Haven Rol,,*
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ιzzy нale Lun Oct 04, 2010 12:16 am
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Claire McCoy
as: Claire Charlotte McCoy
+ Humana c/ Habilidades || Criminóloga
[ Con Danny McCoy // Departamento ]
Los últimos días había tenido que salir de viaje por cuestiones de trabajo, nada fuera de lo común.. a pesar de que, todo parecía indicar que la Ciudad de Nueva York, era azotada por una ola de crímen organizado. Lo único curioso del asunto era que el criminal cabezilla de la organización parecía tener cierto gusto por lo teatral. Es por esa razón que antes de que la ola de crimenes se le salieran de las manos a la Policía, optaron por hacer un llamado a la comunidad para que estuviera alerta. De momento no podía hacer nada.. razón por la cuál lo único que me fue posible ofrecer fue hacer una investigación a fondo para intentar dar con el paradero del criminal, y analizar el motivo por el cuál se incline a cometer tales atrocidades. La mente de un criminal algunas veces podía ser tan compleja y difícil de entender.. que hay momentos en los cuáles me resulta desconcertante. Respiré lenta y profundamente pasándome una mano suavemente por el rostro intentando pensar con claridad observando en la pantalla del ordenador la fotografía distorcionada del criminal.. ¿quién era este hombre? no tenía idea.. pero me intrigaba averiguar más detalles sobre él. Negué suavemente de un lado a otro, para posteriomente levantarme de la silla.. y encaminarme hacia la cocina por una taza de café, cuando en ese momento escuché con claridad que alguien llamaba a la puerta. Moví un poco mi muñeca para ver la hora.. ya que por lo general no solía recibir visitas a esta hora. Desde que Danny se volvió de Afganistán, eran contadas las veces que teníamos tiempo para vernos.. y con más razón ahora que habíamos dejado de vivir juntos. Ambos ya no eramos unos niños.. y prefería darle a Danny su espacio, dado que me resultaría incómodo si un día llegara a casa y me encontrara a mi propio hermano en una situación tan comprometedora que literalmente me podría causar un severo trauma. Sonreí de manera divertida ante aquel pensamiento, en el momento que abría la puerta.. mi rostro se iluminó. – ¡Danny! –exclamé mirándole entre sorprendida e incrédula.. pero a la vez inmensamente felíz verlo. Sin poder evitármelo un segundo más me abalanzé sobre él, para abrazarlo fuertemente.. inconsientemente de la misma manera que solía hacerlo como cuando era pequeña.. y algunas veces corría abrazarlo y refugiarme en sus brazos, en las noches de tormenta. Me separé un poco para mirarle, sin dejarlo de abrazar. – ¿que diablos haces aquí? – pregunté mirándole con una sonrisa extrañada. – ¿te das cuenta del día y la hora que es?, se que no debería preguntar pero.. ¿no habrás dejado por ahí algún corazón roto por darle el plantón? – alzé una ceja de manera divertida, cuestionándole con la mirada..
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Los últimos días había tenido que salir de viaje por cuestiones de trabajo, nada fuera de lo común.. a pesar de que, todo parecía indicar que la Ciudad de Nueva York, era azotada por una ola de crímen organizado. Lo único curioso del asunto era que el criminal cabezilla de la organización parecía tener cierto gusto por lo teatral. Es por esa razón que antes de que la ola de crimenes se le salieran de las manos a la Policía, optaron por hacer un llamado a la comunidad para que estuviera alerta. De momento no podía hacer nada.. razón por la cuál lo único que me fue posible ofrecer fue hacer una investigación a fondo para intentar dar con el paradero del criminal, y analizar el motivo por el cuál se incline a cometer tales atrocidades. La mente de un criminal algunas veces podía ser tan compleja y difícil de entender.. que hay momentos en los cuáles me resulta desconcertante. Respiré lenta y profundamente pasándome una mano suavemente por el rostro intentando pensar con claridad observando en la pantalla del ordenador la fotografía distorcionada del criminal.. ¿quién era este hombre? no tenía idea.. pero me intrigaba averiguar más detalles sobre él. Negué suavemente de un lado a otro, para posteriomente levantarme de la silla.. y encaminarme hacia la cocina por una taza de café, cuando en ese momento escuché con claridad que alguien llamaba a la puerta. Moví un poco mi muñeca para ver la hora.. ya que por lo general no solía recibir visitas a esta hora. Desde que Danny se volvió de Afganistán, eran contadas las veces que teníamos tiempo para vernos.. y con más razón ahora que habíamos dejado de vivir juntos. Ambos ya no eramos unos niños.. y prefería darle a Danny su espacio, dado que me resultaría incómodo si un día llegara a casa y me encontrara a mi propio hermano en una situación tan comprometedora que literalmente me podría causar un severo trauma. Sonreí de manera divertida ante aquel pensamiento, en el momento que abría la puerta.. mi rostro se iluminó. – ¡Danny! –exclamé mirándole entre sorprendida e incrédula.. pero a la vez inmensamente felíz verlo. Sin poder evitármelo un segundo más me abalanzé sobre él, para abrazarlo fuertemente.. inconsientemente de la misma manera que solía hacerlo como cuando era pequeña.. y algunas veces corría abrazarlo y refugiarme en sus brazos, en las noches de tormenta. Me separé un poco para mirarle, sin dejarlo de abrazar. – ¿que diablos haces aquí? – pregunté mirándole con una sonrisa extrañada. – ¿te das cuenta del día y la hora que es?, se que no debería preguntar pero.. ¿no habrás dejado por ahí algún corazón roto por darle el plantón? – alzé una ceja de manera divertida, cuestionándole con la mirada..
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ιzzy нale Lun Oct 04, 2010 12:22 am
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Sabriel Mortensen
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+ Angel Caído || Maestra de Jardín de Niños
[ Con Gael Martin // Circo ]
Hacía menos de un mes que había llegado a Haven, debido a que me era imposible radicar en un solo lugar por varios años.. de un momento a otro las sospechas aparentes de mi edad daban bastante que hablar, es por esa razón que incluso algunas veces me veía obligada a tener que cambiar de look.. como una medida de precaución, evitándo así que las personas con las que algunas vez mantuve una estrecha relación amistosa, llegáran a reconocerme sin un día, por azares del destino tenía la suerte de volver a reencontrarme con ellas. Lo que más me dolía al tener que cambiarme de Ciudad, era dejar a mis niños.. de los cuáles al final siempre termino encariñandome, y el solo hecho de saber que tarde o temprano tendría que separarme de ellos, me llenaba de un profundo pesar y un enorme vacío dentro de mi corazón. Respiré lenta y profundamente, hundiéndo las manos dentro de los bolsillos de mi gabardina para darme calor.. tenía entendido que el circo había llegado hoy a la Ciudad, debido a que mis niños.. no habían echo otra cosa que hablarme de lo emocionados que estaban por que sus padres los llevaran al circo. Cerré los ojos, sin poder evitar esbozar una pequeña sonrisa en mi rostro.. dejándome embargar con una suave brisa, mientras caminaba tranquilamente por las calles de la Ciudad.. deteniéndome de vez en cuando en los escaparates de las tiendas, para observar. Momentos después una voz me sacó de mis pensamientos. Desvié mi mirada del escaparate de la librería que me encontraba observando.. para encontrarme con la mirada del joven.. – no te preocupes.. – le comenté amablemente, a modo de que no tenía de que disculparse.. – ¿en qué te puedo ayudar? – le pregunté sonriendo tranquilamente, cayéndo en cuenta que en ningún momento había dejado de mirarlo a los ojos.. un hecho realmente extraño y consternante, que nunca antes me había pasado. Su presencia me era desconocida.. pero a la vez era como si con anterioridad hubiera sentido aquella clase de presencia.. no sé, era una sensación bastante extraña. Fruncí de una manera débil y delicada los labios, para posteriormente esbozar una pequeña mueca en los labios.. la verdad era que jamás había tolerado el hecho de que las personas mancillaran su salud, con esas porquerías.. que no hacían más que ampliarles, pero sobre todo inducir el vicio a las personas.. incluso llegándoles a provocar la muerte. Bajé mi mirada, sin poder evitar negar suavemente de un lado a otro.. – lo lamento.. es solo que.. yo no fumo.. – intenté con una pequeña mueca, haciéndo el amago de mostrarle mis bolsillos.. a la vez que me encongía suavemente de hombros. – pero, si lo deseas puedo ofrecerte algo dulce para que se te evaporen las ganas de un cigarrillo.. – le ofrecí sonriendo débilmente ladeándo suavemente la cabeza para mirarle de lado.
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Hacía menos de un mes que había llegado a Haven, debido a que me era imposible radicar en un solo lugar por varios años.. de un momento a otro las sospechas aparentes de mi edad daban bastante que hablar, es por esa razón que incluso algunas veces me veía obligada a tener que cambiar de look.. como una medida de precaución, evitándo así que las personas con las que algunas vez mantuve una estrecha relación amistosa, llegáran a reconocerme sin un día, por azares del destino tenía la suerte de volver a reencontrarme con ellas. Lo que más me dolía al tener que cambiarme de Ciudad, era dejar a mis niños.. de los cuáles al final siempre termino encariñandome, y el solo hecho de saber que tarde o temprano tendría que separarme de ellos, me llenaba de un profundo pesar y un enorme vacío dentro de mi corazón. Respiré lenta y profundamente, hundiéndo las manos dentro de los bolsillos de mi gabardina para darme calor.. tenía entendido que el circo había llegado hoy a la Ciudad, debido a que mis niños.. no habían echo otra cosa que hablarme de lo emocionados que estaban por que sus padres los llevaran al circo. Cerré los ojos, sin poder evitar esbozar una pequeña sonrisa en mi rostro.. dejándome embargar con una suave brisa, mientras caminaba tranquilamente por las calles de la Ciudad.. deteniéndome de vez en cuando en los escaparates de las tiendas, para observar. Momentos después una voz me sacó de mis pensamientos. Desvié mi mirada del escaparate de la librería que me encontraba observando.. para encontrarme con la mirada del joven.. – no te preocupes.. – le comenté amablemente, a modo de que no tenía de que disculparse.. – ¿en qué te puedo ayudar? – le pregunté sonriendo tranquilamente, cayéndo en cuenta que en ningún momento había dejado de mirarlo a los ojos.. un hecho realmente extraño y consternante, que nunca antes me había pasado. Su presencia me era desconocida.. pero a la vez era como si con anterioridad hubiera sentido aquella clase de presencia.. no sé, era una sensación bastante extraña. Fruncí de una manera débil y delicada los labios, para posteriormente esbozar una pequeña mueca en los labios.. la verdad era que jamás había tolerado el hecho de que las personas mancillaran su salud, con esas porquerías.. que no hacían más que ampliarles, pero sobre todo inducir el vicio a las personas.. incluso llegándoles a provocar la muerte. Bajé mi mirada, sin poder evitar negar suavemente de un lado a otro.. – lo lamento.. es solo que.. yo no fumo.. – intenté con una pequeña mueca, haciéndo el amago de mostrarle mis bolsillos.. a la vez que me encongía suavemente de hombros. – pero, si lo deseas puedo ofrecerte algo dulce para que se te evaporen las ganas de un cigarrillo.. – le ofrecí sonriendo débilmente ladeándo suavemente la cabeza para mirarle de lado.
