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[ # ] Giselle y Roger

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Mensaje  ιzzy нale Jue Jul 19, 2012 12:53 am

Giselle de Liechtenstein |||

Su alteza real la princesa Giselle Elizabeth Marie de Liechtenstein Khaudari |||
Es una Senior- Pertenece al grupo de las Pinky Ladies- Parte del club glee y de las animadoras
· Con Roger Phillips · Esta en los pasillos - Textea a xxx

Pasar esas horitas con Edward fue como el mejor regalo que podía recibir hoy. Y es que sinceramente cada vez que pasaba tiempo con el parecía como si nada mas existiera y además me daba cuenta de que éramos el uno para el otro. A pesar que la mayoría pensara que era un imbécil, para mi era todo un caballero, y una persona que sabia con quien relacionarse y eso era todo. Simplemente no muchas podían estar a su altura y eso me encantaba. Realmente me emocionaba que me haya propuesto en hacer un dueto con el, ya que simplemente era algo que disfrutaba mucho. Luego de que este se fue, yo me retire a mi habitación, donde encontré un regalo en mi cama. Por un momento me pregunte si era de Edward, pero no creía ya que fuera mencionado algo durante nuestra charla, a demás dudaba que supiera donde dormía. Me acerque y luego vi la tarjeta que estaba escrita en la letra de Alphonse. Me decepcione un poco, el regalo era de él y papa. Esperaba que fuera mi nuevo teléfono, porque eso de anda incomunicada no era lo mio, además tenia llamadas que hacer muy importantes.
Abrí el lazo rosa y luego quite la envoltura para encontrar mi nuevo IPhone, sonreí, ya que simplemente era algo estaba esperando desde hacia una semana, sabia que mi padre no me dejaría sin teléfono, aunque estaba segura que Alphonse le dio suficientes razones como para que no me lo diera. Al final de cuentas siempre obtenía lo que quería. Muchos decían que era una mimada, pero simplemente me valía, ya que simplemente no me importaba las opiniones de muchos. Tome mi nuevo teléfono y le envié un mensaje a Alphonse agradeciendo y luego llame a papa, y hable con el por una hora y le pregunte como habían llegado y todo eso. Amaba hablar con mi padre y es que simplemente nuestra conexión era una de esas que nunca se rompería. Después de una cena breve, termine en el salón de música escribiendo una nueva canción en la guitarra. Y es que era algo que se me daba tan naturalmente, que parecía algo tan fácil. A demás me desestérese los dedos en el piano por un rato. Era de las que tocaba piezas clásicas y además admiraba lo bueno de la música moderna. Simplemente la música era algo que siempre estaría ahí para mi. En frente del piano todo mi mundo se desaparecía, y las horas pasaban volando, y no me daba cuenta de nada. Fue cuando un trueno se vio en todo el salón que me di cuenta de que ya era casi media noche, de pronto la luz del salón se fue y entonces entendí que había seguro golpeado algo y ahora no teníamos servicio eléctrico. Suspire para no gritar de desesperación. En eso dieron direcciones a donde debíamos ir, y eso me saco de onda, ya que simplemente eso significaba que dormiría con todos mirándome, me parecía una idea tan horrorosa que casi me daba por vomitar. Alumbre con mi teléfono y empaque mi guitarra y me la puse en la espalda mientras salía del salón de música y avanzaba hacia el gimnasio. No me daba miedo la oscuridad, me daban miedo los ruidos, y eso era lo que me hacia voltear mi teléfono de lado a lado en busca de donde provenían los sonidos. Claro era un caso perdido ya que nunca sabia de donde, suponía que la mayoría venían de afuera por la tormenta. Cuando termine de bajar las escaleras prácticamente me llevo por delante a alguien, o mas bien esa persona casi me lleva por delante. -¿Podrías tener mas cuidado?- dije en un tono sarcástico arreglando mi guitarra en mi espalda ya que casi se me cae. Alumbre para ver quien era y termine viendo la cara del chico nuevo, quien estaba mas cerca de mi de lo que esperaba. Y por ello di un paso atrás, ya que simplemente me incomodo la cercanía- Tu… de nuevo- suspire y rodé los ojos. Después de nuestro encuentro en el salón de música no lo había visto mas, cuestión que agradecía ya que me parecía insoportable después de lo que me hizo- ¿tratando de asustar a alguien de nuevo?- el sarcasmo era mi segundo nombre, cosa que sinceramente creía era lo único que había aprendido de Alphonse.

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Mensaje  ιzzy нale Sáb Jul 21, 2012 2:18 am




Roger Phillips
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[ Está con Giselle de Liechtenstein ;; En los pasillos - Instituto ]

