This is Halloween, baile

**ιzzy нale** Mar Abr 26, 2011 8:54 pm

<BLOCKQUOTE>Yukki Khaudari
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~Yukki Khaudari
3cer curso~ South Korea
feat. Georg L||text.xxx||place.fiesta
</BLOCKQUOTE>

This is Halloween, baile Hwangmiheeweddingdress1

Habia pasado toda la tarde con Georg y la verdad es que no habia podido evitar olvidarme todo lo que pasaba a mi alrededor, nos habiamos divertido en el teatro tocando y hablando de cosas tan interasantes y fascinantes para mi. Me gustaba hablar con el y de lo que le gustaba y de sus suenos, me hacia conocerlo mas y mas. Y eso me encantaba. A demas habiamos ido por un helado, el sabia que tanto me gustaban los helados y habiamos comido como 3 cada uno. Nunca lo habia visto reir tanto al ver mi cara llena de vainilla, y de verdad no importaba hacer el ridiculo si lo hacia reir. Eso me hacia feliz, sacarlo de sus pensamientos por un rato. Pero decidimos despedirnos y vernos en la fiesta. Si, en cierta manera iba con el y eso me ponia nerviosa, porque era el, mi principe, el principe de mis suenos, el principe que nunca sabria cuanto me gustaba.

Me habia ido a eso de las 8 a arreglarme en el cuarto y parecia Giselle de encantada, bailando y cantando por todo el cuarto, en eso salio del bano, Izzie y le conte mi dia con Georg, estaba tan feliz, tan ilusionada. Me meti en la ducha para comenzar a arreglarme. Habia comprado un disfraz de la epoca de maria antonieta, era blanco y me encantaba el color blanco la verdad. Tome un suspiro mientras me secaba el cabello y pensaba que tanto me gustaria que los cuatro fueramos al baile juntos: Liam, Izzie, Georg y yo. Eso seria tan hermoso, pero era imposible. Sali de bano y le pedi ayuda a Izzie con el corset, porque era muy dificil de poner, y como quitaba la respiracion pero por lo menos podia respirar lo necesario. Pero queria estar perfecta, si para el, sabia que no importaba pero queria lucir bien para el. Queria parecer una princesa para que el fuera mi principe. Izzie y yo llegamos juntas al baile, pero tenia que encontrar a Georg- luego de este baile, recuerda nuestra noche de peliculas y mucha pottermania- le recorde porque era nuestra tradicion de halloween, y era ver Harry Potter o Piratas del Caribe. Me separe de Izzie luego que le dije eso, y comence a buscar a Georg y la verdad era como dificil de encontrarlo con toda esta gente que habia alrededor con todo tipos de mascaras, me sentia como perdida, pero eso al final lo vi, no muy lejos, y este me noto y sonrei mientras me acercaba a el. Ya era un principe pero parecia uno de esos de los cuentos de hadas, uno de esos de los que te rescatan de los dragones y brujas malvadas. Le dedique una sonrisa al estar frente a frente y le di un beso en la mejilla en forma de saludo- hola- le dije sonriendo. He hize un gesto con los hombros- hay muchisima gente, perdona si te hice esperar- me disculpe sonriendole. Me gustaba muchisimo estar a su lado, aunque me sentia algo nerviosa.

**ιzzy нale** Mar Abr 26, 2011 10:22 pm

Izzie Bessette
as: Isobel Aurelle Bessette
+ Tercer año >> Taller de Guión & Literatura ;; Ballet ;; Voley (Delantera)
[ Con Liam Burke // Fiesta ]

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Apoyé mi rostro contra el gélido cristal del ventanal, dejando escapar un hondo y cansado suspiro, observando tranquilamente las gotas de lluvia caer lentamente. Cerré los ojos, haciendo un esfuerzo por no pensar en él, pero, mis pensamientos parecían visualizarlo de una manera tan finamente detallada… como si de alguna manera lo estuviera viendo realmente frente a mí, su rostro, sus labios curvando esa dulce y cautivadora sonrisa, esos hermosos ojos que me hipnotizaban y me tenían más enamorada que nunca. Fruncí los labios, denotando una triste mueca en mí rostro, cuando abrí lentamente los ojos; tenía que dejar de martirizarme de esta manera… por más que Will, significara todo para mí, tenía que olvidarme de este sentimiento. Respiré lenta y profundamente, descansado los brazos en mí regazo, tras observar la hora en la pantalla del móvil. Necesitaba distraerme… enfocar mis pensamientos en algo más que no fuera Will… olvidarme de ese estúpido impulso de buscarlo y confesarle la verdad, hacerle desistir de esa idea errónea que había metido en su cabeza, el darle a entender que no sentía absolutamente nada por él. Sin embargo, ese impulso parecía más lejano que remoto… cuando la realidad me hacía poner los pies sobre la tierra, al recordar que Will no sentía en realidad ningún cariño por mí, en realidad no sé en que momento fui capaz de confundir el cariño de amigos, cuando en realidad él nunca dejó de pensar en su ex novia y ahora por culpa de mis miedos… mi inseguridad, incluso por culpa de este sentimiento, lo había perdido para siempre. Sabía que Serena era parte de su pasado… un pasado que él nunca pudo olvidar ni mucho menos dejar atrás y aunque me dolía el saber que él en el fondo sigue enamorado de Serena, tenía que resignarme a verlo feliz con esa persona que nunca olvidó. De pronto, la pantalla del móvil comenzó a vibrar en mí mano, inevitablemente alcé una ceja extrañada… aunque mi expresión se suavizó al ver que era un mensaje de mamá, preguntándome por mí hermana, por Yukki y por mí, esbocé una pequeña y apenas visible sonrisa en mí rostro, limitándome a teclear una respuesta; mamá era de esas típicas madres paranoicas de las cuales si no le respondes en menos de 5 minutos, se altera al pensar que algo malo está ocurriendo. Comprendía y era consciente de la preocupación de mamá por nosotras… y lo que menos deseaba era causarle una crisis nerviosa por nada. Al menos, papá era un poco más compresivo y hacía entrar en razón a mamá, cada vez que un pensamiento impulsivo atravesaba sus pensamientos. Por suerte, que el Concorde dejó de funcionar desde hace siete años, ya que si no seguramente mamá tomaría el primer vuelo y de un momento a otro estaría aquí en la isla. Esbocé una mueca, irguiéndome un poco y estirándome al sentirme un poco entumecida y adolorida de la espalda. Suspiré pesadamente, antes de guardar el móvil en mí bolso y echarme a andar por los pasillos. Le había prometido a Yukki que retomaríamos nuestro viernes con maratón de películas hasta el amanecer… realmente necesitábamos olvidar los malos momentos que vivimos en los últimos días y que mejor que con películas. Estaba a punto de doblar en uno de los pasillos, cuando de pronto frené de golpe al ver a dos policías custodiando la entrada de una de las Aulas… el verlos ahí, me hizo sentir una especie de deja vú al recordar el terrible accidente en el baño. Di un paso hacia atrás… evitando por todos los medios continuar por ese camino, cuando accidentalmente al dar la vuelta me choqué de frente con alguien que venía en sentido contrario al mío. – Lo siento – me disculpé rápidamente, sintiéndome apenada por el atropello. Alcé la mirada lentamente, sintiendo que mí corazón empezaba a latir aceleradamente de la misma manera que mi respiración se volvía entrecortada, al percibir aquel tan familiar aroma que me bloqueó por un instante. – Will, perdóname – Giré mi rostro violentamente, evitando el mirarlo a los ojos… Dios, ¿por qué ahora y en este momento? Noté de reojo que llevaba su brazo vendado, el verlo de esa manera me hizo recordar los momentos de angustia y desesperación que viví en el hospital al saber que estaba herido. Cerré los ojos, notando esa sensación de dolor y vacío que me provocaba el tenerlo tan cerca. Suspiré, dándome el valor de mirarlo a los ojos. – ¿Te hice daño? – pregunté sin poder evitar esa denotar mi preocupación por él.

