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Mensaje  ιzzy нale Lun Jun 23, 2014 1:09 am

Mina Liebheart
Wilhelmina Jean Liebheart Treadeau
21 años Universitaria - Ingeniería en Informática Asesora de ventas en SONY Nacida en Edimburgo, Escocia
✖ con: Evan Foster en: Rockefeller Center

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Cinco minutos son tolerantes, pero una hora… es completamente inaceptable, o… por lo menos para mí lo es. Observé la pantalla del teléfono móvil solo para cerciorarme de lo evidente, pasaba de la media noche, y lo peor de todo es que no había señales de Trevor por ninguna parte, ni un mensaje, una llamada perdida, ni siquiera un mensaje de voz que explicara las razones de su demora. Contuve un suspiro apretando de forma inconsciente el pequeño aparato en mi mano, mientras paseaba la mirada a mí alrededor, hasta que mis ojos hicieron contacto con el Sr. Liào, el dueño del restaurante de comida china que quedaba al otro lado de la acera, a quien le devolví sinceramente  la sonrisa aparentando que todo estaba en orden y que no me pasaba nada, a pesar de que por dentro me sentía como una tonta a la que han dejado abandonada. El Sr. Liào fue una de las pocas personas que creyó en mí y me abrió las puertas cuando recién llegué a Nueva York en búsqueda de una oportunidad para poder salir adelante, ofreciéndome mi primer trabajo como camarera en su restaurante. Estaba en deuda, si, pero en deuda de gratitud con el Sr. Liào, por eso continuaba ayudándole en el restaurante los fines de semana, en esos días el restaurante se abarrotaba de clientes, y tanto el Sr. Liào como el Sr. Sheng – su cocinero – no se daban abasto. ¿A quien quiero engañar? Desde que conocí al Sr. Liào siempre he creído que tiene un don especial para leer y conocer a las personas por medio de la mirada, y puedo asegurar que mi sonrisa no logró engañarlo. Con la mayor discreción, corrí la mirada para que no se percatara de lo triste que me sentía en ese momento. El Sr. Liào solía decir que entre cada suspiro suele escaparse un poco de nuestra felicidad, pero… ¿Cómo evitarlo cuando las personas que quieres te decepcionan? No es la primera vez que Trevor me hace esto, sin embargo, en situaciones como la que esto padeciendo justo ahora, trato de ser comprensiva y entenderlo cuando viene a mi pidiéndome disculpas por haber faltado a nuestra cita, pero… ¿y si me estoy equivocando en algo? ¿Estaré haciendo lo correcto? A veces, desearía poder desahogarme con mi hermana de la misma forma que cuando éramos niñas, el problema es que no tengo el valor de buscarla por miedo a ser rechazada, miedo a toparme con una puerta cerrada. Cansada de esperar, me levante y me despedí con un efusivo gesto del Sr. Liào, quien me miraba con aflicción y preocupación – de la manera que un abuelo se preocupa por su nieta –, pero antes de tuviera tiempo de atravesar la calle, dejando un poco atrás los jardines del Rockefeller Center a la espera de hacerle señas a un taxi desde el restaurante para que me llevara de regreso al edificio, el sonido de un motor rugiendo  a su máxima potencia me sacó de mis pensamientos, justo cuando trataba de cruzar la calle, un automóvil se me atravesó de repente y me hizo retroceder completamente asustada al pensar que me arrollaría. Para mi desgracia, conocía al dueño de ese maldito auto, la persona con la que menos deseaba tener que ver esta noche. Aquella acción me tomó por tal sorpresa que en un fuerte y desquiciante impulso me deje llevar por el coraje que no medí las consecuencias de mis actos al patear con excesiva fuerza el capó de su estúpido automóvil. – ¡Idiota! ¡¿Es que acaso eres bruto o te haces?! ¡Ciego, imprudente por poco me arrollas! – le grité un poco fuera de mis casillas. Poco me importaba rayarle la pintura o incluso hacerle una abolladura a su 'precioso' auto, e incluso hacer el ridículo… el muy cretino por poco me arrolla y para colmo tiene el cinismo de ignorarme, pues ni siquiera se había dignado en bajar la ventanilla de la puerta del conductor, acción que me molesto todavía más. – ¡Piérdete y déjame en paz! No me interesa lo que tengas que decirme, así que vete. ¡Ah! Pero una cosa si te pido… dile a Trevor que si quiere… que venga y me diga las cosas de frente. O que por lo menos tenga la decencia de mandar un mensaje de texto, no le cuesta nada. – le dije claramente antes de empezar a alejarme por la acera, esta vez siendo yo la decidida a ignorarlo. Si Evan estaba aquí… solo podía significar una cosa: que Trevor una vez más ha faltado a su promesa, fue el pensamiento que me hizo bajar la mirada abatida.
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Mensaje  ιzzy нale Jue Jul 10, 2014 11:44 pm

