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1977, Agosto 20 {#} One Too Many Drinks

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Mensaje  ιzzy нale Vie Sep 07, 2012 1:23 am

One Too Many Drinks
& They're all watchin' us now, they think we're falling in love, they'd never believe we're just friends, when you kiss me like this, I think you mean it like that if you do baby kiss me again. Everybody swears we make the perfect pair, but dancing is as far as it goes, girl you've never moved me quite the way you moved me tonight. I just wanted you to know.
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Mensaje  ιzzy нale Vie Sep 07, 2012 1:23 am

Charlie Kendrick
Charlotte Kaede Kendrick Beurk
# 17 años ; Ravenclaw - 7mo curso ; # Cazadora ; Sangre Pura
Esta Con: Sirius Black ; Donde: en las Tres Escobas


El verano no habia sido tan pesimo como alguna vez llegue a pensar que seria, aun con haber tenido que pasar todo este tiempo metida en mi casa con mi "querida" familia. No podía esperar la hora en la que terminara Hogwarts y poder largarme de mi casa de una vez. Lo hubiese echo antes pero no tenia claro como es que sobrevivirá después de todo ser menor de edad no ayuda para nada. Claro tenia que agradecer que mi hermana tanto como mis padres habían aprendido a dejarme en paz. Como también habían aprendido a no esperar nada de mi lo cual si era sincera no me molestaba en lo absoluto después de todo me salvaba de muchas cosas por ejemplo estar comprometida como ahora mismo lo estaba mi hermana. No quería ni imaginarme lo que sentiría al enterarme de que mis padres me habían comprometido creo que terminaría por hacer explotar la casa o marchandome en ese mismo instante. No había hablado con Cheyenne al respecto pero simpatizaba con mi hermana por mas tiempo que pasáramos discutiendo y deseando que la otra no existiera la quería de todos modos. Después de todo no solo era mi hermana si no que mi hermana gemela y eso nos conectaba de alguna forma, aun y fuésemos tan diferentes.

Yo definía a Cheyenne como todo lo que yo no era, lo opuesto a mi en muchos sentidos y aunque me la pasara diciendo que ella no era mas que otro estorbo en mi camino aveces pensaba admirarla? Pues mi hermana poseía una fuerza que yo no creía tener? No, tampoco es que me considerara mas débil que ella, tal vez fuerza no era la palabra correcta? El punto era que Cheyenne sabia como lidiar con mis padres, aun y cuando yo le dijese que tomaba la salida fácil. Ya que me cansaba de ser comparada a mi hermana de que a cada rato me dijesen lo superior que ella era a mi. Era sumamente cansado escucharlo todo el tiempo por lo mismo pasaba mucho tiempo encerrada en mi habitación con la esperanza de que nadie me molestara al menos que fuese alguno de los Elfos domésticos quienes eran mis únicos amigos, aunque sospechaba que era por el echo de que yo no los trataba como una completa mierda?

No podía creer lo que había echo Sirius ahora mismo el era mi héroe personal, claro no iba decirle semejante cosa porque después no me permitirá olvidarlo si se algo es que cuando Sirius Black quiere que te acuerdes de algo es como tener un grano en la parte mas incomoda de tu cuerpo, un grano que no puedes quitarte por mas remedios que les ponga. Pero que hacerle? El bobo era mi mejor amigo y si era por algo en particular era por eso, los dos éramos iguales en ese sentido. La ocasión meditaba para una celebración o en mi caso era una excusa para ir a las tres escobas y pegarme la peda del siglo. Quería olvidar mi vida por un rato, hacerme creer que no era una jodida bola complicada y que todo iba estar bien, que iba olvidarme de el. Por eso mismo me encontraba sentada frente a la barra tomando Whiskey de Fuego como si fuese agua, había empezado con cervezas de mantequilla pero aquellas dejaron de hacer efecto hace mucho tiempo por lo que pedí algo mas fuerte. Suspire de forma pesada mientras me concentraba en mi vaso cuando de pronto sentí una presencia conocida a mi lado. "Te has tardado" le reproche mientras soltaba una risa divertida. "Ya pensaba que ibas a dejarme tomando sola" le reproche mientras negaba con la cabeza. "Despues como llegaría a casa?" le dije mientras dejaba mi copa sobre la mesa para darle un beso bastante tronado en la mejilla. "O bueno estoy segura que alguien me hubiese llevado" le dije sabiendo perfectamente bien que ese tipo de bromas no le hacían gracia a mi querido mejor amigo, pero era justamente por eso que las hacia.

