[ # ] Gerhardt Schmidt

**ιzzy нale** Mar Jul 29, 2014 12:37 am

Vasilisa Markovik

_________Vasilisa Olga Markovik
_________17 años, Séptimo - Durmstrang ● Visitante ● Sangre Impura ● Metamorfomaga
_________» Con: Gerhard Schmidt ◦ En jardín «

Me acomodé un poco en el tronco en el que estaba recargada. Me encontraba trepada en la copa de éste mismo, pues no había lugar en ninguna parte; absolutamente cada rincón del castillo estaba infestado, así que la mejor opción para mí era encontrar un pequeño lugar en el que pudiera relajarme a hacer algunos bocetos. La verdad era que no me molestaba en lo absoluto, de hecho siempre he sido del tipo de persona a la cual le agrada estar rodeada de gente, sin embargo, el viaje hasta acá me tenía algo exhausta, pero no me iba a ir a encerrar a algún lugar para aislarme de todos. Además, me sentía bastante entusiasmada por estar aquí. Nunca en mi vida había salido de Bulgaria o Noruega; de hecho, si no fuese porque la escuela estaba en Noruega, probablemente nunca hubiese salido de casa, así que la oportunidad de estar aquí me parecía totalmente genial. Mis padres no estaban muy entusiasmados de que yo estuviera por aquí, ya de por sí, después de tantos años, no estaban muy acostumbrados a lo que yo era y el mundo en el que ahora vivía; por otro lado, Petro, mi hermanito, parecía estar más que emocionado por mi regreso. Sonreí al recordarlo.
Solté un bostezo y estiré los brazos, para después comenzar a mirar alrededor, aún sentada sobre la gruesa rama del árbol. Volví a mi libreta, haciendo un par de garabatos y entonces, bajo éste mismo, vi una cara conocida. Mi sonrisa se amplió aún más.

- ¡Hey! - exclamé mientras daba un salto para quedar junto a él. Me reí un poco. - Espero no haberte asustado, Ger, estaba allá arriba... - señalé de donde había bajado. - No era exactamente el lugar más cómodo que digamos. - le dije, sobando mi espalda y arrugando la nariz un poco. Era exactamente la razón por la cuál siempre terminaba llena de moretones y raspones, sin embargo, no me gustaba mucho que usaran algún tipo de hechizo para sanarlo, me gustaba más optar por la manera en la que acostumbraba de pequeña: una bandita de colores sobre ella y listo; además, Petro siempre tenía dotaciones de éstas para mí cada vez que llegaba a casa, pues el pequeño sabía realmente que su hermana mayor no era la persona más cuidadosa en el mundo. - Me alegro ver a alguien conocido de una vez por todas, porque después del almuerzo todos nos dispersamos y terminé algo desorientada. - hice una ligera mueca y le di una palmadita en la espalda, señal de mi alegría de verlo. - Además, si traté de socializar.... - comencé a contarle, cruzando los brazos sobre mi pecho. - Y bueno, no soy exactamente mala tratando de hacer amigos, pero las francesitas no fueron del todo amables y yo no puedo lidiar con eso. - agregué después, negando con la cabeza. - Aunque la verdad no sé si fue mi cabello o el hecho de que les pregunté si realmente sobrevivían comiendo papas a la francesa. - no pude evitar reírme al recordar sus caras de ofendidas. - Pero no me pueden culpar, ¡nunca he estado en Francia! - agregué después a modo de excusa, pero sin evitar volver a reírme un poco.