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Cinco minutos son tolerantes, pero una hora… es completamente inaceptable, o… por lo menos para mí lo es. Observé la pantalla del teléfono móvil solo para cerciorarme de lo evidente, pasaba de las once de la mañana, y lo peor de todo es que no había señales de Trevor por ninguna parte, ni un mensaje, una llamada perdida, ni siquiera un mensaje de voz que explicara las razones de su demora. Contuve un suspiro apretando de forma inconsciente el pequeño aparato en mi mano, mientras paseaba la mirada a mí alrededor, hasta que mis ojos hicieron contacto con el Sr. Liào, el dueño del restaurante de comida china que quedaba al otro lado de la acera, a quien le devolví sinceramente la sonrisa aparentando que todo estaba en orden y que no me pasaba nada, a pesar de que por dentro me sentía como una tonta a la que han dejado abandonada. El Sr. Liào fue una de las pocas personas que creyó en mí y me abrió las puertas cuando recién llegué a Nueva York en búsqueda de una oportunidad para poder salir adelante, ofreciéndome mi primer trabajo como camarera en su restaurante. Estaba en deuda, si, pero en deuda de gratitud con el Sr. Liào, por eso continuaba ayudándole en el restaurante los fines de semana, en esos días el restaurante se abarrotaba de clientes, y tanto el Sr. Liào como el Sr. Sheng – su cocinero – no se daban abasto.

