[ # ] Ichabod Bennett
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[ # ] Ichabod Bennett
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Re: [ # ] Ichabod Bennett
Ichabod Bennett
✖ Ichabod Kvothe Bennett
✖ 17 años ■ Séptimo año ■ Miembro de Slytherin ■ Prefecto - Club de Duelo ■ Sangre Mestiza
✖ con: Lucy Weasley ✖ en: Patio Interior
✖ 17 años ■ Séptimo año ■ Miembro de Slytherin ■ Prefecto - Club de Duelo ■ Sangre Mestiza
✖ con: Lucy Weasley ✖ en: Patio Interior
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A pesar de no estar familiarizado con el significado de la palabra ‘hogareño’, son pocos los sitios dentro del Colegio donde se puede respirar un ambiente tranquilo, libre de molestas interrupciones que, lejos de ser oportunas, en realidad, eran desagradables. Sentirse cómodo y disfrutar del silencio roto solamente por los sonidos naturales, formaba parte de esa extraña, pero agradable familiaridad. Sin embargo, esa calma era solo efímera. A pocas horas del arribo de los estudiantes extranjeros al Colegio, el bullicio y la expectación por su llegada no se hizo de esperar. La mayoría estaba extasiado con la presencia de las estudiantes francesas, cuya belleza saltaba a la vista, logrando su propósito de atraer la atención de todo aquel que se encuentre cerca. Las mujeres, por lo general, disfrutan ser el centro de atención de cualquier hombre, dando lugar a los halagos y colmándolas atenciones con el objeto de pretenderlas, cautivarlas, pero a diferencia de otros, no estaba dentro de mis intereses ‘encandilar’, y mucho menos ‘seducir’ a las invitadas. Otro en mi lugar, no dudaría en aprovecharse ni por un instante del rango de ‘Prefecto’ con la excusa de auspiciar breve un recorrido por el Colegio con la ‘intención’ de hacerla sentir cómoda durante su estadía.
‘Sandeces…’ fue mi pensamiento al salir de los invernaderos de Herbología. Detestaba el bullicio y las conglomeraciones al término de las clases, y aunque no siempre es posible evitarlas a mitad de los pasillos, existía un atajo poco conocido por los estudiantes que conecta a los invernaderos con uno de los pasillos, el cual siempre utilizaba al final de las clases, y conducía a una de las alas poco transitadas del Colegio.
Necesitaba poner en claro mi mente, asimilar ciertos hechos que me tenían demasiado intranquilo, por no decir perturbado. ‘¿Por qué razón mi madre me oculto su enfermedad?’ ‘¿Por qué no fue honesta conmigo desde un principio?’ Quisiera pensar que tuvo un fuerte motivo para no decirme la verdad desde el comienzo, tal vez… pudo haber actuado así por miedo a que el cretino de mi padre también se diera por enterado de su deteriorado estado de salud, pero sin importar cuales hayan sido sus motivos ocultos, no era justificativo y me enfurecía haberme enterado por ‘accidente’ de lo que estaba sucediendo. A ese miserable poco le importaba la salud de mi madre, noche tras noche, a mitad de la madrugada, llegaba sumido en un estado de ebriedad que no atendía razón a nada de lo que se le dijera. En realidad, poco me importaba la mierda de vida de mi padre, y si no fuera por la maldita promesa que le hice a mi madre… yo…
Negué mentalmente, conteniendo lo negativo que me producía pensar en ese canalla, malnacido. ‘No vale la pena…’ pensé hasta que una voz familiar capturó mi atención.