**ιzzy нale** Mar Abr 26, 2011 10:29 pm

Arwen Everglot
as: Arwen Eileen Everglot
+ Universitaria - Primer año (Criminología) >> Teatro & Música ;; Artes Marciales
[ Con Andrew Burton // Fiesta ]

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A pesar de que la duda atravesó mis pensamientos, mi corazón me decía a gritos que se trataba de él… sus ojos… ¡Dios, sus ojos! El color de su cabello, sus cejas, su boca, su nariz, cada de sus facciones, físicamente idénticas a las de papá… no podía ser ninguna coincidencia. Era él. Ahora no tenía la menor duda… se trataba de mi hermano, por todos los cielos. Todo este tiempo Elrond, había estado tan cerca de nosotros y a la vez tan lejos de nosotros… la alegría que me embargó, era una felicidad que desde hacia mucho tiempo no sentía… Elrond se encontraba estudiando a escasos metros de distancia en el Internado, sin siquiera imaginárnoslo. Sin embargo, mi felicidad se vio empañada por la tristeza y la decepción en el instante en que mi propio hermano fue incapaz de reconocerme… uno de mis mayores temores se había hecho realidad, fue como si toda mi ilusión se desmoronara en un simple pestañeo… en su mirada se veía reflejada la sorpresa y la extrañeza… después de todos estos años, me había convertido en una completa desconocida para uno de mis hermanos… Tuve que contener el impulso de abrazarlo fuertemente, por la simple razón de que no tenía certeramente la seguridad de cómo reaccionaría y debo confesar que su rechazo, hubiera sido peor que el sentimiento de tristeza y desilusión que me provocaba el que no hubiese reconocido. Deseaba decirle tantas cosas… aunque lo más absurdo y lo más triste era no saber por donde comenzar; seguramente mi hermano ahora tenía una vida plena y feliz… y aunque me doliera la idea de saber que ya no formábamos parte de su vida… quizás era lo mejor que el tiempo hiciera lo suyo, lo más lógico es que se sintiera confundido… abrumado… pero, si tan solo tuviera la mínima oportunidad de decirle que en todos estos años ninguno de nosotros habíamos dejado de pensar en ellos, todo sería diferente. Bajé la mirada, con cierta nostalgia… al observar una vieja foto familiar que aún conservaba y la cual sostenía delicadamente entre mis manos… Naturalmente la fotografía con el tiempo, ha ido desgastándose… los rostros de mis padres se veían un poco borrosos… pero, aún así… sus rostros los tenía perfectamente grabados en mi memoria y en mi corazón, de la misma manera que los rostros de mis hermanos de pequeños, quiénes, en ese entonces habían sonreído felices a la cámara. Dicha fotografía… junto a viejo álbum, y algunos objetos personales de mis padres, era lo único que había logrado recuperar y preservar durante todos estos años. Negué suavemente, evitando tener que pensar y remontarme a viejos recuerdos; al tiempo que colocaba la fotografía en la mesita de noche, y de esa manera limitarme a sacar mi disfraz “improvisado” del clóset y colocarlo sobre la cama. No era la gran cosa… de hecho mi plan para esta noche, era quedarme en mi habitación viendo películas de Tim Burton, tales como: El jinete sin cabeza, el joven manos de tijera, el extraño mundo de Jack, el cadáver de la novia. Incluso, Darien me había echo el favor de prestarme películas como: From Hell, la saga de Scream y la nueva versión de A Nightmare on Elm Street. Resoplé con aspereza, apartando un mechón de húmedo de mi cara y caminando hasta el tocador y conectar la secadora, para terminar de secar mi cabello. Después de treinta minutos… me miré al espejo, orgullosa de lo que acababa de lograr con un poco de maquillaje y con algo de imaginación para darle forma a la nariz de Penélope: una chica que se ve afectada por una maldición familiar que solo puede romperse cuando sea amada por uno de su propia clase social; no era el trabajo perfecto, pero, era lo menos que podía hacer y en tan poco tiempo. Me dediqué a darle los últimos detalles a mi disfraz y un retoque a la base del maquillaje, para finalmente salir de la habitación y a la salida de la Hermandad subirme a uno de los autobuses que iba y venía a cada rato por los estudiantes del Internado y que pasaba cada 15, 20 minutos por las Hermandades y Fraternidades. Una vez en la fiesta… comencé a caminar entre los estudiantes que se encontraban en el gran salón… de vez en cuando, echaba un vistazo a mí alrededor, intentando divisar a Sirius, pero, no lo veía por ningún lado… ni tampoco veía a Max. Aunque, debo confesar que mi mayor esperanza al venir a la fiesta era encontrarme con mi hermano Elrond… a quien estoy consciente que no debía de presionar… pero, si tan solo tuviera la oportunidad de hablarle… de abrazarlo fuertemente. Además de que me moría por darles la noticia a mis hermanos… aunque, esta noche no sea la más indicada… conociéndolos, espero, que no terminen cometiendo alguna idiotez esta noche. Especialmente, Sirius… a quién graciosamente me gustaba comparar con “Sirius Black”, el padrino de Harry Potter, por que el también se consideraba un espíritu libre, incapaz de atarse a una relación… pero, eso no le impedía ser un “Casanova” con las mujeres. Reí inconscientemente ante mi pensamiento, cuando de pronto un hombre ataviado con un disfraz de un pirata que no dudé en reconocer, llamó mucho mi atención… y que inevitablemente me hizo sonreír y reír de manera divertida en cuanto lo vi, provocándome por segunda vez en el día esa extraña sensación de mariposeo en mi interior. – ¡Alto ahí, Jack Sparrow! Por orden de la East Indian Trading Company y por orden de Cutler Beckett, queda usted arrestado. – dije en un tono formal y autoritario, colocando las manos en mi cintura, adoptando una postura de seriedad, que no duró ni diez segundos, por la enorme sonrisa de oreja a oreja que se dibujó en mis labios. Negué suavemente, situándome a su lado en la barra de bebidas. – Lo siento, no pude resistirme… siempre quise saber que se sentía decir algo así – me disculpé bastante apenada, aunque sin poder evitar reír de manera divertida por la pésima broma. Lo miré atentamente, o mejor dicho… maravillada e impresionada por su disfraz, pues cada detalle era idéntico, el delineador en sus ojos, resaltando su mirada, el sombrero, el paliacate, los accesorios colgándole del cabello, la brújula… en verdad estaba más que sorprendida; Andrew era un hombre muy atractivo… de echo era uno de los profesores universitarios más atractivos, y eso incluyendo a algunos de los entrenadores y algunos coordinadores. Muchas de mis compañeras lo afirmaban… y a la hora de los recesos de 10 minutos entre clase y clase, nunca faltaba el tema de conversación respecto a lo guapo que era el Profesor de Arte y lo lindo que se veía el día de hoy, y aunque me cueste admitirlo… tenían toda la razón.

**ιzzy нale** Jue Abr 28, 2011 1:05 am

Georg de Liechtenstein
as: Georg Antonius Constantin Maria de Liechtenstein
+ Cuarto año >> Taller de Guión & Literatura ;; Equitación ;; Futbol (Defensor)
[ Con Yukki Khaudari // Fiesta ]