¿A quien quiero engañar? Desde que conocí al Sr. Liào siempre he creído que tiene un ‘don especial’ para leer y conocer a las personas por medio de la mirada, y puedo asegurar que mi sonrisa no logró engañarlo. Con la mayor discreción, corrí la mirada para que no se percatara de lo triste que me sentía en ese momento. El Sr. Liào solía decir que entre cada suspiro suele escaparse un poco de nuestra felicidad, pero… ¿Cómo evitarlo cuando las personas que quieres te decepcionan? No es la primera vez que Trevor me hace esto, sin embargo, en situaciones como la que esto padeciendo justo ahora, trato de ser comprensiva y entenderlo cuando viene a mi pidiéndome disculpas por haber faltado a nuestra cita, pero… ¿y si me estoy equivocando en algo? ¿Estaré haciendo lo correcto? A veces, desearía poder desahogarme con mi hermana de la misma forma que cuando éramos niñas, el problema es que no tengo el valor de buscarla por miedo a ser rechazada. Cansada de esperar, me levanté y me despedí con un efusivo gesto del Sr. Liào, quien me miraba con aflicción y preocupación – de la misma manera que un abuelo se preocupa por su nieta –, pero antes de tuviera tiempo de atravesar la calle, dejando un poco atrás los jardines del Rockefeller Center a la espera de hacerle señas a un taxi para que me llevara de regreso al edificio, el sonido de un motor rugiendo a su máxima potencia me sacó de mis pensamientos, justo cuando trataba de cruzar la calle, un automóvil se me atravesó de repente y me hizo retroceder completamente asustada al pensar que me arrollaría. Para mi desgracia, conocía al dueño de ese maldito auto de color negro, la persona con la que menos deseaba tener que ver esta noche. Aquella acción me tomó por tal sorpresa que en un fuerte y desquiciante impulso, me dejé llevar por el coraje que no medí las consecuencias de mis actos al patear con excesiva fuerza el ‘capó’ de su estúpido automóvil. – ¡Idiota! ¡¿Por qué no te fijas por donde manejas?! ¡¿Es que acaso eres bruto o te haces?! ¡Ciego, imprudente, cretino por poco me arrollas! – le grité un poco fuera de mis casillas. Poco me importaba rayarle la pintura o incluso hacerle una abolladura a su auto… el muy cretino por poco me arrolla y para colmo tiene el cinismo de ignorarme, pues ni siquiera se había dignado en bajar la ventanilla de la puerta del conductor, acción que me molesto todavía más. – ¡Piérdete y déjame en paz! No me interesa lo que tengas que decirme, así que ahórrate la palabrería y vete. ¡Ah! Pero una cosa si te pido… dile a Trevor que si quiere… que venga él mismo – enfaticé – y me diga las cosas de frente. O que por lo menos tenga la decencia de mandar un mensaje de texto. – le dije claramente antes de empezar alejarme por la acera, esta vez siendo yo la decidida a ignorarlo. Si Evan estaba aquí… solo podía significar una cosa: que Trevor una vez más ha faltado a su promesa, fue el pensamiento que me hizo bajar la mirada abatida.
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Mensaje  ιzzy нale Mar Jul 15, 2014 3:49 am

Evan Foster

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Enterré la cabeza en la almohada completamente dispuesto a ignorar a quien fuese que estaba llamando al timbre de la puerta. Fuese lo que fuese, podría esperar a que yo terminase de dormir. Y si no era así, es que no sería tan importante. Ante la insistencia, me puse la almohada sobre la cabeza y la apreté con fuerza para evitar escuchar cualquier ruido molesto, pero nada, el jodido timbre atravesaba mi tímpano sin piedad. Llegó un momento en el que, quien fuese, se cansó de llamar a un piso en el que se le ignoraba y yo suspiré tranquilo, recuperando mi posición sobre la almohada y sonriendo de pura felicidad al saber que mi sueño podría continuar sin preocupaciones. Pero entonces mi móvil comenzó a vibrar y cayó al suelo. Totalmente cabreado, me incorporé de golpe y cogí el móvil.

-¿Qué coño pasa? - ni siquiera me preocupé en mirar quien llamaba. Fuese quien fuese, no pensaba aumentar mi nivel de simpatía.

-Abre la puerta. Se me va a quedar el dedo pegado en el timbre.

-Si no te hago ni puto caso, saca tus propias conclusiones, Einstein - me quejé antes de colgar sin añadir nada más. Me levanté de mala gana y me coloqué la primera camiseta y pantalones que encontré para ir a abrir la puerta. Me lo encontré con una sonrisa que no me gustó un pelo, y yo le respondí con mi mejor cara de recién levantado con mala ostia.

-Me marcho unos días.

-Oh, no me digas. Nunca lo hubiese adivinado - contesté, simulando sorpresa de forma exagerada mientras miraba la maleta que llevaba con él -Ya me lo habías dicho y aún no tengo memoria de pez. Si me has despertado porque esperas un beso de despedida, puedes irte un poco a la mierda - iba a cerrarle la puerta en las narices, pero entonces él colocó su pie para impedirlo y yo resoplé.

-Me voy... Pero no al viaje que tenía planeado. Me ha surgido un imprevisto - ahora su visita me gustaba aún menos. Sinceramente, me importaba bien poco qué tipo de imprevisto le había surgido o a dónde tenía que ir, pero que estuviese aquí para informarme empezaba a tocarme un poco la moral.

