás esperarían, la idea de involucrar los sentimientos y las emociones, no va conmigo, y caer en el error que muchos cometen, orilla a los hombres a cometer locuras, y lo cierto es que, yo jamás me arriesgaría estúpidamente a perder la cabeza por una mujer.

Lentamente abrí los ojos, rememorando ‘parte’ de lo que sucedió anoche, alcanzando la cajetilla de cigarros que estaba encima de la mesita de noche, junto con el encendedor, para luego sacar un cigarro, prenderlo, y posteriormente darle una honda calada, en lo que checaba los mensajes y las llamadas perdidas en el celular. La mayoría de las llamadas eran de Henrik, lo que no era una novedad, pero al pasar a los mensajes hubo uno, en particular que atrajo mi atención, al ser nada menos que de Fiorella, mi ‘querida’ madrastra. De saber que esa despreciable mujer irrumpiría en nuestras vidas y se convertiría en la ‘esposa’ de mi padre, la habría rechazado en el instante en que la conocí y nada de lo que ocurrió entre nosotros esa noche, habría tenido que llegar a ese extremo. Haber pasado la noche con esa mujer es lo único de lo que me arrepiento, la despreciaba y el único sentimiento que me provocaba era asco, repudio, no soportaba estar cerca de ella. Eché la última calada a mi cigarro, concentrando el humo en mis pulmones, un método que me ayudaba a mantenerme relajado. Cerré los ojos mientras soltaba un leve suspiro... 'no puedes dejar que esa mujer te provoque’ me dije a mi mismo tratando de convencerme de que debía salir inmediatamente de este ambiente pesado que me invadía.

– El cuarto de baño es genial, Joachim. Deberías ver esto. – Me informó la voz de Katerina, si no mal recuerdo, creo que ese era su nombre. Entonces, salió del cuarto de baño ataviada con una toalla alrededor de su cuerpo, dejando a la imaginación mucho más de lo que se puede ver. – ¿Estás enfadado? ¿Sucedió algo que te molestara? – Enarqué una ceja saliendo a la superficie del estado de ensimismamiento en el que me encontraba. Tardé un instante en darme cuenta de lo que implicaban sus palabras, pero en vez de detenerme a pensar en la razón que le hizo pensar que podría estar molesto luego de la noche que pasamos juntos. Recuerdo que me hizo olvidarme brevemente del maldito mensaje de Fiorella, el cual borre de inmediato de la bandeja de entrada. – No. – repliqué con rotundidad, apagando el cigarro en el cenicero. La convicción de mis palabras la dejaron sin nada más que argumentar... no iba a hablar de un asunto que deseaba olvidar. Katerina avanzó hacia mí sin hacer ningún otro comentario… lo que me permitió observar detenidamente cada detalle de su esbelto y bien formado cuerpo. Ella, tal vez presintiendo la dirección de los pensamientos que estaba teniendo, entrelazó nuestras manos dedicándome una mirada que solo podía significar una cosa. – ¿Seguro que no quieres que te muestre la ducha? Caben como cuatro personas ahí dentro, Joachim... – ‘Yo lo único que necesitaban eran dos’.