Aunque rápidamente me di cuenta que era mala idea al ver su rostro. "Tranquilo león, nadie se me insinuó ni tampoco me han pedido matrimonio" le comente mientras giraba los ojos si algo teníamos en común era eso que éramos sumamente celosos y bastante broncudos por lo que el se la pasaba discutiendo con mi club de fans así como yo me la pasaba discutiendo con el suyo. "Sirius sientate" le ordene al darme cuenta que se había parado y como es que estaba mirando a su alrededor como si estuviese retando a todos los hombres del lugar a que se acercaran a mi. "Que te sientes te digo!" volví a decir mientras lo jalaba del brazo haciendo que se sentara una vez mas. "Ya se broma de mal gusto" dije antes de que el me lo dijese y girar los ojos. "Que tal te sientes?" le pregunte con toda la intención de dar la conversación por terminara ademas estaba interesada en saber como era que estaba el. "Por lo menos estas en un pedazo" le comente mientras lo miraba de abajo hacia arriba. Eso era bueno por lo menos estaba vivo, porque yo llegue a imaginarme que su madre lo mataría al darse cuenta de sus planes.
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Mensaje  ιzzy нale Sáb Sep 08, 2012 4:07 am



Sirius Black
as: Sirius Orión Black III
● 17 años # Séptimo año # Miembro de la Casa Gryffindor # Golpeador del Equipo de Quidditch de Gryffindor # Animago Ilegal » Sangre Pura
[ Está con Charlotte Kendrick ;; En las Tres Escobas ]

Lentamente las cosas empezaban a tomar un orden natural – tal y como siempre debió de haber sido… basta esperar a que el orden se restablezca y tome su curso. Él lo ha dicho y sabes bien que sus palabras son ley. Al final nuestra fe y lealtad se verán recompensadas – recordé vagamente las palabras de Bellatrix, las cuales me hicieron sonreír internamente. El Ministerio de Magia había caído junto con el Ministro y solo era cuestión de tiempo para que el Señor Tenebroso tomara el control y se hiciera con el poder. Como muchos adeptos a él estaba a favor de la purificación de la raza mágica y jurarle lealtad era un hecho del que no me arrepentía en lo absoluto… nadie que tuviera una pizca de sentido común se atrevería a desafiarlo y era lamentable ver como una débil minoría aparentaban tener las agallas para combatir. No había duda de que Dumbledore era un gran mago, pero me temo que su genialidad estaba a un paso de convertirse en genuina idiotez.

Por otro lado, mentiría al decir que no estaba complacido por mi matrimonio con Narcissa y el auto engañarme con un hecho que ansiaba desde hace varios meses no tenía ningún sentido. Para nuestras familias, así como para la mayoría de las personas que fueron testigos de nuestra unión hace seis meses… Narcissa y yo éramos considerados la pareja perfecta, aquella que fue destinada a estar junta desde antes de que fuéramos conscientes de la magnitud del compromiso que con el paso de los años debía fortalecerse. De no haber cometido errores en el pasado, todo sería diferente. Un día antes de nuestra boda, Narcissa me había abordado con una serie de condiciones que no podían considerarse más absurdas para todo aquel que está a punto de desposar a la mujer con la que pasará el resto de sus días. En ese momento, no tuve más opción que aceptar los términos y sus condiciones con el afán de complacerla. Y he decir que, desde entonces la relación con mi esposa no ha mejorado demasiado… De una u otra forma jamás sería capaz de expresar que Narcissa era la mujer de mi vida, la única mujer por la que daría la vida, la única por la que he llegado albergar un sentimiento único y sincero, un sentimiento que he hecho hasta lo imposible por frenar por que no pienso llegar al grado de trastornarme, perderme ciegamente por una mujer, menos como una mujer perfecta como Narcissa, una mujer por la que cualquiera perdería la cordura y que por ningún motivo pasa inadvertida ante la mirada de los hombres. Para mí, Narcissa era la más hermosa de las hermanas Black y, su belleza no se comparaba a la de ninguna otra mujer.

