[ # ] Caden Hudson

A la persona que menos ganas tenía de encontrarme en estos momentos era justamente a Caden Hudson. No tenía ganas de volver a pensar en todo lo que había sucedido durante la noche anterior porque me estaba traumando; lo que recordaba en realidad solo hacía que me diera cada vez más contra la pared porque todo se veía confuso; él, arrastrándome fuera de la fiesta… luego, yendo a los alrededores del bosque, discutiendo como siempre lo hacíamos… y entonces… todo se fue a la mierda. Pero no, durante toda la mañana había intentado negarme que todo aquello había pasado entre nosotros porque si no iba a terminar volviéndome loca, y eso que según Ethan ya estaba loca de nacimiento… así que, imaginen. La cosa era que ninguna de las situaciones que rondaban en mi cabeza realmente debió de haber sucedido. Es que... demonios, era Caden: aquel chico insoportable que conocía desde que tenía uso de razón por ser el hijo de la tía Zara. Crap... el hijo de la tía... eso era básicamente como si Caden y yo fuéramos primos... tal vez no directos, pero igual.. ¿en qué mierda estaba pensando? Siempre tan impulsiva como era y jamás, pero jamás pensaba en las consecuencias de mis actos y aquí estaba, delante de Caden Hudson con un millón de dudas que ni siquiera sabía si quería o no resolver.

Mi corazón palpitaba con cierta fuerza, pero no tenía punto en comparación a la taquicardia que sentía cada vez que corría, manejaba la motocicleta o realizaba algún otro deporte extremo donde mi corazón prácticamente parecía querer salirse de mi pecho, porque era una sensación totalmente diferente y odiaba sentirme de esta forma. Siempre me había esforzado por ser una chica que intentaba no relacionarse sentimentalmente con ningún hombre. Además, mi relación con los chicos era un tanto diferente a cómo eran las chicas, porque tenía más afinidad con ellos que con ellas, y aún así... aún así toda esta situación me superaba. No obstante, estaba determinada a no demostrarlo poniendo las expresiones que más se asemejaran a la hostilidad. No podía flaquear, no podía mostrarle que realmente estaba preocupada por algo que ni siquiera sabía si era verdad o no.

¿En qué momento las cosas entre Caden y yo se habían vuelto tan difíciles? Por que obviamente anoche no había sido la primera vez que entre nosotros hubo una nube de tensión que nos rodeó y atrajo como si fuéramos imanes. Definitivamente no. Traté de hacer memoria. Un vago recuerdo de la noche de Halloween, cuando tenía dieciséis años y él diecisiete, se me hizo presente rápidamente; ambos, con nuestros disfraces y con los rostros cubiertos, nos encontramos en la pista de baile en la que quedamos cara a cara para bailar una pieza que puede considerarse de alta tensión entre las parejas que la bailan; al igual que anoche, los dos estábamos un poco tomados, y en cierta forma pensaba si el alcohol tenía que ver en el hecho que entre él y yo este tipo de cosas se dieran. Pero en aquella oportunidad, no había despertado en su cama... desnuda... o bien: semidesnuda, que al caso era lo mismo.

Vale... vale, lo admito: Caden Hudson estaba como para querer morirse si fuese una de esas chicas histéricas que chillan cada vez que ven una cara bonita. Pero eso... Caden era una cara bonita, y entonces ¿por qué estaba traumándome tanto? ¿Por qué quería hablar conmigo sobre algo que aparentemente ninguno de los dos estábamos seguros si había o no sucedido? No tenía sentido, claro que no. Para mí era mejor el método de olvidarse y seguir cada quién con su vida: si te he visto, no me acuerdo. Más fácil que eso... imposible. - Bueno, al menos entonces dejame dormir y que mi cuerpo se broncee sin que haga esfuerzo por intentarlo. Y claramente necesito dormir. - añadí poniendo los ojos en blanco. Mi cabeza estaba que se partía en dos con la resaca, ya que  no dejaba de darme puntadas cada maldito segundo y tener los ojos cerrados ayudaba mucho. No me quejaba de la resaca siempre y cuando  me dejaran el día siguiente en paz al menos hasta que los efectos del alcohol y de más se me pasara. - ¿Hablar? - repetí mofandome mientras negaba con la cabeza suavemente. - Tú y yo no tenemos absolutamente nada de qué hablar. En primer lugar, nunca deberías de haberte metido entre Tobias y yo. Soy perfectamente capaz de tratar con idiotas, por si no lo has notado. - vale, en realidad sabía que no era precisamente de "eso" sobre lo que quería hablar. Pero prefería que me "regañara" como si tuviera tres años por el numerito en los parlantes que hablar sobre algo de lo que capaz era tan solo mi imaginación... o capaz... quizás no tan imaginación de mi cabeza. - Déjame en paz, Caden, no eres mi hermano como para andar constantemente detrás de mí como si tuviera cinco años. Incluso Ethan tiene más confianza sobre mí persona, deberías aprender de él. - dije simplemente mientras volvía a ponerme los lentes con toda la intención de ignorarlo y rezando porque la conversación terminara ahí y no me llevara por otro camino.