Desde que papá apareció inesperadamente aquel día en la biblioteca, nada logró separarme de él en ningún momento. La voz de papá era inconfundible, la tenía tan grabada en mi mente que, incluso hubo un momento en el que creí que me estaba imaginando su voz, pero al volver el rostro y darme cuenta que se encontraba sentado a mi lado, simplemente no pude evitar soltar un grito de sorpresa y abalanzarme sobre él para abrazarlo fuertemente a causa de la emoción y alegría que me dio volver a verlo. Amaba a mi papá más que a ninguna otra persona en el mundo, lo amaba tanto como a mamá, como a Cissy y como a Teddy… y lo cierto es que, estaba tan feliz de tenerlo conmigo que hasta me puse a llorar de alegría. Al igual que cuando era niña, papá se encargó de secar mis lágrimas con una dulce sonrisa en su rostro y en su lugar, hacerme reír y sonreír de forma única, tal y como él solo sabía hacerlo. Ese día, papá y yo nos quedamos conversando y poniéndonos al día en la biblioteca… una de las cosas que más amaba y disfrutaba estando con papá, era escucharlo hablar de los recuerdos que le traía estar en aquel lugar, pero por sobre todo nunca me cansaré de oír su historia, de cómo se conocieron, como se enamoraron él y mamá y de todo lo que vivieron estando en la isla… omitiendo detalles tristes y amargos que era preferible no tocar ni mencionar; siempre he sabido que antes de que mis padres pudieran estar juntos, tuvieron que pasar por muchas complicaciones, pero fortuna tanto papá como mamá lograron salir adelante y, nada me hacía más feliz el saber que esos malos momentos quedaron atrás y que ahora eran muy felices; y es que nunca ha quedado en duda el gran amor que se tienen mis padres. Confieso que, de no haber sido por la llegada de mamá, de Cissy y de Teddy… papá y yo habríamos perdido la noción del tiempo conversando en la biblioteca. Admito que no esperaba que mis padres trajeran a Cissy, aún cuando en el fondo deseaba con todas mis fuerzas volver a ver a mi pequeña… por lo que al ver que Teddy con un angelito de cabellera rubia en brazos y extendiendo sus brazitos hacia mí, pidiéndole que la cargara, no dudé tomarla entre mis brazos para estrecharla fuertemente y no darle solo uno, si no miles de besos en su carita. No había duda, para mí Cissy siempre sería la niña más linda y tierna de todo el mundo y el lugar que ella y Teddy ocupaban en mi corazón nada ni nadie podría arrebatárselos nunca.

Realmente fue un fin de semana maravilloso, por que no solo vi a mis padres y a Cissy, si por que también pude ver a mis tíos Yukki y Georg y a mi tía Paris, lo cual fue increíble, a decir verdad. Aunque no veía tan seguido a mi tía Paris, como a mí me gustaría, la quería mucho y siempre me daba mucha alegría volver a verla y jamás dejaba pasar la oportunidad de abrazarla, aunque fuera por solo unos minutos. Lo malo es que tarde o temprano, todo llega a su fin… y aún cuando pasé momentos maravillosos con mis padres y con mis hermanos, lo triste fue cuando llegó la hora de despedirme de ellos, pues a diferencia de las lágrimas de alegría que derramé al ver a papá, en esta ocasión se me llenaron los ojos de lágrimas al momento de tener que decirles adiós. La verdad es que, con ellos a mí lado, las desapariciones y las recientes muertes trataba de no pensar en lo que había pasado… papá siempre me ha infundido plena confianza y sabía bien que a su lado, nada malo podría pasarnos, pero de la misma manera que a mamá, la persona que más me preocupaba era Teddy, temía que algo malo fuera a pasarle… sobre todo por que mi hermano es de los que le gusta irse de fiesta con sus amigos y regresar a altas horas de la madrugada. No es que no me guste que mi hermano salga y se divierta de vez en cuando con sus amigos. “Casualmente” Teddy era muy popular entre las chicas y, en más de una ocasión he tenido por soportar comentarios entre mis compañeras cada vez que me abordan diciéndome lo lindo y atractivo que es mi hermano y me preguntan si tendrán alguna oportunidad con él. Obviamente, jamás le he dicho a Teddy lo que mis compañeras piensan de obre él, por que simplemente lo sabe. Si, en el fondo era bastante celosa con Teddy, aunque eso no aparta el hecho de que a veces me muera de risa por los líos en los que se mete. Como sea, el punto es que Ted me preocupa mucho y me angustiaba no saber donde esta o donde se mete. Por esa razón, siempre trataba de controlar mis nervios para no ir a buscarlo a la fraternidad y no abrumarme pensando que algo pudo haberle sucedido. He aprendido que, si mi hermano apaga el celular o no contesta es por que está dormido y no escucha el aparato, lo cual es normal en él, ya que Teddy tiene el sueño tan como el de una piedra o dos está con alguna chica.
Sé que quizás sonará un poco tonto, pero me la había pasado llorando toda la tarde por la partida de mis padres y de Cissy. No por que signifique que no los vuelva a ver, ni nada de eso; me moriría si algo les pasara… el problema es que era demasiado sentimental y el sentimiento que me produjo ver a mis padres y a mi pequeña marcharse mientras Teddy me abrazaba, era lo que me tenía triste y lo peor es que el clima lluvioso no ayudaba. Prácticamente, había estado encerrada en la habitación toda la tarde, comiendo helado de vainilla con mermelada de fresas, acompañado con brownies de chocolate mientras veía algunos capítulos de “once upon a time”, una de mis series favoritas, en la laptop. Sin embargo, a eso de las 8:00 pm… opté por ir a la biblioteca de la universidad para devolver unos libros que había pedido prestados, arriesgándome en la tormenta. Desde aquel día, no había vuelto a cruzar palabra con… Chandler, había algo en él que lo hacía ver… agradable al trato, aunque lo que si me sorprendió un poco fue cuando me abordó con el libro de Arthur Koestler, preguntándome que otros obras consideraba interesantes. Aunque… nadie ponía en juicio su actitud arrogante. Mamá siempre decía que no debemos dejarnos llevar por la primera impresión, pero personalmente al abordarme de esa manera, me dio esa impresión. Aprovechando que estaba en la biblioteca, tomé prestados otros libros que me resultaron interesantes, al darme cuenta que la tormenta empeoraba cada vez más, decidí que lo mejor era ir a buscar a Teddy o con un poco de suerte a Ian. Caminaba nerviosa por los pasillos de la universidad, el viento y los truenos azotaban cada vez con mayor intensidad, por lo que la oscuridad no tardó en hacerse presente. Mi corazón latía fuertemente a causa de la oscuridad en la que me encontraba… “tranquila, Lena, tranquila, no te dejes paralizar por el miedo…” me dije en un intento por tranquilizarme mientras caminaba con cuidado en la oscuridad y buscaba dentro del bolso mi celular. Fue entonces cuando accidentalmente tropecé con alguien en sentido contrario, provocando que me aferrara a mi bolso y con ella le diera un golpe en la cabeza a la persona, que se atrevió a ponerme una mano en el hombro, causándome escalofríos. – ¡Lo siento! – dije inmediatamente sin darme cuenta de lo asustada que sonaba mi voz en ese momento tras escuchar un fuerte alarido, pues el quejido sonaba más a la voz de un chico que, de otra persona, por lo que rápidamente me puse en cuclillas para ayudarlo y tomar su celular, el cual por mi culpa, había ido a parar al suelo. – De verdad lo lamento, ¿te hice daño? – pregunté angustiada, oprimiendo cualquier tecla para alumbrarme para que me fuera más fácil dar con él. Con la luz que despedía su celular, difícilmente logré ver su rostro, pues estaba más preocupada en el golpe que le había dado que en saber de quien se trataba. – S-soy una tonta, d-discúlpame, no era mi intención hacerte daño – titubé a causa de los nervios, mientras llevaba una mano a su cabeza, con la esperanza de que el golpe no fuera grave.
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Mensaje  ιzzy нale Jue Ago 09, 2012 3:46 am