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Cerré la puerta la habitación de un solo golpe… como si eso de alguna manera me ayudara a desahogar la frustración y la exasperación que tenía por dentro. Ya tenía encima demasiadas obligaciones para que me cargaran una más ¿Por qué maldita sea?… Siempre he respetado y acatado las decisiones de mi padre y de mi abuelo, siempre me he visto en la obligación de hacer lo correcto, teniendo en cuenta que es lo que esperan de mí… siempre he tenido que anteponer mis obligaciones, antes que mis emociones, pero, lo que acababa de escuchar hace unos minutos por teléfono… era… ERA COMPLETA UNA LOCURA. Lo que mi padre acababa comunicarme sobrepasaba mis límites… Sabía que no podía interferir en las decisiones de mi abuelo, ni en las de mi padre… pero, si piensan que voy a aceptar tal responsabilidad como lo es dirigir una nación, están muy equivocados. Por la simple y sencilla razón de que no era el indicado… ni mucho menos estaba lo suficientemente preparado para cargar con el peso que conlleva ser el siguiente gobernante de nuestra nación. Esta decisión… lo cambiaba todo… aún era demasiado pronto para tener un proyecto de vida… pero, la idealización de lo que sería de mi vida en algunos años, se había desmoronado. A causa de la decisión de Joseph de abdicar su derecho al trono, para casarse, formar una familia y tener una vida normal y sin ninguna complicación, mi abuelo había tenido un infarto y en este instante se encontraba internado, aunque según mi padre, su estado de salud se reportaba como estable. Pasé ambas manos por mi rostro, haciendo un esfuerzo por tranquilizarme… pensar con claridad, pero, la frustración por no saber como cargar con la responsabilidad y la preocupación de saber que mi abuelo se encontraba hospitalizado, me tenía con la cabeza echa un lío. ¿Qué demonios podría hacer? Huir no era la solución a mis problemas… aunque sea la salida fácil. La inseguridad… siempre ha sido uno de mis mayores defectos. He ahí el problema… la razón por la que no me sentía apto para cargar con esta responsabilidad. Eché a andar con paso lento y seguro hasta el teatro, donde había quedado de verme con ese pequeño ángel… que dio paso a convertirse en la dueña de mi corazón y de mis pensamientos… mi pequeña Lottie. Yukki, que con su dulzura y su ternura, de alguna manera logró abrir nuevamente las puertas de mi corazón, brindándome una esperanza… una ilusión para volver a creer en el amor. Palabras cursis, lo sé… pero ella… y solo ella era la única que me hacía sentir de esta manera. El Teatro y el Aula de Música, se habían convertido en nuestros lugares secretos, lugares en los cuales podíamos charlar tranquilamente durante el tiempo que quisiéramos. Una vez que me aseguré que el Teatro estuviera desocupado, caminé hasta el escenario, para finalmente atravesar el telón, donde se ubicaba un viejo piano que por lo general la Profesora Pierce y los estudiantes del Taller de Música y Teatro utilizaban para ensayar los musicales y las obras de teatro. Saqué algunas partituras de mi mochila, para posteriormente colocarlas en su lugar, al tiempo que me sentaba en el banquillo y dejaba que mis dedos se deslizaran suavemente por las teclas del piano, al ritmo de una delicada melodía que había compuesto desde hace algún tiempo y que aún me faltaba por hacerle unos arreglos… una melodía que había compuesto para mi pequeño ángel de la música. Dejé de tocar un instante, tomando el lápiz que se encontraba detrás de mi oreja, para hacerle un arreglo a la partitura y que no me favorecía para la melodía, cambiando una nota por otra. Dejé caer el lápiz con nerviosismo cuando escuché su voz… alcé inmediatamente, encontrándome con su mirada, esa hermosa mirada, que de alguna manera me tenía… hechizado… pues estaba más enamorado que nunca, esos ojos hermosos ojos que por un momento hicieron que olvidara mis preocupaciones y la responsabilidad que tarde o temprano tendría que asumir. Respondí a su saludo con una simple y sencilla sonrisa en mi rostro. A pesar de que entre nosotros había nacido una amistad única… había momentos en los que me sentía como un completo imbécil… por no saber que decir… o como expresarme, sin ser demasiado obvio con lo que ella brotaba en mí interior. Asentí tranquilamente, dibujando una suave sonrisa cuando me pidió que tocara algo para ella. Según Yukki, era mil veces mejor tocando el piano que ella… pero lo que no sabe es que desde el momento que llegó a mí vida, se convirtió en mi musa… en mi inspiración, en mi ángel de la música. – Con gusto… pero ¿sabes algo? nada me complacería más que uno de estos días aceptaras tocar un dueto conmigo. – Su voz era tan dulce… que no me extrañaría que en un futuro se convirtiera en una famosa cantante. Ahora que lo pienso… extrañamente ninguno de los dos nos hemos detenido a pensar que camino tomaríamos al graduarnos. En el fondo… temía que esta decisión la aleje de mi lado, para siempre. Teniendo en cuenta que este era mi último año en el Internado… ¿tendría que hacerme a la idea de que tomaríamos caminos diferentes? ¿Tendría que sacrificar lo que siento por ella para convertirme en el soberano que mi padre y mi abuelo desean que sea? Bajé la mirada… esta responsabilidad demandaba sacrificar mi corazón… ¿tendría el valor de hacerlo? Fruncí los labios, al tiempo que colocaba el lápiz detrás de mi oreja, aprovechando un momento de distracción por parte de Yukki… para colocar hasta el final de las demás partituras, la partitura con su melodía. Arrugué ligeramente el entrecejo, meditando en silencio sus palabras… palabras que no dudé en comprender, sin tener la necesidad de que se explicara más a fondo. La situación entre nuestros dos mejores amigos no daba paso a mejorar y debo confesar que temía que uno de estos días Liam cometiera una locura… alguna imprudencia por creer que se había equivocado al enamorarse de la chica equivocada. Nunca lo había visto así… y el hecho de que hubiese vuelto a retomar ese maldito vicio me preocupaba seriamente. – Lottie, mírame… – le pedí tranquilamente, tomando delicadamente su mentón entre mi mano, para que me mirara a los ojos. Aunque lo ocultara, en su mirada era evidente la tristeza y el verla de esa manera… jodía rotundamente. Jamás me ha gustado ver sufrir a las personas que quiero… y mucho menos tratándose de la chica que quería con todo mi corazón. – Entiendo como te sientes… pero, no por el hecho de que nuestros amigos no puedan estar juntos… eso no te impide que disfrutes y te emociones por algo que a ti te hace feliz… – le hice saber, en un tono tranquilo, haciendo un esfuerzo por reconfortarla. – Créeme, nada me gustaría más ver a mi mejor amigo con la chica de sus sueños. – De la misma manera, que deseaba con la misma intensidad confesarle a Yukki lo que sentía por ella. Suspiré. – Pero… a fin de cuentas me parece que ambos sabemos que solo una personita en especial lo hará cambiar. – Ambos se querían… y aunque había estado a punto de romper la promesa que le había echo a Izzie y decirle de una vez por todas a la verdad a Liam… en el fondo sabía que aunque se lo dijera… la única que realmente podría hacerlo cambiar era Izzie y no nosotros.

**ιzzy нale** Jue Abr 28, 2011 1:42 am

Georg de Liechtenstein
as: Georg Antonius Constantin Maria de Liechtenstein
+ Cuarto año >> Taller de Guión & Literatura ;; Equitación ;; Futbol (Defensor)
[ Con Yukki Khaudari // Fiesta ]

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Cerré la puerta la habitación de un solo golpe… como si eso de alguna manera me ayudara a desahogar la frustración y la exasperación que tenía por dentro. Ya tenía encima demasiadas obligaciones para que me cargaran una más ¿Por qué maldita sea?… Siempre he respetado y acatado las decisiones de mi padre y de mi abuelo, siempre me he visto en la obligación de hacer lo correcto, teniendo en cuenta que es lo que esperan de mí… siempre he tenido que anteponer mis obligaciones, antes que mis emociones, pero, lo que acababa de escuchar hace unos minutos por teléfono… era… ERA COMPLETA UNA LOCURA. Lo que mi padre acababa comunicarme sobrepasaba mis límites… Sabía que no podía interferir en las decisiones de mi abuelo, ni en las de mi padre… pero, si piensan que voy a aceptar tal responsabilidad como lo es dirigir una nación, están muy equivocados. Por la simple y sencilla razón de que no era el indicado… ni mucho menos estaba lo suficientemente preparado para cargar con el peso que conlleva ser el siguiente gobernante de nuestra nación. Esta decisión… lo cambiaba todo… aún era demasiado pronto para tener un proyecto de vida… pero, la idealización de lo que sería de mi vida en algunos años, se había desmoronado. A causa de la decisión de Joseph de abdicar su derecho al trono, para casarse, formar una familia y tener una vida normal y sin ninguna complicación, mi abuelo había tenido un infarto y en este instante se encontraba internado, aunque según mi padre, su estado de salud se reportaba como estable. Pasé ambas manos por mi rostro, haciendo un esfuerzo por tranquilizarme… pensar con claridad, pero, la frustración por no saber como cargar con la responsabilidad y la preocupación de saber que mi abuelo se encontraba hospitalizado, me tenía con la cabeza echa un lío. ¿Qué demonios podría hacer? Huir no era la solución a mis problemas… aunque sea la salida fácil. La inseguridad… siempre ha sido uno de mis mayores defectos. He ahí el problema… la razón por la que no me sentía apto para cargar con esta responsabilidad. Eché a andar con paso lento y seguro hasta el teatro, donde había quedado de verme con ese pequeño ángel… que dio paso a convertirse en la dueña de mi corazón y de mis pensamientos… mi pequeña Lottie. Yukki, que con su dulzura y su ternura, de alguna manera logró abrir nuevamente las puertas de mi corazón, brindándome una esperanza… una ilusión para volver a creer en el amor. Palabras cursis, lo sé… pero ella… y solo ella era la única que me hacía sentir de esta manera. El Teatro y el Aula de Música, se habían convertido en nuestros lugares secretos, lugares en los cuales podíamos charlar tranquilamente durante el tiempo que quisiéramos. Una vez que me aseguré que el Teatro estuviera desocupado, caminé hasta el escenario, para finalmente atravesar el telón, donde se ubicaba un viejo piano que por lo general la Profesora Pierce y los estudiantes del Taller de Música y Teatro utilizaban para ensayar los musicales y las obras de teatro. Saqué algunas partituras de mi mochila, para posteriormente colocarlas en su lugar, al tiempo que me sentaba en el banquillo y dejaba que mis dedos se deslizaran suavemente por las teclas del piano, al ritmo de una delicada melodía que había compuesto desde hace algún tiempo y que aún me faltaba por hacerle unos arreglos… una melodía que había compuesto para mi pequeño ángel de la música. Dejé de tocar un instante, tomando el lápiz que se encontraba detrás de mi oreja, para hacerle un arreglo a la partitura y que no me favorecía para la melodía, cambiando una nota por otra. Dejé caer el lápiz con nerviosismo cuando escuché su voz… alcé inmediatamente, encontrándome con su mirada, esa hermosa mirada, que de alguna manera me tenía… hechizado… pues estaba más enamorado que nunca, esos ojos hermosos ojos que por un momento hicieron que olvidara mis preocupaciones y la responsabilidad que tarde o temprano tendría que asumir. Respondí a su saludo con una simple y sencilla sonrisa en mi rostro. A pesar de que entre nosotros había nacido una amistad única… había momentos en los que me sentía como un completo imbécil… por no saber que decir… o como expresarme, sin ser demasiado obvio con lo que ella brotaba en mí interior. Asentí tranquilamente, dibujando una suave sonrisa cuando me pidió que tocara algo para ella. Según Yukki, era mil veces mejor tocando el piano que ella… pero lo que no sabe es que desde el momento que llegó a mí vida, se convirtió en mi musa… en mi inspiración, en mi ángel de la música. – Con gusto… pero ¿sabes algo? nada me complacería más que uno de estos días aceptaras tocar un dueto conmigo. – Su voz era tan dulce… que no me extrañaría que en un futuro se convirtiera en una famosa cantante. Ahora que lo pienso… extrañamente ninguno de los dos nos hemos detenido a pensar que camino tomaríamos al graduarnos. En el fondo… temía que esta decisión la aleje de mi lado, para siempre. Teniendo en cuenta que este era mi último año en el Internado… ¿tendría que hacerme a la idea de que tomaríamos caminos diferentes? ¿Tendría que sacrificar lo que siento por ella para convertirme en el soberano que mi padre y mi abuelo desean que sea? Bajé la mirada… esta responsabilidad demandaba sacrificar mi corazón… ¿tendría el valor de hacerlo? Fruncí los labios, al tiempo que colocaba el lápiz detrás de mi oreja, aprovechando un momento de distracción por parte de Yukki… para colocar hasta el final de las demás partituras, la partitura con su melodía. Arrugué ligeramente el entrecejo, meditando en silencio sus palabras… palabras que no dudé en comprender, sin tener la necesidad de que se explicara más a fondo. La situación entre nuestros dos mejores amigos no daba paso a mejorar y debo confesar que temía que uno de estos días Liam cometiera una locura… alguna imprudencia por creer que se había equivocado al enamorarse de la chica equivocada. Nunca lo había visto así… y el hecho de que hubiese vuelto a retomar ese maldito vicio me preocupaba seriamente. – Lottie, mírame… – le pedí tranquilamente, tomando delicadamente su mentón entre mi mano, para que me mirara a los ojos. Aunque lo ocultara, en su mirada era evidente la tristeza y el verla de esa manera… jodía rotundamente. Jamás me ha gustado ver sufrir a las personas que quiero… y mucho menos tratándose de la chica que quería con todo mi corazón. – Entiendo como te sientes… pero, no por el hecho de que nuestros amigos no puedan estar juntos… eso no te impide que disfrutes y te emociones por algo que a ti te hace feliz… – le hice saber, en un tono tranquilo, haciendo un esfuerzo por reconfortarla. – Créeme, nada me gustaría más ver a mi mejor amigo con la chica de sus sueños. – De la misma manera, que deseaba con la misma intensidad confesarle a Yukki lo que sentía por ella. Suspiré. – Pero… a fin de cuentas me parece que ambos sabemos que solo una personita en especial lo hará cambiar. – Ambos se querían… y aunque había estado a punto de romper la promesa que le había echo a Izzie y decirle de una vez por todas a la verdad a Liam… en el fondo sabía que aunque se lo dijera… la única que realmente podría hacerlo cambiar era Izzie y no nosotros.