– ¿Lucy? – pronuncié su nombre con ligera extrañeza, e instintivamente volví el rostro en su dirección. A estas alturas podría decirse que ya estaba ‘acostumbrado’ a las pequeñas demostraciones de afecto por parte de la joven pelirroja. Demostraciones que en un principio consideraba incómodas y fuera de lugar, pero con los años esa inusual sensación fue cambiando dando paso a una costumbre que aceptaba por tratarse de un cariño meramente fraterno. Instintivamente devolví su gesto pasando mi brazo derecho por sus hombros con suavidad, no con la misma ‘efusividad’, he de aclarar, aunque si era sutil. – Supongo que finalmente tu influencia ha comenzado ‘afectarme’ hasta orillarme a hacer cosas que no van conmigo. Deberías jactarte de ello. – comenté disimuladamente con socarronería, acariciando con la misma sutileza su ahora larga melena pelirroja. Podré ser indiferente en muchas cosas, pero era observador, y ciertos cambios en Lucy eran bastante notorios, como su menuda estatura y el hecho de haberse dejado crecer su cabello, el cual… debo reconocer que le sentaba bien, resaltando su mirada. – Si tú lo dices… – comenté con un leve encogimiento de hombros al momento de separarnos. Era mi manera para quitarle importancia al asunto, pero a la vez un clara directa de que aceptaba su pequeña disculpa, después de todo, teníamos una obligación con la que cumplir. – No lo creo… bien sabes que ‘socializar’ y fomentar esa clase de ‘acercamientos’ no está dentro de mis intereses. – sabía que bromeaba al respecto, pero por alguna extraña razón, quise aclararle la situación para que después no se diera a lugar las malas interpretaciones. Dudaba mucho que Lucy fuera una persona posesiva, e incluso celosa. – En cambio tú, como mujer, no debes bajar la guardia… – repuse ligeramente ceñudo a modo de advertencia. Cuando algunos se proponen algo no descansan hasta lograr su objetivo y no me gustaría que consideraran a Lucy como una ‘presa fácil’. Francamente, yo no era la persona adecuada para hablarle de este tipo de cosas, y no dudo que sus familiares, en especial, su primo Albus debió hablar de estos temas con ella en algún momento. – ¿Realmente quieres escuchar la respuesta a eso, Lucy? – inquirí con un tenue, pero perceptible matiz burlón, aceptando sentarme con ella en el ventanal, de manera que quedáramos frente a frente. Por extraño que parezca, hasta ahora jamás he rechazado su compañía, ¿Por qué? es algo que ni yo mismo sé explicar. Mi sentido del humor brillaba por su ausencia, aunque debo confesar que hay momentos en los que estando en su compañía disfrutaba de escuchar sus comentarios burlescos propios de ella. Sin suavizar la leve expresión ceñuda que adornaba mi rostro, me quedé en silencio por unos cuantos segundos, con la vista fija en la extensión del Lago negro y sus alrededores para después responder. – Sin novedades… – fue mi corta respuesta, evitando ahondar en situaciones no gratas de recordar. No acostumbraba a hablar de mi vida y eso era algo de lo que Lucy se dio cuenta con el paso del tiempo. – ¿El tuyo como estuvo? – pregunté, volviéndome levemente hacia ella con interés.
‘Sandeces…’ fue mi pensamiento al salir de los invernaderos de Herbología. Detestaba el bullicio y las conglomeraciones al término de las clases, y aunque no siempre es posible evitarlas a mitad de los pasillos, existía un atajo poco conocido por los estudiantes que conecta a los invernaderos con uno de los pasillos, el cual siempre utilizaba al final de las clases, y conducía a una de las alas poco transitadas del Colegio.
Necesitaba poner en claro mi mente, asimilar ciertos hechos que me tenían demasiado intranquilo, por no decir perturbado. ‘¿Por qué razón mi madre me oculto su enfermedad?’ ‘¿Por qué no fue honesta conmigo desde un principio?’ Quisiera pensar que tuvo un fuerte motivo para no decirme la verdad desde el comienzo, tal vez… pudo haber actuado así por miedo a que el cretino de mi padre también se diera por enterado de su deteriorado estado de salud, pero sin importar cuales hayan sido sus motivos ocultos, no era justificativo y me enfurecía haberme enterado por ‘accidente’ de lo que estaba sucediendo. A ese miserable poco le importaba la salud de mi madre, noche tras noche, a mitad de la madrugada, llegaba sumido en un estado de ebriedad que no atendía razón a nada de lo que se le dijera. En realidad, poco me importaba la mierda de vida de mi padre, y si no fuera por la maldita promesa que le hice a mi madre… yo…
Negué mentalmente, conteniendo lo negativo que me producía pensar en ese canalla, malnacido. ‘No vale la pena…’ pensé hasta que una voz familiar capturó mi atención.