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ιzzy нale Dom Oct 10, 2010 1:44 am
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Hacía menos de un mes que había llegado a Haven, debido a que me era imposible radicar en un solo lugar por varios años.. de un momento a otro las sospechas aparentes de mi edad daban bastante que hablar, es por esa razón que incluso algunas veces me veía obligada a tener que cambiar de look.. como una medida de precaución, evitándo así que las personas con las que algunas vez mantuve una estrecha relación amistosa, llegáran a reconocerme sin un día, por azares del destino tenía la suerte de volver a reencontrarme con ellas. Lo que más me dolía al tener que cambiarme de Ciudad, era dejar a mis niños.. de los cuáles al final siempre termino encariñandome, y el solo hecho de saber que tarde o temprano tendría que separarme de ellos, me llenaba de un profundo pesar y un enorme vacío dentro de mi corazón. Respiré lenta y profundamente, hundiéndo las manos dentro de los bolsillos de mi gabardina para darme calor.. tenía entendido que el circo había llegado hoy a la Ciudad, debido a que mis niños.. no habían echo otra cosa que hablarme de lo emocionados que estaban por que sus padres los llevaran al circo. Cerré los ojos, sin poder evitar esbozar una pequeña sonrisa en mi rostro.. dejándome embargar con una suave brisa, mientras caminaba tranquilamente por las calles de la Ciudad.. deteniéndome de vez en cuando en los escaparates de las tiendas, para observar. Momentos después una voz me sacó de mis pensamientos. Desvié mi mirada del escaparate de la librería que me encontraba observando.. para encontrarme con la mirada del joven.. – no te preocupes.. – le comenté amablemente, a modo de que no tenía de que disculparse.. – ¿en qué te puedo ayudar? – le pregunté sonriendo tranquilamente, cayéndo en cuenta que en ningún momento había dejado de mirarlo a los ojos.. un hecho realmente extraño y consternante, que nunca antes me había pasado. Su presencia me era desconocida.. pero a la vez era como si con anterioridad hubiera sentido aquella clase de presencia.. no sé, era una sensación bastante extraña. Fruncí de una manera débil y delicada los labios, para posteriormente esbozar una pequeña mueca en los labios.. la verdad era que jamás había tolerado el hecho de que las personas mancillaran su salud, con esas porquerías.. que no hacían más que ampliarles, pero sobre todo inducir el vicio a las personas.. incluso llegándoles a provocar la muerte. Bajé mi mirada, sin poder evitar negar suavemente de un lado a otro.. – lo lamento.. es solo que.. yo no fumo.. – intenté con una pequeña mueca, haciéndo el amago de mostrarle mis bolsillos.. a la vez que me encongía suavemente de hombros. – pero, si lo deseas puedo ofrecerte algo dulce para que se te evaporen las ganas de un cigarrillo.. – le ofrecí sonriendo débilmente ladeándo suavemente la cabeza para mirarle de lado.
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Hacía menos de un mes que había llegado a Haven, debido a que me era imposible radicar en un solo lugar por varios años.. de un momento a otro las sospechas aparentes de mi edad daban bastante que hablar, es por esa razón que incluso algunas veces me veía obligada a tener que cambiar de look.. como una medida de precaución, evitándo así que las personas con las que algunas vez mantuve una estrecha relación amistosa, llegáran a reconocerme sin un día, por azares del destino tenía la suerte de volver a reencontrarme con ellas. Lo que más me dolía al tener que cambiarme de Ciudad, era dejar a mis niños.. de los cuáles al final siempre termino encariñandome, y el solo hecho de saber que tarde o temprano tendría que separarme de ellos, me llenaba de un profundo pesar y un enorme vacío dentro de mi corazón. Respiré lenta y profundamente, hundiéndo las manos dentro de los bolsillos de mi gabardina para darme calor.. tenía entendido que el circo había llegado hoy a la Ciudad, debido a que mis niños.. no habían echo otra cosa que hablarme de lo emocionados que estaban por que sus padres los llevaran al circo. Cerré los ojos, sin poder evitar esbozar una pequeña sonrisa en mi rostro.. dejándome embargar con una suave brisa, mientras caminaba tranquilamente por las calles de la Ciudad.. deteniéndome de vez en cuando en los escaparates de las tiendas, para observar. Momentos después una voz me sacó de mis pensamientos. Desvié mi mirada del escaparate de la librería que me encontraba observando.. para encontrarme con la mirada del joven.. – no te preocupes.. – le comenté amablemente, a modo de que no tenía de que disculparse.. – ¿en qué te puedo ayudar? – le pregunté sonriendo tranquilamente, cayéndo en cuenta que en ningún momento había dejado de mirarlo a los ojos.. un hecho realmente extraño y consternante, que nunca antes me había pasado. Su presencia me era desconocida.. pero a la vez era como si con anterioridad hubiera sentido aquella clase de presencia.. no sé, era una sensación bastante extraña. Fruncí de una manera débil y delicada los labios, para posteriormente esbozar una pequeña mueca en los labios.. la verdad era que jamás había tolerado el hecho de que las personas mancillaran su salud, con esas porquerías.. que no hacían más que ampliarles, pero sobre todo inducir el vicio a las personas.. incluso llegándoles a provocar la muerte. Bajé mi mirada, sin poder evitar negar suavemente de un lado a otro.. – lo lamento.. es solo que.. yo no fumo.. – intenté con una pequeña mueca, haciéndo el amago de mostrarle mis bolsillos.. a la vez que me encongía suavemente de hombros. – pero, si lo deseas puedo ofrecerte algo dulce para que se te evaporen las ganas de un cigarrillo.. – le ofrecí sonriendo débilmente ladeándo suavemente la cabeza para mirarle de lado.
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ιzzy нale Dom Oct 10, 2010 1:48 am
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Carlisle Cullen
as: Carlisle Cullen
+ Vampiro || Doctor
[ Con Bree Tanner & Diego Withlock // Casa Cullen ]
Recientemente había llegado a Haven, debido a que Esme y yo llegamos a la conclusión de que lo mejor sería mudarnos de Forks por un tiempo; antes de que comenzaran a brotar ciertas especulaciones a nuestro alrededor y sobretodo en el Hospital, con respecto a la edad que aparentamos tener mi esposa y yo. Aún así tratabamos de mantenernos lo más pendiente que nos fuera posible de Charlie, en caso de que a los Vulturi se les ocurriera hacer una visita para ver como andaban las cosas.. aunque Bill nos aseguro que no teníamos de que preocuparnos.. ya que Charlie no podría estar en mejores manos, de eso estaba completamente seguro y con Sue a su lado.. Esme y yo abandonamos Forks un poco más tranquilos, no sin antes hacerle la promesa a Charlie de que cuidaríamos y velaríamos por sus hijas. Es así como al llegar a Haven, nos instalamos en la nueva casa que nuestros hijos habían adquirido al llegar al pueblo. Con las únicas personas que había hablado hasta el momento habían sido únicamente con Edward y Alice, debido a que Rose parecía estar pasándo por un mal momento en su relación con Emmett.
Hacía menos de un mes que había llegado a Haven, debido a que me era imposible radicar en un solo lugar por varios años.. de un momento a otro las sospechas aparentes de mi edad daban bastante que hablar, es por esa razón que incluso algunas veces me veía obligada a tener que cambiar de look.. como una medida de precaución, evitándo así que las personas con las que algunas vez mantuve una estrecha relación amistosa, llegáran a reconocerme sin un día, por azares del destino tenía la suerte de volver a reencontrarme con ellas. Lo que más me dolía al tener que cambiarme de Ciudad, era dejar a mis niños.. de los cuáles al final siempre termino encariñandome, y el solo hecho de saber que tarde o temprano tendría que separarme de ellos, me llenaba de un profundo pesar y un enorme vacío dentro de mi corazón. Respiré lenta y profundamente, hundiéndo las manos dentro de los bolsillos de mi gabardina para darme calor.. tenía entendido que el circo había llegado hoy a la Ciudad, debido a que mis niños.. no habían echo otra cosa que hablarme de lo emocionados que estaban por que sus padres los llevaran al circo. Cerré los ojos, sin poder evitar esbozar una pequeña sonrisa en mi rostro.. dejándome embargar con una suave brisa, mientras caminaba tranquilamente por las calles de la Ciudad.. deteniéndome de vez en cuando en los escaparates de las tiendas, para observar. Momentos después una voz me sacó de mis pensamientos. Desvié mi mirada del escaparate de la librería que me encontraba observando.. para encontrarme con la mirada del joven.. – no te preocupes.. – le comenté amablemente, a modo de que no tenía de que disculparse.. – ¿en qué te puedo ayudar? – le pregunté sonriendo tranquilamente, cayéndo en cuenta que en ningún momento había dejado de mirarlo a los ojos.. un hecho realmente extraño y consternante, que nunca antes me había pasado. Su presencia me era desconocida.. pero a la vez era como si con anterioridad hubiera sentido aquella clase de presencia.. no sé, era una sensación bastante extraña. Fruncí de una manera débil y delicada los labios, para posteriormente esbozar una pequeña mueca en los labios.. la verdad era que jamás había tolerado el hecho de que las personas mancillaran su salud, con esas porquerías.. que no hacían más que ampliarles, pero sobre todo inducir el vicio a las personas.. incluso llegándoles a provocar la muerte. Bajé mi mirada, sin poder evitar negar suavemente de un lado a otro.. – lo lamento.. es solo que.. yo no fumo.. – intenté con una pequeña mueca, haciéndo el amago de mostrarle mis bolsillos.. a la vez que me encongía suavemente de hombros. – pero, si lo deseas puedo ofrecerte algo dulce para que se te evaporen las ganas de un cigarrillo.. – le ofrecí sonriendo débilmente ladeándo suavemente la cabeza para mirarle de lado.
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Recientemente había llegado a Haven, debido a que Esme y yo llegamos a la conclusión de que lo mejor sería mudarnos de Forks por un tiempo; antes de que comenzaran a brotar ciertas especulaciones a nuestro alrededor y sobretodo en el Hospital, con respecto a la edad que aparentamos tener mi esposa y yo. Aún así tratabamos de mantenernos lo más pendiente que nos fuera posible de Charlie, en caso de que a los Vulturi se les ocurriera hacer una visita para ver como andaban las cosas.. aunque Bill nos aseguro que no teníamos de que preocuparnos.. ya que Charlie no podría estar en mejores manos, de eso estaba completamente seguro y con Sue a su lado.. Esme y yo abandonamos Forks un poco más tranquilos, no sin antes hacerle la promesa a Charlie de que cuidaríamos y velaríamos por sus hijas. Es así como al llegar a Haven, nos instalamos en la nueva casa que nuestros hijos habían adquirido al llegar al pueblo. Con las únicas personas que había hablado hasta el momento habían sido únicamente con Edward y Alice, debido a que Rose parecía estar pasándo por un mal momento en su relación con Emmett.