Mi cabeza estaba a punto de estallar, y lo que menos necesitaba en esos momentos era que Caden viniera a darme uno de sus estúpidos sermones. A veces Caden lograba sacarme de quicio, principalmente cuando se ponía en actitud de chico responsable, maduro y “jamás he roto ninguna norma en toda mi vida”. Era desesperante tenerlo como un pepe grillo en mi cabeza diciéndome constantemente lo que tenía y lo que no tenía que hacer, tratando de controlarme, de sacarme de los problemas en los que yo me metía o cualquier otra cosa. Por eso era tan recia al intentar acercarme a él, porque según Caden no había nada que yo pudiera hacer bien: me hartaba y me sacaba de quicio. Y lo peor de todo, era que tenerlo delante de mí sintiéndose culpable por algo que claramente no recordábamos ninguno de los dos, me hacía un nudo en el estómago. “¿Quién es el descuidado ahora?” pensé casi sin poder evitarlo.

Lo peor que yo también me sentía un poco culpable por lo que había pasado, pero supuestamente él debió de haber estado cuerdo como para poder ponerme los límites: como siempre lo hacía. Y en cierta forma me aterraba la idea de que él y yo nos hubiésemos acostado. Pero no quería mostrarlo, y prefería poner mi mejor cara de indiferencia. Vale, claramente no es que hubiese sido la primera vez, en todo caso, de hecho… mi primera vez había sido con Ben… o mejor dicho la primera vez de ambos. Afortunadamente nada demasiado extraño pasó después de aquello y entre ambos siguió nuestra intocable amistad que nos caracterizaba desde que éramos pequeños; pero claro, ese detalle no era algo que fuese a publicar en mi perfil de twitter o facebook, así que Caden no tenía porqué saberlo.

Puse los ojos en blanco, y solté un profundo suspiro mientras negaba suavemente con la cabeza. - No conoces realmente la situación, simplemente me viste haciendo algo que no tenía que hacer y te metiste en el medio como un entrometido. - lo acusé mientras ponía los ojos en blanco y hacía una mueca con mis labios. - Tobias es un idiota, está bien: lo admito pero en comparación al tarado de Robert, Tobías es un estúpido y es controlable. Claramente soy capaz de manejarlo, y además me estaba "ayudando" - dije haciendo comillas con los dedos mientras soltaba una risa. Era verdad, Tobías no lo sabía peo anoche estuvo ayudándome a liberarme de un idiota que de no ser por Tobias se hubiese puesto un poco peor. Y sí, Tobás me comía con la mirada, pero no era tan idiota para meterse conmigo a menos que yo no quisiera, porque claramente más de una vez se había llevado una patada en sus partes íntimas por mi parte. - ¿Ves por qué siempre te digo que nunca me tienes confianza? Te dieron un golpe en la nariz por nada. - puse los ojos en blanco. Además, según el problema era que Tobias no había estado tratándome delicadamente, pero honestamente tendía a a ignorar a los comentarios, o simplemente mandaba a la mierda a la gente.

