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# Lily y Regulus

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Mensaje  ιzzy нale Dom Mayo 20, 2012 11:59 pm



Lily Potter

Lily Luna Potter Weasley
15 años Quinto de Gryffindor, Cazadora Sangre Mestiza
está con: Regulus Black en: Anuenue - por ahí.


No estaba segura realmente de cuál era mi expresión en ese momento, pero realmente me quedé sorprendida al verlo reaccionar de aquella forma. Jamás había visto a Regulus tan molesto, y si había algo que realmente no me gustaba era cuando la gente me trataba de aquella forma en la que él estaba tratándome de aquella forma. ¿Por qué se empeñaba tanto en pensar que yo seguía siendo una niña? ¿Por qué él no simplemente podía verme como el resto de los chicos me veía? Quiero decir… no es que quisiera ser una más del resto de las chicas con las que él se metía, no… no quería eso. En estos momentos intentaba pensar que su reacción era más o menos coherente: es decir, a mí me hervía la sangre y me daban ganas de escupirle un montón de cosas a la cara cada vez que él me insinuaba que había estado o que iba a estar con alguien… suponía que en este momento lo había sorprendido porque realmente no se esperaba que justamente yo pudiese hacer aquello. “Imbécil” pensé apretando mis labios.

Lo siguiente realmente me dejó un poco fuera de lugar. ¿A caso él no me encontraba lo suficientemente atractiva como para… bueno, acostarse conmigo? No es que quisiera… bueno, quizás sí… pero ese no era el punto, lo que me refería era… demonios, ni siquiera yo misma sabía cómo explicarlo… pero ¿tanto le costaba aceptar que a vista de los demás chicos no era una niña? - ¿Y tienes algún problema con eso? – le pregunté con toda la tranquilidad del mundo. Si algo había aprendido de cuando alguien estaba enfadado, era que las cosas se ponían peores cuando alguien hablaba con mayor tranquilidad que el otro. – Podría llegar a sorprenderte de la gran cantidad de chicos que no me consideran una niña, y no solo me refiero a Alex y a Scorpius. – dije con una sonrisa totalmente inofensiva, mientras posteriormente mordía mi labio inferior. Podía hacerlo, yo sabía que podía mantenerme serena antes de empezar a perder el control y comenzar a mandarlo a la mierda. Y aun así yo no paraba de dar insinuaciones de que había estado manteniendo relaciones, lo cual claramente era mentira solo que él... bueno, no tenía porqué saberlo…

Parpadeé un poco sorprendida al escuchar el grito de Regulus. Años atrás hubiese podido llegar a intimidarme un poco, pero… ahora ya no lo hacía, lo único que había conseguido en mí era sentir aquella sensación de que realmente mis palabras habían tocado su vena. – Por Merlín, ¿Quién demonios te crees que eres para pretender que puedes meterte en mi vida? Tan solo eres el hijo del padrino de mi padre, y eso no te da ningún derecho para nada… - dije recalcando aquella última palabra con bastante énfasis. Él se creía que podía decidir por mí, pero era la persona menos indicada para hablar de madurez, porque teníamos entre nosotros a la persona más jodidamente infantil que podía llegar a haber sobre el planeta tierra. – No eres mi hermano, no eres mi primo… y claramente no me tienes ni una pizca de confianza como para que pueda considerarte como un amigo… así que ¿Cómo mierda pretendes decirme lo que puedo o no hacer cuando ni siquiera me tienes confianza para darte cuenta de que sé lo que estoy haciendo? – le pregunté un poco fastidiada, pero aún así hablando con tranquilidad. – Porque ni siquiera es que pretendas darme consejos, como lo hace mi mamá, como lo hace Albus o Hugo… porque si sabes que hay algo que detesto es a la gente como tú que intenta controlar mi vida… - dije acercándome a él peligrosamente para colocar una mano sobre su pecho. Lo miré fijamente durante unos segundos, y en esos momentos juro que sentí que iba a quebrarme, pero no… no podía hacerlo, tenía que mantenerme fuerte.

Di un par de pasos hacia atrás, aun manteniendo el contacto visual con él. Y respiré con profundidad - ¿Aún no lo has entendido, verdad? Mientras más intentes controlarme, menos vas a conseguirlo… - le expliqué encogiéndome de hombros, frunciendo suavemente mi nariz. Era cierto: si alguien intentaba decirme o no que hacer, si alguien intentaba imponerme algo a las malas sin darme siquiera una explicación coherente… terminaba haciendo lo opuesto: algunas veces cometía errores por hacer aquello, pero otras veces las cosas me salían bien, y terminaba dándome gusto no haber hecho caso. – No siempre vas a poder protegerme… ni mucho menos impedir que cometa errores o que sufra… - dije hablando en un murmullo, pero aún así con la voz tranquila. Si alguien justamente tenía la culpa de que cometiese tantos errores en mi vida, o que a veces tuviese tantas ganas de llorar como para no salir de mi habitación; pues bien… esa persona solía ser muchas veces él; era absurda la idea de pensar que la persona a quien más quieres es sin duda aquella que más te hacía sufrir… – No soy una niña... acéptalo de una vez... - le pedí mientras hacía un gesto con la mandíbula... si había algo que también detestaba, era que justamente me llamasen así... "Niña". Es que... mierda... ¡Era una adolescente! Había dejado de tener cuatro años hacía ya 11 años.
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Mensaje  ιzzy нale Dom Mayo 20, 2012 11:59 pm