Roger Phillips
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Desde que papá apareció inesperadamente aquel día en la biblioteca, nada logró separarme de él en ningún momento. La voz de papá era inconfundible, la tenía tan grabada en mi mente que, incluso hubo un momento en el que creí que me estaba imaginando su voz, pero al volver el rostro y darme cuenta que se encontraba sentado a mi lado, simplemente no pude evitar soltar un grito de sorpresa y abalanzarme sobre él para abrazarlo fuertemente a causa de la emoción y alegría que me dio volver a verlo. Amaba a mi papá más que a ninguna otra persona en el mundo, lo amaba tanto como a mamá, como a Cissy y como a Teddy… y lo cierto es que, estaba tan feliz de tenerlo conmigo que hasta me puse a llorar de alegría. Al igual que cuando era niña, papá se encargó de secar mis lágrimas con una dulce sonrisa en su rostro y en su lugar, hacerme reír y sonreír de forma única, tal y como él solo sabía hacerlo. Ese día, papá y yo nos quedamos conversando y poniéndonos al día en la biblioteca… una de las cosas que más amaba y disfrutaba estando con papá, era escucharlo hablar de los recuerdos que le traía estar en aquel lugar, pero por sobre todo nunca me cansaré de oír su historia, de cómo se conocieron, como se enamoraron él y mamá y de todo lo que vivieron estando en la isla… omitiendo detalles tristes y amargos que era preferible no tocar ni mencionar; siempre he sabido que antes de que mis padres pudieran estar juntos, tuvieron que pasar por muchas complicaciones, pero fortuna tanto papá como mamá lograron salir adelante y, nada me hacía más feliz el saber que esos malos momentos quedaron atrás y que ahora eran muy felices; y es que nunca ha quedado en duda el gran amor que se tienen mis padres. Confieso que, de no haber sido por la llegada de mamá, de Cissy y de Teddy… papá y yo habríamos perdido la noción del tiempo conversando en la biblioteca. Admito que no esperaba que mis padres trajeran a Cissy, aún cuando en el fondo deseaba con todas mis fuerzas volver a ver a mi pequeña… por lo que al ver que Teddy con un angelito de cabellera rubia en brazos y extendiendo sus brazitos hacia mí, pidiéndole que la cargara, no dudé tomarla entre mis brazos para estrecharla fuertemente y no darle solo uno, si no miles de besos en su carita. No había duda, para mí Cissy siempre sería la niña más linda y tierna de todo el mundo y el lugar que ella y Teddy ocupaban en mi corazón nada ni nadie podría arrebatárselos nunca.