Ser el segundo abordo en la Federación Internacional de Magos en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional, tiene sus privilegios y me valía para congraciarme con las personas que son de mi interés. Tras haber estado fuera de Londres por casi dos días lo primero que debería hacer como todo hombre enamorado es correr a los brazos de su esposa, pero aún tenía algunos pendientes que resolver. Iba con tiempo, por lo que antes de pasarme por el Ministerio, decidí pasarme por Hogsmeade de camino; me apetecía algo de beber, por lo que al encontrarme cerca de “Las Tres Escobas”, no dudé en entrar. Al cerrar la puerta a mis espaldas recorrí con la mirada el lugar que estaba prácticamente desierto, a excepción de un hombre con aspecto de pordiosero y dos personas en la barra. Al reconocer a la persona con la que animadamente se encontraba hablando Rosmerta, me acerqué tranquilamente para poder sentarme gustosamente a lado de ella en la barra, sin ningún objeto en particular. – Es bueno saber que aún conservas ese ingenioso sentido del humor, Hawthorne – reparé irónicamente con una sonrisa, mofándome de sus palabras. – Aunque he de admitir que me decepcionas… por que si no mal recuerdo hace algunos no pensabas de esa forma – me volví para mirarla de perfil, sin borrar en ningún momento la sonrisa burlona de mi rostro, recordándole sutilmente “aquellos” tiempos que nunca significaron nada para mí. – Un whisky de fuego, si me haces el favor, Rosemerta – le pedí educadamente.
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Mensaje  ιzzy нale Jue Sep 13, 2012 11:16 pm



Sirius Black
as: Sirius Orión Black III
● 17 años # Séptimo año # Miembro de la Casa Gryffindor # Golpeador del Equipo de Quidditch de Gryffindor # Animago Ilegal » Sangre Pura
[ Está con Charlotte Kendrick ;; En las Tres Escobas ]

¿Qué puta madre significaban aquellas malditas señales? ¿Por qué coño nunca hablan claro? me pregunté hastiado y más confundido que nunca al verme en mitad de la calle observando fijamente aquel aparetejo de mierda que, según Ted los muggles llamaban “semáforo”. Pensándolo bien hasta el jodido nombre lo complicaba todo por que no tenía ni la más puta idea de lo significaba o de lo que quería dar a entender. Aunque para mí, aquel aparato era un manojo de lucecitas extrañamente llamativas que me tenían a la expectativa cada vez que el amarillo pasaba al rojo y el rojo pasaba al verde. Ted me había dado una exuberante cátedra acerca de las puñeteras señales de tránsito y su importancia en el mundo muggle y es que luego de la persecución que dio lugar hace dos noches… Andrómeda y la señora Potter nos llamaron duramente la atención a James y a mí cuando les contamos de nuestro “amistoso” encuentro con tres mortífagos del que salimos bien librados gracias a la ayuda de dos policías muggles. James y yo habíamos provocado a ese trío de mortífagos luego de una broma inocente que les gastamos respecto a: ¿cuántos mortífagos se necesitan para cambiar un bombillo? Cabe decir que aquel trío de mastodontes se ensañó aún más con nosotros por las camisetas que orgullosamente lucíamos James y yo esa noche, ya que el fénix en nuestro pecho hizo que nos confundieran y nos tomaran por miembros de la Orden del Fénix. Era más que un hecho que en cuanto termináramos los estudios James y yo nos uniríamos a la Orden para pelear y combatir a esas sabandijas hasta el final… Día tras día nuestro mundo se convertía en un lugar caótico y ya era tiempo de tomar las riendas de lo que haríamos con nuestras vidas de ahora en adelante y encontrar algo por lo que luchar. Aquella noche James y yo habíamos salido en busca de diversión y terminamos teniendo la gran aventura de nuestras vidas, hasta ahora. Ya que nunca antes habíamos sido vistos como delincuentes juveniles y el que los oficiales estuvieran a punto de arrestarnos era una idea que a James y a mí nos tenía fascinados por que siempre hemos sentido curiosidad por saber que se siente ir en la parte de atrás de una patrulla y esposados.