– ¿Lucy? – pronuncié su nombre con ligera extrañeza, e instintivamente volví el rostro en su dirección. A estas alturas podría decirse que ya estaba ‘acostumbrado’ a las pequeñas demostraciones de afecto por parte de la joven pelirroja. Demostraciones que en un principio consideraba incómodas y fuera de lugar, pero con los años esa inusual sensación fue cambiando dando paso a una costumbre que aceptaba por tratarse de un cariño meramente fraterno. Instintivamente devolví su gesto pasando mi brazo derecho por sus hombros con suavidad, no con la misma ‘efusividad’, he de aclarar, aunque si era sutil. – Supongo que finalmente tu influencia ha comenzado ‘afectarme’ hasta orillarme a hacer cosas que no van conmigo. Deberías jactarte de ello. – comenté disimuladamente con socarronería, acariciando con la misma sutileza su ahora larga melena pelirroja. Podré ser indiferente en muchas cosas, pero era observador, y ciertos cambios en Lucy eran bastante notorios, como su menuda estatura y el hecho de haberse dejado crecer su cabello, el cual… debo reconocer que le sentaba bien, resaltando su mirada. – Si tú lo dices… – comenté con un leve encogimiento de hombros al momento de separarnos. Era mi manera para quitarle importancia al asunto, pero a la vez un clara directa de que aceptaba su pequeña disculpa, después de todo, teníamos una obligación con la que cumplir. – No lo creo… bien sabes que ‘socializar’ y fomentar esa clase de ‘acercamientos’ no está dentro de mis intereses. – sabía que bromeaba al respecto, pero por alguna extraña razón, quise aclararle la situación para que después no se diera a lugar las malas interpretaciones. Dudaba mucho que Lucy fuera una persona posesiva, e incluso celosa. – En cambio tú, como mujer, no debes bajar la guardia… – repuse ligeramente ceñudo a modo de advertencia. Cuando algunos se proponen algo no descansan hasta lograr su objetivo y no me gustaría que consideraran a Lucy como una ‘presa fácil’. Francamente, yo no era la persona adecuada para hablarle de este tipo de cosas, y no dudo que sus familiares, en especial, su primo Albus debió hablar de estos temas con ella en algún momento. – ¿Realmente quieres escuchar la respuesta a eso, Lucy? – inquirí con un tenue, pero perceptible matiz burlón, aceptando sentarme con ella en el ventanal, de manera que quedáramos frente a frente. Por extraño que parezca, hasta ahora jamás he rechazado su compañía, ¿Por qué? es algo que ni yo mismo sé explicar. Mi sentido del humor brillaba por su ausencia, aunque debo confesar que hay momentos en los que estando en su compañía disfrutaba de escuchar sus comentarios burlescos propios de ella. Sin suavizar la leve expresión ceñuda que adornaba mi rostro, me quedé en silencio por unos cuantos segundos, con la vista fija en la extensión del Lago negro y sus alrededores para después responder. – Sin novedades… – fue mi corta respuesta, evitando ahondar en situaciones no gratas de recordar. No acostumbraba a hablar de mi vida y eso era algo de lo que Lucy se dio cuenta con el paso del tiempo. – ¿El tuyo como estuvo? – pregunté, volviéndome levemente hacia ella con interés.
Última edición por ιzzy нale el Lun Jul 28, 2014 11:40 pm, editado 2 veces
Re: [ # ] Ichabod Bennett
Lucy Weasley
✖ Lucy Marion Weasley
✖ Slytherin ; Sexto ; Prefecta.
✖ con: Ichabod Bennett ✖ en: Patio Interior
✖ Slytherin ; Sexto ; Prefecta.
✖ con: Ichabod Bennett ✖ en: Patio Interior
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Justo había terminado una doble sesión de Pociones, la cual siempre ha sido mi preferida y este año no era nada diferente. Ahora que era mayor, por fin tenia compañeros que valoraban y apreciaban el arte de construir una poción digna y poderosa; era mucho más entretenido que escuchar los reniegos de los ineptos que se quejaban de lo difícil que era prepara una poción. Pasando una mano por mi cabello – el cual me había dejado crecer durante el verano – camine a paso tranquilo por los pasillos de Hogwarts, una mano asegurando mi bolso y la otra tratando de balancear el peso de los libros que había sacado de la biblioteca.
Normalmente me quedaría ahí, estudiando un poco y adelantando trabajos, pero había tanta gente últimamente que no podría esperar un momento tranquilo. En ves, tome camino hacia el patio empedrado – era más poco conocido que los demás, pero también con vista al lago pues conectaba al cobertizo. Solo tendría que lidiar con la gárgola que habla, pero estaba segura que lo que tenía que decir sería mucho más interesante que la charla de un par de estudiantes. Pronto tome asiento en el piso de piedra, recargándome contra una de las altas ventanas y colocando los libros a mí alrededor. Había una ligera brisa que provenía del Lago Negro, pero revolvía bastante mi cabello, soplándolo frente a mi vista y un poco molesta, coloque un mechón rojizo detrás de mí oreja – y fue entonces que al alzar los ojos, distinguí no muy lejos de mí una figura bastante familiar, quien provoco una suave sonrisa en mis labios.