Realmente fue un fin de semana maravilloso, por que no solo vi a mis padres y a Cissy, si por que también pude ver a mis tíos Yukki y Georg y a mi tía Paris, lo cual fue increíble, a decir verdad. Aunque no veía tan seguido a mi tía Paris, como a mí me gustaría, la quería mucho y siempre me daba mucha alegría volver a verla y jamás dejaba pasar la oportunidad de abrazarla, aunque fuera por solo unos minutos. Lo malo es que tarde o temprano, todo llega a su fin… y aún cuando pasé momentos maravillosos con mis padres y con mis hermanos, lo triste fue cuando llegó la hora de despedirme de ellos, pues a diferencia de las lágrimas de alegría que derramé al ver a papá, en esta ocasión se me llenaron los ojos de lágrimas al momento de tener que decirles adiós. La verdad es que, con ellos a mí lado, las desapariciones y las recientes muertes trataba de no pensar en lo que había pasado… papá siempre me ha infundido plena confianza y sabía bien que a su lado, nada malo podría pasarnos, pero de la misma manera que a mamá, la persona que más me preocupaba era Teddy, temía que algo malo fuera a pasarle… sobre todo por que mi hermano es de los que le gusta irse de fiesta con sus amigos y regresar a altas horas de la madrugada. No es que no me guste que mi hermano salga y se divierta de vez en cuando con sus amigos. “Casualmente” Teddy era muy popular entre las chicas y, en más de una ocasión he tenido por soportar comentarios entre mis compañeras cada vez que me abordan diciéndome lo lindo y atractivo que es mi hermano y me preguntan si tendrán alguna oportunidad con él. Obviamente, jamás le he dicho a Teddy lo que mis compañeras piensan de obre él, por que simplemente lo sabe. Si, en el fondo era bastante celosa con Teddy, aunque eso no aparta el hecho de que a veces me muera de risa por los líos en los que se mete. Como sea, el punto es que Ted me preocupa mucho y me angustiaba no saber donde esta o donde se mete. Por esa razón, siempre trataba de controlar mis nervios para no ir a buscarlo a la fraternidad y no abrumarme pensando que algo pudo haberle sucedido. He aprendido que, si mi hermano apaga el celular o no contesta es por que está dormido y no escucha el aparato, lo cual es normal en él, ya que Teddy tiene el sueño tan como el de una piedra o dos está con alguna chica.
Sé que quizás sonará un poco tonto, pero me la había pasado llorando toda la tarde por la partida de mis padres y de Cissy. No por que signifique que no los vuelva a ver, ni nada de eso; me moriría si algo les pasara… el problema es que era demasiado sentimental y el sentimiento que me produjo ver a mis padres y a mi pequeña marcharse mientras Teddy me abrazaba, era lo que me tenía triste y lo peor es que el clima lluvioso no ayudaba. Prácticamente, había estado encerrada en la habitación toda la tarde, comiendo helado de vainilla con mermelada de fresas, acompañado con brownies de chocolate mientras veía algunos capítulos de “once upon a time”, una de mis series favoritas, en la laptop. Sin embargo, a eso de las 8:00 pm… opté por ir a la biblioteca de la universidad para devolver unos libros que había pedido prestados, arriesgándome en la tormenta. Desde aquel día, no había vuelto a cruzar palabra con… Chandler, había algo en él que lo hacía ver… agradable al trato, aunque lo que si me sorprendió un poco fue cuando me abordó con el libro de Arthur Koestler, preguntándome que otros obras consideraba interesantes. Aunque… nadie ponía en juicio su actitud arrogante. Mamá siempre decía que no debemos dejarnos llevar por la primera impresión, pero personalmente al abordarme de esa manera, me dio esa impresión. Aprovechando que estaba en la biblioteca, tomé prestados otros libros que me resultaron interesantes, al darme cuenta que la tormenta empeoraba cada vez más, decidí que lo mejor era ir a buscar a Teddy o con un poco de suerte a Ian. Caminaba nerviosa por los pasillos de la universidad, el viento y los truenos azotaban cada vez con mayor intensidad, por lo que la oscuridad no tardó en hacerse presente. Mi corazón latía fuertemente a causa de la oscuridad en la que me encontraba… “tranquila, Lena, tranquila, no te dejes paralizar por el miedo…” me dije en un intento por tranquilizarme mientras caminaba con cuidado en la oscuridad y buscaba dentro del bolso mi celular. Fue entonces cuando accidentalmente tropecé con alguien en sentido contrario, provocando que me aferrara a mi bolso y con ella le diera un golpe en la cabeza a la persona, que se atrevió a ponerme una mano en el hombro, causándome escalofríos. – ¡Lo siento! – dije inmediatamente sin darme cuenta de lo asustada que sonaba mi voz en ese momento tras escuchar un fuerte alarido, pues el quejido sonaba más a la voz de un chico que, de otra persona, por lo que rápidamente me puse en cuclillas para ayudarlo y tomar su celular, el cual por mi culpa, había ido a parar al suelo. – De verdad lo lamento, ¿te hice daño? – pregunté angustiada, oprimiendo cualquier tecla para alumbrarme para que me fuera más fácil dar con él. Con la luz que despedía su celular, difícilmente logré ver su rostro, pues estaba más preocupada en el golpe que le había dado que en saber de quien se trataba. – S-soy una tonta, d-discúlpame, no era mi intención hacerte daño – titubé a causa de los nervios, mientras llevaba una mano a su cabeza, con la esperanza de que el golpe no fuera grave.
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Mensaje  ιzzy нale Dom Ago 12, 2012 11:50 pm




Roger Phillips
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Tratar de arreglar aquel malentendido con Giselle era una labor en la que no tenía ningún sentido seguir insistiendo, cuando ella se niega a escuchar razones y me ha dejado claro que mientras más lejos estemos el uno del otro, será mejor para ambos. Lo cierto es que, aunque nunca me importado la opinión de las personas a mí alrededor… no comprendía por qué razón trataba de hacerle ver y comprender que lo que pasó fue… una simple casualidad y que en ningún momento traté de asustarla. Pero tratar de hablar civilizadamente con Giselle de Liechtenstein era un caso perdido, por que inmediatamente daba paso a las agresiones y al habitual sarcasmo que la caracteriza. Realmente no sé que ganaba con comportarse de esa manera… y lo peor es que el mundo parecía estar en contra suya cuando los profesores nos ponían por parejas, generalmente siempre le tocaba conmigo, incluso en el laboratorio. He de confesar que, hasta cierto punto su actitud me divertía… por que el que se empeñara a recalcarme una y otra vez que lo que le hice fue algo intolerable, me había llevado a tomar una actitud despreocupada en cuanto a lo que me dijera. Era claro que no había echo nada malo, por lo tanto no tenía por que sentirme mal por ello y, el no darle la razón parecía ponerla de nervios, pero ni ella ni yo estábamos dispuestos a ceder. Además, el verla molesta, irónicamente la hacía ver más… hermosa de lo que ya era, por lo que comenzaba acostumbrarme. Una cosa era que Giselle y yo no nos lleváramos bien y otra sería estar lo suficientemente ciego para no darme cuenta de lo… preciosa que era en realidad… aunque se tratara de un hecho aislado, por que supongo que más de uno se lo habrá dicho alguna vez, como ese chico… Edward o como sea que se llame.