Honestamente prefería estar hablando de este tema, que más o menos podía discutirlo, que hablar sobre lo que sucedió después de que... bueno, de lo que pasó después. Ni siquiera era capaz de recordarlo y el hecho de que él tampoco lo hiciera me confundía enormemente. Pero no era tan mala persona como para dejar que Caden cargara con la culpa de algo que no sabíamos que fue lo que pasó exactamente. Era una buena mentirosa, capaz de mentirme a mí misma y de creer lo que decía con tanta convicción que era capaz de convencer a los demás. No me gustaba mentir muy seguido, pero esta era una de esas veces en la que sentía la necesidad de hacerlo. - No pasó nada. - dije con naturalidad mientras sonreía burlonamente, con aquella característica que me distinguía. - Al final terminas haciendo de algo diminuto un problema gigante. No me digas que... ¿Realmente piensas que yo sería capaz de... acostarme contigo? - solté una carcajada de esas hirientes. Prefería que me odie, que me discuta de nuevo, a que en su cabeza siga la incertidumbre de si habíamos tenido o no sexo. Yo podía vivir con eso... podía pensarlo, pero ignorarlo y fingir que nunca nada había sucedido... pero él, que era tan... correcto, perfecto... no podría con su conciencia aún más sabiendo que éramos como primos. No es que a mí me hiciera mucha gracia... pero... bueno.

Me quedé en silencio durante unos momentos, mientras algunas imágenes aparecían en mi mente. Sus manos sobre mi cuerpo, acariciándolo, sus labios sobre mi piel. Se me cortó la respiración y respiré bruscamente. No... debía de estar imaginándolo. No podía ser real, porque simplemente: no tenía sentido. Lo miré fijamente, sosteniendo mi mirada con determinación, y torcí el gesto. - Mira Caden... lo que pasó en el bosque... nunca debió de pasar. Pero no fuimos más allá de eso. Así que quita todas las imagenes perversas que tengas de mí de tu pequeño y diminuto cerebro, porque eso nunca va a suceder. - advertí mientras rodeaba los ojos con cierto fastidio. Sonaba ruda, pero... había aprendido esto de Ben. No es que Ben fuese un cretino que trataba mal a las personas, pero... digamos que al menos la pasaba bien y no se comía tanto la cabeza en este tipo de situaciones tan complicadas. Dejé que mis palabras fluyeran en el aire y me mordí ligeramente el labio inferior. "Eres de lo peor, Emma." me dijo mi mente regañándome. Genial. No solo tenía que soportar la conciencia de Caden, sino que ahora tenía que soportar mi propia conciencia. Suspiré con cierta pesadez y traté de quitar de mi mente todas aquellas imágenes que estaban intentando atormentarme: podía hacerlo, podía ignorarlo. - ¿Necesitas saber algo más? - si quería preguntarme otra cosa debía de estar preparada para responder con el mismo tono de fastidio y no flaquear.

“Algún día va a enterarse que no tiene idea de lo que sucedió anoche” me dijo mi mente mientras ponía los ojos en blanco. Sí, lo sabía. Pero al menos por ahora él no iba a sentirse abatido por la idea de haberse acostado conmigo. Aunque… en todo caso ¿por qué le molestaba tanto? ¿Simplemente por el hecho de que éramos casi primos? Rodeé los ojos. Sí, posiblemente esa sea la razón por la cual se hace tanto lio en la cabeza, y en cierta forma yo debería de preocuparme también por ese pequeño detalle, pero como siempre decía: “lo que pasó, pasó” y no había vuelta atrás, así que… simplemente había que convivir con ello. Nada de lo que pudiera hacer o decir iba a retroceder el tiempo y evitar que él y yo despertáramos en la misma cama. Carraspeé suavemente. El recuerdo, tal vez imaginado, de su piel rozando la mía me provocaba un extraño nudo en el estomago, y en cierta forma esa sensación me atormentaba a mí: ¿Quién me diría a mí misma que eso no había sucedido? ¿Quién me mentiría? Negué e hice una muequilla con mis labios. “Basta, no pasó nada. Es el idiota de Caden, no pudo haber pasado nada… tu no sientes nada por él, nada, nada de nada.” Me recordó mi mente y respiré con profundidad.