Regulus Black

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● Tiene 17 años ; Cursa 7mo año ; Miembro de la Casa de Gryffindor ; Es Capitán y Buscador del Equipo de Quidditch ; Es un Sangre Pura ; Animago No Registrado
[ Con Lily Potter ;; En Anuenue ]



Habían transcurrido ya varias horas desde que arribamos a la isla y… en lo que a mí respecta, no tenía nada que renegar del verano… al menos hasta ahora. La mayor parte del verano la vivimos en casa de mis tíos James y Lily y en casa de mis tíos Tonks y Remus. La llegada de un nuevo miembro a la familia era un claro motivo de alegría para todos… cabe mencionar que en esta ocasión Ted y Vicky me habían convertido en “tío” por segunda vez. Ted decía que era un “tío” demasiado consecuente y consentidor, especialmente con Minnie. Aún recordaba aquella tarde de verano en la que había persuadido a Harry para que le diera permiso a Lily de acompañarnos a Minnie y a mí a la heladería del viejo Florean Fortescue. Aunque… he de reconocer que la salida no salió tan… “de acuerdo al plan” por que Lily terminó enfadándose y quitándome a Minnie de los brazos cuando dos mujeres se acercaron a nosotros. Naturalmente, Lily me tachó de “irresponsable” por “utilizar” a Minnie como un “supuesto” imán para atraer mujeres, pero si algo le dejé en claro fue que yo no tenía la culpa de ser un “tío” extremadamente sexy, lo cual ocasionó que Lily la agarrara aún más conmigo. Últimamente, Lily andaba de un humor poco inusual en ella… era como si… de pronto hubiese perdido el sentido del humor.
Dejando de lado algunos detalles relevantes de lo que fue el verano, he de reconocer que vanagloriaba mi capacidad de autocontrol… aún cuando “autocontrol” no era precisamente la palabra que emplearía para definir el estado en el que me encontraba y que ni siquiera yo era capaz de darle o encontrarle algún sentido o significado. Lo cierto es que, de no haber sido por Rose que me pilló por sorpresa en aquel momento detrás de los matorrales, probablemente habría cometido alguna imprudencia de la que evidentemente no me hubiera arrepentido, pero de la que me habría jactado por el resto de mi vida. En sí… lo que quisiera comprender es… ¿por qué razón basto una imagen de Lily con Ian para ponerme de mal humor por el resto del día? ¿En qué momento fue que la dulce e inocente Lily comenzó a interesarse en un sinvergüenza como lo es Ian Knigthley…? Pero lo más desconcertante es… ¿Por qué maldita sea tengo la extraña sensación de que estoy pasando por alto algo de lo que debí darme cuenta antes…?. Nada de lo que pensaba tenía sentido… tener las variables sin la incógnita era una pérdida de tiempo. A fin de cuentas, Lily… es tan solo una “niña”… y si de algo estaba seguro es que no permitiría que el idiota de Ian se aprovechara sus sentimientos, al menos mientras yo estuviera cerca. No es que estuviera dando por hecho que entre Lily y ese canalla pudiera existir la posibilidad de que surgiera algo inesperado. En primer lugar, por que Knigthley no es el tipo de sujeto con el que Lily llegaría a liarse. La sola idea es tan absurda como la idea de que este año quedemos en cuartos durante el Torneo de Quidditch y como que aquel séquito de sanguijuelas estiradas se lleven la Copa de las Casas… un hecho prácticamente imposible. Por lo tanto… no debe haber motivos para preocuparme ni menos para adelantarme a hechos que nunca sucederán. Pero entonces… ¿por qué motivo Lily lucía tan contenta a su lado…? ¿Por qué me caló verla sonreír de aquella manera…? Siempre me ha enorgullecido y ha sido una satisfacción personal ser uno de los “privilegiados” dentro de nuestra numerosa familia capaz de hacerla reír y sonreír como nunca nadie lo ha hecho… y caer en la cuenta de que cualquier idiota es capaz de llegar como si nada y hacerla reír casi hasta el borde de las lágrimas me estaba carcomiendo las entrañas.
Luego de aquel desagradable encuentro que me dejó un amargo humor por el resto del día, me dediqué a vagar y a perderme por la isla… evitando así tener que contagiar a los demás con el mal genio que me traía encima. Tanto Andrómeda como Ara siempre han sido de la opinión de que mi mal carácter era como una especie de… gas tóxico, capaz de infiltrarse hasta por debajo de las puertas, evaporando el humor de los que se me acercaban. Lo que realmente necesitaba era… despejarme de la cabeza todas estas malditas dudas que me tenían intranquilo. Resoplé con cierta exasperación, en el momento que salía de entre los arbustos para encaminarme hacia las carpas. Hacía una noche bastante tranquila… ideal para sentarse alrededor de la fogata y escuchar aquellas viejas leyendas que generalmente mataban del susto a los más jóvenes. Por una parte no quería perderme la “bienvenida” por ser mi último año en el campamento… lo que me hacía pensar que, tal vez… estaba tomando demasiado aquella escena, pero nadie me quitaba de la cabeza que las intenciones de ese patán no eran las más apropiadas. Caminaba tan sumido en mis pensamientos que ni siquiera me di cuenta cuando choqué accidentalmente de frente con alguien aparentemente de menor estatura… por instinto mi mano derecha se posó en el hombro izquierdo de la persona que me había chocado propinándome un débil golpe en el pecho y que inmediatamente se separó para evocar sus disculpas. Sin embargo, las palabras de la persona quedaron a medias cuando reconocí su voz… Mi mirada fue bajando lentamente cuando reparé, gracias a la luz de la luna, en esa larga y flamante cabellera pelirroja… confundible para la mayoría, pero inconfundible para mí. – Vaya, vaya… parece ser que alguien se levanto del lado equivocado esta mañana… – arqueé una ceja con escepticismo, curiosamente me daba la impresión de que todos los que se encontraban en el campamento mi presencia era la menos… “grata” para ella y no comprendía por qué. – Podría… – especulé con un gesto insondable. – pero si opto a fijarme por donde camino cada que ando por ahí… sería… igual… al resto de las personas y, sabes bien que me gusta romper los estereotipos… – repuse con aire arrogante y gesticulando una imperceptible sonrisa de autosuficiencia. Según mi padre, todos los Black parecen haber nacido con la arrogancia en las venas… y por lo que empiezo a notar, no era la excepción. – ¿Perdido? Ya… – arguye jactándome del tono irónico que estaba empleando para conmigo. – Vamos Lily… ¿desde cuando te desagrada mi presencia…? – sopesé sin esperar realmente una respuesta a cambio. – Por el trato poco común que estoy recibiendo de ti… comenzaré a creer que lo que más deseas es que me desaparezca de tu vista para irte a encontrar con algún… prospecto, ¿tal vez? – cavilé, disfrazando la curiosidad que me mantenía intranquilo.
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Mensaje  ιzzy нale Lun Mayo 21, 2012 12:00 am