Mientras el profesor se dedicaba a dar la clase y explicaba en que consistía el “Imperialismo”, observaba con expresión ausente por la ventana. El que mi madre se hubiese comportado de aquella forma inusitadamente extraña por teléfono, me tenía muy preocupado, por el simple hecho de que no era normal que se mostrase tan… abatida. Hasta Savannah lo había notado y no sé pero… teníamos la sospecha de que nuestro padre era la causa por la que mi madre se ponía de esa forma. Que se marchara sin dar una explicación y que aún así la hiciera sufrir era algo que nunca podría llegar a perdonarle, por que siempre estaría ahí como una sombra atormentando a mi madre con su maldito recuerdo… Peter era todo, menos un padre y eso es algo que teníamos muy en claro Savannah y yo… él había decidido hacer su vida lejos de nosotros, excluirnos para no ser ningún estorbo en sus aspiraciones, sus propósitos y de esa manera poder regocijarse en el éxito como cualquier hombre de negocios. El que sufriera de esa manera quiere decir que aún siente cariño por él y eso es algo que no puedo soportar ni mucho menos tolerar, por que a veces quisiera que mi madre hallara a un buen hombre que verdaderamente la mereciera y tuviera una segunda oportunidad para ser feliz. En ocasiones, solía ponerme a buscar información acerca de él en la red y ese tipo de cosas… incluso había momentos en las que no terminaba de leer el artículo y acababa por cerrar la página para ponerme con otras cosas. El seguir leyendo era como una especie de auto confirmación a cosas que ya sabía y que no tenía sentido remarcarme cuando eran lo bastante claras. En cuanto el timbre sonó dando fin a la clase, anoté rápidamente la tarea en la libreta y esperé a que casi la mayoría se fuera para poder salir, colgándome al hombro la mochila y la funda con mi guitarra. En los últimos días, había tratado de abordar a Giselle saliendo de clases, pero sin éxito… todo parece indicar que las cosas entre ella y ese chico iban enserio… ya que era muy común verlos hablando dentro del aula o paseando por los terrenos como dos tórtolos enamorados. En fin… solo había un lugar en donde podría encontrarla: el aula de música. El ambiente del aula era ideal para relajarse y quitarte de encima todo el estrés que pudieras traer. Sin embargo, desde aquel malentendido evitaba pasarme cuando ella estaba presente y por lo general siempre acababa sentado bajo la sombra de un árbol a la orilla del lago. Si, evitaba coincidir con Giselle para no “asfixiarla” con mi presencia y cuando consideraba que podría haberse marchado, volvía al aula. Una vez que llegué al aula, me extrañó escuchar todo en absoluto silencio, lo que por un momento me hizo pensar que tal vez no se encontraba allí, pero a penas me asomé la vi de espaldas y yendo de aquí para allá acomodando algunas cosas… así que llamé a la puerta para hacerme notar y llamar su atención, para que luego no dijera que era un maleducado y bla bla bla… – ¡Su alteza! – saludé propiamente, una vez que logré llamar su atención, para después exagerar mi reverencia ante ella.– ¿Me permite una audiencia con usted en privado? – dije bastante divertido con la situación, pero sin reírme en ningún momento y tratando de mantener el tono propio y educado. – Prometo que no le quitaré mucho tiempo, su alteza… por lo que veo espera a alguien más, así que seré breve – aseguré, sinceramente con una sonrisa, mientras la observaba y caí en la cuenta de lo linda de que se veía el día de hoy.
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[ # ] Giselle y Roger Empty Re: [ # ] Giselle y Roger

Mensaje  ιzzy нale Lun Ago 13, 2012 3:53 pm


Giselle de Liechtenstein

SAR, la princesa Giselle Elizabeth Marie de Liechtenstein Khaudari
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Me sorprendia como es que podía creer que lo iba disculpar tan rápido, ¡si casi me mato ese dia! ¿Qué me iba hacer entender? Todo estaba claro, su mala intención de causarme un infarto era muy clara. Roger Phillips simplemente había venido a Rockland a matarla de un susto o de ira. Su insistencia había hecho que pasara mis limites de paciencia, de paso no era de las personas que contara con mucha, pero sabia que el no se merecia nada bueno de mi. ¡Por Dios, me trato de matar! Tenia ganas de matarlo ella misma. A demás parecia que ya había adoptado la actitud de molestarla todo el tiempo y para mas los profesores insistían en ponernos juntos en cada asignación y trabajo en grupo que había en todas mis clases, cual era aun mas fastidioso. El verlo simplemente hacia que la ardiera la piel en furia y tenia que soportarlo con su sarcasmo y sonrisa clásica de chico “malo” y su estilo de guitarrista de banda de rock. Su cabello largo y oscuro era algo que simplemente odiaba por el simple hecho de que lo hacia lucir interesante y en cierta manera realmente atractivo, pero simplemente era eso un chico que se creía malo por su estilo. Y sobre todo odiaba su sonrisa, como de que disfrutaba hacerme rabiar, esa sonrisa tan ironica que hacia que quisiera tirarle algo en cara. En dos palabras: lo odiaba.

Por el lado bueno, las cosas con Edward eran maravillosas, ya que hablaban mas seguido, habían cenado juntos por lo menos tres veces desde hacia 10 dias, y eso simplemente me encantaba. ¡El si era un príncipe! No por su titulo, sino por la manera que se comportaba, la manera que era tan exquisitamente perfecto en todo sentido, no era como Roger Phillips que simplemente la molestaba todo el tiempo. Cuando estaba con Edward era como si sintiera que las mariposas estuvieran volando en mi estomago y me sentía ruborizada la mayor parte del tiempo. El era simplemente el amor de mi vida y el príncipe de mi cuentos de hadas, solo hacia falta que se diera cuenta que yo era la princesa de su cuento. Pero estaba segura que ya se estaba dando cuenta o por lo menos eso parecia por la manera que habiamos compartido tiempo. Alphonse estaba intenso con el hecho de que anduviera con el, simplemente era un chico que el nunca aprobaría por que su amistad había acabado quien sabe porque. Alphonse siempre tenia que poner peros para cualquier cosa que yo quisiera.