**ιzzy нale** Jue Abr 28, 2011 1:44 am

Garrett Cornwell
as: Garrett Donnovan Cornwell
+ Universitario - Primer año (Turismo) >> Artes Marciales ;; Fútbol (Delantero)
[ Con Nikki Ustabas // Habitación de Nikki ]

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Respiré con más tranquilidad, esbozando una cálida sonrisa en mi rostro al escucharle decir que se encontraba bien y que ahora se encontraba mejor. Negué suavemente y de una manera casi imperceptible, sin dejar de sonreír un solo momento, al sentir sus labios sobre los míos, dejándome embargar un instante por la sensación que me provocaba el tenerla tan cerca… una sensación que sin duda, me era imposible explicar con palabras, pero que me hacía sentir inmensamente feliz. Giré lentamente mi rostro, encontrándome con su mano, la cual besé tiernamente, cuando acarició mi rostro. Reí suavemente, al escuchar su pregunta. – Es posible… – cavilé, sonriendo extrañamente de manera divertida. Rodeé cuidadosamente sus hombros con mis brazos, recostándola suavemente sobre las almohadas, sin apartar en ningún momento la mirada de sus ojos. Froté sus brazos cariñosamente y de una manera reconfortante. – Aunque, me parece que en este caso… el que debería llenarte de besos y consentirte para que te mejores, debería ser tú enfermero particular, ¿no te parece? – musité, lo bastante cerca de sus labios, antes de rozarlos y besarlos dulcemente. En ese instante, algo me frenó dentro de mis pensamientos al recordar que lo único que la cubría, era una toalla… nunca antes, Nikki y yo, habíamos estado en esta situación… y, aunque el corazón amenazaba con salírseme en cualquier momento, no quería… mejor dicho, no deseaba quedar a los ojos de Nikki como un… aprovechado o algo por el estilo. Amaba profundamente a Nikki, más de lo que alguna vez creí imaginar… es por esa razón, que… deseaba tomar las cosas con calma. Nikki, era lo más importante en mí vida… y no deseaba arruinarlo. Por otro lado, estaba de por medio la promesa que le había echo a su padre, una promesa que estaba dispuesto a cumplir. Besé cariñosamente su frente, irguiéndome lentamente, teniendo cuidado de no lastimar su pierna, hasta quedar en sentado. – Entonces… ¿Qué te parece si almorzamos juntos? – propuse alegremente, sin apartar en ningún momento la mirada de sus hermosos ojos. Esos hermosos ojos que me tenían más enamorado que nunca. – Me parece que ya pasó la hora del almuerzo… pero, ¿Hey? Nunca es demasiado tarde cuando se trata de disfrutar en compañía de la persona que amas… – declaré tranquilamente, con una sonrisa, antes de acercarme a sus labios y besarlos cálidamente. Jamás me he considerado el sujeto más romántico del mundo… pero, sin duda alguna Nikki, era la única persona capaz de despertar en mí un lado bohemio y romántico.

**ιzzy нale** Jue Abr 28, 2011 10:52 pm

Laura d'Aviano
as: Maria Laura Beatrix Margherita d'Aviano
+ Universitaria ;; 1º en Relaciones Internacionales
[ Con Tom Carter // Fiesta - Campus ]

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Los nervios, y la emoción por comenzar una nueva etapa en mi vida... me tenía realmente con los nervios de punta y con el alma en un hilo. Es decir, aún no podía creer que los años hubieran transcurrido tan rápidamente, pero así era la vida... muchas veces tan impredecible e incluso tan... tan cruel y triste, especialmente tras el lamentable fallecimiento de la reina de Inglaterra, hay momentos... en los que la vida, te resulta tan... corta y difícil de llegar a comprender los motivos por los cuáles, a veces te impone retos y trabas a tener que superar. Por otro lado, el verano... en cierto modo, había sido... tranquilo, dejando de lado, que por un instante creí que mamá se decepcionaría completamente de mí, al aceptar la solicitud de ingresar de Yale. Pero a decir verdad, mamá se había portado de una manera tan dulce... al respetar mi decisión, y siempre demostrarme de manera incondicional su cariño y su apoyo, como toda la vida. Es por esa razón que, me sentía terriblemente afortunada... de tener una familia tan unida. Las razones por las que había rechazado, ingresar a la Universidad de Yale, habían sido por que en el fondo... temía que la separación fuera... destruyendo mi amistad con Dan, además... últimamente pensaba tanto en él, que... realmente no deseaba separarme de él. Dan, era mi amigo, mi confidente, una persona a la cual le tenía un inmenso cariño. Sonreí dentro de mis pensamientos, al darme cuenta de lo especial que era Dan en mi vida. Desde que había ingresado al Internado, en todos estos años, él había sido mi único amigo, una de las pocas personas que se había ganado mi confianza, tanto así que confiaba ciegamente en él, sin siquiera vacilar un solo instante. Respiré lenta y hondamente, mientras llevaba mi mano, hasta la cadenita que colgaba alrededor de mi cuello, y jugueteaba suavemente con ella. Aquella cadenita con un sol y una luna entrelazados el uno con el otro, y que era sumamente especial al ser un regalo de Dan, con motivo de mi cumpleaños, el año pasado, y que jamás... por ningún motivo, solía separarme de ella. Esta noche, tenía entendido que se llevaría a cabo una cena de bienvenida para los estudiantes y para los nuevos Universitarios, con la intención de que se conociera de una manera más abierta el Campus de la Universidad. Tenía que admitir que el Campus, era... increíble. Lo único que anhelaba, era poder encontrarme dentro de estas paredes y lograr salir adelante. Suspiré pesadamente, mientras hundía las manos dentro de los bolsillos de mi abrigo, era una noche realmente hermosa... pero bastante fresca... es por eso, que había optado por acudir a la cena con un look, casual y desapercibido... Caminé un poco, echando un vistazo a mi alrededor y poniéndome ligeramente de puntitas para observar discretamente entre las cabezas y los rostros de los asistentes, intentando dar con alguno de mis hermanos, o con Dan, pero ninguna señal de ellos. Suspiré con ligera frustración, para luego encaminarme hacia una de las mesas, adornadas con motivos realmente hermosos y pintorescos, corrí la silla para sentarme tranquilamente y observar serenamente a mí alrededor. En ese momento uno de los meseros, pareció reparar en mi presencia, y rápidamente se apresuró a ofrecerme algo de beber. Le miré con una sonrisa de lado, algo apenada... al escuchar sus disculpas.. – no te molestes... – le pedí, sonriendo amablemente, a modo de que no tenía de que disculparse. – pero... ¿te molesto, con una limonada? – le pregunté, sonriendo ligeramente de lado. El joven mesero, sonrió amablemente y dijo que en un momento me traía mi bebida, ante lo cual asentí tranquilamente. Luego de unos segundos, escuché una voz desconocida, la cual provenía de un joven... alto, y de aspecto fornido, preguntándome si tenía inconveniente con compartir la mesa. – ¡Oh! no, para nada... por favor... toma asiento – le pedí amablemente con una sonrisa, apartando mi bolso para colgarla en el respaldo de mi silla, para que así no le molestara. Escuché que se presentaba como Duke Bower. – Laura d'Aviano... – me presenté, con una sonrisa jovial y cálida en el rosto, extendiendo mi mano para estrechar la suya cordialmente. – eres uno de los chicos de nuevo ingreso... ¿no es verdad? – le cuestioné, sonriéndole un tanto... insegura. Más que nada por no saber que decir, jamás había sido buena iniciando algún tipo de conversación. Aunque... comparado con el hecho de tener que hablar en público, o mejor dicho mi miedo a ser una oradora... mantener una conversación no resultaba algo tan malo.