Regulus Black

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¿Quién sabe? ¿Cómo coño debía de interpretar esas palabras? Acaso… ¿Debía tomar eso como un “si, Regulus, he descubierto que no tengo vocación de monja y que no pienso hacer mis votos al terminar el colegio, por tanto tengo el derecho de liarme con el primer imbécil que se me ponga enfrente”? ¿Es eso lo que quería decirme…? Si había algo que odiaba eran las palabras a medias... y el que Lily quisiera pasarse de lista conmigo no ayudaba en lo absoluto. Prolongué el contacto de su mirada con la mía con la clara intención de ver a través de esos ojos de un tono marrón que tanto me gustaban. Siempre he creído que Lily tiene una mirada preciosa… desde que éramos niños me he sentido atraído por su forma de mirar… tan inocente y tierna a la vez, pero parece ser que esos tiempos han quedado atrás, por que la Lily que tenía frente a frente no se parecía en nada a aquella niña traviesa que solía esconderse detrás de mí y que siempre me pedía que la abrazara. Luego de oír sus palabras, le dediqué una mirada que pudiera expresar lo absurdo que encontraba el que me reprochara ser considerado un sex symbol para las mujeres. Después de todo… ¿para que hacer infeliz a una mujer, cuando puedes hacer felices a todas? Con un gesto de la mano y con un movimiento de cabeza, traté de ocultar la sonrisa socarrona que se dejaba entrever en mi rostro. Era una suerte que Lily no tuviera intenciones de aprender Legeremancia… de poder hacerlo… habría echo gala de una excelente demostración del maleficio mocomurciélago o me habría pegado la lengua al paladar hace dos minutos. Como dije… ese es uno de los privilegios de conocer a Lily Luna Potter Weasley de toda la vida. – Creo que eso no está en discusión, Lily. Además no creo que te interese saber con cuantas mujeres me lío los trescientos sesenta y cinco días del año. – opiné, aunque sin darle la menor importancia al asunto. Los oídos de Lily eran castos y puros y dudo seriamente quiera escuchar de mis grandes proezas. – ¿Disculpa? – salté, arrugando un poco el entrecejo, como si o pudiera dar crédito a lo que acaba de decir. Bien… parece ser que alguien aquí esta a punto de desembuchar lo que realmente me interesa… – ¡Por supuesto que es asunto mío! ¿Qué esperabas? – dije como si se tratara de algo sumamente importante y del cual debía de estar pendiente día con día. – Sabes bien que mi deber es salvaguardar tu honra hasta que llegue el… “indicado” – argumenté, enfatizando la palabra entrecomillada. Si fuera por mí, Lily jamás tendría novio y bajo ningún motivo permitiría que el indicado llegara a su vida. Ella era demasiado importante para mí, por lo que no dejaría que nadie la apartara de nuestro lado. Quizás era una actitud demasiado posesiva, pero Lily era parte de mí familia. Además… no existe hombre capaz de merecerla… – Por lo tanto, todo lo que hagas o dejes de hacer me concierne, Lily, por que mi deber es cuidarte… más bien a todas… – aclaré. Ya era bastante desagradable tener que escuchar que algunos la encontraban bastante guapa. Tal como Malfoy en su momento y a quien ganas no me faltaban de meterle una varita en el culo para que se callara. – Como sea… no quiero discutir… – me limité a decir antes de que empezara con toda esa sarta de idioteces que no me harían entrar en razón. Lily conocía perfectamente mi punto de vista y como dije… nada ni nadie me haría cambiar de opinión. – Tienes razón… – respondí, de forma casual al decir que no era nada común perderme de una fiesta. Y menos cuando algunas mujeres tienden a darse un baño a la luz de la luna dejando a la vista sus esculturales figuras. – Además… ¿qué te hace pensar que la diversión solo se encuentra allá? – pregunté con curiosidad, al tiempo que ladeaba suavemente la cabeza para observarla con mayor detenimiento. – ¿Qué te hace pensar que ninguna “prospecta” me está esperando en la carpa? – Obviamente, todo aquello no era más que una mentira. Pero lo curioso aquí era... ¿por qué le estaba diciendo todo esto? como si realmente fuera ponerse celosa… resoplé con burla para mis adentros. Sin embargo, muy en el fondo disfrutaba de saber que por lo menos no le era indiferente y que se preocupaba por mí, aunque no lo demostrara abiertamente.

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Mensaje  ιzzy нale Lun Mayo 21, 2012 12:00 am



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No pretendo ser adivino… pero si no la conociera como a la palma de mi mano, habría creído en la convicción de sus palabras. “No hay nada que viniendo de ti pueda sorprenderme…” Si, claro… para Lily era fácil asegurar que me conoce tan bien como yo a ella, pero la realidad difiere según el cristal con que se mire... y eso es algo que, lamentablemente aún no ha comprendido. En aquel momento… tuve que contener el impulso que hirvió en mi interior ante el deseo que querer demostrarle que tan equivocada estaba al respecto… pero este no era el lugar ni el momento para hacer gala de exhibicionismos. A fin de cuentas… no era mi estilo demostrar hasta donde soy capaz de llegar con el único objeto de sacarla de una errónea verdad… además… ¿qué sentido tiene ahondar en el tema cuando me valí de una mentira piadosa para deleitarme con su reacción? Como sea… el semblante que yacía frente a mis ojos empezaba a dar señas de que había tocado una fibra sensible que lo único que provocó fue un giro total a la conversación. Por tanto, me dediqué a mirarla en silencio y con cierto aire de aburrimiento a la espera de que terminara… por alguna extraña razón, mi mente comenzó a divagar deteniéndose en puntos estratégicos de la conversación. Era la primera vez que Lily me hablaba de esa forma… y debo reconocer que no me sorprendía en lo absoluto el tono que empleaba para conmigo, teniendo en cuenta que no era la primera vez, especialmente luego de lo sucedido en el Callejón Diagon durante el verano. Si realmente quería dejar de ser tratada como una niña de cinco años… debía empezar por madurar y dejar de creer que se las sabe de cabo a rabo como si fuera una experta en el tema. Sin embargo, mis palabras poco a poco fueron perdiendo sentido y significado cuando replicó que era lo suficientemente mayor y responsable como para saber que imbécil le convenía o no, y que si pensaba que iba a quedarse como una monja estaba muy equivocado. Ante aquella revelación no supe que hacer o que decir… era como si de pronto mi mente hubiese quedado en blanco luego de haber sido golpeado por una bludger en la cabeza. La sangre me hervía de una manera que nunca antes había experimentado… de manera como si estuviera en un caldero llegando al punto de ebullición arañándome por dentro las entrañas y lo peor de todo es que mi maldita imaginación en vez de doblegarme empeoraba la situación. La fugaz imagen de Lily siendo besada apasionadamente por Malfoy superaba cualquier límite de autocontrol y juro por que estaba a un pelo de nada de ir a buscar a ese estúpido para romperle la cara por haberse aprovechado de esa manera de UNA NIÑA. Realmente era posible que mi Lily… ¿se hubiese entregado ese incondicionalmente en cuerpo y alma a ese imbécil…? ¿Tanto era el amor por ese idiota como para llegar al punto de tener intimidad? No… me negaba a creer que eso fuese cierto… aquello debía tratarse de una maldita artimaña para ponerme aprueba, seguramente. Ni siquiera supe en que cerré los puños para contener la rabia que me recorría de pies a cabeza nublándome la capacidad pensar de manera racional… pero lo cierto es que, a causa de la presión que ejercía en los puños, estos comenzaron a entumirse por lo que tuve que relajar ligeramente la presión. – ¿Ah, si, como quien si se puede saber? – repuse incapaz de contenerme a causa de rabia que me carcomía. Sabía muy bien que mi expresión no era la más afable en este momento… a diferencia de ella a mí me importaba un bledo fingir indiferencia... pues el que hiciera esas malditas insinuaciones me daba a entender que con ese imbécil hubo algo más que un intercambio de besos apasionados. – ¿Como Malfoy, por ejemplo? O… ¿acaso como Ackerman? Por favor, no me hagas reír – ironicé, de una forma bastante cruel y que nunca en toda mi vida había empleado con ella. – Si, se nota que a los ojos de ese par de filántropos ya no eres una niña – alegué burdamente, ya no me importaba ocultarle el hecho de que la había visto feliz de la vida con Ackerman... pues bien que se entere, por que ya me harté de ser el señor condescendiente y flexible que solo observa y tiene que frenar a cada dos por tres aquel estúpido impulso de querer destrozarlo todo. – Pero ¿sabes una cosa? El hecho de que quieras aparentar ser una persona lo suficientemente madura y responsable capaz de tomar decisiones por sí misma, es una rotunda estupidez, Lily. ¡UNA MALDITA ESTUPIDEZ! – bramé, con la voz al borde. Si su intención era provocarme… me alegrará decirle que lo logró… el Regulus de hace unos momentos ya no era nada comparado con este que se dejaba impulsar y guiar por la rabia conllevándolo a decir cosas que nunca se habría atrevido a decirle a esa persona que formaba parte de su vida. – Por que eso demuestra que aún sigues siendo una niña que no es capaz de distinguir lo bueno de lo malo y hasta que no aprendas a diferenciar una cosa de la otra, lamento decepcionarte, pero hasta que no demuestres tener la suficiente madurez para ello me tendrás encima de ti como a un maldito verdugo por que no pienso permitir que cualquier imbécil se aproveche de ti – recalqué, hoscamente al tiempo que prolongaba el contacto de nuestras miradas… sus ojos marrones se mostraban más desafiantes que nunca… contrario a los míos que miraban de una forma dura y penetrante… No comprendía el motivo ni la razón por la cual quería desafiarme… ¿qué era lo que realmente pretendía con todo esto? ¿A dónde quería llegar? Pues bien… si esas son las reglas del juego que se prepare por que no tengo la más mínima intención de quedarme cruzado brazos y ver como se deja llevar por las hormonas ante cualquier jodida provocación o insinuación del primer pendejo que se le ponga enfrente.

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Mensaje  ιzzy нale Lun Mayo 21, 2012 12:11 am



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Si en algún momento llegue a albergar la esperanza de que en el fondo aún quedaba una mísera pizca de dulzura y de inocencia en su interior… el más mínimo indicio que me hiciera creer que cada maldita insinuación que salía de sus labios no era más que una asquerosa mentira… acababa de llevarme un gran golpe decepción ante la perspectiva de descubrir que la Lily que tenía ante mis ojos se había convertido en una persona completamente diferente a la que alguna vez creí conocer… ¿En qué momento fue que la pequeña y adorable pelirroja cambió radicalmente su forma de ser…? ¿Realmente era posible que fuese lo suficientemente estúpido como para no darme cuenta a tiempo de que aquellos cambios tan sutiles terminarían transformándola en una desconocida? Una aparente desconocida que no tenía miedo a mostrar la… clase de persona que era en realidad. Irónicamente la Lily que… con una simple mirada era capaz de abrumar, aturdir cada uno de tus sentidos, empalagarte con su ternura y al mismo tiempo era acreedora de robarte una sonrisa, inclusive hacerte reír con sus espontáneas ocurrencias… había desaparecido de la noche a la mañana para ser suplantada por una persona completamente diferente. Mi pecho subía y bajaba al compás de mi respiración, la cual se encontraba agitada a causa del esfuerzo por controlar la sensación de ira… de rabia que me estaba consumiendo por dentro… El tono tan tranquilo que empleaba en la manera en que se expresaba no hacía más que reafirmarme el patético temor que había sembrado en mí ante la idea de que ya no fuera… virgen. ¿Por qué me costaba tanto creer un imposible? ¿De verdad eso era lo que realmente me estaba matando? Parece ser que si... pero la premisa es: ¿Por qué razón me afectaba tanto aquella maldita insinuación de que se había involucrado con más de uno? ¿Qué pretendía con decirme todo eso? ¿Ha sido un error mío el considerarla como una niña y no verla como lo que es en realidad… una mujer? ¿Eso es a lo realmente quiere llegar? La idea de verla como a una mujer era ir demasiado lejos por la simple y sencilla razón de que aún era una menor de edad… – ¡¡POR MERLÍN, SOLO TIENES 15 ÑOS, LILY!! ¿En verdad eres tan ingenua como para creer que por haber tenido relaciones con idiotas hormonados puedes darte el lujo de considerarte toda una mujer…? – repuse abruptamente sin detenerme a pensar en que probablemente estaba siendo demasiado directo y duro con ella y que quizás el daño que le estaba haciendo daño al hablarle de aquella manera la cual ocasionará termine odiándome más de lo que seguramente ya me odia en este preciso momento. Por que sé que el día de mañana me arrepentiré de todo lo que estoy diciendo… una vez que sea capaz de tranquilizarme y piense las cosas con mayor claridad, pero en este momento no tenía cabeza para nada… lo único que quería era quitarme de encima esta maldita sensación. – ¡CON UN MALDITO DEMONIO ESO NO DEMUESTRA ABSOLUTAMENTE NADA, LILY! ¡NADA! ¡Si no por el contrario, eso comprueba estás más equivocada y desorientada que nunca con respecto a lo que alardeas y afirmas creer! – grité, sin percatarme de lo atronadora que sonaba mi voz en aquel instante. ¿Era tan difícil hacerle entender y comprender hasta que punto me preocupaba por ella? ¿Qué tan importante era para mí? ¿Qué no quería verla sufrir por sujetos que evidentemente no la merecen? ¿Por qué maldita sea le cuesta trabajo darse cuenta de que no tiene la suficiente madurez? ¡¿Por qué carajo tiene que ser tan obstinada?! Sin embargo, sus palabras terminaron por acallar y neutralizar todo pensamiento cuando subrayó que no era nadie para inmiscuirse en su vida… que solo era el hijo del padrino de su padre y que eso no me daba ningún derecho a entrometerme en su vida. La