Cuando el timbre sonó tome mis cosas rápidamente y me fui al salón de música, simplemente almorzaría en el salón de música mientras que terminaba una pieza que estaba componiendo desde hacia una semana. Era algo que le quería mostrar a mi padre ya que una de sus piezas había inspirado esta, era como una respuesta a esa melodía dulce que él había compuesto para mi o por lo menos asi lo veía yo. Estaba enamorada de la idea de que este la escuchara y entendiera lo que solo nosotros dos entendíamos. Mi padre y yo siempre habíamos tenido una conexión muy fuerte. Cuando llegue comencé a poner todo en su lugar, saque mi ensalada cesar y saque mis partituras y lápiz y comencé a organizar las cosas en el piano y poner mi partituras en orden. Algo que admiraba y envidiaba de Alphonse era que era muy ordenado, pero yo nunca lo podría ser. Por un momento me quede mirando una foto de mi padre, Sofi y yo en mi teléfono y me sentí algo melancolica ya que simplemente los extrañaba en cierta manera. En eso tocaron la puerta y voltee mientras que colocaba mi celular encima de una repisa. En eso vi a la persona que realmente preferia no verlo hasta que tuviera que estar con el en laborario o para hacer trabajos. – ¡Su alteza! –[/b-gire los ojos a su reverencia tonta y segui organizando mis cosas para estar comoda, esperaba que no se quedara por mucho[b]– ¿Me permite una audiencia con usted en privado? –pregunto este y eso llamo mi atención y le quede mirando curiosa. ¿Qué querria decirme? Note que traía con el su guitarra y en cierta manera eso me hizo querer tocar guitarra. – Prometo que no le quitaré mucho tiempo, su alteza… por lo que veo espera a alguien más, así que seré breve – aseguro con una sonrisa sincera o eso parecia. Lo mire por un momento decidiendo sino estaba siendo sarcástico o estúpido como siempre- Bien, tengo mucho que hacer- le dije de una para aceptar de esa manera de que podía hablar conmigo-Asi que comienza antes que me arrepienta- le dije con una sonrisa falsa mientras me cruzaba de brazos y le quedaba mirando- y si es solo para molestarme, por favor déjalo para cuando estemos en laboratorio, tengo que terminar esto- dije haciendo una sena con mi cabeza hacia mis partituras. Esperaba que simplemente este tuviera algo coherente que decirme o estallaría como solia hacer con el todo el tiempo.


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Mensaje  ιzzy нale Lun Ago 13, 2012 6:14 pm




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Negué suavemente, con una sonrisa de lo más divertida. ¿Por qué siempre tenía que pensar lo peor de mí? Aunque debo decir que no es la primera persona que me juzga sin conocerme, pero supongo que yo tengo la culpa de que me hayan catalogado como el “chico problemático” y no es que me enorgullezca de ello, es solo que me entretiene ver hasta que punto son capaces de creer que el responsable o el causante de los problemas pudiera ser yo, cuando no era el único implicado. Si terminaba metiéndome en líos, era por que no era el tipo de los que se quedaba cruzado de brazos. No soy la clase de persona que se caracteriza por tener una paciencia monumental y menos si me provocan… por lo que en era muy común que terminara envuelto en peleas, pero no por que quisiera… si no por que no soportaba a los idiotas que buscan pleito solo por que les apetece demostrar que tienen control sobre las personas y que se creen lo suficientemente intocables como para creer que nadie puede enfrentarlos. Pero si algo le había prometido a mí madre y a mi hermana era que en este lugar no me metería ni causaría problemas… y hasta ahora lo he hecho, ni un solo llamado de atención en la oficina del director, lo que hasta a mí me sorprende. Suspiré profundamente, pero sin borrar en ningún momento la sonrisa de mi rostro. – Despreocúpese, princesa… le aseguro que vengo en son de paz y no tengo intenciones de causarle un mal rato – volví asegurarle de forma sincera, pero en esta ocasión tratando de interpretar lo mejor posible mi papel de “caballero” al llevarme una mano al corazón, una vez que me situé a su lado junto al piano. Observé las partituras sobresaliendo un poco a sus espaldas cuando las señaló, lo que en efectivamente me hizo comprender que se encontraba ocupada y realmente no quería darle más motivos para odiarme. Lo cierto es que no vivía para complacer a las personas y menos a una princesa… así que si ella estaba decidida a detestarme, no era problema mío y no haría nada para remediarlo. Además… veníamos de mundo completamente diferentes y el que fuera nieto de la princesa Ana de Gran Bretaña no cambiaba en nada las cosas. – Solo quería entregarle esto… – dije tranquilamente, al tiempo que sacaba del interior de mi mochila una pequeña cajita alargada, que coloqué encima del piano y prácticamente en medio de nosotros para que pudiera tomarla. – Me parece que esto es tuyo… – le hice saber, con una sonrisa de lado, señalando con la mirada la pequeña cajita que en su interior contenía una cadenita de plata con un dije que tenía pulcramente grabada sus iníciales en la parte de atrás y dejando atrás el tratado de “usted” para hablar correctamente. – Supuse que te pertenecía… por que a menos que haya otra G.E.M. en este lugar; entonces si seré capaz de admitir que cometí un error – comenté casualmente y de manera tranquila, mientras me pasaba una mano por la cabeza, mirándole desde mi posición. Tenía la impresión de que esa cadena tenía cierto valor sentimental para ella, por que en los últimos días, la había estado observando discretamente y la notaba triste… incluso más irascible que de costumbre, pero como el broche de la cadena se había roto, me tomó tiempo repararlo y dejarlo como nuevo. – Imaginé lo importante que debe ser para ti… y te pido que me disculpes por tardar en devolvértelo, pero eres una princesa muy difícil de abordar, ¿sabías eso? – cuestioné, fingiendo sentirme extrañado por ese hecho, cuando la verdad es que no me sorprendía ni un poco. Teniendo en cuenta quien es… era normal que estuviera pendiente de otras cosas y únicamente se dedicara a soportarme por imposición de los profesores, más no por gusto.
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Mensaje  ιzzy нale Lun Ago 13, 2012 10:42 pm