Hacía menos de un mes que había llegado a Haven, debido a que me era imposible radicar en un solo lugar por varios años.. de un momento a otro las sospechas aparentes de mi edad daban bastante que hablar, es por esa razón que incluso algunas veces me veía obligada a tener que cambiar de look.. como una medida de precaución, evitándo así que las personas con las que algunas vez mantuve una estrecha relación amistosa, llegáran a reconocerme sin un día, por azares del destino tenía la suerte de volver a reencontrarme con ellas. Lo que más me dolía al tener que cambiarme de Ciudad, era dejar a mis niños.. de los cuáles al final siempre termino encariñandome, y el solo hecho de saber que tarde o temprano tendría que separarme de ellos, me llenaba de un profundo pesar y un enorme vacío dentro de mi corazón. Respiré lenta y profundamente, hundiéndo las manos dentro de los bolsillos de mi gabardina para darme calor.. tenía entendido que el circo había llegado hoy a la Ciudad, debido a que mis niños.. no habían echo otra cosa que hablarme de lo emocionados que estaban por que sus padres los llevaran al circo. Cerré los ojos, sin poder evitar esbozar una pequeña sonrisa en mi rostro.. dejándome embargar con una suave brisa, mientras caminaba tranquilamente por las calles de la Ciudad.. deteniéndome de vez en cuando en los escaparates de las tiendas, para observar. Momentos después una voz me sacó de mis pensamientos. Desvié mi mirada del escaparate de la librería que me encontraba observando.. para encontrarme con la mirada del joven.. – no te preocupes.. – le comenté amablemente, a modo de que no tenía de que disculparse.. – ¿en qué te puedo ayudar? – le pregunté sonriendo tranquilamente, cayéndo en cuenta que en ningún momento había dejado de mirarlo a los ojos.. un hecho realmente extraño y consternante, que nunca antes me había pasado. Su presencia me era desconocida.. pero a la vez era como si con anterioridad hubiera sentido aquella clase de presencia.. no sé, era una sensación bastante extraña. Fruncí de una manera débil y delicada los labios, para posteriormente esbozar una pequeña mueca en los labios.. la verdad era que jamás había tolerado el hecho de que las personas mancillaran su salud, con esas porquerías.. que no hacían más que ampliarles, pero sobre todo inducir el vicio a las personas.. incluso llegándoles a provocar la muerte. Bajé mi mirada, sin poder evitar negar suavemente de un lado a otro.. – lo lamento.. es solo que.. yo no fumo.. – intenté con una pequeña mueca, haciéndo el amago de mostrarle mis bolsillos.. a la vez que me encongía suavemente de hombros. – pero, si lo deseas puedo ofrecerte algo dulce para que se te evaporen las ganas de un cigarrillo.. – le ofrecí sonriendo débilmente ladeándo suavemente la cabeza para mirarle de lado.
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ιzzy нale Dom Oct 10, 2010 1:52 am
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Los últimos días había tenido que salir de viaje por cuestiones de trabajo, nada fuera de lo común.. a pesar de que, todo parecía indicar que la Ciudad de Nueva York, era azotada por una ola de crímen organizado. Lo único curioso del asunto era que el criminal cabezilla de la organización parecía tener cierto gusto por lo teatral. Es por esa razón que antes de que la ola de crimenes se le salieran de las manos a la Policía, optaron por hacer un llamado a la comunidad para que estuviera alerta. De momento no podía hacer nada.. razón por la cuál lo único que me fue posible ofrecer fue hacer una investigación a fondo para intentar dar con el paradero del criminal, y analizar el motivo por el cuál se incline a cometer tales atrocidades. La mente de un criminal algunas veces podía ser tan compleja y difícil de entender.. que hay momentos en los cuáles me resulta desconcertante. Respiré lenta y profundamente pasándome una mano suavemente por el rostro intentando pensar con claridad observando en la pantalla del ordenador la fotografía distorcionada del criminal.. ¿quién era este hombre? no tenía idea.. pero me intrigaba averiguar más detalles sobre él. Negué suavemente de un lado a otro, para posteriomente levantarme de la silla.. y encaminarme hacia la cocina por una taza de café, cuando en ese momento escuché con claridad que alguien llamaba a la puerta. Moví un poco mi muñeca para ver la hora.. ya que por lo general no solía recibir visitas a esta hora. Desde que Danny se volvió de Afganistán, eran contadas las veces que teníamos tiempo para vernos.. y con más razón ahora que habíamos dejado de vivir juntos. Ambos ya no eramos unos niños.. y prefería darle a Danny su espacio, dado que me resultaría incómodo si un día llegara a casa y me encontrara a mi propio hermano en una situación tan comprometedora que literalmente me podría causar un severo trauma. Sonreí de manera divertida ante aquel pensamiento, en el momento que abría la puerta.. mi rostro se iluminó. – ¡Danny! –exclamé mirándole entre sorprendida e incrédula.. pero a la vez inmensamente felíz verlo. Sin poder evitármelo un segundo más me abalanzé sobre él, para abrazarlo fuertemente.. inconsientemente de la misma manera que solía hacerlo como cuando era pequeña.. y algunas veces corría abrazarlo y refugiarme en sus brazos, en las noches de tormenta. Me separé un poco para mirarle, sin dejarlo de abrazar. – ¿que diablos haces aquí? – pregunté mirándole con una sonrisa extrañada. – ¿te das cuenta del día y la hora que es?, se que no debería preguntar pero.. ¿no habrás dejado por ahí algún corazón roto por darle el plantón? – alzé una ceja de manera divertida, cuestionándole con la mirada..
as: Claire Charlotte McCoy
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Los últimos días había tenido que salir de viaje por cuestiones de trabajo, nada fuera de lo común.. a pesar de que, todo parecía indicar que la Ciudad de Nueva York, era azotada por una ola de crímen organizado. Lo único curioso del asunto era que el criminal cabezilla de la organización parecía tener cierto gusto por lo teatral. Es por esa razón que antes de que la ola de crimenes se le salieran de las manos a la Policía, optaron por hacer un llamado a la comunidad para que estuviera alerta. De momento no podía hacer nada.. razón por la cuál lo único que me fue posible ofrecer fue hacer una investigación a fondo para intentar dar con el paradero del criminal, y analizar el motivo por el cuál se incline a cometer tales atrocidades. La mente de un criminal algunas veces podía ser tan compleja y difícil de entender.. que hay momentos en los cuáles me resulta desconcertante. Respiré lenta y profundamente pasándome una mano suavemente por el rostro intentando pensar con claridad observando en la pantalla del ordenador la fotografía distorcionada del criminal.. ¿quién era este hombre? no tenía idea.. pero me intrigaba averiguar más detalles sobre él. Negué suavemente de un lado a otro, para posteriomente levantarme de la silla.. y encaminarme hacia la cocina por una taza de café, cuando en ese momento escuché con claridad que alguien llamaba a la puerta. Moví un poco mi muñeca para ver la hora.. ya que por lo general no solía recibir visitas a esta hora. Desde que Danny se volvió de Afganistán, eran contadas las veces que teníamos tiempo para vernos.. y con más razón ahora que habíamos dejado de vivir juntos. Ambos ya no eramos unos niños.. y prefería darle a Danny su espacio, dado que me resultaría incómodo si un día llegara a casa y me encontrara a mi propio hermano en una situación tan comprometedora que literalmente me podría causar un severo trauma. Sonreí de manera divertida ante aquel pensamiento, en el momento que abría la puerta.. mi rostro se iluminó. – ¡Danny! –exclamé mirándole entre sorprendida e incrédula.. pero a la vez inmensamente felíz verlo. Sin poder evitármelo un segundo más me abalanzé sobre él, para abrazarlo fuertemente.. inconsientemente de la misma manera que solía hacerlo como cuando era pequeña.. y algunas veces corría abrazarlo y refugiarme en sus brazos, en las noches de tormenta. Me separé un poco para mirarle, sin dejarlo de abrazar. – ¿que diablos haces aquí? – pregunté mirándole con una sonrisa extrañada. – ¿te das cuenta del día y la hora que es?, se que no debería preguntar pero.. ¿no habrás dejado por ahí algún corazón roto por darle el plantón? – alzé una ceja de manera divertida, cuestionándole con la mirada..
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ιzzy нale Dom Oct 10, 2010 1:56 am
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Vera Ylönen
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[ Con Ron Weasley // Circo ]
Los últimos días había tenido que salir de viaje por cuestiones de trabajo, nada fuera de lo común.. a pesar de que, todo parecía indicar que la Ciudad de Nueva York, era azotada por una ola de crímen organizado. Lo único curioso del asunto era que el criminal cabezilla de la organización parecía tener cierto gusto por lo teatral. Es por esa razón que antes de que la ola de crimenes se le salieran de las manos a la Policía, optaron por hacer un llamado a la comunidad para que estuviera alerta. De momento no podía hacer nada.. razón por la cuál lo único que me fue posible ofrecer fue hacer una investigación a fondo para intentar dar con el paradero del criminal, y analizar el motivo por el cuál se incline a cometer tales atrocidades. La mente de un criminal algunas veces podía ser tan compleja y difícil de entender.. que hay momentos en los cuáles me resulta desconcertante. Respiré lenta y profundamente pasándome una mano suavemente por el rostro intentando pensar con claridad observando en la pantalla del ordenador la fotografía distorcionada del criminal.. ¿quién era este hombre? no tenía idea.. pero me intrigaba averiguar más detalles sobre él. Negué suavemente de un lado a otro, para posteriomente levantarme de la silla.. y encaminarme hacia la cocina por una taza de café, cuando en ese momento escuché con claridad que alguien llamaba a la puerta. Moví un poco mi muñeca para ver la hora.. ya que por lo general no solía recibir visitas a esta hora. Desde que Danny se volvió de Afganistán, eran contadas las veces que teníamos tiempo para vernos.. y con más razón ahora que habíamos dejado de vivir juntos. Ambos ya no eramos unos niños.. y prefería darle a Danny su espacio, dado que me resultaría incómodo si un día llegara a casa y me encontrara a mi propio hermano en una situación tan comprometedora que literalmente me podría causar un severo trauma. Sonreí de manera divertida ante aquel pensamiento, en el momento que abría la puerta.. mi rostro se iluminó. – ¡Danny! –exclamé mirándole entre sorprendida e incrédula.. pero a la vez inmensamente felíz verlo. Sin poder evitármelo un segundo más me abalanzé sobre él, para abrazarlo fuertemente.. inconsientemente de la misma manera que solía hacerlo como cuando era pequeña.. y algunas veces corría abrazarlo y refugiarme en sus brazos, en las noches de tormenta. Me separé un poco para mirarle, sin dejarlo de abrazar. – ¿que diablos haces aquí? – pregunté mirándole con una sonrisa extrañada. – ¿te das cuenta del día y la hora que es?, se que no debería preguntar pero.. ¿no habrás dejado por ahí algún corazón roto por darle el plantón? – alzé una ceja de manera divertida, cuestionándole con la mirada..
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Los últimos días había tenido que salir de viaje por cuestiones de trabajo, nada fuera de lo común.. a pesar de que, todo parecía indicar que la Ciudad de Nueva York, era azotada por una ola de crímen organizado. Lo único curioso del asunto era que el criminal cabezilla de la organización parecía tener cierto gusto por lo teatral. Es por esa razón que antes de que la ola de crimenes se le salieran de las manos a la Policía, optaron por hacer un llamado a la comunidad para que estuviera alerta. De momento no podía hacer nada.. razón por la cuál lo único que me fue posible ofrecer fue hacer una investigación a fondo para intentar dar con el paradero del criminal, y analizar el motivo por el cuál se incline a cometer tales atrocidades. La mente de un criminal algunas veces podía ser tan compleja y difícil de entender.. que hay momentos en los cuáles me resulta desconcertante. Respiré lenta y profundamente pasándome una mano suavemente por el rostro intentando pensar con claridad observando en la pantalla del ordenador la fotografía distorcionada del criminal.. ¿quién era este hombre? no tenía idea.. pero me intrigaba averiguar más detalles sobre él. Negué suavemente de un lado a otro, para posteriomente levantarme de la silla.. y encaminarme hacia la cocina por una taza de café, cuando en ese momento escuché con claridad que alguien llamaba a la puerta. Moví un poco mi muñeca para ver la hora.. ya que por lo general no solía recibir visitas a esta hora. Desde que Danny se volvió de Afganistán, eran contadas las veces que teníamos tiempo para vernos.. y con más razón ahora que habíamos dejado de vivir juntos. Ambos ya no eramos unos niños.. y prefería darle a Danny su espacio, dado que me resultaría incómodo si un día llegara a casa y me encontrara a mi propio hermano en una situación tan comprometedora que literalmente me podría causar un severo trauma. Sonreí de manera divertida ante aquel pensamiento, en el momento que abría la puerta.. mi rostro se iluminó. – ¡Danny! –exclamé mirándole entre sorprendida e incrédula.. pero a la vez inmensamente felíz verlo. Sin poder evitármelo un segundo más me abalanzé sobre él, para abrazarlo fuertemente.. inconsientemente de la misma manera que solía hacerlo como cuando era pequeña.. y algunas veces corría abrazarlo y refugiarme en sus brazos, en las noches de tormenta. Me separé un poco para mirarle, sin dejarlo de abrazar. – ¿que diablos haces aquí? – pregunté mirándole con una sonrisa extrañada. – ¿te das cuenta del día y la hora que es?, se que no debería preguntar pero.. ¿no habrás dejado por ahí algún corazón roto por darle el plantón? – alzé una ceja de manera divertida, cuestionándole con la mirada..