-No voy a estar pendiente de tu novia hasta que vuelvas. Novia que debería haberte dado puerta hace mucho tiempo, por cierto. A ver si esta vez es la definitiva, cortáis y dejas de meterme en vuestras movidas - porque todo esto era, originalmente, un viaje sorpresa para la susodicha. Menos mal que Trevor lo había mantenido así, en sorpresa, hasta hoy, porque entonces la decepción hubiese sido mucho más grande. A mí me hubiese venido de perlas porque estoy hasta las narices de ejercer de niñera, pero...

-Vamos, sólo echarle un vistazo. Ahora mismo me vendría muy bien porque tiene que estar con un humor de perros. Habíamos quedado en vernos... ya, y mira dónde estoy - iba a quejarme, pero le sonó su móvil y tuve que morderme la lengua mientras él contestaba. Para cuando terminó, me estaba quedando de nuevo dormido apoyado en el marco de la puerta, y el muy vil aprovechó mi estado de semi inconsciencia para marcharse y dejarme a mí con el muerto.

-¡Eres un cabrón! - pero nada, allí que se había ido. Yo la verdad es que también parezco tonto haciéndole todos los recados, pero en cierto modo y aunque ya no seamos los mismos de hace años... se lo debo. Así que, después de haber despotricado contra él un rato más (mentalmente y vía móvil) me digné a arrastrarme hasta las ducha para adecentarme y después cogí el coche para ir en busca de Mina al lugar acordado. Había tardado en prepararme y hacía un rato que habían llegado. Con un poco de suerte se ha ido. Pero no, la vi justo cuando iba a cruzar la calle desde mi coche. Lástima que reaccionase tarde porque aún estaba medio dormido. Cerré los ojos con pesadez cuando Mina le dio una patada al capó de mi coche. A mí me daba igual, si lo rompía, pagaba.

-¡Idiota! ¡¿Por qué no te fijas por donde manejas?! ¡¿Es que acaso eres bruto o te haces?! ¡Ciego, imprudente, cretino por poco me arrollas! - suspiré profundamente sin ni siquiera bajar la ventanilla del coche. Sus gritos se escuchaban perfectamente sin necesidad de hacerlo, la nena tenía buenos pulmones -¡Piérdete y déjame en paz! No me interesa lo que tengas que decirme, así que ahórrate la palabrería y vete - que no me lo dijese dos veces... -¡Ah! Pero una cosa si te pido… dile a Trevor que si quiere… que venga él mismo y me diga las cosas de frente. O que por lo menos tenga la decencia de mandar un mensaje de texto - cuando consideré que el huracán Liebheart había terminado de soltar veneno por su boquita de piñón, observé su dirección y yo giré el volante para dejar aparcado el coche momentáneamente. Bajé del coche y empecé a seguir el camino que había hecho Mina a paso ligero. No tardé mucho en alcanzarla, y entonces la alcé cogiéndola por la cintura y me la eché al hombro cual saco de patatas. Ignorando totalmente sus quejas y sus pataleos, por supuesto. La llevé hasta el coche y la dejé en el asiento del copiloto, ajustándole bien el cinturón de seguridad y poniendo los cerrojos en lo que yo rodeaba el coche y llegaba a mi sitio por si se le ocurría hacer alguna tontería. Hay quienes llamarían secuestro a esto, pero sólo porque Mina es muy exagerada.