Por esa razón… Andrómeda le había pedido a Ted que me diera una cátedra acerca de las dichosas señales y de lo que significa cada una para que, en el futuro ella y los señores Potter no tuvieran que verse en la obligación de ir por nosotros a la estación de policías por nuestra falta de seriedad para con la justicia muggle. Por lo que Ted me había explicado… el rojo significa “avance”, el amarillo “avance con precaución” y me parece que el verde quiere decir “deténgase” o… ¿era al revés? me pregunté observando fijamente la estúpida luz. Bah, da igual… me dije internamente cerciorándome de que no hubiera ninguna patrulla cerca y girando el manillar derecho que indicaba el acelerador de la motocicleta para así doblar en la siguiente calle y adentrarme en un callejón oscuro. Con un movimiento hice rugir a esta belleza entre mis piernas, para sin más elevarla por los aires con la sensación de adrenalina corriendo por mis venas…

Aspiré profundamente llenando mis pulmones de aire, aquel embriagador aroma de libertad, de independencia… el verme librado de la opresión y de las cadenas que me ataban a mi familia me llenaba de un sentimiento incomparable, imposible de explicar. Por primera vez en mi maldita vida me sentía feliz por una buena razón, mi libertad era algo que ansiaba desde hace mucho tiempo y tener el valor de luchar por ella era un logro que me impulsaba… Detenerme a pensar en el precio de mi traición a estas alturas ya no tenía ningún sentido… James, los señores Potter, así como Andrómeda y el tío Alphard me habían apoyado como nunca y creo que jamás hallaré el modo de redimirles todo lo que han hecho por mí.

A medida que me aproximaba a Hogsmeade, aminoré un poco la velocidad para poder descender en picada y aterrizar con la mayor destreza en la entrada del pueblo. Esta belleza y yo nos complementábamos perfectamente el uno al otro, nuestra sincronía era perfecta, de manera que en ocasiones éramos como uno solo… por lo que al sentir el suelo bajo mis pies, giré una vez el manillar derecho para poder acelerar y adentrarme en el pueblo hasta finalmente llegar a mi destino. Había quedado de verme con Charlotte en las tres escobas y, aunque Andrómeda en un principio puso cara de objeción, al final aceptó mi escapada a Hogsmeade cuando le dije que se trataba de Charlotte, quien quería asegurarse de que estuviera vivo. Andrómeda le tenía una gran simpatía Charlotte y me alegraba que ambas se llevaran muy bien, las dos eran parte fundamental de mi vida, al igual que la pequeña Dora… mi chica favorita en todo el mundo. James y yo le habíamos prometido a la señora Potter de que no llegaríamos tarde a casa y que a lo mucho a las doce estaríamos de regreso… le deseaba a mi hermano el mayor éxito posible para poder terminar a la psicótica chica con la que estaba saliendo. Era muy común que James y yo nos topáramos con esa clase de chicas y el problema siempre venía a la hora de terminarlas por que generalmente buscaban el modo de aferrarse para que no las termináramos. Claro… ante todo como caballeros.