expresión de mi rostro se endureció en cuestión de segundos al oírla hablar de esa manera… No podía dar crédito a la gravedad de sus palabras… ¿En verdad no significaba nada para ella? ¿Tanto me detestaba como para hacerme a un lado y considerarme nada en su vida? – Hablas como si realmente nunca hubiera confiado en ti en todos estos años que llevo de conocerte… por Dios, Lily, hablas como si… fuera un maldito insensible que no tiene sentimientos y que es incapaz de comprenderte… ¿Enserio piensas que en el fondo soy esa persona que acabas de describir…? – La manera en que la miraba a los ojos era tan intensa, tan profunda… como si tuviera el objeto de traspasar aquellos ojos marrones con el único propósito de averiguar y saber si era cierto o no que me consideraba un maldito estorbo en su vida, incapaz de verme como a un amigo, como una persona que tiene cabida en su vida. ¿Por qué había cambiado tanto en tan poco tiempo? en verdad deseaba saberlo... por que no estaba dispuesto a dejarla marcharse sin antes aclararme toda aquella sarta de palabrería que habían logrado calarme en lo más profundo. – Si… ahora entiendo que tienes toda la razón al decir que no soy nadie en tú vida y que verdaderamente nunca llegué a ocupar un lugar importante en tu corazón… que solo soy un cero a la izquierda cuyo único objeto es amargarte y fastidiarte la existencia únicamente por que pretendo protegerte. No sabes el peso que me quitas de encima, lo digo de verdad… por que gracias a ti… la venda que me cubría los ojos y que me impedía ver la clase de persona en que te has convertido, ha desaparecido… – contemplé sin miramientos. Las palabras fluían envenenadamente de mi boca sin siquiera pensarlas… como si se trataran de afiladas navajas que pretendieran herirla el doble que sus palabras… las cuales me habían calado y sin duda herido en lo más profundo de mi ser. Era la primera que alguien hería mi orgullo de esa manera y aunque no lo reconozca abiertamente, me calaba que esa persona fuera precisamente Lily… pues a pesar de que sus palabras me habían afectado, no tenía intención de demostrarle hasta que punto me habían herido, no iba a darle ese placer. Al percatarme de que se acercaba me mantuve en la misma posición, siguiendo con la mirada cada movimiento… la trayectoria de su mano, la manera en que puso su mano se posaba sobre mi pecho… me acobijó con una calidez que logró aplacar el fuego que me estaba arañando las entrañas. – La que no comprende absolutamente nada aquí, eres tú, Lily… – me adelanté, impidiendo que su mano se alejara del lugar donde se encontraba, por lo que me aferré a ella experimentando la suavidad de su tacto. En estos momentos mi voz había vuelto a adquirir un tono de voz más tranquilo… pero la firmeza y la rotundidad con la que hablaba seguía siendo la misma. – No es mi intención controlarte ni mucho menos pretendo manipularte… – dije en un último intento por hacerle ver que tan errada estaba al creer semejante estupidez. – ¿Tan segura estás de eso? ¿Por qué piensas que no voy a poder protegerte? ¡Lily, si te estoy diciendo todo esto es para evitar que sufras y que cometas errores que te hagan arrepentirte por el resto de tu vida! ¡¿Es tan difícil que te des cuenta de ello?! – dije lo bastante exasperado, pero asegurándome de modular el volumen de mi voz evitando que vuelva a salirse de control. Inhalé y exhalé profundamente en un nuevo intento por conservar la calma. – Lo lamento… pero me estás pidiendo algo que está fuera de mis límites... por que esto no es más que un absurdo capricho tuyo, Lily... – dije de forma dura e inflexible, abordando nuevamente el hecho de tener que considerarla y verla como a una mujer. Ahora menos que nunca me negaba a creer que la niña había quedado atrás para volverse una mujer…

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Mensaje  ιzzy нale Mar Mayo 22, 2012 3:04 am

Lily Potter

Lily Luna Potter Weasley
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# Lily y Regulus  Normal_0059-1
# Lily y Regulus  Normal_0060
# Lily y Regulus  Normal_0061
Eran estos momentos en los que tenía ganas de ponerme a llorar, encerrarme en una habitación y comenzar a arrojar cosas del coraje que estaba sintiendo. ¿Por qué discutíamos tanto últimamente? No entendía por qué realmente me trataba así, pero su reacción me era… familiar. Era como si incluso yo misma hubiese experimentado esa ira en aquel momento, pero no lograba recordar exactamente cuándo ni dónde. Sin embargo, respiré… respiré tan profundamente que llené mis pulmones de oxigeno y me quedé ahí, conteniendo el aire durante unos segundos mientras contaba mentalmente hasta diez en una cuenta regresiva. La tía Hermione me había enseñado una vez, que cuando estuviese en una situación donde los nervios se me pudiesen ir las manos, lo que tenía que hacer era respirar y contar hasta diez para tranquilizarme… debía relajar mi cuerpo, mi mente y por sobretodo hacer que los latidos de mi corazón volviesen a la normalidad. En esos momentos sentía como si mi corazón estuviese corriendo por millas, como si estuviese por salirse de mi garganta sin siquiera evitarlo… si un cardiólogo estuviese aquí, seguramente se asustaría por lo acelerado que estaba.

Regulus había mordido el cebo cuando comenzó a decirme que por tener relaciones no era una mujer, y sin poder evitarlo, una carcajada brotó de mis labios. Era genuina, como si realmente me hubiese tomado por sorpresa. Seguí escuchándolo gritar, y juro que sus palabras llegaban hasta la fogata donde se estaba llevando la reunión de inicio. Lo cierto es que me parecía mejor atacar de otra forma a lo que había dicho, ser un poco más inteligente. – Por Merlín, Regulus… ¿te estás escuchando lo que estás diciendo? – le pregunté hablando con tranquilidad, mientras llevaba las manos a mi cinturilla. Por alguna razón, Regulus se veía adorable cuando estaba enfadado. – En ningún momento he dicho que he tenido relaciones… no soy como tú… - le aclaré encogiéndome de hombros, deseando ver la reacción que pudiese tener al escuchar aquellas palabras. – Simplemente te he estado diciendo, que no son solo Alex y Scorpius quienes me encuentran atractiva y quienes no me consideran una niña… - añadí como si fuera lo más obvio del mundo. La expresión de mi cara cambió a una como si estuviese ofendida. - ¿Ves lo que digo? Claramente tu no confías en mí, porque si realmente estás pensando que soy tan estúpida como para acostarme con el primero que se me cruce por delante, así como tú lo haces, pues realmente no me conoces demasiado bien que digamos… - objeté cruzándome de brazos mientras seguidamente relajaba mi expresión.

