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Mensaje  ιzzy нale Lun Sep 10, 2012 2:43 am



Dorian Holzmann
as: Dorian Eldred Holzmann
● 25 años # Ex miembro de la Casa Gryffindor # Es Profesor de Runas Antiguas en el Colegio Hogwarts # Miembro de la Orden del Fénix » Sangre Pura
[ Está con Charlotte Kendrick ;; Expreso de Hogwarts, Pasillos ]

¿Cómo se retoma el hilo de toda una vida? ¿Cómo seguir adelante cuando en tu corazón empiezas a entender que no hay regreso posible, que hay cosas que el tiempo no puede enmendar, aquellas que hieren muy dentro, que dejan cicatriz? Lo cierto de aquellas palabras es que, llegué a creer que nunca me repondría de la partida de Siobhan… por mucho tiempo lamenté su decisión y el pensar en ella, detenerme a rememorar todos y cada uno de los momentos que pasamos juntos, era como supurar una herida que solo el tiempo ayudaría a cicatrizar. Por que al final todo lo que alguna vez sentí por ella no significó nada… que transformara su espíritu para dejarse cegar por ideales absurdos y sin sentido hizo que me diera cuenta del error que había cometido al creer que era diferente, que nuestro amor podría hacer la diferencia, pero todo resultó ser una equivocación… Dejar ir a Siobhan fue lo más duro que he hecho y desprenderme de cada uno de esos recuerdos lo complicaba aún más, por tratarse de la persona con la que deseabas envejecer y pasar el resto de tus días… Por esa razón, había tomado la decisión de guardar en el fondo de un viejo baúl todo lo que me recordara a Siobhan, sus fotografías, sus cartas, entre otras cosas. Vivir en el pasado no era la solución, por más inolvidable que este pueda ser… tenía que enterrar el pasado, todos esos viejos sentimientos y hallar la manera de continuar para no volver la mirada hacia atrás…

Habían transcurrido ya tres años y desde entonces no he hecho otra cosa que dedicarme a viajar por algunos pueblos mágicos de Europa con la intención de poder ampliar mis conocimientos en cuanto al estudio de las runas y de alguna forma colaborar. El dedicar parte de mi vida a la investigación era una de las cosas que más me gustaba hacer y… es que según mi padre, no podía negar que había heredado esa faceta de la abuela Bathsheba. No por nada el sombrero seleccionador consideró enviarme a la casa de Ravenclaw por ese aspecto tan peculiar, aunque finalmente optó por mandarme a Gryffindor por aquel innegable espíritu aventurero que alguna vez me caracterizó y que con el tiempo fue quedando en el olvido al ir madurando y poner en orden mis prioridades. Prácticamente ya no quedaba nada del chico que alguna vez fui y eso me hace pensar que la vida trabaja de una forma peculiar, la mayoría de las veces por las lecciones de vida que se esfuerza en hacerte aprender para que no vuelvas a caer en los mismos errores de los que tanto te lamentas…

Por eso he llegado a considerar que aquel encuentro inesperado con Charlotte durante el verano no fue una casualidad y que por una razón desconocida no pude evitar tener esa curiosidad y esa atracción al momento de conocerla; mi padre siempre me ha dicho que los Kendrick eran una familia de cuidado y que lo más recomendable era mantener nuestra distancia. “Mientras más lejos estemos de esa familia, mejor…” esas siempre eran sus palabras. No conocía personalmente a los Kendrick, pero por todo lo que me ha contado mi padre con respecto a ellos, no me queda la menor duda de que sus ideales son altamente valorados y por ningún motivo faltarían a sus principios. Mi familia era tachada por ser traidora a la sangre por no llevar los mismos ideales puristas que muchas familias. Y es quizás esa la razón por la que no le revelé a Charlotte mi apellido, para no causarle un mal momento que la incomodara al decirle quien era en realidad. Extrañamente, