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Mensaje  ιzzy нale Dom Jul 07, 2013 3:40 am

Aryanna Harrison
Aryanna Danielle Bradley Harrison
18 años Estudiante de Preparatoria Trabaja en Little Red's Library
Esta Con: Neal McCormack, en el bosque

"Siento mucho tu perdida" es todo lo que tienes que decirle me repetí en voz alta porque dentro de mi cabeza y en mi habitación todo era tan fácil, darle el pésame era sencillo cuando no estaba frente a el. Pero como le das tus condolencias a alguien cuando realmente no sientes absolutamente nada de lo que dices? No era ningún secreto que yo odiaba a Alexandra Montgomery había así desde que nuestras miradas se cruzaron y a diferencia de muchas taradas en el pueblo yo no quería que fuese mi amiga, ni tampoco pensaba que si no podía ser su amiga por lo menos me daba atención negativa en muchas ocasiones lo único que pedía es que dejara a un lado su estúpida obsesión por molestarme. Y es que yo nunca debí entrar en su radar, nunca debí atravesarme en su camino pero como toda idiota tuve que poner mis ojos en alguien que era completamente inalcanzable para mi. Neal McCormack era la razón de todos mis problemas, o por lo menos lo era tenia mas de un año de no dirigirle la palabra y era precisamente por eso que esto era tan jodidamente imposible. Había pasado tanto tiempo desde la ultima vez que hablamos claro si es que a eso se llama hablar, aun podía visualizarme empujandolo para que saliera de mi casa porque lo que paso entre nosotros no era correcto.

Jamas me había sentido tan estúpida como me paso aquel día, y nunca me había regañado tanto así como tampoco jamas hubo cosa que no podía contarle a mis padres pero es que haberlo besado fue tremendamente idiota y no entendía como es que las cosas terminaron de esa forma por un momento estábamos estudiando, el otro jugando y sin darme cuenta terminamos besandonos y dentro de mi cabeza el me había respondido en ese breve momento jure que su corazón había latido tanto o mas que el mío y por unos segundos logre engañarme a mi misma que tal vez el estaba sintiendo lo mismo que yo pero el hablo de ella. Hablo de ella y mis dudas quedaron resueltas, claro ella era su novia no estaba con ella simplemente porque era atractiva nadie puede aguantar a un monstruo como Alexandra Montgomery si no tiene alguna clase de sentimiento por ella. Y el la quería, no se porque me había convencido de lo contrario. Osea realmente pensaba que el se fijaría en mi cuando podía tener a una persona como ella? Si esta bien nunca había sido insegura y jamas había cuestionado mi valor como persona y mucho menos como mujer porque sabia que era alguien atractiva y sabia como jugar el mismo juego que los hombres. Después de todo no me había juntando con ellos tanto tiempo sin aprender por lo menos algo útil.

Tampoco es que fuese una cualquiera que se mete con todo chico que se cruce por delante en realidad simplemente me gustaba hacerles sentir nervios y por lo tanto simplemente coqueteaba sin en realidad tener fin alguno. Pero con Neal las cosas eran diferentes, nadie jamas llamo mi atención de la forma como el, nunca había sentido esa necesidad de conocer alguien como lo había echo con el. Claramente jamas fue algo que compartí en voz alta porque no podía hablar de esto con Andrew o Jude siquiera Jasmine y tampoco es como si le hubiese preguntado a los papas porque harían un escándalo del tamaño del mundo y no porque les molestara si no porque iban a hablar de como es que me había enamorado por primera vez y eso si era absurdo yo no estaba enamorada de ese chico. Porque el amor no era así, no tenias que estar a escondidas y el chico que era para ti no estaba con otra. No simplemente fue un momento de debilidad eso era todo y con el paso del tiempo logre convencerme que esa fue la razón, que simplemente las emociones habían estado altas y como todo joven teníamos hormonas. Pero jamas hubiese imaginado lo que paso después justamente el día que siguió aquel evento ella desapareció y eso fue el fin de aquella amistad.

Después de eso ya no pude acercarme a el porque las cosas eran extrañas y porque yo me alegraba de que Alexandra Montgomery ya no estuviera entre nosotros pero mucho mas era feliz sabiendo que no estaba cerca de el y eso me hacia sentir culpable porque el tenia que estarla pasando mal. Y aquí estaba yo alegre de que ella no estaba en su vida, que tal vez con ella fuera el podría ser quien era realmente, porque cuando estaba conmigo era diferente no era aquel chico prepotente y egocéntrico que todo el pueblo conocía si no alguien noble, y digno de admirar. Estando solos su sonrisa no se borraba de su rostro y no caminaba con esa seriedad que lo caracterizaba los dos vivíamos riendo, y jugando, compartimos cosas que jamas pensé porque nunca llegue a imaginarme que mi amistad con el progresara de tal manera. Pero todo era cosa del pasado y tenia que salir de mi mente ahora solo era una persona mas que iba ofrecerle condolencias a alguien que alguna vez significo mucho para ella.

Estuve parada frente al velatorio cuando la ceremonia había empezado y decidi no entrar porque sabia que los ojos iban a caer en mi como si fuesen imanes por lo tanto iba tener que encontrar la forma de hablar con el pero estaba claro que no era el lugar indicado por lo que sali corriendo. Después de vagar un rato sin rumbo alguno camine por entrar a las afueras del bosque del pueblo y me entretuve con un par de hojas las cual pateaba con mi zapato manteniendo mi mirada pegada al piso porque había sido una completa cobarde debí entrar bufe un poco y levante la mirada y fue cuando lo vi a unos metros de mi el no pareció de percatarse de mi presencia y por unos segundos pensé que tal vez estaba aquí para estar solo por lo que me imagine que seria mejor darme la media vuelta pero mis pies me llevaron hacia el y al llegar justamente a un lugar donde el me viera mi garganta se cerro en un nudo y la frase que tanto había practicado no salió de mis labios. Simplemente actúe por instinto y lo abrace cerrando los ojos un breve instante porque hacia tanto tiempo que no estaba tan cerca del, que no olía aquel perfume que siempre lograba avisarme cuando estaba cerca. "Yo..." dije en un susurro aun sin soltarle ni mirarlo directamente. "Lo siento Neal.." dije una vez mas para esta vez levantar mi rostro para mirarle. "Se que nadie mas lo cree pero, enserio lo lamento" le dije aun sin quitar mis manos de sus hombros porque una vez mas volví abrazarlo para que después darme cuenta que tal vez no quería mis condolencias o que estuviese cerca por lo que baje los brazos y me aleje. "No debí hacer eso, solo que bueno las cosas no han cambiado tanto soy pésima con las palabras" le explique mientras soltaba una risa nerviosa para terminar por morder mi labio de forma bastante insegura.
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Mensaje  ιzzy нale Vie Jul 12, 2013 3:48 am




Neal McCormack
as: Neal Aiden McCormack Delacroix
● 21 años # Estudiante Universitario # Derecho » Nacido en Spring Valley
[ Está con Aryanna Harrison ;; En el bosque
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Dejando de lado, todo lo que pasó en la visita de mis padres, lo más inusual que me había sucedido hasta ahora, fue encontrarme con Ivy, luego del entrenamiento de básquetbol. La caída que sufrió, cuando accidentalmente no tropezamos, hizo que Ivy fuera a parar a la enfermería. Temía que se hubiera fracturado la muñeca por mi culpa, pero por suerte la doctora dijo que solo se trataba de una torcedura y que no era nada grave. El problema era que Ivy debía llevar la mano vendada por un tiempo hasta que su muñeca sanara. Había estado acompañando a Ivy en la enfermería, la doctora le había dado un analgésico para que se relajara y pudiera calmar el dolor en su muñeca. A los pocos minutos, Ivy se quedó profundamente dormida, por lo que aproveché en mandarle mensaje de texto a Alexa para que nos viéramos en la cafetería. El tiempo transcurrió rápidamente, le había contado a Alexa lo que le pasó a Ivy y del accidente que tuvo por mi culpa, para su preocupación, pero al asegurarle que se encontraba bien y que solo se trataba de una torcedura, se tranquilizó. A penas el reloj marcó las 8:30 pm, me despedí de Alexa, dándole un beso en la mejilla y me fui directo a la enfermería para ver como se encontraba Ivy. Extrañamente, Ivy aún no despertaba por lo que le pedí autorización a la doctora Preston de llevármela en brazos a su habitación. La doctora al no ver ningún inconveniente, me dio un frasquito de analgésicos y una pomada que debía aplicarse Ivy todos los días. En cuanto puse un pie en su habitación, la recosté cuidadosamente en su cama, asegurándome de no despertarla. Ivy era la persona más dulce que he conocido en toda mi vida y… desde que éramos niños sentía una enorme necesidad de protegerla, de cuidarla, de la misma manera que con Alexa y mis hermanos. Ivy era una prioridad en mí vida y siempre lo sería, pues nada ni nadie podrá cambiar el cariño que sentía por ella. A medida que el tiempo pasaba, la tormenta parecía intensificarse con cada minuto; había asegurado las ventanas y en la mesita de noche había una linterna que esperaba utilizar en caso de emergencia. De un momento a otro la oscuridad se hizo presente provocado por un corte de luz, por lo que inmediatamente prendí la linterna para iluminar un poco la estancia. Sostenía la mano de Ivy entre la mía, acariciándola suavemente, cuando finalmente se despertó. – Ey, ¿cómo te sientes? – musité con amable preocupación, al momento que adoptaba una posición erguida en la silla que me permitiera observarla mejor. – Shh… tranquila, todo está bien, no te asustes… – dije quedamente en un intento por tranquilizarla y que no se levantara. Probablemente muchas preguntas estarían cruzando su mente en este momento. Como por ejemplo: el motivo por el cuál la habitación se encontraba en penumbras y la razón de mi presencia en su habitación.– Estuviste dormida varias horas… – expliqué con una de mis mejores sonrisas, al tiempo que acariciaba delicadamente su mejilla con el dorso de mi mano, para luego subir hasta su frente y apartar suavemente el fleco de sus ojos. – Descuida, solo es un corte de luz a causa de la tormenta. Probablemente en este momento estén haciendo lo posible por restaurarla. Tú no te preocupes, ¿de acuerdo? – le pedí tranquilamente con la mirada, a la espera de que confiara en mí.

Al oírle decir que se sentía como una idiota, la miré con un dejo de extrañeza por hablar de esa forma. Después de todo, era normal que se sintiera aturdida y desorientada luego de haber dormido por varias horas, lo cual era normal en ella, a decir verdad. Por que hasta yo recuerdo, Ivy siempre fue muy dormilona, desde que era niña. Basta recordar aquellas veces en las que después de jugar todo el día, con Alexa, Luca, Zoe, Fly, Phill, Ivy y mis hermanos, cuando éramos niños, era la primera en quedarse profundamente dormida tras un arduo día lleno de aventuras, como a Alexa y a mí siempre nos ha gustado decir. Cada día era una aventura y no había momento en el que no nos dejáramos llevar por nuestra imaginación cada vez que se nos daba por inventar algo. – No digas eso… – le pedí suavemente con una sonrisa, dejando que mis ojos recorrieran su rostro, como si la estuvieran acariciando. – ¿Acaso ya has olvidado todas las veces en que te llevé cargada en mis hombros para que tía Vicky te acostara por que te habías quedado dormida? – le recordé, con una nota de cariño ante todos y cada uno de esos recuerdos de todo lo que vivimos de niños. – Corrijo: a paddy y a ti – agregué, al recordar que había olvidado a mencionar a paddy, el perrito negro de peluche que le obsequié cuando era niña y que según tía Vicky, se había convertido en la adoración de Ivy. Al ver que se acomodaba en la cama le sostuve con cuidado la almohada para que no se fuera a lastimar la mano más de lo que ya la tenía y por mi culpa. La miré brevemente, ensanchando un poco más la sonrisa en mi rostro cuando me hizo un hueco en su cama. Por un momento, me debatí interiormente con la idea, pero inmediatamente la descarté por el simple hecho de que sonaba absurdo lo que atravesaba mi mente en aquel instante. “Estupideces” me dije como si no fuera nada serio. Ivy era como una hermana para mí, por lo que no tendría nada de malo acompañarla para que se sintiera segura. De pronto, el sonido de un trueno y el sentir la fuerza con la que se aferraba a mi mano, me hizo salir de mis pensamientos y prestar atención a su petición de no dejar sola. – No voy a dejarte sola y lo sabes… – aseguré con calma en el momento en que cubría su mano con la mía para infundirle confianza y seguridad y que se sintiera tranquila. Siempre he estado consciente de su temor por las tormentas y por la oscuridad, por lo que no era ningún secreto, ni para Alexa, ni para mí. – No tengas miedo ¿si? – le pedí, al notar el miedo en su mirada. Ivy tenía una manera muy peculiar de mostrar sus sentimientos, sus ojos siempre han sido muy expresivos y aún estando a oscuras podía darme cuenta de ello. Sin soltar su mano, me levanté de la silla en la que me encontraba y me acomodé a su lado en la cama, pasando con cuidado un brazo alrededor de sus hombros, atrayéndola hacia mí con esa misma delicadeza para abrazarla y reconfortarla. Extrañamente, estar a su lado me hacía sentir bien. Ladeé un poco la cabeza apoyando su cabeza con la mía. – Si quieres puedo contarte alguna historia en lo que esperamos… – sugerí, notando que mis labios rozaban suavemente su frente al momento de hablar. – ¿Conoces o has oído la leyenda del Sol y la Luna? – pregunté tranquilamente, a la espera de saber que me respondería.
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