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Sabriel Mortensen
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[ Con Alphonse Baudelaire // Casa Baudelaire ]
Para empezar ¿quién demonios se creía Alphonse Baudelaire, para creer que tiene todo el derecho para inmiscuirse en mi vida?, ¿creer que tiene toda autoridad y derecho sobre mí, con respecto a lo que debo o no hacer?, ¿lo que haga o deje de hacer?, tener que rendirle cuentas referente ¿a donde voy?, ¿con quién voy?, ¿a que hora estaré de vuelta en casa?. De seguir así esta situación acabaría por asfixiarme, y el mínimo grado de respeto que tengo por Alphonse, acabaría por irse al cuerno. Es que... ¡Por Dios!, odiaba su manera tan absurda de tratarme como si fuera una cría a la cuál debía de vigilar en todo momento, como si no fuera capaz de cuidarme por mí misma. La mayor parte de mi vida he estado más sola que nunca, al tomar la decisión de alejarme por completo del camino que me era destinado... con el paso del tiempo aprendí a cuidarme sin tener que depender de nadie. El mundo muchas veces era un lugar cruel, al ver que como los seres humanos no tenían a veces ni el más mínimo respeto por la vida, con los años he tenido la desgracia de ver morir a las personas que más quiero, y todo por el odio y el rencor que habita en los corazones de mucha gente, he tenido la mala fortuna de ver personas que mueren día con día a causa la guerra, el hambre, la pobreza, la desesperación. Es por esa razón que siempre he estado sola, la soledad muchas veces era mi más fiel compañía... es por esa razón que odiaba que Alphonse me tratara como si no fuera capaz de hacer algo por mí misma. Juro por Dios, que por más que trataba de comprender el motivo de por el cuál se empeñaba en protegerme a toda costa... podía notar muchas veces en su mirada que llevaba una cargaba muy pesada sobre sus hombros, pero por más anhelaba hacerle saber que no estaba solo, él se ocultaba detrás de una máscara para ocultar sus sentimientos. Sabía perfectamente que Alphonse no me tenía la confianza suficiente para contarme sus inquietudes, sus preocupaciones... a pesar de que mis intenciones hacia con él eran sinceras, podía ver en su corazón que su carga era lo bastante pesada... y por más que me esforzaba en intentar alivianar su peso aunque fuera un poco, él se mostraba frío, distante. No cabe duda que Alphonse Baudelaire era un total y completo desconocido para mí. Respiré pesadamente pasándome una mano por el rostro, con intenciones de calmarme... juro que necesitaría paciencia para cuando Alphonse se dignara en volver a la casa. ¿Quién demonio piensa que es para dejarme aquí encerrada bajo llave como si fuera un convicta prófuga de la justicia?. Por más que trataba comprenderlo... había momentos en los cuáles Alphonse lograba sacarme de mis cabales, y no sabía por qué. Me desesperaba que la boca se le llenara al decir todo el tiempo "No salgas de casas" "No hagas esto, no hagas el otro". Me froté mis brazos con gesto reconfortante, paséando de aquí para allá por la sala de la casa, si lo sé, parecía león enjaulado... pero es que no soportaba la idea de tener que estar aquí encerrada, y todo por las ideas absurdas de Alphonse. Juro por Dios, que en cuanto llegue a casa... no se escaparía de la batalla campal que estaba a punto de librarle en cualquier momento que lo viera a travesar la puerta. "Tranquilízate Sabriel" me dije dentro de mis pensamientos, intentándo serenarme. Respiré pesadamente en el momento que mi mirada se desvió hacia la pequeña repisa que había arriba de la chimenea. Me acerqué con gesto de curiosidad, reparando por primera vez en varios minutos... que la repisa estaba llena de retratos. Me dediqué a observar todos y cada uno de los rostros de las personas que aparecían en las fotografías, con una pequeña sonrisa... era la Familia de Alphonse, de eso no me quedaba la menor duda. Momentos después reparé en una fotografía, de un pequeño sonriendo felízmente a lado de quiénes parecían ser sus padres. Sonreí con cierto cariño, al darme cuenta que el pequeño era nada más y nada menos que Alphonse, su mirada era tan cálida, inocente y risueña... que me era difícil imaginar el por qué Alphonse se había convertido en el ogro que tenía como protector. Respiré pesadamente, pero aún así manteniendo mi sonrisa... a la vez que tomaba el retrato entre mis manos, para observarlo con más detenimiento, a la vez que contorneaba suavemente y con suma delicadeza el rostro del pequeño Alphonse. Negué suavemente dejándo la fotografía en su lugar... momentos después mi mirada se posó en el retrato de una pequeña, no mayor de 10 años... de cabellera castaña, ojos color miel, su mirada era tan dulce e inocente... que por un momento me pareció ver al pequeño Alphonse. Sonreí invitablemente con sumo cariño... ¿quién era esa pequeña? no tenía idea... pero seguramente era alguien muy especial en la vida de Alphonse. Suspiré débilmente, en el momento que logré sentir la presencia pero más que nada el aura de una persona que no dudaría en reconocer ni siquiera con los ojos cerrados. Podía notar su mirada clavada en mí... ¿a qué hora había llegado? me recriminé dentro de mis pensamientos, volviéndome para encontrarme con esos hermosos ojos color miel... que me miraban de una manera que me fue imposible descifrar. De un momento a otro, mi corazón comenzó a latir fuertemente... sintiéndome lo bastante nerviosa al tener que encontrarme con su mirada, pero más que nada al notar su proximidad. ¿En qué momento me había distraído lo bastante para no darme cuenta de que estaba justo detrás de mí?. Lo encaré, sosteniéndole la mirada... cayendo en cuenta de que aún sostenía el retrato de la pequeña entre mís manos, inconsientemente lo abrazé contra mi pecho, inhalé y exhalé hondamente para darme valor. – ¿se puede saber quién demonios te crees que eres para largarte así de la nada y dejarme aquí encerrada como si fuera un prófuga de la justicia? – le espeté mirándole lo bastante molesta y enfadada. Quize dar un paso hacia atrás, pero su cercanía me tenía prácticamente acorralada impidiéndome que me alejara de él. Inevitablemente cerré los ojos un momento, evitándo por todos los medios que su cercanía no lograra ponerme más nerviosa de lo que ya me encontraba... ni que los latidos de mi corazón, me hicieran balbucear ante sus hermosos ojos. – si acaso crees que el solo echo de ser mi protector te hace pensar que puedes tener absoluto derecho sobre mí, estás completamente equivocado.. –le dije secamente, a la vez que abría mis ojos, para notar que seguía sin siquiera moverse... pero más me sorprendí al notar que yo no hacía nada por alejarlo... me negaba rotundamente a demostrarle que su proximidad me ponía realmente tensa y nerviosa.
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Para empezar ¿quién demonios se creía Alphonse Baudelaire, para creer que tiene todo el derecho para inmiscuirse en mi vida?, ¿creer que tiene toda autoridad y derecho sobre mí, con respecto a lo que debo o no hacer?, ¿lo que haga o deje de hacer?, tener que rendirle cuentas referente ¿a donde voy?, ¿con quién voy?, ¿a que hora estaré de vuelta en casa?. De seguir así esta situación acabaría por asfixiarme, y el mínimo grado de respeto que tengo por Alphonse, acabaría por irse al cuerno. Es que... ¡Por Dios!, odiaba su manera tan absurda de tratarme como si fuera una cría a la cuál debía de vigilar en todo momento, como si no fuera capaz de cuidarme por mí misma. La mayor parte de mi vida he estado más sola que nunca, al tomar la decisión de alejarme por completo del camino que me era destinado... con el paso del tiempo aprendí a cuidarme sin tener que depender de nadie. El mundo muchas veces era un lugar cruel, al ver que como los seres humanos no tenían a veces ni el más mínimo respeto por la vida, con los años he tenido la desgracia de ver morir a las personas que más quiero, y todo por el odio y el rencor que habita en los corazones de mucha gente, he tenido la mala fortuna de ver personas que mueren día con día a causa la guerra, el hambre, la pobreza, la desesperación. Es por esa razón que siempre he estado sola, la soledad muchas veces era mi más fiel compañía... es por esa razón que odiaba que Alphonse me tratara como si no fuera capaz de hacer algo por mí misma. Juro por Dios, que por más que trataba de comprender el motivo de por el cuál se empeñaba en protegerme a toda costa... podía notar muchas veces en su mirada que llevaba una cargaba muy pesada sobre sus hombros, pero por más anhelaba hacerle saber que no estaba solo, él se ocultaba detrás de una máscara para ocultar sus sentimientos. Sabía perfectamente que Alphonse no me tenía la confianza suficiente para contarme sus inquietudes, sus preocupaciones... a pesar de que mis intenciones hacia con él eran sinceras, podía ver en su corazón que su carga era lo bastante pesada... y por más que me esforzaba en intentar alivianar su peso aunque fuera un poco, él se mostraba frío, distante. No cabe duda que Alphonse Baudelaire era un total y completo desconocido para mí. Respiré pesadamente pasándome una mano por el rostro, con intenciones de calmarme... juro que necesitaría paciencia para cuando Alphonse se dignara en volver a la casa. ¿Quién demonio piensa que es para dejarme aquí encerrada bajo llave como si fuera un convicta prófuga de la justicia?. Por más que trataba comprenderlo... había momentos en los cuáles Alphonse lograba sacarme de mis cabales, y no sabía por qué. Me desesperaba que la boca se le llenara al decir todo el tiempo "No salgas de casas" "No hagas esto, no hagas el otro". Me froté mis brazos con gesto reconfortante, paséando de aquí para allá por la sala de la casa, si lo sé, parecía león enjaulado... pero es que no soportaba la idea de tener que estar aquí encerrada, y todo por las ideas absurdas de Alphonse. Juro por Dios, que en cuanto llegue a casa... no se escaparía de la batalla campal que estaba a punto de librarle en cualquier momento que lo viera a travesar la puerta. "Tranquilízate Sabriel" me dije dentro de mis pensamientos, intentándo serenarme. Respiré pesadamente en el momento que mi mirada se desvió hacia la pequeña repisa que había arriba de la chimenea. Me acerqué con gesto de curiosidad, reparando por primera vez en varios minutos... que la repisa estaba llena de retratos. Me dediqué a observar todos y cada uno de los rostros de las personas que aparecían en las fotografías, con una pequeña sonrisa... era la Familia de Alphonse, de eso no me quedaba la menor duda. Momentos después reparé en una fotografía, de un pequeño sonriendo felízmente a lado de quiénes parecían ser sus padres. Sonreí con cierto cariño, al darme cuenta que el pequeño era nada más y nada menos que Alphonse, su mirada era tan cálida, inocente y risueña... que me era difícil imaginar el por qué Alphonse se había convertido en el ogro que tenía como protector. Respiré pesadamente, pero aún así manteniendo mi sonrisa... a la vez que tomaba el retrato entre mis manos, para observarlo con más detenimiento, a la vez que contorneaba suavemente y con suma delicadeza el rostro del pequeño Alphonse. Negué suavemente dejándo la fotografía en su lugar... momentos después mi mirada se posó en el retrato de una pequeña, no mayor de 10 años... de cabellera castaña, ojos color miel, su mirada era tan dulce e inocente... que por un momento me pareció ver al pequeño Alphonse. Sonreí invitablemente con sumo cariño... ¿quién era esa pequeña? no tenía idea... pero seguramente era alguien muy especial en la vida de Alphonse. Suspiré débilmente, en el momento que logré sentir la presencia pero más que nada el aura de una persona que no dudaría en reconocer ni siquiera con los ojos cerrados. Podía notar su mirada clavada en mí... ¿a qué hora había llegado? me recriminé dentro de mis pensamientos, volviéndome para encontrarme con esos hermosos ojos color miel... que me miraban de una manera que me fue imposible descifrar. De un momento a otro, mi corazón comenzó a latir fuertemente... sintiéndome lo bastante nerviosa al tener que encontrarme con su mirada, pero más que nada al notar su proximidad. ¿En qué momento me había distraído lo bastante para no darme cuenta de que estaba justo detrás de mí?. Lo encaré, sosteniéndole la mirada... cayendo en cuenta de que aún sostenía el retrato de la pequeña entre mís manos, inconsientemente lo abrazé contra mi pecho, inhalé y exhalé hondamente para darme valor. – ¿se puede saber quién demonios te crees que eres para largarte así de la nada y dejarme aquí encerrada como si fuera un prófuga de la justicia? – le espeté mirándole lo bastante molesta y enfadada. Quize dar un paso hacia atrás, pero su cercanía me tenía prácticamente acorralada impidiéndome que me alejara de él. Inevitablemente cerré los ojos un momento, evitándo por todos los medios que su cercanía no lograra ponerme más nerviosa de lo que ya me encontraba... ni que los latidos de mi corazón, me hicieran balbucear ante sus hermosos ojos. – si acaso crees que el solo echo de ser mi protector te hace pensar que puedes tener absoluto derecho sobre mí, estás completamente equivocado.. –le dije secamente, a la vez que abría mis ojos, para notar que seguía sin siquiera moverse... pero más me sorprendí al notar que yo no hacía nada por alejarlo... me negaba rotundamente a demostrarle que su proximidad me ponía realmente tensa y nerviosa.
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Vera Ylönen
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[ Con Ron Weasley // Hospital ]
Toda esta situación me tenía con la cabeza echa un lío, especialmente por que en el fondo no podía evitar sentir una terrible culpa por no haber impedido que Ron atentára contra su propia vida... el encontrarlo con un cuchillo en la mano y notar que se había echo una herida bastante profunda, hablándo de una manera tan extraña, diciéndo que Simón le había ordenado hacerlo... me hacía pensar que algo extraño ocurría en este pueblo, aunque eso era más que evidente, no era del todo común que a cada paso que daba sintiera como si alguien clavara su mirada a mis espaldas. Quizás sean superticiones mías, pero... comenzaba a creer que este pueblo probablemente a este paso comenzaría a verse azotado por una ola de bandalismo y criminalismo, si las autoridades no actuaba con rapidéz. Suspiré pesadamente, en el momento que le dedicaba una amable sonrisa, poco común en mí, a la recepcionista del Hospital, le hice una seña dándole a entender que iba a visitar a mi amigo, hecho ante el cuál sonrió y me hizo un gesto con la mano a modo de que pasara sin problema y que en un momento el Médico que se encargó de atenderlo estaría con nosotros. Asentí tranquilamente con una sonrisa, para retomar mi camino y tomar el ascensor. Lo único que en el fondo me tranquilizaba, era saber que Ron estaba mejorando día a día... a pesar de que había perdido demasiada sangre a causa de la herida, su vida se había visto en grave peligro si no hubiese actuado a tiempo. A fin de cuentas, Ronald era la única persona a la cuál podía considerar un "amigo" desde que llegué a este pueblo y... su salud, bueno... él me preocupaba mucho. Juro que a la próxima vez que me vuelva a hacer pasar un susto como este... soy capaz de ahorcarlo. Nunca antes me había preocupado por alguien así... pero, Ron era un caso especial, debido a que era un chico sincero y sin fingimientos, supongo que eso era lo que más me agradaba de su persona. Sonreí un poco, en el momento las puertas del ascensor se abrían de par en par, caminé unos pasos hasta la habitación en la que se encontraba, giré la perilla para entre abrir un poco la puerta y darme cuenta que Ron estaba profundamente dormido. Negué suavamente con una sonrisa, cerrando con cuidado la puerta para no despertarle, para posteriormente ocupar la silla que estaba a lado de la cama. Tomé una revista de la mesita de noche, la cuál comenzé a hojear con intenciones de distraerme, cuando en ese momento Ron comenzó poco a poco a despertarse. – Buenas noches, bello durmiente.. – lo saludé tranquilamente esbozando una pequeña sonrisa en el rostro, a la vez que me acercaba un poco para tomar su mano entre la mía. – ¿como te sientes? – le pregunté mirándole con cierta inquietud, mientras acariciaba amistosamente su mano con gesto de preocupación.
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[ Con Ron Weasley // Hospital ]
Toda esta situación me tenía con la cabeza echa un lío, especialmente por que en el fondo no podía evitar sentir una terrible culpa por no haber impedido que Ron atentára contra su propia vida... el encontrarlo con un cuchillo en la mano y notar que se había echo una herida bastante profunda, hablándo de una manera tan extraña, diciéndo que Simón le había ordenado hacerlo... me hacía pensar que algo extraño ocurría en este pueblo, aunque eso era más que evidente, no era del todo común que a cada paso que daba sintiera como si alguien clavara su mirada a mis espaldas. Quizás sean superticiones mías, pero... comenzaba a creer que este pueblo probablemente a este paso comenzaría a verse azotado por una ola de bandalismo y criminalismo, si las autoridades no actuaba con rapidéz. Suspiré pesadamente, en el momento que le dedicaba una amable sonrisa, poco común en mí, a la recepcionista del Hospital, le hice una seña dándole a entender que iba a visitar a mi amigo, hecho ante el cuál sonrió y me hizo un gesto con la mano a modo de que pasara sin problema y que en un momento el Médico que se encargó de atenderlo estaría con nosotros. Asentí tranquilamente con una sonrisa, para retomar mi camino y tomar el ascensor. Lo único que en el fondo me tranquilizaba, era saber que Ron estaba mejorando día a día... a pesar de que había perdido demasiada sangre a causa de la herida, su vida se había visto en grave peligro si no hubiese actuado a tiempo. A fin de cuentas, Ronald era la única persona a la cuál podía considerar un "amigo" desde que llegué a este pueblo y... su salud, bueno... él me preocupaba mucho. Juro que a la próxima vez que me vuelva a hacer pasar un susto como este... soy capaz de ahorcarlo. Nunca antes me había preocupado por alguien así... pero, Ron era un caso especial, debido a que era un chico sincero y sin fingimientos, supongo que eso era lo que más me agradaba de su persona. Sonreí un poco, en el momento las puertas del ascensor se abrían de par en par, caminé unos pasos hasta la habitación en la que se encontraba, giré la perilla para entre abrir un poco la puerta y darme cuenta que Ron estaba profundamente dormido. Negué suavamente con una sonrisa, cerrando con cuidado la puerta para no despertarle, para posteriormente ocupar la silla que estaba a lado de la cama. Tomé una revista de la mesita de noche, la cuál comenzé a hojear con intenciones de distraerme, cuando en ese momento Ron comenzó poco a poco a despertarse. – Buenas noches, bello durmiente.. – lo saludé tranquilamente esbozando una pequeña sonrisa en el rostro, a la vez que me acercaba un poco para tomar su mano entre la mía. – ¿como te sientes? – le pregunté mirándole con cierta inquietud, mientras acariciaba amistosamente su mano con gesto de preocupación.
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ιzzy нale Lun Oct 25, 2010 1:06 am
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Sabriel Mortensen
as: Sabriel Arwen Mortensen
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[ Con Alphonse Baudelaire // Casa Baudelaire ]
Me quedé en silencio por varios segundos únicamente observándole de una manera fría y dura sin decir ni una sola palabra, a la vez que los latidos de mi corazón poco a poco comenzaban a disminuir a causa de la cercanía de Alphonse. Mi silencio se prolongó aún más en el momento que me quitó sutilmente y con algo de fuerza el retrato que mantenía abrazado contra mi pecho y peor aún al escucharle decir que no volviera a esculcar entre sus cosas. Gracias a Dios que se dió la vuelta, por que juro que necesite fuerza de voluntad para no gritarle a la cara lo... absurdo y patético que era su comportamiento para conmigo. Respiré lenta y hondamente intentando serenarme y mantener al margen la poca paciencia que aún me quedaba dentro de mí, por que de seguir así... estaba segura que no podría mantenerla por mucho tiempo. – perdone usted "su alteza serenísima" no era mi intención ofenderle... – respondí irónicamente en el preciso instante que me giraba para darle la espalda, mientras observaba detenidamente el fuego de la chimenea, el fuego muchas veces me ayudaba a tranquilizarme.. pero el punto era que con Alphonse, claramente no se podía nisiquiera dialogar. La curiosidad me mataba por saber si la pequeña era su hermana... pero estaba más que segura que si se lo preguntaba, no tendría la bondad de responderme, como dije Alphonse era un hombre de misterios. Eramos como dos completos extraños viviendo en la misma casa, únicamente capaces de intercambiar unas cuantas palabras solo para discutir. Además... si tanto le molestaba mi presencia, ¿para qué me tenía aquí?.. era más que evidente que en el fondo mi presencia le molestaba y de cierto modo le exasperaba, si.. se que su misión es protegerme, pero... ¿con qué fin?. Suspiré majeándome suavemente la sien con las yemas de los dedos. Lo miré de reojo por unos breves segundos al escucharle decir que había traído comida china. – gracias... pero no tengo hambre – le agradecí sinceramente aún sin mirarle, no quería encararle y flanquear de nueva cuenta como hacia unos segundos atrás, al perderme en su mirada. – come tu... últimamente te encuentras algo pálido y demacrado.. – le dije escuetamente volviéndome lentamente para mirarle con cierta inquietud. Lo cuál era cierto... últimamente había notado a Alphonse un tanto.. pálido y débil, por ende temía que sus malestares fueran tal véz por mi culpa. Podía sentir dentro de su corazón una carga lo bastante pesada. – Alphonse.. – le llamé un tanto intranquila dándo unos pasos hasta situarme a escasa distancia de él. Hice el amago de tocar su hombro... pero al final me retracté esbozando una suave y pequeña mueca, en el momento que cerraba mi mano en un puño. – entiendo que probablemente protegerme no es lo mejor que te ha pasado en la vida... pero no tienes que hacerlo.. – le dije con preocupación, intentando hallar las palabras adecuadas con las cuáles expresarme. Desde tiempos inmemorables Dios nos encomendó como misión a los ángeles cuidar, proteger y velar por los humanos. Ser sus guías, sus guardiánes por el buen camino. – te juro que quisiera entender el motivo por el cuál estas haciendo esto... si tan solo me tuvieras la confianza para confiarme lo que te pasa..– inconsientemente llevé una mano hasta su hombro para tocarlo suavemente.
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Me quedé en silencio por varios segundos únicamente observándole de una manera fría y dura sin decir ni una sola palabra, a la vez que los latidos de mi corazón poco a poco comenzaban a disminuir a causa de la cercanía de Alphonse. Mi silencio se prolongó aún más en el momento que me quitó sutilmente y con algo de fuerza el retrato que mantenía abrazado contra mi pecho y peor aún al escucharle decir que no volviera a esculcar entre sus cosas. Gracias a Dios que se dió la vuelta, por que juro que necesite fuerza de voluntad para no gritarle a la cara lo... absurdo y patético que era su comportamiento para conmigo. Respiré lenta y hondamente intentando serenarme y mantener al margen la poca paciencia que aún me quedaba dentro de mí, por que de seguir así... estaba segura que no podría mantenerla por mucho tiempo. – perdone usted "su alteza serenísima" no era mi intención ofenderle... – respondí irónicamente en el preciso instante que me giraba para darle la espalda, mientras observaba detenidamente el fuego de la chimenea, el fuego muchas veces me ayudaba a tranquilizarme.. pero el punto era que con Alphonse, claramente no se podía nisiquiera dialogar. La curiosidad me mataba por saber si la pequeña era su hermana... pero estaba más que segura que si se lo preguntaba, no tendría la bondad de responderme, como dije Alphonse era un hombre de misterios. Eramos como dos completos extraños viviendo en la misma casa, únicamente capaces de intercambiar unas cuantas palabras solo para discutir. Además... si tanto le molestaba mi presencia, ¿para qué me tenía aquí?.. era más que evidente que en el fondo mi presencia le molestaba y de cierto modo le exasperaba, si.. se que su misión es protegerme, pero... ¿con qué fin?. Suspiré majeándome suavemente la sien con las yemas de los dedos. Lo miré de reojo por unos breves segundos al escucharle decir que había traído comida china. – gracias... pero no tengo hambre – le agradecí sinceramente aún sin mirarle, no quería encararle y flanquear de nueva cuenta como hacia unos segundos atrás, al perderme en su mirada. – come tu... últimamente te encuentras algo pálido y demacrado.. – le dije escuetamente volviéndome lentamente para mirarle con cierta inquietud. Lo cuál era cierto... últimamente había notado a Alphonse un tanto.. pálido y débil, por ende temía que sus malestares fueran tal véz por mi culpa. Podía sentir dentro de su corazón una carga lo bastante pesada. – Alphonse.. – le llamé un tanto intranquila dándo unos pasos hasta situarme a escasa distancia de él. Hice el amago de tocar su hombro... pero al final me retracté esbozando una suave y pequeña mueca, en el momento que cerraba mi mano en un puño. – entiendo que probablemente protegerme no es lo mejor que te ha pasado en la vida... pero no tienes que hacerlo.. – le dije con preocupación, intentando hallar las palabras adecuadas con las cuáles expresarme. Desde tiempos inmemorables Dios nos encomendó como misión a los ángeles cuidar, proteger y velar por los humanos. Ser sus guías, sus guardiánes por el buen camino. – te juro que quisiera entender el motivo por el cuál estas haciendo esto... si tan solo me tuvieras la confianza para confiarme lo que te pasa..– inconsientemente llevé una mano hasta su hombro para tocarlo suavemente.
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ιzzy нale Lun Oct 25, 2010 1:06 am
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Le miré un poco más alivianada en el instante que esbozaba una pequeña y apenas visible sonrisa en mi rostro, al escucharle decir que dentro de poco el Médico lo daría de alta. – no sabes lo tranquila que me deja saber eso.. – le dije sonriendo sinceramente, bajándo por unos segundos mi mirada... notándo que aún mantenía su mano entre la mía. Le escuché preguntarme como me encontraba, y me abstuve de tener que responder aquella pregunta, diciéndo que quitára del rostro todo rastro de preocupación. – sabes que no soy muy multifacética que digamos...– le solté irónicamente, con intenciones de bromear un poco... a la vez que alzaba un poco la vista para mirarle con tristeza. Ron era la única persona de este lugar a la que me había atrevido a contarle mi oscuro pasado. Suspiré pesadamente. – Ron... ¿como quieres que esté después de todo lo que ha pasado? – le miré con inquietud, acariciando su mano con suavidad. El recuerdo y la escena de Ron, hiriéndose así mismo... me tenía bastante impactada. Cerré los ojos fuertemente intentándo disuadir dentro de mis pensamientos aquel recuerdo... no quería nisiquiera llegar a imaginarme que Ron... sentí como de un momento a otro los ojos se me inundaban de lágrimas, pero al punto de no derramar ni una sola gota. – por favor... no vuelvas a asustarme de esa forma.. – le pedí intentando por todos los medios que mi voz no se quebrára, a causa del dolor que me provocaba verle así.
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Le miré un poco más alivianada en el instante que esbozaba una pequeña y apenas visible sonrisa en mi rostro, al escucharle decir que dentro de poco el Médico lo daría de alta. – no sabes lo tranquila que me deja saber eso.. – le dije sonriendo sinceramente, bajándo por unos segundos mi mirada... notándo que aún mantenía su mano entre la mía. Le escuché preguntarme como me encontraba, y me abstuve de tener que responder aquella pregunta, diciéndo que quitára del rostro todo rastro de preocupación. – sabes que no soy muy multifacética que digamos...– le solté irónicamente, con intenciones de bromear un poco... a la vez que alzaba un poco la vista para mirarle con tristeza. Ron era la única persona de este lugar a la que me había atrevido a contarle mi oscuro pasado. Suspiré pesadamente. – Ron... ¿como quieres que esté después de todo lo que ha pasado? – le miré con inquietud, acariciando su mano con suavidad. El recuerdo y la escena de Ron, hiriéndose así mismo... me tenía bastante impactada. Cerré los ojos fuertemente intentándo disuadir dentro de mis pensamientos aquel recuerdo... no quería nisiquiera llegar a imaginarme que Ron... sentí como de un momento a otro los ojos se me inundaban de lágrimas, pero al punto de no derramar ni una sola gota. – por favor... no vuelvas a asustarme de esa forma.. – le pedí intentando por todos los medios que mi voz no se quebrára, a causa del dolor que me provocaba verle así.
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Re: Haven Rol,,*
ιzzy нale Lun Oct 25, 2010 4:49 am
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Nathan Valmont
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[ Con Rosalie Hale // Bosque ]
Mi afán por encontrar con Evangeline, me había echo instalarme por tiempo indeterminado en el pueblo. No sabía por cuánto tiempo me quedaría en este lugar... pero de algo estaba completamente seguro era que no me iría hasta lograr ver por última vez el rostro de Evangeline, el más grande amor de mi vida. Por siglos viajé por el mundo buscándola... y finalmente logré dar su paradero. Desde hacía varios días la había estado observando en secreto, esperando que se diera la oportunidad para hablar con ella... a pesar de que mi más grande anhelo era volver a verla.. abrazarla, como alguna vez lo hice. Había momentos en los cuales mis pensamientos me traicionaban, diciéndome que lo mejor sería dejar que las cosas tomáran su rumbo, pero el amor que aún sentía por Evangeline.. me hacía olvidarme a veces de la realidad, Evangeline alguna vez fue mi mundo.. pero aquel mundo se desmoronó de la noche a la mañana al verme convertido en lo que muchos considerían una abominación, un monstruo. Respiré hondamente pasándome una mano por el rostro intentándo serenarme y olvidarme por un momento de Evangeline, de su rostro.. su aroma.. su cálida forma de mirar. Cerré los ojos dejándome embargar por viejos recuerdos, en el momento que pude percibir el aroma a sangre proveniente de animales muertos y de una presencia que me era desconocida... a pesar de reconocer el aroma. Me quedé quieto durante un par de segundos, para posteriormente comenzar a moverme a tal velocidad por los árboles, saltándolos ágilmente hasta postrarme en la copa de uno de los árboles- Desde mi posición pude observar detenidamente, sin tener la necesidad de acercarme a la mujer de inigualable y cegadora belleza que se encontraba cazando. Le miré curiosamente por varios segundos... deseando que no se diera cuenta de mi presencia. En un pestañeo desapareció sin dejar rastro alguno más que su aroma en cuál aún podía percibir en el aire, provocándo que en ese momento en un acto de agilidad saliera de mi escondite. Miré a mi alrededor observando el rastro de sangre de los animales sin vida... en ese momento, sin tener que caer en la necesidad de saber que había sido de ella, supe que estaba a mis espaldas, me volví con despreocupadamente al escuchar sus palabras. – y a ti, no te han dicho que andar sola y sin protección por el bosque... es muy... ¿peligroso? – le cuestioné tranquilamente, mientras la rodeaba parsimoniosamente examinándola detenidamente de arriba a bajo, esbozando a penas una muy visible sonrisa en el rostro. Era evidente que la chica tenía carácter... de eso no me quedaba ninguna duda, quizás no del modo fuerte... pero tenía agallas, seguramente en su anterior vida fue una mujer de cautivadora belleza. Hacía varios días que a ella también la había estado observando en secreto... tenía entendido que vivía con sus... hermanos y su esposo, por lo que de cierto modo me resultaba un tanto... extraño, no verlo con él. En la Universidad se cuestionaba bastante sobre lo guapo y apuestos que eran los hombres de la familia Cullen.
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Mi afán por encontrar con Evangeline, me había echo instalarme por tiempo indeterminado en el pueblo. No sabía por cuánto tiempo me quedaría en este lugar... pero de algo estaba completamente seguro era que no me iría hasta lograr ver por última vez el rostro de Evangeline, el más grande amor de mi vida. Por siglos viajé por el mundo buscándola... y finalmente logré dar su paradero. Desde hacía varios días la había estado observando en secreto, esperando que se diera la oportunidad para hablar con ella... a pesar de que mi más grande anhelo era volver a verla.. abrazarla, como alguna vez lo hice. Había momentos en los cuales mis pensamientos me traicionaban, diciéndome que lo mejor sería dejar que las cosas tomáran su rumbo, pero el amor que aún sentía por Evangeline.. me hacía olvidarme a veces de la realidad, Evangeline alguna vez fue mi mundo.. pero aquel mundo se desmoronó de la noche a la mañana al verme convertido en lo que muchos considerían una abominación, un monstruo. Respiré hondamente pasándome una mano por el rostro intentándo serenarme y olvidarme por un momento de Evangeline, de su rostro.. su aroma.. su cálida forma de mirar. Cerré los ojos dejándome embargar por viejos recuerdos, en el momento que pude percibir el aroma a sangre proveniente de animales muertos y de una presencia que me era desconocida... a pesar de reconocer el aroma. Me quedé quieto durante un par de segundos, para posteriormente comenzar a moverme a tal velocidad por los árboles, saltándolos ágilmente hasta postrarme en la copa de uno de los árboles- Desde mi posición pude observar detenidamente, sin tener la necesidad de acercarme a la mujer de inigualable y cegadora belleza que se encontraba cazando. Le miré curiosamente por varios segundos... deseando que no se diera cuenta de mi presencia. En un pestañeo desapareció sin dejar rastro alguno más que su aroma en cuál aún podía percibir en el aire, provocándo que en ese momento en un acto de agilidad saliera de mi escondite. Miré a mi alrededor observando el rastro de sangre de los animales sin vida... en ese momento, sin tener que caer en la necesidad de saber que había sido de ella, supe que estaba a mis espaldas, me volví con despreocupadamente al escuchar sus palabras. – y a ti, no te han dicho que andar sola y sin protección por el bosque... es muy... ¿peligroso? – le cuestioné tranquilamente, mientras la rodeaba parsimoniosamente examinándola detenidamente de arriba a bajo, esbozando a penas una muy visible sonrisa en el rostro. Era evidente que la chica tenía carácter... de eso no me quedaba ninguna duda, quizás no del modo fuerte... pero tenía agallas, seguramente en su anterior vida fue una mujer de cautivadora belleza. Hacía varios días que a ella también la había estado observando en secreto... tenía entendido que vivía con sus... hermanos y su esposo, por lo que de cierto modo me resultaba un tanto... extraño, no verlo con él. En la Universidad se cuestionaba bastante sobre lo guapo y apuestos que eran los hombres de la familia Cullen.
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ιzzy нale Jue Oct 28, 2010 12:50 am
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Kitty Pryde
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[ Con Thomas Thales // Calles ]
Los últimos acontecimientos en Haven, me tenían un tanto desconcertada... caos, muertes, heridos, tenían con el alma en un hilo a más de un habitante. Incluso mis padres habían llegado a la conclusión de que en caso de que la sitacuión en este lugar empeorara, desgraciadamente nos tendríamos que ir del pueblo, al fin y al cabo lo único que deseaban era mi bienestar. Entiendo que los médicos les habían recomendado un cambio de ambiente, para que pudiera adaptarme... pero en este lugar casi no tenía amigos, en la escuela muchos me consideraban una persona extraña, a la cuál evitaban por todos los medios acercarse con el temor a... que les hiciera algo, dado a que mi aspecto, supongo que dejaba mucho que decir. Con el paso de los meses, he llegado a la conclusión de que algo dentro de mí, no está bien... sintiéndo que una extraña sensación corre dentro de mis venas... en cierto modo esta sensación me resultaba muy familiar, pero a la vez... no podía darme una explicación a lo que me sucedía. Mis padres decían que el cambio de ambiente me ayudaría mucho... pero en realidad, siento que esto va más allá. Suspiré pesadamente hundiendo las manos dentro de los bolsillos de mi pantalón, a la vez que con suave movimiento de hombro me acomodaba la mochila. Esta mañana había tenido que asistir a prácticas por la escuela... por lo que me había tomado la noche, a pesar de que muchos compañeros se quejaban que dadas las circunstancias, las clases debían de suspenderse uno o dos días, pero al parecer la comitiva directiva deseaba tomar las cosas con calma. Caminaba sumisa en mis pensamientos, y con la vista cabizbaja... cuando en ese momento me frené instintivamente al estar a punto de tropezarme. Alzé la mirada, para encontrarme con unos lindísimos ojos azules y con la sonrisa encantadora y seductora de un joven preguntándome si casualmente no tendría la hora, ya que parecía que había perdido la noción del tiempo. Lo miré detenidamente por un momento, cayéndo en cuenta que su rostro me era vagamente familiar... en eso recordé que se trataba del Profesor de Educación Física, e inevitablemente me sonrojé un poco, pues estaba a punto de tutearlo... por lo que no sería correcto. – descuide – le dije jovialmente con una pequeña sonrisa, a modo de que no se preocupara. – son las... – moví un poco mi muñeca para observar la hora en mi reloj de pulsera. – 20:30 horas – le informé amablemente con una sonrisa. – mucho trabajo en el Instituto, ¿profesor? – le pregunté apropiadamente con una sonrisa y con un deje de curiosidad en el tono de mi voz, anhelando por todos los medios que mi pregunta no hubiera sonado impertinente.
as: Katherine Anne Pryde
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Los últimos acontecimientos en Haven, me tenían un tanto desconcertada... caos, muertes, heridos, tenían con el alma en un hilo a más de un habitante. Incluso mis padres habían llegado a la conclusión de que en caso de que la sitacuión en este lugar empeorara, desgraciadamente nos tendríamos que ir del pueblo, al fin y al cabo lo único que deseaban era mi bienestar. Entiendo que los médicos les habían recomendado un cambio de ambiente, para que pudiera adaptarme... pero en este lugar casi no tenía amigos, en la escuela muchos me consideraban una persona extraña, a la cuál evitaban por todos los medios acercarse con el temor a... que les hiciera algo, dado a que mi aspecto, supongo que dejaba mucho que decir. Con el paso de los meses, he llegado a la conclusión de que algo dentro de mí, no está bien... sintiéndo que una extraña sensación corre dentro de mis venas... en cierto modo esta sensación me resultaba muy familiar, pero a la vez... no podía darme una explicación a lo que me sucedía. Mis padres decían que el cambio de ambiente me ayudaría mucho... pero en realidad, siento que esto va más allá. Suspiré pesadamente hundiendo las manos dentro de los bolsillos de mi pantalón, a la vez que con suave movimiento de hombro me acomodaba la mochila. Esta mañana había tenido que asistir a prácticas por la escuela... por lo que me había tomado la noche, a pesar de que muchos compañeros se quejaban que dadas las circunstancias, las clases debían de suspenderse uno o dos días, pero al parecer la comitiva directiva deseaba tomar las cosas con calma. Caminaba sumisa en mis pensamientos, y con la vista cabizbaja... cuando en ese momento me frené instintivamente al estar a punto de tropezarme. Alzé la mirada, para encontrarme con unos lindísimos ojos azules y con la sonrisa encantadora y seductora de un joven preguntándome si casualmente no tendría la hora, ya que parecía que había perdido la noción del tiempo. Lo miré detenidamente por un momento, cayéndo en cuenta que su rostro me era vagamente familiar... en eso recordé que se trataba del Profesor de Educación Física, e inevitablemente me sonrojé un poco, pues estaba a punto de tutearlo... por lo que no sería correcto. – descuide – le dije jovialmente con una pequeña sonrisa, a modo de que no se preocupara. – son las... – moví un poco mi muñeca para observar la hora en mi reloj de pulsera. – 20:30 horas – le informé amablemente con una sonrisa. – mucho trabajo en el Instituto, ¿profesor? – le pregunté apropiadamente con una sonrisa y con un deje de curiosidad en el tono de mi voz, anhelando por todos los medios que mi pregunta no hubiera sonado impertinente.
Última edición por ιzzy нale el Jue Oct 28, 2010 1:41 am, editado 1 vez
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Re: Haven Rol,,*
ιzzy нale Jue Oct 28, 2010 1:38 am
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Vera Ylönen
as: Verena Mikayla Ylönen
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[ Con Ron Weasley // Hospital ]
Me quedé en silencio tras escuchar sus palabras, sintiéndo el suave contacto de su mano al acariciar mi mejilla, a la vez que instintivamente cerraba los ojos disfrutando por un momento de lo cálido y agradable que se sentía aquella extraña sensación, sensación que nunca antes en mi vida había sentido. Lo que menos deseaba en este momento, era que por primera vez en mi vida alguien me viera derramar una lágrima... a pesar de que Ron era una una persona especial para mí, al ser el único y verdadero amigo que he tenido en mi vida, mi faceta de mostrarme indiferente.. incluso fría ante la vida, el sentimiento y la tristeza de ver a una persona que significaba mucho para mí en ese estado, sobrepasaba mis límites de fortaleza. Mis ojos aún se mostraban llorosos, a causa del sentimiento que sentía... pero aún así no pude evitar dedicarle una pequeña y tímida sonrisa, al notar que me miraba pidiéndome que no llorara por él. Jamás nadie había sido capaz de sacarme una sonrisa... pero Ron, con su amistad, su cariño, su manera de ser... me atrevía a pensar que él era la única persona en mi triste vida que me hacía sonreír de manera sincera y sin fingimientos. Lo miré cálidamente y de manera enternecida, al escucharle prometerme que si hoy lo daban de alta, me llevaría a la tienda que dulces para que eligiera lo que más me agradara. Fruncí un poco los labios, sin poder evitar sonreírle de manera divertida... si, admito que a veces Ron era como un niño pequeño... pero un niño pequeño tierno y divertido, al que jamás permitiría que le cortaran las alas, además... su forma encantadora parecía tener cautivadas a más de una, y la verdad.... no era para menos. – Ron... – le llamé débilmente con una sonrisa, pero preferí mejor guardar silencio y dejar que continuara. Dijo que así podría pasar más tiempo conmigo, afirmándo que más tiempo del que pasamos en el hospital, alegándo que también así podría presumir a mi amigo Ron. Por primera vez en mucho tiempo, no pude evitar echarme a reír de manera divertida... respiré un poco intentándo calmarme, pero su comentario vaya que si me había causado ternura y gracia. Me animó para que aceptara su invitación, aunque la verdad... el solo echo de salir con Ron, me alegraba todo el día. – de acuerdo... – accedí mirándole con una sonrisa a manera de confidencialidad. – pero no vuelvas a decir aquello, ni en broma... – le reproché mirándole seriamente en broma, tras su comentario de secuestrarme en su estado. Se retractó diciéndo que en estado convaleciente sería aburrido, y con mayor razón si debía de estar en cama todo el día. – tienes toda la razón... además, sabes muy bien que puedo ser una amiga tomándo la actitud de madre sobreprotectora y regañona.. – le comenté a modo de broma. – muy bien, pero trataré por todos los medios de presumirte única y exclusivamente ante muy pocas de nuestras compañeras... créeme si de algo estoy muy orgullosa es que soy muy perspicaz y te aseguro traes suspirando a más de una.. – le comenté alzándo inevitablemente una ceja, a la vez que esbozaba una pequeña sonrisa de lado. En ese momento la puerta de la habitación se abrió, me volví un poco al escuchar a la enfermera diciéndo que había traído la merienda para Ron. Miré a la enfermera con gesto de agradecimiento, cuando me acercó el carrito con la charola de comida. Momentos después la enfermera se retiró diciéndo que de un momento a otro el Doctor vendría para cambiarle las vendas a Ron, y que si todo estaba en orden podría darlo de alta. La miré con gesto de agradecimiento, y en cuánto la puerta se volvió a cerrar, tomé la charola con cuidado, abriéndo las agarraderas para que se pudiera sostener en la cama. Miré a Ron, con una sonrisa a la vez que quitaba la tapa para ver lo que le habían preparado... sabía que la comida de los hospitales no era muy buena, pero Ron tenía que comer adecuadamente.. tomé la cuchara, para posteriormente introducirla en consomé de pollo y verduras, para luego soplarle un poco, ya que estaba caliente.. – iummm huele muy bien – le comenté sonriendo, para animarlo y que no me fuera a decir que la comida aquí sabía horrible. – ¿qué prefieres, el trenesito el o avionsito? – le pregunté sonriendo a manera de broma, acercandole un poquito la cuchara.
as: Verena Mikayla Ylönen
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Me quedé en silencio tras escuchar sus palabras, sintiéndo el suave contacto de su mano al acariciar mi mejilla, a la vez que instintivamente cerraba los ojos disfrutando por un momento de lo cálido y agradable que se sentía aquella extraña sensación, sensación que nunca antes en mi vida había sentido. Lo que menos deseaba en este momento, era que por primera vez en mi vida alguien me viera derramar una lágrima... a pesar de que Ron era una una persona especial para mí, al ser el único y verdadero amigo que he tenido en mi vida, mi faceta de mostrarme indiferente.. incluso fría ante la vida, el sentimiento y la tristeza de ver a una persona que significaba mucho para mí en ese estado, sobrepasaba mis límites de fortaleza. Mis ojos aún se mostraban llorosos, a causa del sentimiento que sentía... pero aún así no pude evitar dedicarle una pequeña y tímida sonrisa, al notar que me miraba pidiéndome que no llorara por él. Jamás nadie había sido capaz de sacarme una sonrisa... pero Ron, con su amistad, su cariño, su manera de ser... me atrevía a pensar que él era la única persona en mi triste vida que me hacía sonreír de manera sincera y sin fingimientos. Lo miré cálidamente y de manera enternecida, al escucharle prometerme que si hoy lo daban de alta, me llevaría a la tienda que dulces para que eligiera lo que más me agradara. Fruncí un poco los labios, sin poder evitar sonreírle de manera divertida... si, admito que a veces Ron era como un niño pequeño... pero un niño pequeño tierno y divertido, al que jamás permitiría que le cortaran las alas, además... su forma encantadora parecía tener cautivadas a más de una, y la verdad.... no era para menos. – Ron... – le llamé débilmente con una sonrisa, pero preferí mejor guardar silencio y dejar que continuara. Dijo que así podría pasar más tiempo conmigo, afirmándo que más tiempo del que pasamos en el hospital, alegándo que también así podría presumir a mi amigo Ron. Por primera vez en mucho tiempo, no pude evitar echarme a reír de manera divertida... respiré un poco intentándo calmarme, pero su comentario vaya que si me había causado ternura y gracia. Me animó para que aceptara su invitación, aunque la verdad... el solo echo de salir con Ron, me alegraba todo el día. – de acuerdo... – accedí mirándole con una sonrisa a manera de confidencialidad. – pero no vuelvas a decir aquello, ni en broma... – le reproché mirándole seriamente en broma, tras su comentario de secuestrarme en su estado. Se retractó diciéndo que en estado convaleciente sería aburrido, y con mayor razón si debía de estar en cama todo el día. – tienes toda la razón... además, sabes muy bien que puedo ser una amiga tomándo la actitud de madre sobreprotectora y regañona.. – le comenté a modo de broma. – muy bien, pero trataré por todos los medios de presumirte única y exclusivamente ante muy pocas de nuestras compañeras... créeme si de algo estoy muy orgullosa es que soy muy perspicaz y te aseguro traes suspirando a más de una.. – le comenté alzándo inevitablemente una ceja, a la vez que esbozaba una pequeña sonrisa de lado. En ese momento la puerta de la habitación se abrió, me volví un poco al escuchar a la enfermera diciéndo que había traído la merienda para Ron. Miré a la enfermera con gesto de agradecimiento, cuando me acercó el carrito con la charola de comida. Momentos después la enfermera se retiró diciéndo que de un momento a otro el Doctor vendría para cambiarle las vendas a Ron, y que si todo estaba en orden podría darlo de alta. La miré con gesto de agradecimiento, y en cuánto la puerta se volvió a cerrar, tomé la charola con cuidado, abriéndo las agarraderas para que se pudiera sostener en la cama. Miré a Ron, con una sonrisa a la vez que quitaba la tapa para ver lo que le habían preparado... sabía que la comida de los hospitales no era muy buena, pero Ron tenía que comer adecuadamente.. tomé la cuchara, para posteriormente introducirla en consomé de pollo y verduras, para luego soplarle un poco, ya que estaba caliente.. – iummm huele muy bien – le comenté sonriendo, para animarlo y que no me fuera a decir que la comida aquí sabía horrible. – ¿qué prefieres, el trenesito el o avionsito? – le pregunté sonriendo a manera de broma, acercandole un poquito la cuchara.
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Re: Haven Rol,,*
ιzzy нale Vie Oct 29, 2010 12:59 am
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Re: Haven Rol,,*
ιzzy нale Jue Dic 02, 2010 1:38 am
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Re: Haven Rol,,*
ιzzy нale Jue Dic 02, 2010 1:56 am
JADE MITCHELL
[ Angel Caido ]
as Jade Evangeline Mitchell
en Calle con Nathan Valmont
Termine de acomodar los víveres en el almacén, para luego regresar a la sala. Poco después, me encontré limpiando los vidrios de mi casa -- si, definitivamente estaba esquivando algo. Voltee sobre mi hombro, y note mi vestimenta para el baile sobre la cama, en mi habitación. Solté un leve suspiro, deje el trapo en la mesita de café, y me encamine hacia la recamara. Ir, o no ir, e ahí el dilema. Hice una débil mueca, y comencé a cambiarme. Tenía que despejarme la mente, tenía que olvidarme un poco del infierno que ha sido para mí vivir últimamente en este lugar. De hecho varias veces considere mudarme, huir como tantas veces lo he hecho, para eventualmente ser olvidada y comenzar mi vida de nuevo. Sin embargo, cada vez que consideraba esa opción, sentía como si un cuchillo me atravesaba por el estómago, al momento que la imagen de Brad entraba a mi cabeza. No, no sé si tendré el valor de alejarme de él, de mi mejor amigo. Es cierto, últimamente lo he tratado de evitarle, en especial después del pequeño show que Shantel y yo dimos en su habitación. Aquella ocasión nunca, jamás, debió de haber pasado. Sin embargo, al parecer el destino estaba en mi contra, y una vez me ponía en el dilema en si podía vivir con una persona que conociera quien era yo en realidad, o huir -- huir como siempre lo hago. Me mire por última vez en el espejo, mientras ponía un poco de color en mis mejillas, y daba media vuelta para recoger mi abrigo. Tenía que salir de esta casa, de estas cuatro paredes que me sofocaban. Tome las llaves de la mesita, y sentí un leve dolor en el estómago, algo estaba bastante extraño, sea porque es la noche de Brujas, o porque -- no sé, siento que algo va a suceder ahora. Sacudí levemente la cabeza, sacando tal pensamiento de mi mente, y salí a la calle. Después de asegurarme que estaba cerrada mi puerta, me di la media vuelta ya que escuche un par de pisadas no muy lejos de mí. Me asuste un poco, pero era un miedo distinto, no tenía temor a la persona en sí, pero por alguna razón no le quería ver a la cara. Trague saliva levemente, y comencé a caminar detrás de él. Sabía que era un hombre, lo notaba en su caminar, pero...su aura, había algo bastante raro en su aura. Sentía como si yo le conociera, pero al mismo tiempo, como si fuera un total extraño para mi. No, la curiosidad me mataba.- Disculpe...- dije, sin poder evitarlo, mientras sentía como mi corazón se aceleraba totalmente, y una leve fragancia, bastante conocida, llego a mi. Maldita sea.
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Re: Haven Rol,,*
ιzzy нale Lun Dic 13, 2010 7:55 pm
as: Mariane Sheila bahuen||19 años
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Re: Haven Rol,,*
ιzzy нale Lun Ene 10, 2011 1:55 am
| James Hardwood as: James Alan Hardwood + Licántropo ;; Músico [ Con Mar Bahuen // Casa Hardwood ] |
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Hacía dos semanas que le había propuesto a Mar que se viniera a vivir conmigo al chalet que había adquirido en cuanto me instalé en Haven hacía un par de meses atrás y que se ubicaba a escasos metros del bosque; lo cual era una situación realmente favorable debido a que me ayudaba a mantener en anonimato mi condición. La compañía de Mar las últimas semanas había sido reconfortante y acogedora... la necesidad de protegerla, sobrepasaba mis límites... había algo en su interior que... me ligaba a ella, una extraña sensación que me provocaba cuidar de ella día y noche desde el momento en el que la conocí. Cerré los ojos pasándome ambas manos por el rostro intentando aclarar mis pensamientos, sin embargo al hacerlo la imagen de Mar se intensificó aun más dentro de mis pensamientos. Abrí los ojos lentamente pasándome una mano por la cabeza a su vez que un prolongado suspiro emanaba de mi boca. Tarde o temprano debía de confesarle a Mar la verdad de mi condición, aunque… ¿Qué opinión se haría con respecto a mí persona? Probablemente terminaría causándole miedo y se alejaría de mí lado, y, de ser así no haría absolutamente nada por evitarlo. A pesar del cariño que le he tomado durante el tiempo que llevo de conocerla, será lo mejor para ella. Suspiré pesadamente, en el momento que unos suaves pero audibles toques en la puerta de mi habitación capturaron mi atención, segundos después escuché la voz de Mar. Me levanté del sillón, dispuesto a abrir la puerta y al hacerlo me encontré con semblante pálido y sudoroso de Mar. – Mar... – le llamé con cierta inquietud ante el estado en el que se encontraba. – por favor, pasa... – le pedí, haciéndome a un lado para abrir la puerta invitándole a que pasara. – estás... pálida y... – empecé a decir con el semblante lleno de preocupación, tomando su mano entre la mía para llevarla hasta el sillón en donde hacía pocos minutos había estado cavilando dentro de mis pensamientos. Pasé una mano por su rostro, acariciando su mejilla y subir hasta su frente. – ¡Dios, Mar! estás... hirviendo en fiebre... – dije un tanto alarmado. Me di la media vuelta y fui hasta el baño por unas compresas para intentar bajarle la fiebre. Volví a su lado y coloqué el pañuelo húmedo sobre su frente.
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Re: Haven Rol,,*
ιzzy нale Sáb Ene 15, 2011 3:12 am
| James Hardwood as: James Alan Hardwood + Licántropo ;; Músico [ Con Mar Bahuen // Casa Hardwood ] |
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Esbocé una pequeña mueca de inconformidad tras escucharle decir que se encontraba bien, que seguramente la fiebre se debía un leve resfriado. Negué suavemente sin decir nada más, al mismo tiempo que volvía a humedecer el pañuelo y colocarlo sobre su frente y mirarle con preocupación. Tenía el extraño presentimiento que el semblante de Mar se debía a algo que iba más allá de una fiebre. ¿Sería posible que…? No, me refuté tajantemente dentro de mis pensamientos, intentando desechar lo antes posible la absurda idea que acababa de cruzar por mis pensamientos. Si ella estuviera consciente de mi condición, lo más probable es que se hubiera marchado cuanto antes de aquí despavorida y sin tiempo a que pudiera explicarle la situación. Uno de mis mayores temores, era perder el control en su presencia. Juro que si algo malo le sucedía por mi culpa, nunca me lo perdonaría. De pronto un extraño sonido, unos pasos sobre el piso de madera llamaron mi atención. Por varios segundos mi semblante se mantuvo impertérrito al mismo tiempo que intentaba darme cuenta si algo, o alguien, se encontraba también dentro de la casa. Asentí tranquilamente, sin siquiera observarla al mismo tiempo que le hacía un gesto con la mano pidiéndole que no se moviera. Sin embargo, Mar pareció actuar de forma extraña… diciendo que debíamos salir de la casa e internarnos en el bosque. Le miré con un deje de preocupación… – Mar... – le llamé suavemente, al mismo tiempo que colocaba una mano sobre su hombro, algo que fue inúltil ya que la desesperación parecía estarla alterando. – Mar, por favor – le pedí, impidiendo que saltara por la ventana al ver sus intenciones. – Mar, mírame… por favor – mi voz sonaba como una súplica, un ruego, al ver que seguía empeñada en salir de la casa. ¿Qué demonios estaba sucediendo? – tranquilízate, no dejaré que nada ni nadie te haga daño ¿me entiendes? – le decía con firmeza, al mismo tiempo que acunaba su rostro entre mis manos con suavidad. – confía en mí, te llevaré al bosque… pero tienes que tranquilizarte, por favor – le pedí, pasando una mano delicadamente por su frente, apartando unos cuantos mechones de su cabello.
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Re: Haven Rol,,*
ιzzy нale Sáb Ene 22, 2011 2:16 am
as: Mariane Sheila bahuen||19 años
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