Solté un profundo suspiro. “Tienes que reconocer que tu primo tiene unos ojos preciosos” me dijo mi mente una vez que me quedé mirándolo fijamente desafiándolo con la mirada sin decirle absolutamente nada. “No es mi primo… es mi casi primo, no es lo mismo… primo segundo, como quieras decirle…” repuse molesta. La parte subconsciente quería seguir insistiéndome en el hecho que éramos primos, pero me negaba a aceptarlo como tal. No era mi primo. Punto. Aún así, sonreí interiormente al coincidir que Caden tenía unos lindos ojos. Pero generalmente esos ojos solían verme con reproche, como si nada de lo que hiciera estuviera bien a su percepción. Odiaba esa mirada reprobatoria, esas palabras que trataban e insistían en el hecho de que estaba siempre equivocada, y eso me frustraba porque él quería fingir que era perfecto y que siempre hacía todo bien, cuando en realidad claramente no siempre era así.

Chasqueé la lengua. - ¿En serio te crees que te las sabes todas? – dije burlándome de él mientras negaba suavemente con la cabeza. – Claramente no tienes idea de nada, tu solo ves lo que quieres ver con el solo hecho de querer reprocharme las cosas. – puse los ojos en blanco con fastidio y me crucé de brazos, molesta. – Y estoy harta de esa actitud tuya, Caden Hudson. – dije levantándome y llegando a su altura para luego mirarlo fijamente. – En primer lugar, él no es mi amigo. Simplemente es un chico con hormonas… bastante parecido a ti, de hecho. En segundo lugar, ¿Quién te dijo que lo que él hacía no era claramente lo que yo necesitaba que hiciera para liberarme del otro idiota? Obviamente, todo hubiese sido más fácil si Ben hubiese estado cerca, pero resulta que soy capaz de poder manejarme por mí misma, y no necesitas estar detrás de mí como si tuviera cinco malditos años. – expresé frustrada mientras lo desafiaba con la mirada.

Me mordí el labio. ¿Qué, qué? Maldito idiota. ¿Por qué Caden era tan desesperante? ¿Por qué no simplemente no podía ser un chico normal? Claramente algo de sus neuronas le fallaba en grandes escalas. – Pues díselo a tus labios la próxima vez que quieras besarme. – le dije recordándole aquel pequeño detalle: no había sido yo quien lo besó anoche, había sido él, y si no se sentía atraído hacia mí entonces simplemente era tan hormonado como el resto de los demás. – Porque sino al final terminarás siendo igualito a Tobías. – solté mientras lo miraba intensamente. Nadie hería mi orgullo o mi ego si yo podía herir el del otro primero, y comparar a Caden con Tobías era…  bajo. Muy bajo.

Fruncí suavemente mis labios. Él echó a correr unos segundos más tarde y sin saber por qué mierda, cogí rápidamente mis cosas y salí detrás de él. - Ey, Caden. - Grité. Me tomó poco tiempo llegar a su altura y lo detuve bruscamente mientras lo sujetaba del brazo. “¿Y ahora qué?” me preguntó mi mente. Y ahora era el tiempo de enseñarle una lección: nadie se mofaba de mí… ¡Nadie! Ya me había encargado de tratar de hacer algo bien por él, pero claro, nunca era capaz de hacer dos buenas acciones al mismo tiempo. Y sin pensarlo, solo actuando, me acerqué a él para besarlo. Primero rocé sus labios, tanteando el territorio y reconociéndolos; luego, finalmente presioné con más fuerza. “¿No te atraigo? Pues ahora te vas a quedar pensando si realmente no lo hago… maldito idiota.” Pensé molesta. Si no se había quedado traumado con el hecho de que posiblemente él y yo nos habíamos encontrado, al menos ahora iba a quedarse traumado con esta situación, o al menos: así lo esperaba.

Emma Windsor

Emma Juliette Windsor Stronghold
18 años - Senior ✖ Esgrima & Equitación ✖ The Misfits

está con: Caden Hudson; en: playa

   “Muy valiente de tu parte, Emma Windsor” me dije con ironía mientras soltaba un profundo suspiro totalmente resignado. Lo peor de todo era que Ben tenía razón: sí sentía algo por Caden, pero… no estaba del todo segura sobre lo que realmente era ese “algo”. Es decir. Caden Hudson era el ser más desesperante, perfeccionista y quisquilloso que conocía. Tenía esa maldita costumbre de querer hacer todo a la perfección y era más que obvio que yo era totalmente diferente a él: era descuidada, despreocupada y sin duda siempre hacía las cosas de la forma incorrecta. Tal vez por eso no era de sorprenderse que Caden y yo hubiéramos terminado en la cama aquel día, y obviamente todo lo que había pasado era mi maldita culpa porque claramente él era Mr. Perfecto y nunca hacía nada mal. Por tanto, la solución a la que había llegado era a no encontrarme ni hablar más con Caden Hudson. Sabía que no iba a durar mucho tiempo, y evitarlo durante toda la semana fue algo difícil; no obstante, en compañía de Gabbie y Ben fue todo muchísimo más sencillo. Pero, sabía que no siempre iba a poder estar escondiéndome de ellos, y ¡demonios! Ni siquiera sabía dónde estaba Ethan como para que me sirviera de escudo. Pero, en fin. Supongo que es algo que tenía que enfrentarme yo misma.