**ιzzy нale** Jue Abr 28, 2011 11:02 pm

Garrett Cornwell
as: Garrett Donnovan Cornwell
+ Universitario - Primer año (Turismo) >> Artes Marciales ;; Fútbol (Delantero)
[ Con Nikki Ustabas // Fiesta - Campus ]

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Respiré con más tranquilidad, esbozando una cálida sonrisa en mi rostro al escucharle decir que se encontraba bien y que ahora se encontraba mejor. Negué suavemente y de una manera casi imperceptible, sin dejar de sonreír un solo momento, al sentir sus labios sobre los míos, dejándome embargar un instante por la sensación que me provocaba el tenerla tan cerca… una sensación que sin duda, me era imposible explicar con palabras, pero que me hacía sentir inmensamente feliz. Giré lentamente mi rostro, encontrándome con su mano, la cual besé tiernamente, cuando acarició mi rostro. Reí suavemente, al escuchar su pregunta. – Es posible… – cavilé, sonriendo extrañamente de manera divertida. Rodeé cuidadosamente sus hombros con mis brazos, recostándola suavemente sobre las almohadas, sin apartar en ningún momento la mirada de sus ojos. Froté sus brazos cariñosamente y de una manera reconfortante. – Aunque, me parece que en este caso… el que debería llenarte de besos y consentirte para que te mejores, debería ser tú enfermero particular, ¿no te parece? – musité, lo bastante cerca de sus labios, antes de rozarlos y besarlos dulcemente. En ese instante, algo me frenó dentro de mis pensamientos al recordar que lo único que la cubría, era una toalla… nunca antes, Nikki y yo, habíamos estado en esta situación… y, aunque el corazón amenazaba con salírseme en cualquier momento, no quería… mejor dicho, no deseaba quedar a los ojos de Nikki como un… aprovechado o algo por el estilo. Amaba profundamente a Nikki, más de lo que alguna vez creí imaginar… es por esa razón, que… deseaba tomar las cosas con calma. Nikki, era lo más importante en mí vida… y no deseaba arruinarlo. Por otro lado, estaba de por medio la promesa que le había echo a su padre, una promesa que estaba dispuesto a cumplir. Besé cariñosamente su frente, irguiéndome lentamente, teniendo cuidado de no lastimar su pierna, hasta quedar en sentado. – Entonces… ¿Qué te parece si almorzamos juntos? – propuse alegremente, sin apartar en ningún momento la mirada de sus hermosos ojos. Esos hermosos ojos que me tenían más enamorado que nunca. – Me parece que ya pasó la hora del almuerzo… pero, ¿Hey? Nunca es demasiado tarde cuando se trata de disfrutar en compañía de la persona que amas… – declaré tranquilamente, con una sonrisa, antes de acercarme a sus labios y besarlos cálidamente. Jamás me he considerado el sujeto más romántico del mundo… pero, sin duda alguna Nikki, era la única persona capaz de despertar en mí un lado bohemio y romántico.

**ιzzy нale** Dom Mayo 01, 2011 12:47 am

NATALIE CASTLE
as: Natalie Raine Castle
18 años ; Cuarto año # Artes Marciales & Taller de Guion & Literatura
Está con: Juan Urdangarin En: Habitacion de Natalie

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Después de haberme encontrado a Juan en el pueblo, coincidencia pura enserio yo solo había ido al pueblo para ver si tal vez me animaba en escoger algun disfraz pero me alegraba y mucho haberlo visto pues con su ayuda rápidamente encontré el disfraz perfecto para mi. Lo mismo con el, parecía que no era fanático de la fecha y que no estaba dentro de sus planes disfrezarse pero gracias a mi, si tomaba el crédito le había convencido disfrazarse y es en lo que pasamos el resto del día buscando el disfraz perfecto para el. Tenia que admitir que era un poco raro, que la gente nos mirase como si fuéramos una clase de animal que se estaba exhibiendo el zoológico y lo mismo de sus guarda-espaldas que por mas que quería acostumbrarme no podía evitar sentirme un poco incomoda, eran sus miradas que parecía que esperan que yo le hiciese algo? Que me volviera loca y que yo misma vuelva a sacar una pistola y le diera en el brazo. "Estas delirando ya Castle" escuche una voz en mi cabeza que curiosamente sonaba como la de papa. Si estaba siendo demasiado paranoica después de todo ya llevábamos cierto tiempo de amigos y incluso ya era parte de mi rutina encontrarme con el por lo menos un rato durante la semana y es que podíamos hablar de todo y podía confiarle tantas cosas que no se aveces me daba miedo el haber confiado en alguien tan rápidamente, pero su mirada me transmitía lo contrario jamas conocí a algún chico con una mirada como la de el, era difícil de explicar pero aquellos ojos me habían hecho suspirar mas de una vez aunque tenia suerte de que el no pareciese darse cuenta de aquello. Habíamos caminado por el pueblo que resto del día, entrado a diferentes tiendas y prácticamente haciendo el tonto juntos dato que no era difícil de conseguir, creo que jamas en mi vida había reído tanto como lo hacia con el y creo que tampoco había sido tan torpe las incontables veces que casi lo tiro al resbalarme el día de hoy en realidad me daba vergüenza y mas porque en mas de una ocasión mis "accidentes" provocaban que estuviésemos muy cerca el uno del otro. Y eso me hacia sentir nerviosa, y a la misma vez las mariposas que llevaba en mi estomago desde hace días se hacían mas notorias que incluso el hambre se me iba. Era normal querer pasar todo el tiempo con alguien? De pensarlo tan seguido? Que cuando no esta contigo, te preguntes que es lo que estaba haciendo? Que si el pensaría en ti? Podía contar las noches en las cual me había quedado despierta contemplando todo aquello que parecía estar pasándome no sabia exactamente con quien consultar después de todo no tenia aquella persona a la que consideraba mi mejor amiga por aquí por lo menos no aun y aquello me era difícil porque la mía vivía en a miles de kilómetros de distancia y comunicarnos por el teléfono móvil era todo un imposible pues mi movil tenia pésimo servicio por acá y la mayoría de veces que lograba conseguir algo llamaba a casa sin pensarlo. puedes contárselo a tu padre, si claro si quiero que se burle de mi hasta que sea el 2050 no no mala idea y si le contaba a mama ella le contaría a mi abuela que en turno le contaría a papa quien después buscaría toda la información posible sobre Juan. Aunque claro lo básico ya se los había dado incluso les conté que pertenecía a la Realeza Española que era nieto de los Reyes de España la mas emocionada fue mama, porque dice que es como si fuera un cuento de adas en la vida real. Pero yo no podía evitar pensar de otra manera después de todo lo que me había contado el, sobre como no pudo estudiar química por sus padres estar vigilado todo el tiempo. Aunque no todo parecía ser malo me había hablado mucho de sus hermanos y ahora sabia que tenia un gemelo quien se llamaba Pablo y igual me contó de su hermanita Irene a quien ahora quería conocer pues hablo maravillas de ella que me daba mucha curiosidad por saber quien era ella. También hablo de todos sus primos de dos ya sabia pues eran los que mas salían en la televisión pues ellos eran los primeros en linea, después del Príncipe Felipe, si vale no me interesaba mucho todo aquello pero tampoco era una tonta, durante los veranos en España con mi madre en el televisor no hacían otra cosa mas que hablar de ellos dos. Pero la impresión que Juan me dio es que no tenia una relación muy extensa con sus primos y eso era una verdadera lastima, aunque que podía decirle yo si la única prima que tenia era una desconocida, es mas no sabia de su existencia ni de la de mis supuestos tíos hasta que el falleció. Pero supongo que así era como funcionaba la familia en la vida real no? En estábamos de regreso del pueblo cuando una tormenta empezó dejándonos completamente empapados de pies a cabeza y eso que habíamos tomado un taxi para regresar a Rockland. Juan había estado insistiendo en acompañarme hasta aya y que después podríamos irnos juntos a la fiesta. Si! Me había invitado a la fiesta, no es que seriamos una pareja pero me gustaba mucho la idea de estar con el. Ademas de que yo elegí su disfraz seria fenomenal vérselo puesto. Pero justamente al despedirnos el recibió una llamada la cual cambio todo su hermana estaba en el hospital, y el estaba prácticamente listo para correr hacia aya que si quiera se dio cuenta que el tiempo estaba de mierda y que podía pasarle algo, así que obviamente proteste, metiendole a mi habitación haciendo que se sentase justamente en mi cama para que se tranquilizara. Sin pensar realmente que ambos estábamos completamente empapados. Juan parecía estar completamente ido a lo que no pude evitar inclinarme un poco y con cierto cuidado tomar una de sus manos entre las mías, quería darle apoyo intentar calmarlo de alguna manera. "Ella va estar bien" le afirme mirándole directamente a los ojos, y apretando su mano de forma suave. Podía sentir mis mejillas sonrojarse, pues jamas me hubiese atrevido a hacer algo así pero algo me decía que la ocasión lo necesitaba. El desvió la mirada a lo que no pude evitar bajar la mía no sabia que decirle, pues jamas había pasado por algo como esto. "Sabes que no puedo dejarte ir, no como están las cosas aya afuera" le explique en un susurro observando como su mirada estaba en la puerta. "Si algo te pasa que bien le haría eso a tu hermana?" le pregunte intentando sonar tranquila pero incluso a mi me preocupaba ella, y eso que jamas la había conocido. "Vamos solo es cuestión de esperar un poco vale?" volví a decir para después guardar silencio por completo. Sabia que no podía tranquilizarle del todo pero por lo menos unas horas mientras la tormenta pasaba y así el podía llegar con su hermana sin riesgo alguno.

**ιzzy нale** Dom Mayo 01, 2011 1:59 am

Juan Urdangarín
as: Juan Valentín de Todos los Santos Urdangarín y Borbón
+ Universitario - Primer año (Ciencias Políticas) >> Fútbol (Capitán y Arquero) ;; Rugby (Primer Centro) ;; Natación
[ Con Natalie Castle // Habitación de Natalie ]

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Jamás en toda mí vida, he comprendido por qué mis padres tienden a la exageración. Entiendo a la perfección el hecho de que no debemos tomar como una casual coincidencia el incidente en la Feria de la Naciones… pero, plantarnos Guardias de Seguridad las 24 horas del día… era una rotunda estupidez que sobrepasaba los límites de cualquiera. Respiré lenta y profundamente, pasando una mano por mi rostro, remontando mis pensamientos al día del accidente. Jamás he creído en el destino, ni mucho menos en las casualidades… es por esa razón, que había momentos en los que me parecía… no sé… irreal, el toparme en este lugar a la chica que no había dejado de ver en ningún momento durante aquel partido del Real Madrid. Había algo en Natalie, que… simple y sencillamente no podía explicarme a mí mismo. Al verla… dentro de mí brotaba un sentimiento diferente al que alguna vez creí llegar a sentir por alguien. Hubo un tiempo en el que creí que Paris era mí chica ideal… ahora me doy cuenta de lo equivocado que estaba, Paris es sin duda alguna la chica ideal, pero predestinada a estar con mí hermano, y no conmigo. Solo espero que Pablo, sepa ver en sí mismo lo que realmente siente y de alguna manera… enmendar las cosas a tiempo, antes de que sea demasiado tarde. Por otro lado, cada vez que… extrañamente pienso en Natalie, no puedo evitar sonreír. A pesar de que… finalmente había reunido el valor suficiente para mantener una conversación e invitarla a salir, sin ninguna clase de formalidad, simplemente como dos personas que recién se conocen e intentan entablar una amistad. Las cosas no resultaron de la manera que esperaba… en mí intento por protegerla, un desconocido nos arrinconó, amenazándonos a punta de pistola. Durante el trayecto de la plaza al Hospital, Natalie no dejaba de regañarme una y otra vez por haber enfrentado a un sujeto con un arma. Sabía que entre la histeria y la molestia de Natalie, estaba mezclada su preocupación… teniendo en cuenta que en su mirada pude percibir lo que en ese momento atravesaba sus pensamientos y lo que menos deseaba era que se sintiera culpable por algo que sencillamente no era su culpa. Sé que no puedo negar quien soy… pero, juro que hay momentos en los que quisiera que no me trataran como a uno más de las preciadas joyas de la corona. Las personas a mí alrededor, creen que solo por el hecho de pertenecer a la realeza te hace especial, intocable e inalcanzable… juro que a veces quisiera… no sé… cambiar de identidad, vivir mí vida, sin ninguna clase de ataduras, ni protocolos, ni reglamentos que seguir al pie de la letra. Tener de alguna manera la oportunidad de tomar mis propias decisiones, sin la influencia de mis padres… quiénes a pesar de que se preocupan y velan por nuestro futuro, muchas veces no es lo que nosotros deseamos, y eso es algo que realmente deseaba cambiar. Pasé una mano por mi rostro, haciendo un esfuerzo por no pensar… y enfocar mis pensamientos en las hojas con los problemas de Física. Esbocé una mueca, al notar lo incómodo que era traer un cabestrillo colgando del cuello, inmovilizando mi brazo izquierdo. Resoplé con pesadez, al tiempo que abría la gaveta del escritorio, sacando la calculadora científica para confirmar los resultados de las operaciones. Justo en ese momento, unos golpes en la puerta llamaron mi atención. Alcé la vista inmediatamente, al escuchar una voz vagamente familiar, la cual me hizo sonreír inconscientemente. – Por supuesto, adelante – dije en un tono amable y bonachón, invitándola a pasar, incluso la pregunta ofendía. A pesar de que Natalie y yo teníamos relativamente muy poco tiempo de tratarnos… oficialmente ya la consideraba una amiga. – Descuida, no tienes de qué preocuparte – añadí en un tono tranquilo y despreocupado, al notar un note de vergüenza en el tono de su voz y en sus gestos. – Solo a mí, se me ocurre adelantar tarea y precisamente en viernes – bromeé, mientras me levantaba y jalaba una silla acercándosela y ofreciéndole amablemente con mi brazo sano asiento, en caso de que deseara sentarse un momento. Esbocé una débil y apenas visible sonrisa en mí rostro, al notar que miraba mi brazo enyesado a causa de la herida de bala. Negué por enésima vez restando importancia a sus palabras de agradecimiento. – Ni lo menciones… – dije simple y sencillamente, un poco… incómodo por sus palabras y por la situación, realmente no sabía qué decir… Le había pedido de favor a Natalie, que olvidáramos el incidente, dado a que no quería que… se atormentara con lo que sucedió y que dejara de lado esa culpa que podía leer en sus ojos. Ladeé suavemente la cabeza, mirándole con aire de curiosidad, tras escuchar sus palabras y ver como sacaba de su bolso un libro de Teorías Químicas. – Vaya… yo… no sé que decirte… – Alcé ambas cejas con ligera extrañeza y sorpresa, por su obsequio. La miré de manera jovial y entretenida. – No era necesario que te tomaras esa clase de molestias – expliqué, hablándole en un tono amable. Aparté la mirada de sus ojos, pasando una mano por la pasta del libro, observándole con suave alegría. – Gracias, castaña – Sonreí de manera sincera y realmente agradecida por su obsequio, al tiempo que me levantaba y le plantaba un suave, cálido y amistoso beso en la mejilla. – Sin duda, llevo la palabra “nerd” grabada en la frente ¿no es verdad? – bromeé, sintiéndome un poco… apenado, por haberla besado en la mejilla de manera desprevenida.

**ιzzy нale** Lun Mayo 02, 2011 1:14 am

18 años – Cuarto año – Arte, Equitación & Fútbol.
With Zara Phillips # En el salón, fiesta

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Me restregué la cara una vez más contra el agua para poder sacar todo rastro de cansancio que tenía en ella. Me miré en el espejo para luego hacer una pequeña mueca, si, quizás dormir toda la tarde no había sido una muy buena idea, pero es que el cansancio que sentía me había superado. No sabía cuánto tiempo llevaba ya en el baño pero lo bueno es que no tenía a nadie que me apurase, ya que los chicos habían entrado antes que yo. Me rasqué un poco el pelo, sin saber muy bien si ir a la fiesta o no, por mí me hubiese quedado postrado en la cama, pero con todo el ruido que hacían, esa ya no era una alternativa. Solté un suspiro, tenía una gran razón por la que no quería ir, y esta tenía nombre y apellido. Hace bastante tiempo ya que no hablaba con Amy, y en verdad cada vez que lo hacía sentía que ya nada iba a volver a hacer como antes. Y quizás el seguir enamorado de ella era una completa estupidez, siendo que podía sentir que solo me veía como un amigo. Y lo peor de todo, es que en varias oportunidades la había visto conversar animadamente con Parker… Hice una mueca de desagrado cuando pensé en eso, me llevé ambas manos a la cara tratando de olvidarme de todo por un momento. Ya no quería seguir pensando en eso, en realidad ya no quería pensar en nada. Salí del baño para no encontrarme a nadie en el cuarto, seguro que ya todos se habían ido. Suponía que quedarme solo ya no era una grata idea, por lo que preferí ir a la fiesta para ver si podía tomar algo y distraerme un poco. Comencé a revisar mi ropa, y me di cuenta que no tenía absolutamente nada para la fiesta. Rodee los ojos, y después de pensar bien en lo que haría, saqué lo que necesitaba y me arreglé rápidamente. Antes de salir de la habitación me miré en el espejo, estaba como si fuera a ir a una fiesta formal, pero tenía un accesorio que le daría como un toque de disfraz, llevé la máscara que tenía en mis manos y me la coloqué en mi rostro. No era un gran disfraz, pero la máscara le daba un toque, y bueno a nada…

Salí de la habitación para dirigirme a los buses que nos llevarían a la fiesta, y una vez allá, me dirigí rápidamente a lo que era la barra para pedir una cerveza. No sabía cuánto tiempo había pasado, pero ya me estaba aburriendo de la fiesta. Empecé a dar una vuelta empezando a mirara a cada una de las personas que estaban a mi alrededor. Necesitaba verla, y me odiaba por lo mismo, pero aunque quisiera no podía sacármela de la cabeza, moría por saber como estaba, por abrazarla, mirarla a los ojos y sentir esa maldita sensación que solo ella podía ser capaz de producirme. Comencé a caminar más rápido entre la gente, arrepintiéndome de todo y tratando de salir rápido de este lugar, y fue en ese momento cuando paso a llevar a una chica golpeándola ligeramente en el hombro, inmediatamente me doy vuelta para ayudarla y por unos segundos mi corazón se para de golpe al ver una cabellera rubia, mi garganta se seca y quedo totalmente paralizado en frente de ella, pero no fue cuando le vi la cara que sentí que mi corazón volvía a latir como de costumbre… Yo… Lo siento. Fue lo primero que se me ocurrió decir cuando vi a aquella chica, por un momento pensé que podía haber sido Amy, pero… Cerré un poco los ojos tratando de olvidar eso. Y volví a abrirlos para poder concentrarme en ella. ¿Te golpeé muy fuerte? ¿Te encuentras bien? Le pregunté de pronto preocupado de que no le haya hecho daño… Tragué un poco de saliva, la chica era bella y pensar que le pudiese haber hecho daño por andar pensando en tonterías, me hacía sentir realmente mal y culpable.

**ιzzy нale** Lun Mayo 02, 2011 3:00 am

Henry Windsor
as: Henry Charles Albert David Mountbatten Windsor de Gales
+ Universitario - Primer año (Ciencias Políticas) >> Balocesto (Capitán y Base) ;; Artes ;; Natación
[ Con Diana Windsor // Hospital ]

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El haberme desprendido de la única persona que me ayudó a salir adelante durante todos estos meses de sufrimiento, mi único apoyo, ha sido una de las decisiones más difíciles que he tenido que tomar a lo largo de mi vida… una decisión que a simple vista no era la más acertada, pero, que sin duda era la correcta. El haber puesto punto y final a nuestra relación… me hacía sentir por dentro un extraño vacio, quizás se debía a que en los últimos me había acostumbrado a su compañía y al cariño y la amistad que desde siempre ha existido entre nosotros, lo cual ha sido mi único consuelo en todo este tiempo. Desde aquel día, no había vuelto a hablar con Irene, ni mucho menos había vuelto a buscarla, sin embargo, intentaba mantenerme al pendiente por si necesitaba algo en lo que pudiera ayudarla; a pesar de que las cosas no funcionaron entre nosotros, la amistad y el cariño que siempre nos ha unido, eran dos cosas que jamás cambiarían. No sabía que sería de mi vida a partir de ahora… mi mente estaba hecha un caos, el recuerdo de aquel beso, removió esos malditos sentimientos, sentimientos que intentaba olvidar... el recuerdo de sus labios, me hizo remontar a la época en la que únicamente existíamos solo nosotros dos, sin ningún obstáculo que nos impidiera de alguna manera vivir el momento y ser felices. En realidad… no sabía que hacer… Vicky, era mi vida entera… pero por otro lado, no sabía si algún día podría perdonarle el que hubiera aceptado tener una relación únicamente para olvidarse en esa época de sus sentimientos hacia el imbécil de Iván Noirét. Sabía que debía dejar ir el pasado atrás y olvidarme de todo, pero, mi situación con Vicky, no era lo único que me tenía dándome vueltas en la cabeza. William, mi hermano… llevaba un mes, UN MES en coma… y lo peor de todo es que esta situación me tenía más angustiado que nunca. Hacía un esfuerzo considerable por mantenerme tranquilo… y no perder la calma ante la situación en la que se encontraba mi hermano, por Diana, a quien debía de cuidar y proteger con mí vida, si es necesaria… pero, Diana parecía negarse a afrontar y ver la realidad… cada día se encerraba y se aislaba más en su propio mundo, impidiéndonos entrar. La Diana de hoy en día, no se parecía en nada a la Diana que alguna vez fue… esa pequeña aventurera por naturaleza, ¿Dónde quedó mi hermana? Aquella niña inquieta y dulce que en las noches de tormenta se metía a hurtadillas a mi habitación y que me pedía que la dejara quedarse a dormir conmigo. Pasé ambas manos por mí rostro, intentando relajarme… pero, toda esta situación me tenía más tenso que nunca. Distraerme… era la único que en estos momentos me ayudaba a no pensar, a no estar con esta maldita angustia de ver a mí hermano en una coma y conectado a cientos de aparatos y la preocupación por no saber de que manera ayudar a mí hermana… en el fondo, sabía que todo esto era como un grito de ayuda por parte de Diana… necesitaba hacer ALGO, PERO YA, no podía dejar pasar más tiempo. Doblé en uno de los corredores, pero, justo en ese momento un presentimiento… una angustia por dentro me hizo soltar al instante la caja con los adornos que me había ofrecido a llevar al Gran Salón. Llevé una mano hasta mi pecho, era una sensación que en mi puta vida había sentido… y que me impedía pensar con claridad y mucho menos respirar con normalidad. Diana… fue mi único pensamiento… notando como esa sensación crecía a cada segundo… Algo ha pasado… dije mentalmente, antes de echarme a correr por los corredores hasta su habitación… ¿Qué era esta sensación? No tenía idea… pero, algo… algo no estaba bien… un maldito sentimiento en mí interior me lo decía... como una especie de… sexto sentido que me indicaba que mí hermana se encontraba en peligro. Lo que vi a continuación, en cuestión de segundos cortó mi respiración y bloqueó por completo mis pensamientos, dejándome completamente paralizado. Cada parte de mí cuerpo se estremeció y se paralizó al ver aquella imagen. – ¡DIANA! – de mis labios brotó un grito de horror, un grito de horror que hubiera estremecido a cualquier persona, en este maldito lugar, solo eso basto para hacerme reaccionar y correr desesperadamente hacia Nathan, quien llevaba a Diana entre sus brazos. – Diana… ¿por qué? ¡¿POR QUÉ MALDITA SEA?! ¡¿POR QUÉ?! – mascullaba entre dientes, embargado por la angustia y la desesperación que crecía a cada segundo y que de ser así acabaría matándome. Acaricié su ahora pálido, gélido y demacrado rostro, en un vano intento por hacerla reaccionar. Esto… esto no puede estar pasando… me decía a mí mismo, una y otra vez. Fruncí los labios, esforzándome descomunalmente por contener las lágrimas… lágrimas de culpa y de maldita impotencia. Todo esto era mi culpa… ¡MI CULPA, MALDITA SEA! si… tan solo hubiera actuado a tiempo… nada de esto estaría pasando. Respiré entrecortadamente, inspeccionando meticulosamente la herida de su brazo, todo indicaba que el corte era bastante profundo y lo peor de todo es que parecía estar perdiendo demasiada sangre, la tela que cubría su herida estaba bañada en sangre. Teníamos que actuar rápido, cada segundo, cada minuto contaba. – Tenemos que llevarla a la enfermería… no hay tiempo para trasladarla al hospital del pueblo. – informé con la voz al borde de la desesperación. Intercambié una breve, severa y preocupada mirada con Nathan. – Démonos prisa, no tenemos tiempo que perder… – lo apremié, haciendo un esfuerzo por mantener la calma y la cordura… pero, en estos momentos la desesperación, el miedo y el horror me impedían pensar con claridad. Si algo le sucedía a Diana… mí hermana… JAMÁS en mi maldita vida me lo perdonaría. Besé cariñosamente el rostro de mí hermana, antes de desplazarnos lo más rápido posible por los corredores hasta la Enfermería.

**ιzzy нale** Lun Mayo 02, 2011 3:19 am

Zara Phillips
as: Zara Anne Elizabeth Phillips
+ Universitaria - Segundo año (Enfemería) >> Equitación ;; Teatro & Música ;; Natación
[ Con Charles Bernaddotte // Fiesta - Campus ]