-Te agradecería que la próxima vez descargases tu ira contra, no sé, una farola antes que con mi coche. No te ha hecho nada y le tengo más aprecio que a ti - el ''te agradecería'' era una pura cortesía. No se lo estaba pidiendo ni sugiriendo. Simplemente le estaba advirtiendo de que se abstuviera de volver a repetirlo -Como habrás deducido, Trevor no ha venido. Ni vendrá - la verdad, le podría decir que Trevor tenía preparado un viaje para los dos, un viaje que tendría que haber empezado hoy, pero ahora mismo no me apetecía echarle más el muerto aún a él, así que obviaremos ese pequeño detalle. Que igual se pone loca del todo y se lía a patadas dentro del coche -Le ha surgido un asunto de trabajo. No me preguntes qué, cómo ni dónde, porque no tengo ni la más remota idea. Tampoco me ha dicho cuándo volverá, pero por lo visto no será un viaje largo - yo conducía el coche sin mirarla, pero podía notar claramente su mirada asesinándome aún así. Podía parecer poca cosa, pero menudo genio tenía la fierecilla -Me ha dado esto - le dije, aprovechando que había tenido que parar en un semáforo en rojo, mientras rebuscaba dentro de la guantera del coche hasta encontrar una pequeña cajita. Creo que Trevor aún no había entendido que Mina no era de las que se contentaban con una joya para que se les pasase el mal humor, pero en fin, es su problema, no el mío -Es su ofrenda de paz. Dice que te compensará por esto cuando vuelva, pero de momento... - le tendí la caja y volví mi atención a la carretera. Igual esto la volvía más agresiva.
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Mensaje  ιzzy нale Mar Jul 15, 2014 3:51 am

ATENCIÓN: la tormenta se desata sobre la ciudad, en pocos minutos las nubes cubren todo el cielo, el bochorno persiste, y un potente aguacero comienza a descargar mientras los rayos hacen su aparición con fuerza. Uno de ellos quema parte de la central eléctrica y todo Nueva York se queda sin luz ni electricidad (esperemos que para cuando caiga la noche eso no sea un problema...). Otro ha incendiado un edificio del centro al provocar un cortocircuito. Se da la alarma general y el alcalde pide a través de diferentes comunicados que todo aquel que esté en la calle busque refugio y los que se encuentran a cubierto no salgan hasta que la situación mejore.

*Este simplemente es un mensaje orientativo de como está a partir de ahora la situación en la ciudad para que la apliqueis a vuestros mensajes. xD
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Mensaje  ιzzy нale Miér Jul 23, 2014 3:40 am

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Mensaje  ιzzy нale Jue Jul 31, 2014 1:10 am

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‘Ilusa y mil veces ilusa…’

¿Qué me hizo albergar la vaga esperanza de que Trevor cumpliera su promesa? Han sido ya tantas veces en las que ha roto sus promesas que debería estar acostumbrada a lidiar con la amarga decepción. ¿De verdad era una tonta por creer en sus disculpas y darle una nueva oportunidad de enmendar su error, cada vez que se pasaba por el departamento con un hermoso arreglo floral y con cara de lamentación? En este preciso momento, me sentía terriblemente confundida, desilusionada, triste, con unas inmensas ganas de llorar por pensar que vendría.

‘¿Pero que diantres…?’ Ni tiempo tuve de reaccionar cuando sentí que me sujetaban por la cintura y me llevaban en dirección contraria. No necesitaba ser adivina para saber ‘quien’ era el estúpido cretino que se atrevía a tratarme sin la menor gota de caballerosidad. – ¡Suéltame, Foster! ¡Te ordeno que me bajes ahora mismo! – Con cada orden, venían las pataletas junto con no uno sino varios gritos de enojo y frustración tras mis vanos intentos por deshacerme de su agarre. – ¡Lo que estas haciendo se considera un delito grave, te puedo demandar por secuestro! – le dije seriamente cuando me dejo en el asiento de copiloto y me ajusto el cinturón de seguridad para evitar que escapara. – Dios… eres desesperante. ¡¿Por lo menos escuchas lo que te digo?! – me exasperé todavía mas de saberme ignorada, parecía que le estaba hablando a una pila mármol. – ¡Grosero! – le grité justo antes de que me cerrara la puerta en las narices. Lo observé rodear el coche con una expresión chispeante que dejaba lo bastante claro lo furiosa que estaba con él, y poco me importo cuando me ‘advirtió’ que no me desquitara con su estúpido coche. – ¿Y que esperabas que hiciera cuando trataste de arrollarme? La culpa es solo tuya, así que deja de pasarles la pelota a otros para evitar que te quemes tu mismo. – le dije molesta y a la vez un poco harta de que siempre me culpara de todo. Pues para ‘el señor perfecto’ yo siempre tenia la culpa de todos sus males. ‘Además, es solo un estúpido coche’ Claro que eso no se lo dije solo para evitar caer en una nueva discusión sin sentido.