Al cabo de una hora, abandoné el camarote, inspirando profundamente, permitiendo que mis pulmones se llenaran de aquel aire tan puro, en cuanto puse un pie en la cubierta, y me situé justo en la proa. Lo que pasó con Katerina en la ducha, fue… un momento de debilidad que ninguno de los dos quiso desaprovechar y no me remordía en lo absoluto que fuera de esa forma. ‘Lo pasado pisado’. La belleza y la grandeza del océano en todo su esplendor imponían, la suave y fresca brisa marina acariciando tu rostro, era una sensación que no se comparaba con ninguna otra, la paz que transmitía el sonido de las olas, era única. Sin embargo, dicha paz y tranquilidad, pasaron a segundo término, cuando una melodiosa voz, atrajo mi atención, provocando que desviara la mirada de aquel paradisíaco panorama, digno de contemplar y admirar en todo el sentido de la palabra. Sin duda alguna, la rubia de hermosos y cautivantes ojos azules, cuya belleza solo podía compararse con la de una sirena, era la ‘excusa perfecta’ para olvidarse por un momento de la magnifica vista, de forma que, toda mi… ‘atención’ estaba puesta en la tan querida mejor amiga de mi hermana. – Una terrible pérdida, sin duda. Mis condolencias. – fingí, una lamentación que no sentía, disfrazándola con un sutil matiz de sarcasmo. – Si estas consciente de lo que acabas de hacer, ¿no Rozanne? – inquirí, más por interés, que por preocupación, volviendo ligeramente el rostro para mirarle, dándome un momento el lujo de mirarle discretamente de abajo hacia arriba. Debo admitir que resultara interesante saber la ‘excusa’ que brindara y justificara el haber lanzado su celular por la borda. Su comentario solo ocasionó que mis labios se curvaran hasta formar una pequeña sonrisa implícita en diversión. – El ingenioso capitán Jack Sparrow, ¿te he dicho alguna vez cuanto me atrae la piratería? Su filosofía de querer surcar el océano por siempre, ir más allá de los límites, y aventurarse a aguas desconocidas, es una idea realmente tentadora. – repuse bromistamente, introduciendo las manos en los bolsillos traseros de mi pantalón, dando un paso seguro y despreocupado hacia ella. – Proclamarme el rey del mundo, es muy egocentrista, ¿no te parece? Solo aumentaría mi vanidad. – reconocí, acentuando un poco la sonrisa en mi rostro. – Aunque… si lo que buscas es que personifiquemos la escena romántica entre Jack y Rose, solo tienes que pedirlo. Soy flexible. – mis palabras bien podrían interpretarse de dos formas, por el doble sentido implícito, además estaba la manera en que se lo estaba diciendo, la cual tenia un sutil matiz de picardía y desvergüenza. Sé que no debo olvidar la promesa que le hice a Melanie con respecto a Rozanne, pero… hasta donde sé no estoy rompiendo con la promesa.
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Mensaje  ιzzy нale Sáb Jun 08, 2013 10:42 pm

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La rubia le observaba con atención, ladeando ligeramente la cabeza una que otra vez, dejando que la refrescante briza secara las gotas que corrían por su cuerpo y lo húmedo de su cabello. Jugar con el casanova de infame reputación era en si un gran riesgo, de eso estaba segura. Puede que adore a Melanie con toda su alma, o que Henrik le pareciera un caballero sacado de alguna película de princesas, pero el chico frente a ella era un gran constante comparado con sus hermanos. Como paso así, no estaba completamente segura. Rozanne le conocía de hace ya mucho tiempo, considerándolo un buen amigo en un momento de su vida – en el tiempo, claro, donde Joaquim no había sido el chico arrogante, vanidoso, o prepotente…o al menos, no tanto como lo era ahora. Aun así, la jovencita lo seguía viendo como alguien a quien le tenía cierto cariño, y era precisamente este sentimiento que contralaba su deseo de querer ahogarlo casi a diario.

Sin embargo, Roza estaba dispuesta a ignorar tal pequeño detalle por el momento. Como pensó, el chico estaba más que dispuesto a jugar su movida, y Rozanne necesitaba tal distracción después del trago amargo al realizar que su abuelo coloco un maldito chip rastreador en su teléfono celular. Por supuesto que estoy consciente, Joachim. – dijo como si fuera lo más obvio del mundo, encogiéndose de hombros mientras tomaba un paso al lado, lista para demostrarle exactamente que habia ocurrido. Yo estaba aquí, aquí mismo… – dijo colocándose a un lado del barandal, - ...como vez, estaba hablando con mi abuelo, muy feliz, eufórica incluso de escuchar su voz y lidiar con su actitud sobreprotectora, cuando de pronto...¡vi unos delfines! – continuo con su cuento con una expresión de sorpresa, dramatizando la situación. - Como soy una amante de los animales, me incline un poco para verlos, al momento que note la falta de conexión en mi teléfono. Lamentablemente, también soy un tanto torpe, así que solté el teléfono por mero accidente en un intento muy desesperado de encontrar de nuevo la señal. – un puchero se formó en sus labios, con una mano en el pecho al momento que bajaba la mirada y soltaba un profundo suspiro. Sin embargo en un pestañeo, su expresión cambio a una más divertida; cruzándose de brazos y capturando los ojos profundos del joven con sus propios. O al menos, según , eso paso, mi querido Joachim. – no que le importara mucho lo que él pensaba. De hecho, estaba segura que a él tampoco le importaba en lo absoluto, pero tenía que prevenir cualquier desliz, incluso si venia de él. Seguramente su abuelo no vería con buenos ojos que hubiera tirado su nuevo iPhone al mar, pero lo que no sabía, no le afectaba.

