[ # ] Nathan Hawthorne

Aaron Hoffman

Tracé una línea en mi pergamino mientras hacía caso omiso a lo que el profesor decía, estaba mucho más concentrado en el dibujo que estaba haciendo que en las palabras que se escuchaban por todo el salón de clases. Sujeté con fuerzas mi pluma para luego hacer unos cuantos garabatos más que acabarían con mi obra de arte. Me enderezo al mismo tiempo que sonreía de lado, en verdad mi talento no me hacía justicia, suelto una pequeña risa al observar que la lechuza que acababa de dibujar bailaba al compás de unas notas musicales que lo rodeaban, "la lechuza bailarina"… Si, sería un buen título, pienso de forma rápida para autoconvencerme de aquella afirmación. Golpeo disimuladamente el hombro de Nathan quién se encontraba al lado mío con una mirada perdida (?). Le extiendo el pergamino sin antes doblarlo en dos para que no se hiciera evidente la transacción, y sin esperar reacción de él me hecho a reír procurando pasar desapercibido. Levanto la mirada para cerciorarme de aquello y me encuentro con la mirada desaprobatoria del Profesor de Vaughan quién se encontraba a tan solo unos centímetros de nuestro puesto, tragué saliva de forma instantánea.

Con tan solo un movimiento de su varita mi dibujo quedó hecho polvo, abro mis ojos como plato al observar que mi obra maestra era reducido a la nada, sin poder evitar hice una pequeña mueca con los labios que podía pasar perfectamente como un pequeño puchero. El profesor continuo hablando como si nada hubiese pasado pero mi mente solo podía repetir la imagen de mi lechuza desapareciendo entre las llamas. Fruncí el ceño.

Me mordí el labio dejando notar la impaciencia en mis ojos, el estómago me rugía de hace como media hora dejando notar mi incontenidas ganas de ir a comer algo. Pero por lo que podía calcular aún quedaban unos cuantos minutos de clases. Respiro hondamente para luego recostarme en mi mesa dejando reposar mi cabeza en ambos brazos. Las palabras del profesor me rondaban la cabeza provocando que mis ojos comenzaran a pesarme de a poco, lo que tenía que mantenerme despierto en verdad hacía un efecto totalmente contrario, pero eso ya no era una novedad, porque en varias oportunidades me había metido en lío por quedarme dormido en clases, esperé ansiosamente que esta vez fuera la excepción.

Un golpe hizo que abriera rápidamente mis ojos, y un intenso sonido de sillas moviéndose para un lado y de chicos conversando sin preocuparse de su tono de vos invadieron mis oídos, noto que ya había terminado la clase. Abro mi boca dejando escapar un enorme bostezo mientras de a poco me empezaba a enderezar en mi puesto. Miro a ambos lados esperando ver la cara de un despistado Nathan pero solo me encontré con la nada, fruncí el ceño para volver a verificar el lugar, pero solo un pensamiento se me cruzaba por la mente. Aquél que se hace llamar mi mejor amigo me acaba de dejar abandonado en la sala de clases. Hice una mueca con mis labios y comienzo a tomar apresuradamente mis cosas para guardarlas en mi bolso. Me paré y de forma instantánea y salí del salón tan rápido que cualquiera pensaría que estaba escapando de un de un perro de tres cabezas.

Comienzo a caminar con pasos decidido al Gran Comedor con la esperanza de encontrarme con Nathan en aquél lugar, pero una rubia cabellera hizo que parara en seco sintiendo como en ese preciso instante mi garganta se sacaba de una manera totalmente brusca - Ehh, Aaron, hola... - le escuché decir, aclaré mi garganta obligándome a carraspear para que al menos mi voz no se notara tan ronca - ¡Ey! - atino a decir en modo de saludo, y en ese instante no pude evitar sentirme como un imbécil, ¿qué me pasa? Pestañeo un par de veces tratando de despertar de la estúpida ilusión que mi cabeza se estaba formando - ¿No has visto a Nathan? Pensé que ibamos a almorzar juntos, pero no lo veo por ninguna parte, y es extraño que no esté contigo - tachó inmediatamente a Natalie de la lista que me había formulado en la cabeza, la cual titulé "Personas con la que puede estar Nathan", achico un poco mis ojos sintiéndome un tanto confundido, ¿A dónde rayos se había metido?.

No pude evitar sentir un pequeño recelo en mi pecho, si acaso se había ido a meter en algún problemas SIN MI... Eso le costaría bastante caro - sabes, que seamos como hermanos no significa que hacemos todo junto - traté de excusarme para no dejar en evidencia delante de su hermana que me había dejado botado como tal perro que dejaban querer de un día para otro. Aunque claramente si hacíamos casi todo junto, excepto ir al baño... No, eso no sería bonito. Y una fugaz imagen de Nathan en el baño hizo que me retorciera de forma dolorosa. Muevo mi cabeza de un lado para otro tratando de sacar esa imagen lo más pronto que podía de mi cabeza - Honestamente, ni siquiera quiero buscarlo. Estoy demasiado hambrienta como para ir de pasillo en pasillo para ir en búsqueda de mi hermano, porque, bueno, Hogwarts es muy grande. - Pongo los ojos en blanco, como si aquello que acababa de escuchar no lo hubiese sabido. La miro un tanto intrigado por la forma insistente que tenía para mirar a su alrededor, ¿qué? ¿tan malo es estar conmigo? Entrecierro un poco los ojos, estaba claro que estaba buscando a alguien más, pero hacerlo tan evidente... - Y ahora Dana tampoco está, ¡genial! Ahora tendrás que acompañarme tú al Gran Salón...y no tienes otra opción, porque ya todos me abandonaron, lo siento. - Pestañeé un par de veces sin podérmelo creer, esta chica no paraba de herir mis honestos y gratos sentimientos. Hago un gesto de desaprobación al mismo tiempo que hacía una mueca con la boca - no es bonito saber que soy tu última opción - le dejo saber tratando de poner una voz que demostrara alguna clase de pena o sufrimiento, aunque no estaba muy seguro de que hubiese funcionado ya que su cara no me dio indicio de que se sintiera mal por lo que le acababa de decir... Mi mente en ese instante comenzó a planear un sinfín de formas para poder lograr mi cometido... Si lo sé, puedo llegar a ser un poco melodramático a veces pero... ¡Que va! - Pero es gracioso saber que tu mejor amiga te abandona para irse... a vaya saber uno a donde - digo con una sonrisa en mis labios y tratando al mismo tiempo, y no disimuladamente, que una sonora risa saliera de mi boca. Lo sé, lo sé, estaba jugando con fuego pero no podía negar que era muy divertido molestarla - pero no te sientas mal - continúo con la broma mientras le daba unos leves golpes en la espalda como una mera forma de reconfortarla - es tu día de suerte porque yo también iba al Gran Salón, por lo que no veo ningún inconveniente de que vayamos juntos - le dejo saber finalmente con una pequeña sonrisa triunfante en mi rostro. Preparé mi cuerpo tensándolo un poco por si se llegaba a venir algún golpe por parte de ella como modo de respuesta, ya que usualmente era así como me solía responder las bromas que le hacía.