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Desde el momento que puse un pie en esta isla, las cosas no habían dado paso a mejorar entre la situación por la que estaban atravesando William y Diana, y lo que más me angustiaba era ver a Henry al borde de una crisis nerviosa, por no saber que hacer. Henry, era demasiado impulsivo y la mayoría de las veces actuaba sin pensar en las consecuencias... por otro lado, Diana parecía cada vez más ausente… lejos de la realidad, como si una barrera invisible nos separara de su realidad, y de una realidad que se negaba afrontar y a superar. La muerte de mi abuela, sin duda fue un golpe terrible para todos nosotros… su ausencia había dejado un vacio en cada uno de nosotros, una herida que no sabía si con el tiempo sanaría… aunque al final las heridas lo único que dejan a su paso son solo cicatrices. Han pasado meses, desde que mi abuela nos abandonó y aunque el tiempo lo cura todo, aún no he encontrado la resignación que toda persona necesita para afrontar un golpe tan duro, como el de perder a una de las personas que más has amado en la vida. Por lo que trato de enfocarme en mis estudios, como medio de distracción para no pensar y de alguna manera olvidar todo lo que viví durante el verano y retomar mi vida con la mayor normalidad del mundo… pero, no era nada sencillo. Con todo lo que he estado viviendo las últimas semanas, apenas había tenido tiempo de adaptarme y recorrer las instalaciones de la Universidad… Henry, me acompañaba a mis clases y siempre que podíamos desayunábamos o almorzábamos juntos, incluso me había dibujado un mapa de la Universidad, el cual me ha sido de gran ayuda ahorrándome la vergüenza de tener que preguntar donde quedaba cada lugar en la Universidad, más que nada por que lo que menos deseaba era recibir consideraciones especiales por parte de las personas, solo por ser… nieta de un monarca, aunque en realidad jamás me he considerado especial ni mucho menos diferente al resto de las demás personas… un aspecto que aprendí y sobre todo siempre he admirado en mis padres, quiénes a fin de cuentas decidieron hacer una vida normal sin ninguna clase de complicaciones emocionales, naturalmente la decisión de mamá de vivir una vida tranquila, no le impidió dejar de lado ni mucho menos cumplir con sus obligaciones… Lástima que la felicidad que alguna vez existió entre ellos no fue suficiente como para seguir juntos, sin embargo, viendo el lado positivo de la situación… me alegraba el saber que eran felices, aunque no estuvieran juntos, como a Peter y a mí nos hubiera gustado. Eché ligeramente la cabeza hacia atrás, sacándome el casco de la cabeza y agitando suavemente mi mata de cabello rubio, sintiendo una suave y fresca brisa golpeando mi rostro. Inhalé y exhalé profundamente aspirando el aire, sintiendo como este llenaba mis pulmones. En el pueblo, se respiraba un ambiente de alegría y de expectación por la noche de Halloween… especialmente entre los niños quiénes eran los más entusiasmados con la idea de disfrazarse y salir a pedir dulces. Esbocé una pequeña sonrisa en mi rostro, aparcando la motocicleta afuera de los portales ubicados en la plaza principal. No había tenido oportunidad de conocer el pueblo… por lo que decidí aprovechar la oportunidad de ir al pueblo a buscar un disfraz para la fiesta de disfraces que se llevaría a cabo por la noche. Tras el incidente en la feria de las naciones… tanto mis padres, como Tim, mi Tío Charles, mi Tío Andrew y mi Tío Edward habían tomado sus propias medidas de seguridad… a todos y cada uno de mis primos nos habían asignado un guarura que estuviera con nosotros las 24 hrs del día… y aunque la idea no me agradara, comprendía su preocupación. En fin, Henry, me había echo el favor de prestarme su motocicleta… y a pesar de su insistencia por acompañarme, lo convencí de quedarse en la Universidad, teniendo en cuenta que se había ofrecido para formar parte del Comité de Organización de Eventos no quería que por mi culpa lo regañaran por faltar a sus obligaciones. Suspiré pesadamente, al tiempo que guardaba el casco en el cubículo interno del asiento, donde Henry siempre tenía guardado un casco de repuesto para algún pasajero. Sinceramente, no imaginarme la cara que pondría mamá si supiera que sé conducía esas cosas, como ella las llamaba. Negué suavemente con una sonrisa en mi rostro, mientras guardaba las llaves en mi bolso, para posteriormente echarme a caminar tranquilamente por la acera. No sin antes asegurarme y echar un vistazo por encima de mi hombro, que Reed, mi guarura no me estuviera siguiendo. Respiré aliviada, siguiendo con mi camino, deteniéndome de vez en cuando a observar los escaparates de los almacenes. Justo en ese momento a través de una de las vitrinas, observé al otro lado de la calle la silueta de una persona que me llamó mi atención al resultarme muy familiar. Pardeé varias veces seguidas, asegurándome que mis ojos no me estuvieran jugando una mala jugarreta… ¿qué posibilidades habría de que…? Giré mi rostro con asombro… Si, si… era él… me reafirme dentro de mis pensamientos, sintiendo de pronto una peculiar alegría. Caminé lentamente hasta él, aprovechando que se había detenido a observar un escaparate de la tienda de enfrente. – ¿Zac… Santana? ¿Eres tú? – pregunté con extraña curiosidad, posiblemente lo estaba confundiendo… o quizás no, la curiosidad por saber si era o no el muchacho alegre que había conocido hace tres veranos exactamente durante un viaje a Miami en el cual había acompañado a Henry; era algo que me estaba matando de la curiosidad.

**ιzzy нale** Lun Mayo 02, 2011 3:24 am

Zara Phillips
as: Zara Anne Elizabeth Phillips
+ Universitaria - Segundo año (Enfemería) >> Equitación ;; Teatro & Música ;; Natación
[ Con Charles Bernaddotte // Fiesta - Campus ]

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Desde el momento que puse un pie en esta isla, las cosas no habían dado paso a mejorar entre la situación por la que estaban atravesando William y Diana, y lo que más me angustiaba era ver a Henry al borde de una crisis nerviosa, por no saber que hacer. Henry, era demasiado impulsivo y la mayoría de las veces actuaba sin pensar en las consecuencias... por otro lado, Diana parecía cada vez más ausente… lejos de la realidad, como si una barrera invisible nos separara de su realidad, y de una realidad que se negaba afrontar y a superar. La muerte de mi abuela, sin duda fue un golpe terrible para todos nosotros… su ausencia había dejado un vacio en cada uno de nosotros, una herida que no sabía si con el tiempo sanaría… aunque al final las heridas lo único que dejan a su paso son solo cicatrices. Han pasado meses, desde que mi abuela nos abandonó y aunque el tiempo lo cura todo, aún no he encontrado la resignación que toda persona necesita para afrontar un golpe tan duro, como el de perder a una de las personas que más has amado en la vida. Por lo que trato de enfocarme en mis estudios, como medio de distracción para no pensar y de alguna manera olvidar todo lo que viví durante el verano y retomar mi vida con la mayor normalidad del mundo… pero, no era nada sencillo. Con todo lo que he estado viviendo las últimas semanas, apenas había tenido tiempo de adaptarme y recorrer las instalaciones de la Universidad… Henry, me acompañaba a mis clases y siempre que podíamos desayunábamos o almorzábamos juntos, incluso me había dibujado un mapa de la Universidad, el cual me ha sido de gran ayuda ahorrándome la vergüenza de tener que preguntar donde quedaba cada lugar en la Universidad, más que nada por que lo que menos deseaba era recibir consideraciones especiales por parte de las personas, solo por ser… nieta de un monarca, aunque en realidad jamás me he considerado especial ni mucho menos diferente al resto de las demás personas… un aspecto que aprendí y sobre todo siempre he admirado en mis padres, quiénes a fin de cuentas decidieron hacer una vida normal sin ninguna clase de complicaciones emocionales, naturalmente la decisión de mamá de vivir una vida tranquila, no le impidió dejar de lado ni mucho menos cumplir con sus obligaciones… Lástima que la felicidad que alguna vez existió entre ellos no fue suficiente como para seguir juntos, sin embargo, viendo el lado positivo de la situación… me alegraba el saber que eran felices, aunque no estuvieran juntos, como a Peter y a mí nos hubiera gustado. Eché ligeramente la cabeza hacia atrás, sacándome el casco de la cabeza y agitando suavemente mi mata de cabello rubio, sintiendo una suave y fresca brisa golpeando mi rostro. Inhalé y exhalé profundamente aspirando el aire, sintiendo como este llenaba mis pulmones. En el pueblo, se respiraba un ambiente de alegría y de expectación por la noche de Halloween… especialmente entre los niños quiénes eran los más entusiasmados con la idea de disfrazarse y salir a pedir dulces. Esbocé una pequeña sonrisa en mi rostro, aparcando la motocicleta afuera de los portales ubicados en la plaza principal. No había tenido oportunidad de conocer el pueblo… por lo que decidí aprovechar la oportunidad de ir al pueblo a buscar un disfraz para la fiesta de disfraces que se llevaría a cabo por la noche. Tras el incidente en la feria de las naciones… tanto mis padres, como Tim, mi Tío Charles, mi Tío Andrew y mi Tío Edward habían tomado sus propias medidas de seguridad… a todos y cada uno de mis primos nos habían asignado un guarura que estuviera con nosotros las 24 hrs del día… y aunque la idea no me agradara, comprendía su preocupación. En fin, Henry, me había echo el favor de prestarme su motocicleta… y a pesar de su insistencia por acompañarme, lo convencí de quedarse en la Universidad, teniendo en cuenta que se había ofrecido para formar parte del Comité de Organización de Eventos no quería que por mi culpa lo regañaran por faltar a sus obligaciones. Suspiré pesadamente, al tiempo que guardaba el casco en el cubículo interno del asiento, donde Henry siempre tenía guardado un casco de repuesto para algún pasajero. Sinceramente, no imaginarme la cara que pondría mamá si supiera que sé conducía esas cosas, como ella las llamaba. Negué suavemente con una sonrisa en mi rostro, mientras guardaba las llaves en mi bolso, para posteriormente echarme a caminar tranquilamente por la acera. No sin antes asegurarme y echar un vistazo por encima de mi hombro, que Reed, mi guarura no me estuviera siguiendo. Respiré aliviada, siguiendo con mi camino, deteniéndome de vez en cuando a observar los escaparates de los almacenes. Justo en ese momento a través de una de las vitrinas, observé al otro lado de la calle la silueta de una persona que me llamó mi atención al resultarme muy familiar. Pardeé varias veces seguidas, asegurándome que mis ojos no me estuvieran jugando una mala jugarreta… ¿qué posibilidades habría de que…? Giré mi rostro con asombro… Si, si… era él… me reafirme dentro de mis pensamientos, sintiendo de pronto una peculiar alegría. Caminé lentamente hasta él, aprovechando que se había detenido a observar un escaparate de la tienda de enfrente. – ¿Zac… Santana? ¿Eres tú? – pregunté con extraña curiosidad, posiblemente lo estaba confundiendo… o quizás no, la curiosidad por saber si era o no el muchacho alegre que había conocido hace tres veranos exactamente durante un viaje a Miami en el cual había acompañado a Henry; era algo que me estaba matando de la curiosidad.

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