“Voy a estar bien. Caden debería sentirse orgulloso de haberse acostado con alguien como yo. No es nada que nunca haya hecho. Tampoco es que le haya quitado la virginidad ¿no?”. Solté una carcajada como una demente cuando pensé en aquella posibilidad y negué suavemente con la cabeza. No, eso era absurdo. Además, tampoco quería pasarme los dos últimos días de vacaciones escondiéndome, primero porque era de cobardes y segundo porque era estúpido. Ya le había dicho a Caden que no había pasado nada entre nosotros, así que no tenía nada de qué preocuparme ¿verdad? Además, él me había dejado muy en claro que yo no le atraía físicamente como para acostarse conmigo. ¡Como si eso fuera posible! Llevábamos besándonos como idiotas desde el año pasado. Y aún así, la costumbre no se nos quitaba en lo más mínimo.

"Para ya, Emma. Te estas traumando, en serio." Me dije a mí misma mientras soltaba un suspiro. Genial, si Ben estuviera metido en mis pensamientos seguramente se burlaría de mí. Sin duda. Estaba comportándome como una idiota y eso me molestaba tanto como no podía explicarlo. Por eso fue que opté por salir a relajarme un poco. Tomé mi tabla de surf y me metí en la primera ola que vi. Amaba el surf, era algo que Gabbie me había pegado y me había tomado tiempo aprenderlo. Pero cuando lograba concentrarme, era algo que no cambiaba por nada. Iba bastante bien en la ola, cuando de pronto alguien apareció en la orilla, que prácticamente había estado desierta. Su presencia hizo que perdiera el equilibrio y casi sin poder evitarlo me tambaleé y caí al agua. "Genial, ahora estaba haciendo el ridículo" pensé molesta mientras esperaba a que la ola pasara para poder sacar la cabeza del agua. No sé en qué momento fue que me golpeé el brazo con algo que tenía a un costado, lo que parecía ser una roca, y me hice una pequeña lastimadura.

Lo cierto era que estaba en una zona un tanto estúpida para hacer surf, pero no quería encontrarme con nadie, y eso lo incluía a él. Una vez que llegué a la orilla lo miré fijamente. - Okey, esta es la cosa. No sé, si nos acostamos o no. Y si nos acostamos ¿cuál hay? - solté de golpe y sin anestesia. Sí, siempre tan directa como siempre. Pero odiaba demasiado eta situación así que mejor era decir las cosas de golpe. - Y sí, ya sé que somos primos y toda la cosa esa. Pero también somos personas y tú no eres perfecto. Acostúmbrate a cometer errores de vez en cuando. - Porque claramente yo era un error para él y no me importaba. Está bien: sí, me importaba. Pero me daba igual, no iba a demostrárselo. - Además, si nos acostamos deberías estar agradecido conmigo porque sin dudas soy lo mejor que debe de haberte pasado. - intentaba bromear al decir eso, pero me salió de una forma tan altanera y engreída que me hizo hacer una mueca. "Vale, eso hubiera sonado mejor si lo hubiera dicho Ben." Pensé suspirando. - Así que, déjame en paz. Deja de atormentarme ¿vale? Superalo como un lo haría cualquier chico normal. - pero él no era ningún chico normal. Era Caden. Caden Hudson, y eso ya era un problema seguido de dolor de cabeza. "Emma, para. Tal vez ni siquiera ha venido aquí para hablar contigo" pensé mientras hacía un gesto con la cabeza.

Emma Windsor

Emma Juliette Windsor Stronghold
18 años - Senior ✖ Esgrima & Equitación ✖ The Misfits
está con: Caden Hudson; en: playa