Vaya, vaya, mis ojos me engañan o en realidad Ichabod Bennett esta en las afueras del Castillo. – dije de manera gentil, un poco burlesca al momento que me levantaba de un salto y me acercaba al joven de cabello tan oscuro como las profundidades del lago – dándole un corto pero afectuoso abrazo, mis brazos alrededor de su torso, más que nada debido a que Ichabod bien me llevaba un cabeza de alto. No tuve tiempo de saludarte anoche, lo siento, estuvo un poco caótica la situacion en si, pero mejor tarde que nunca, ¿no? – entre tratar de dirigir a los pequeños de primero, ser distraída constantemente por más de un par de amigos, y quitar a un par de serpientes del camino, porque quiéralo o no los Slytherins éramos tan molestos cuando se trataba de seguir la autoridad como los leones, solo había tenido tiempo de dirigirle un saludo de mano y una sonrisa. Pero me sorprende verte tan solitario, Ichabod, yo pensaría que alguna francesa ya estaría detrás de ti. – era broma, claro, pues sabía bien que el mago tendía a preferir su propia compañía a la de los demás; era algo que Lucy compartía con él, tal vez por eso su amistad era tan peculiar. Pasando de nuevo una mano para alejar los mechones rebeldes de su rostro, la joven regreso a su asiento en el ventanal – dando leves palmadas a su lado, invitando al joven que se sentara. Si tienes un poco de tiempo para mí, ¿no? Me gustaría saber cómo pasaste tu verano.
Re: [ # ] Ichabod Bennett
Lucy Weasley
✖ Lucy Marion Weasley
✖ Slytherin ; Sexto ; Prefecta.
✖ con: Ichabod Bennett ✖ en: Patio Interior
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✖ con: Ichabod Bennett ✖ en: Patio Interior
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Recargando mi espalda contra el pilar de piedra detrás de mí, y con una delicada sonrisa dibujándose en mis labios, suspire discretamente antes de voltearle a ver – colocando de nuevo un rebelde mechón de cabello rojizo detrás de mí oreja. Bastante largo... - fue mi primera respuesta, literalmente lo primero que se me vino a la mente. Me moví un poco entonces, sintiendo una oleada de estrés en la espalda, así que me senté sobre mis piernas, colocando los libros que tenía pociones sobre mi regazo. Los veranos con mi familia siempre son los mismos, y no a la vez. Aunque si eche bastante de menos a Albus, ya que se mudó a su departamento y ha estado ocupado, y bueno... no es como si comparto los intereses de la mayoría de mis primos. - pause antes de continuar, bajando la mirada no tanto por pena sino por el hecho que nunca había entendido como manejar esta situación. Aun cuando la cuestión de prejuiciosos entre casas había sido un tema que parecía olvidado, más que nada se había convertido en algo que todos acordaron en ignorar, resolviendo los síntomas pero no encontrando una solución. Y el hecho que era de las pocas que pertenecían a la casa de ambición y astucia...y por más que adorara a mi familia, no era la mejor relación. También te eche de menos a ti. - añadí alzando la mirada para verle – sabiendo que tal comentario tenía que causar algún tipo de reacción en él, lo cual me daba curiosidad - con un tenue más vivaz en mi voz y una sonrisa un tanto más alegre, ambos para desviar el tema y porque era la verdad. Mi época dentro del castillo, en especial durante los primeros años, habrían sido una tortura si no fueran gracias a él y a Albus. Se lo debía a decir verdad, pero a la misma vez, también me causaba gracia como pequeñas y bastantes inofensivas demuestras de mi afecto lo alteraban, aun cuando tratara de contenerlo. Tu debiste de haberme extrañado, ya que lo primero que haces al verme de nuevo es advertirme sobre los nuevos “peligros” en el castillo. - solté una risa ante eso, añadiendo incluso las comillas con mis dedos. No te preocupes, soy una dama, pero se cuidarme – además, no parecen ser tan inteligentes. - dije al momento que un par de chicos con los uniformes del colegio búlgaro pasaban, susurrando entre ellos mientras que señalaban con la cabeza hacia nuestra dirección en general, para luego continuar su camino con una última “sutil” mirada – a lo cual rodee los ojos. Esa había sido el mismo cuento de nunca acabar desde que llegaron hace apenas un par de horas atrás.
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