Si su intención era hacerme sentir peor de lo que me siento, lo estaba logrando. Una cosa era saber lo ‘poco’ que le importas a la persona que quieres para faltar tantas veces a sus promesas como para que otros vengan y te reafirmen lo que ya sabes. Por eso ni siquiera me moleste en responderle, pero eso no fue impedimento para que mis ojos se pusieran vidriosos al contener lo mal que me sentía, sin embargo, no iba a darle el gusto de que viera cuanto me afectaba saber de su propia boca que para Trevor su mayor prioridad eran los negocios. En silencio, observaba como la lluvia azotaba contra el vidrio, a fuera se estaba librando una fuerte tormenta, y lo cierto es que prefería mojarme y correr el riesgo de coger un fuerte resfriado a permanecer en ese estúpido automóvil con la persona más apática, insensible y  desconsiderada que he conocido en toda mi vida. – No me interesa… – le dije molesta y sin voltear a ver el ‘dichoso’ obsequio que Trevor me había mandado con Evan. Detestaba las cosas materiales, pero tal parece que ‘mi novio’ no entiende que no necesito que me colme de joyas y caros regalos para mantenerme feliz. Me dolía que Trevor a penas y me conociera en ese sentido. – Haz lo que quieras con el, regálaselo a la chica con la que estés saliendo, devuélvelo, bótalo, véndelo, sácale el provecho que quieras por que yo no lo quiero… – fruncí duramente el ceño al decir esas palabras, realmente no me interesaba el uso que le diera a la joya. Respiré profundamente antes de seguir. – Mira… no tienes que hacer esto, ¿sabes? – fui directo al grano para no darle mas vueltas a esta situación. – Déjame en la estación de metro más cercana y líbrame de tener que ver tu ‘amistosa’ cara por que ni creas que… – no pude terminar la frase a causa de un fuerte estruendo por la tormenta que se había desatado en la ciudad y que instintivamente me hizo gritar y esconder cobardemente el rostro en el hombro de Evan, de manera que mi miedo se reflejaba por la forma en que apretaba su brazo y mantenía mis ojos fuertemente cerrados. No es mentira que desde niña le he tenido pánico a los truenos y a las intensas tormentas; cuando eso sucedía siempre acostumbraba a colarme en la habitación de Jane a mitad de la noche para pedirle que me dejara dormir con ella. Pero por más triste que suene, esos volver a esa época era imposible. Al percatarme de la postura en la que me encontraba, aferrada fuertemente a él, abrí lentamente los ojos, solo para encontrarme con la mirada de Evan como exigiendo una respuesta a mi cobarde comportamiento, yo no tenia por que rendirle explicaciones… si reaccione de esa forma fue por instinto, no por gusto. Aclaré mi garganta, separándome de golpe y rehuyendo de su antipática mirada, acción que me hizo caer drásticamente en la cuenta de que nos dirigíamos a otro destino y no al edificio en donde vivía, o mejor dicho vivíamos. – ¿A dónde coño me llevas? Este no es el camino a mi… digo nuestros departamentos. – le dije perdiendo los estribos nuevamente, pero a la vez desorientada de no saber a donde con exactitud nos dirigíamos.  
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