No, no tenía idea. – respondió frunciendo un poco el entrecejo. Aun así, le escuchó con atención, sin ocultar la sonrisita que se formaba en sus facciones al escucharle hablar. No porque pensara que tal idea fuera ridícula, sino porque la piratería – y más que nada, el estilo de vida de un pirata, le quedaba como anillo al dedo. Sin mencionar, que Rozanne apreciaba la imagen de el en cuero negro mucho más de lo que admitiría en voz alta. Deberías de hacerlo, ¿no crees? – comento de pronto, pasando los dedos por sus cabellos para destramar lo echo por el cloro durante su nado. Digo, no lo de robar tesoros, por supuesto. - dijo arqueando un poco la ceja, dirigiendo su atención al tranquilo océano por el cual partía el buque. Al menos algo así planeo hacer, al graduarme. Surcar el mar, el aire, la tierra, ir más allá de los limites, y dejar que la corriente me guie…aunque claro, mi medio de transporte será más bien mi bebe. No sé mucho de náutica. – comentó soltando una ligera risa, refiriéndose por supuesto a la motocicleta que adquirió hace apenas un par de años. Su abuelo se había empeñado en que no tenía la madurez para manejar tal máquina, pero después de competir en varias pistas de carreras, en realidad su razonamiento no tenía ninguna validez – al menos, su abuela estuvo de su lado, lo cual fue una grata sorpresa para la rubia.

El arqueo de su ceja se pronunció al notar como se acercaba a ella, mas no trato de moverse. ¿Por qué tendría que? Su invasión de espacio personal no le molestaba, además, estaba bastante cómoda sintiendo la caricia del viento en ese lugar en particular para molestarse. ¿Flexible, ah? – no pudo evitar soltar una carcajada, negando con la cabeza a su tan desvergonzada proposición. Bueno, no negare que siempre ha sido una de mis…fantasías, por así decirlo. – coloco la mano en la cintura, tomando un paso hacia él y ladeando ligeramente la cabeza para observarle mejor; algo que hizo notar mientras sus ojos se desplegaban con lentitud de su mirada, a sus labios, al cuerpo claramente buen formado. Pero, no. - sonrió de pronto, empujándole gentilmente con el dedo indicie en el pecho. No me gusta saltarme el libreto y llegar directo a la acción; prefiero una buena dosis de anticipación por lo pasionadamente deseado, ¿me explico? En ese aspecto único soy muy poco flexible, pues de otra manera, me aburre. – dijo guiñándole el ojo, claramente divertida. En su habla se denotaba una pizca de picardía, muy parecida a la de él, mientras enfatizaba el final. La tentación era tan clara como el agua por la que navegaban. Y Rozanne no era alguien que se negara el gusto de disfrutar del placer, pero entendía como trabajaban este tipo de situaciones. Dudaba bastante que llegara a desarrollar cualquier tipo de sentimiento romántico por el chico; sin embargo, tampoco se negaría un poco de diversión. Por más descaradamente apuesto que fuera, no estaba dispuesta a dar a ceder en lo más mínimo; al menos, no sin una batalla. Además, pensé que tenías novia. – comento finalmente con ligera burla, dándose la vuelta para darle la espalda mientras se encaminaba a paso lento hacia la punta del barco; siempre cuidando que la blusa cubriera al menos el tatuaje que se había hecho durante el verano. No necesitaba que le guardara un secreto más. Que diría Miss Barbie Malibu si ve a su queridísimo novio besando a la mejor amiga de su hermana, ¿ah? Oh no, seria todo un escándalo. – sonrió a tal imagen. Mientras Lyndsy no le caía exactamente mal, tampoco estaba entre sus personas favoritas. Pero sea cual sea su opinion, nunca podría deliberadamente meterse con alguien con compromiso; hasta para eso, se necesitaba la clase que muchos creían erróneamente que le faltaba.

Mejor, ven… – dijo de pronto, volteándose mientras le llamaba con la mano, haciéndose un poco al lado para dejarle espacio en el estrecho lugar. Disfruta del océano como el amigo que eres, ¿sí? Incluso podemos tener un momento al estilo de Jack y Fabrizio. . – regreso su atención al mar que compartía el color de sus ojos. Tomando el riel con ambas manos, se inclinó un poco al frente, tratando de alcanzar a ver el final del crucero que cortaba contra la corriente. Con el viento soplando un poco más fuerte, paso una mano por su cabello para quitarlo de su frente, mirándole sobre el hombro una vez mas poco después para sonreírle un tanto picara al joven. Vamos, esa escena si estoy dispuesta a personificar, y te aseguro que destruiré cualquier indicio vanidoso…después de todo, la única reina aquí, soy yo. . – dijo quitada de pena, claramente bromeando, mientras esperaba la reacción del chico. Al menos así, quizás dejaría ver un poco más de sí que el chico prepotente que andaba por los pasillos con falsos aires de grandeza.

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