Giselle de Liechtenstein

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Lo mire aun en expectativa de que el sarcasmo volviera, pero solo su sonrisa se mantenía, parecía entretenido haciendo su papel de caballero. – Despreocúpese, princesa… le aseguro que vengo en son de paz y no tengo intenciones de causarle un mal rato –lo quede mirando mientras este se acercó a mi y se puso junto a mi en el piano y vi su expresión poniendo su mano en el corazón, como solían hacer los caballeros cuando juraban frente a una princesa. Eso me hizo medio sonreír, pero aun lo miraba en la esperaba de que hiciera algo que me haría explotar y querer matarlo ahí mismo – Solo quería entregarle esto… –lo mire extrañada. ¿Qué podría querer darme el? Lo vi rebuscando en su mochila para luego sacar una cajita alargada que me hizo tener mas curiosidad aun. Este dejo la cajita en el piano entre nosotros dos, lo mire nuevamente a el con confusión y luego a la cajita, sintiendo confusión de que podía ser. Por alguna razón mi corazón comenzó a latir fuertemente con un poco de nervios. – Me parece que esto es tuyo… – este dijo mirando la cajita y luego tome la cajita sintiendo algo mas de confianza en cuanto a su interior, lo mire una vez mas, estaba segura que podía leer mi confusión y mi curiosidad en mis ojos. La abrí con delicadeza y cuando vi el interior, mi corazón comenzó a latir una vez mas y como si hubiera corrido miles de kilómetros. Su interior contenía un brazalete que conocía muy bien. Lo mire nuevamente con sorpresa y sentí como si mis ojos se estuvieran llenando de lagrimas, así que volví a ver el brazalete – Supuse que te pertenecía… por que a menos que haya otra G.E.M. en este lugar; entonces si seré capaz de admitir que cometí un error –Ese brazalete era mi brazalete de la suerte, me lo había regalado papa hacia 6 años en mi primer recital en Francia. Recordaba ese dia como si fuera sido ayer, recuerdo cuando mi padre había ido tras el escenario y la sonrisa en sus labios se le podía notar que me querían decir algo. Cuando mi padre me entrego la cajita con el brazalete simplemente me dijo “Giselle, mi princesa Giselle, recuerda que a pesar de que toques para tantas personas, esto es como cuando tocas en mi oficina, esto es algo para mi, y si no me encuentras mira a este brazalete y recuerda que te estoy escuchando y que estoy sonriendo orgulloso”. Desde ese momento ese brazalete era lo único que me hacia sentir segura, me hacia sentir completa, porque si me sentía insegura de alguna manera, en lo que lo veía simplemente volvía a mi lugar seguro, que era frente a mi piano Romeo tocando para mi padre mientras trabaja. Había evitado mirarlo porque realmente no me gustaba que me vieran vulnerable, ya que eso era algo que no le permitía a nadie, ni siquiera frente a Alphonse me gustaba ser vulnerable. – Imaginé lo importante que debe ser para ti… y te pido que me disculpes por tardar en devolvértelo, pero eres una princesa muy difícil de abordar, ¿sabías eso? – no pude evitar sonreír cuando este dijo que era difícil de abordar, todos lo decían, y comenzaba a creérmelo. Con un dedo repase mis iniciales y luego lo vi a los ojos y era extraño pero mi odio hacia el se había disipado como si nunca hubiera existido- pensé que nunca lo volvería a ver- y era la verdad, lo había perdido el dia de la tormenta, quien sabe cuando, y no sabia donde y cuando se me había caído, pero el hecho de no tenerlo conmigo me hacia sentirme sola, y sin mi seguridad común. El chico que me había hecho enfurecer tanto los últimos días sentía que le debía tanto en ese momento. En este momento me arrepentía de tantas veces que lo había dejado con la palabra en la boca- me lo regalo hace mucho tiempo mi padre…es como un amuleto de la suerte- no sabia porque le estaba diciendo esto pero por alguna razón creí que se lo debía. Tome el brazalete con mi mano derecha y era como magia, sentía nuevamente que estaba completa. Tanto era mi apegue que la conexión hizo que se me saliera una lagrima y antes de que Roger la pudiera ver, lo abrace efusivamente, como si le debiera mi vida completa- muchas gracias- le dije en un susurro, y me quite la lagrima antes de regresar a mi postura habitual. No sentí pena en abrazarlo, si algo me parecia a mi madre es que era una persona efusiva, eso era para mi padre lo que mas le recordaba de mi madre en cuanto a mi. Sonreí un poco, ya un poco recuperada del shock de ver nuevamente mi brazalete- ¿me ayudas?- le pedí de manera amable en cuanto ayudarme a poner el brazalete. Sabia que pensaría que era una loca, pero simplemente ahora Roger en cierta manera se había vuelto un héroe.


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Mensaje  ιzzy нale Mar Ago 14, 2012 2:10 am




Roger Phillips
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A mí parecer, era normal que sus ojos expresaran confusión y curiosidad en cuanto a lo que pudiera contener la cajita… por lo que esperé en silencio a que ella misma la tomara y descubriera lo que había en su interior, sin verme en la necesidad de revelárselo. Siempre he creído que la curiosidad no tiene límites, mientras se tratara de una curiosidad con sed de descubrimiento, no tenía que ser visto como algo malo… y creo que eso es justo por lo que ella estaba atravesando en ese instante. No es que esté muy seguro… pero era muy afecto a dejarme llevar por la intuición para suponer o dar por hecho muchas cosas. Después de aquel breve encuentro durante la noche de tormenta que para variar no terminó de la mejor manera, hubo algo en la oscuridad que llamó mi atención y que me hizo recoger el brazalete que había en el suelo… Confieso que no tenía idea de a quien podría pertenecerle, pero cuando tuve oportunidad de examinarlo más a fondo y con más cuidado, me percaté de las iníciales y fue así como supuse que Giselle era la dueña de aquel brazalete. En ese momento, sentí el impulso de arreglarlo y devolvérselo cuanto antes a su legítima dueña… pero me había tomado más tiempo del que imaginé tratar de arreglarlo. Por esa razón, tuve que recurrir a un joyero y hasta a una tienda de antigüedades en el pueblo con la esperanza de encontrar una réplica idéntica a la dañada y poderla reemplazar. El hombre de la joyería me había dicho que la pieza que me faltaba (el broche) no la tenían en existencia, debido a que se trataba una pieza que probablemente fue mandada hacer especialmente para la persona a la que le fue echa el brazalete y si no tenía el dinero suficiente como para poder pagarla, no podía hacer nada para ayudarme. Claro… como si no lo supiera. Ni siquiera con un año de salario de lo que ganaba trabajando en la cafetería del pueblo me alcanzaría para pagar la pieza… pero entonces, recordé el reloj de oro mi padre, el que por alguna extraña razón siempre solía llevar conmigo y se me ocurrió negociarlo a cambio de la pieza. A fin de cuentas, era un reloj de oro... y el desprenderme de el no fue tan simple como creí que sería, teniendo en cuenta que era lo único que mi hermana y yo teníamos de él, pero el solo recordar que mi padre era la causa del sufrimiento de mi madre, el remordimiento y la inseguridad desaparecieron y no dudé en intercambiarlo. El reloj de mi padre estaba valuado en “casi” la misma cantidad que la pieza que requería y luego de llegar a un acuerdo con el joyero… finalmente aceptó ayudarme a conseguir la pieza, siempre y cuando no rompiera y mantuviera los términos de nuestro trato. De ahora en adelante, tendría que trabajar tiempo completo en la cafetería durante los fines de semana y por lo menos unas cinco o seis horas de lunes a viernes después de clases. Savannah estaba tan desconcertada como yo por esta actitud que había tomado, incluso me cuestionó respecto a si en verdad estaba interesado en Giselle… pero al dejarle en claro que eso nunca pasaría y que no era capaz de poner mis ojos en una princesa, aparentó sentirse más tranquila cuando le expliqué que ella estaba interesada en sujetos que fueran de su misma clase… aunque era claro que mis palabras no acababan por convencerla. Mi hermana y mi madre eran las únicas personas que realmente me conocían y sé cuanto le extrañaba que hubiera decidido correr el riesgo de arreglar el brazalete. Hubo un momento en el que me pareció ver en sus ojos indicios de lágrimas… lo cual debo admitir que me hizo sentir incómodo, por que sentía que estaba violando la privacidad del sentimiento que pudiera tener y estar sintiendo… así que desvié la mirada para descartar la idea de que pudiera estar llorando en silencio y hacer de cuenta que no prestaba la suficiente atención a lo que reflejaban sus ojos. Dijo que creía que nunca lo volvería a ver… pero por más que hubiera querido tratar de decirle algo… las palabras se negaban a salir de mi boca, por lo mismo de que no estaba muy seguro de saber que decirle. Ladeé ligeramente la cabeza para poder mirarla de perfil, sonriendo suavemente, cuando me comentó que su padre se lo había regalado hace tiempo y que era como un amuleto de la suerte. – Entiendo a que lo te refieres… – Quizás el sentimiento no se comparaba, pero de cierta forma era capaz de comprenderla… por que así como para ella su brazalete era muy importante, para mí, Roxxy no era una simple guitarra… era mi chica, mi compañera, mi amiga, su valor era irremplazable y más aún al tratarse de un regalo que me hizo mi abuelo. Por Roxxy era capaz de todo y por ningún motivo permitiría que nada le pasara. Lo que sucedió a continuación, fue tan inesperado que no tuve tiempo de reaccionar, hasta que fue demasiado tarde. La manera en que me abrazó fue tan efusiva que el sentimiento me desconcertó… no por que no estuviera acostumbrado a los abrazos, si no por que realmente de todas las personas en este lugar, jamás creí ser abrazado por Giselle de Liechtenstein, la chica que estaba decidida a odiarme y que me había dejado en claro que nunca me perdonaría por mi falta de educación al “tratar” de asustarla. – Si… claro… yo… – tragué con dificultad, cayendo en la cuenta de que decía puras frases inconexas. Traté de sonreír, pero la sorpresa me tenía pasmado… – Olvídalo, ni siquiera lo menciones – dije sinceramente, con un débil intento de sonrisa, frotando ligeramente su brazo a manera de “está bien, no te preocupes”. Sin duda, voy a necesitar que alguien me de un balonazo en la cabeza, por que no podía dar crédito al cambio tan drástico en Giselle… el tono amable… el que me pidiera ayuda… ¿era acaso eso posible? – Claro… – acerté a decir distraídamente con un gesto, aún pensando en su petición, por lo tuve que acortar un poco más la estrecha distancia que nos separaba para quedar frente a frente. La miré un momento a los ojos, rozando la palma de su mano para tomar el brazalete, para luego cerrar suavemente los dedos alrededor de su muñeca, pidiéndole que la extendiera un poco para poder colocársela cuidadosamente en su muñeca y de esa manera volver mi mirada hacia sus ojos. – Si me permite decirlo, se le ve muy bonito el brazalete, alteza… – dije volviendo al tono educado, sin darme cuenta de que sostenía su mano entre la mía… por lo que al darme cuenta de su contacto, cubrí su mano con delicadeza afectuosa, para luego besarla. – No le quito más su tiempo, princesa, le prometí que sería breve, así que si me disculpa… la veré en clase… – dije sonando como todo un caballero, antes de hacerle una pequeña reverencia, esta vez cuidando que no se viera tan exagerada como la primera. A lo mejor tenía prisa de encontrarse con su amado príncipe Edward, así que… lo mejor era ir marcando mi tarjeta de salida, para no ser un… “estorbo” entre ellos.
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