Aparqué la motocicleta justo afuera de las tres escobas, guardándome las llaves en el bolsillo de la chaqueta cuero que llevaba encima, para después entrar en el local. El lugar estaba totalmente abarrotado de gente, así que al ver esa inconfundible cabellera…. me abrí paso entre las personas que se encontraban riendo y charlando animadamente, deteniéndome de vez en cuando a saludar algunas caras conocidas, hasta que finalmente llegué a la barra, la cual me brinqué sin ningún reparo para poder saludar debidamente a Rosmerta, con un fuerte abrazo y un galante beso en la mejilla. Siempre que James y yo veníamos al pueblo la visitábamos y nos quedábamos más tiempo del debido por lo mismo de que se nos iba el tiempo haciéndola reír con nuestras pendejadas. Luego de saludar a Rose me volví a brincar la barra y me acerqué a Charlotte que inmediatamente se percató de mi presencia y me reprochó divertida el hecho de haber llegado tarde. – ¿Y dejar que te empedaras sin mí? – pregunté con una sonrisa extrañamente divertida en cuanto me senté a su lado en la barra, recibiendo con gusto aquel atronador beso en mi mejilla, el cual le devolví besando su mejilla con cariño. – Sería el peor de los amigos si te dejara sola en esto y lo sabes – bromeé, mientras tomaba una de las botanas que había sobre la barra y me la llevaba a la boca, con una sonrisa entretenida. – Deberías alegrarte de que no llegué tarde para la hora feliz – le dije mientras le hacía una seña a Rose para que me trajera un vaso y una botella de whisky fuego. Me volví para verla con expresión huraña cuando me dio a entender que si no llegaba seguro que alguien se hubiera ofrecido gustosamente de llevarla a casa. Y luego me preguntan por que me encabrono con facilidad… Si algo teníamos Charlotte y yo es que éramos unos celosos de lo peor, así como ella me armaba escenas de celos cuando estaba en compañía de mujeres hermosas, yo hacía lo mismo cuando coqueteaba con sus pendejos amigos. Di un golpe en la barra e inmediatamente me levanté desafiando con la mirada a los que me voltearon a ver cuando me levanté de golpe, haciendo caso omiso a las protestas de Charlotte. A penas me entere y de quien fue el chistoso que quiso pasarse de listo me voy asegurar de molerle la cara de golpes. Fue entonces cuando sentí un jalón por parte de Charlotte que me obligó a sentarme. – Ah, para geniecito el tuyo… – reparé con una mueca amarga en los labios, sacándole el vaso de whisky para bebérmelo de un trago cuando admitió que se trató de una broma de mal gusto. Lo cual internamente me tranquilizó y poco a poco fue suavizando mi expresión hasta que esta volvió a la normalidad. Agradecí en silencio que diera por terminara la conversación, sin tomarme la molestia de comentar nadar más, más que nada por que me molestaba seriamente tener que hablar de esas cosas con Charlotte, por que era como celar a mi propia hermana… – Gracias, Rose – dije con una sonrisa más animada cuando me pasó un vaso y puso la botella de whisky sobre la barra. Al escuchar su pregunta respecto a como me sentía… me quedé en silencio por algunos segundos los cuales aproveché mientras destapaba la botella de whisky y le llenaba de nuevo su vaso, para después hacer lo mismo con el mío. – Bien – respondí de la manera más natural, pero enseguida me di cuenta de que tenía que ser más explícito con mi respuesta. Conocía a Charlotte Kendrick lo suficiente como para asegurar que un simple “bien” no le bastaría. – Digo al fin soy libre, no tengo que depender más de mis padres… y tampoco tengo que someterme a sus malditas imposiciones y exigencias – repuse con una sonrisa de lado bebiendo de un trago el contenido, saboreando aquel cálido efecto en mi garganta. Cuando dijo que al menos estaba en un pedazo, no pude evitar echarme a reír ante aquel comentario mientras me servía un poco más de whisky. – Si, bueno… no eres la única que lo pensó… – comenté despreocupadamente adivinando sus pensamientos acerca de la reacción de cómo lo tomaría mi madre en cuanto se enterara. – Cuando Andrómeda se enteró se puso histérica por que pensó que mi madre tomaría represalias al no pasar por alto mi traición. Llegó a creer que me decapitaría como a los elfos domésticos que han servido a la familia durante generaciones – Negué con una débil sonrisa, llevándome el vaso de whisky a los labios.
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