Sí, sabía que no había sido muy justa con lo que le había dicho. Dios, esperaba que mis palabras no llegasen a oídos de papá o del tío Sirius, porque en ese momento… bueno, sí que iba a tener una pequeña discusión con ambos por lo que le había dicho a Regulus. ¿Cómo se me había ocurrido decirle semejante cosa? Claro que no lo consideraba así. De hecho, era la persona que sin duda había llegado hasta lo más profundo de mi corazón, la persona que me había hecho sentir más que ninguna otra con el solo hecho de sonreírme o mirarme con aquellos inmensos ojos azules. Sin embargo, no pude decirle nada al respecto, tan solo lo miré a los ojos queriéndole decir: “Lo siento, Regulus, no quise decir eso” pero me había salido de tan adentro de mí como si realmente lo hubiese sentido en esos momentos, por más que realmente no fuese así. ¿Qué le diría? Podía imaginármelo en mi cabeza: “No, Regulus, no te considero de esa forma… la verdad es que estoy enamorada de ti desde que tengo nueve años, pero tu eres tan imbécil que te puedes acostar con cualquiera que se te pase por delante y ni siquiera te das cuenta de la persona que tienes al lado, de lo que le haces sentir cada vez que te besas con alguien cerca de ella… que le haces creer que no es lo suficientemente buena para ti…” sí… eso podría decirle, pero realmente no podía hacerlo.

Respiré profundamente, y lo miré intentando controlar un gran impulso que venía atormentándome desde hacía ya rato, pero para no caer en la tentación decidí alejarme un poco de él.- No quise decir que tú no eras nadie en mi vida… lo eres…- susurré bajando un poco la mirada. “Más de lo que tú crees, Regulus… y no eres ni mi hermano, ni mi primo… y no puedo considerarte un amigo con esto que siento…” claramente no podía decirle aquello, porque era más que obvio él seguía viéndome como aquella niña que se escondía tras sus espaldas para evitar que James la cogiera tras hacer una travesura.

Abrí mis labios y volví a cerrarlos rápidamente, sorprendida por las palabras que Regulus había dicho. ¿En serio creía que había cambiado mi forma de ser? Bueno, quizás debió de haberse dado cuenta hace ya varios años que no seguía siendo una bebé, y que como cualquier persona cambiaba de parecer...Sin embargo, había notado en su tono de voz algo de resentimiento, como si mis palabras realmente lo hubiesen afectado. ¿Era acaso aquello lo que realmente quería conseguir? - ¿Por qué todo el mundo se empeña en seguir tratándome como si tuviese cuatro años? Mi papá... mis tíos... Ted... James... incluyéndote a ti... Y no solo a mí... ¿no se dan cuenta que Ara, Rox, Lucy y yo ya no somos tan indefensas? ¿Realmente nos creen tan estúpidas? - pregunté algo consternada, mientras hacía una debil mueca con mis labios.

Me mordí ligeramente el labio inferior, sintiendo la mano de Regulus sobre la mía que aún se mantenía sobre su pecho. Respiré profundamente, y lo miré a aquellos ojos azules que tanto me gustaban… podía perderme en ellos, en aquel mar inmenso que había en su mirada. Una vez, las ganas de llorar se apoderaron de mí cuando me preguntó porqué no podría protegerme… la respuesta era tan simple que él no era capaz de verla. Me mordí el labio suavemente, y suspiré con profundidad. – Tienes diecisiete años… yo tengo quince… - le dije suavemente mientras las palabras salían por mis labios por sí mismas. No tenía que pensar demasiado cuando estaba cerca de él, porque las palabras fluían. – El año que viene estarás fuera de Hogwarts, y el siguiente también; y no nos vamos a ver durante mucho, mucho tiempo… - le recordé sintiendo un nudo en la garganta. “No vas a llorar, Lily Luna Potter… no lo harás” me dije a mí misma. No quería admitirlo, pero estaba realmente aterrada de lo que podría llegar a suceder una vez que Regulus no esté por ahí rondándome, sacándome de cada metida de pata en la que solo yo podía meterme y salir gracias a su ayuda. No obstante, la voz se me había quebrado y el tono de mi voz uno muy agudo. Respiré profundamente, y solté un profundo suspiro tragando saliva de forma algo costosa debido al gran nudo que se había formado en mi garganta. – Por eso tú no vas a poder protegerme siempre. Porque no siempre vas a estar ahí cuando algo o alguien intente lastimarme… - añadí encogiéndome de hombros hablando un poco más normal. Luego sonreí levemente de costado. Entonces decidí que ya no quería seguir discutiendo, que ya había tenido suficiente de un Regulus molesto y gritón por una noche, así que pensé que era mejor suavizar la situación. Además, si había una persona que más me hacía sufrir en el mundo, quizás esa persona era él entre todos... por eso no podía protegerme de él mismo. – Además, creo que te estás olvidando de quien soy hija… - dije de forma algo creída, actuando un poco como él cada vez que alardeaba ser hijo de Sirius Black. Aunque claro que yo bromeaba al respecto, porque jamás me había jactado de ser hija de Harry Potter o de Ginny Weasley, por más que amase a mis padres con todo mi corazón; pues me gustaba conseguir mis logros por ser “Lily” y no “La hija del señor Potter”. – O de lo que soy capaz de hacer cuando alguien intenta pasarse de listo conmigo… ¿o a caso ya te has olvidado de tu hermosa cabellera fucsia? – dije sonriendo más o menos de costado. Resoplé un poco fastidiada.
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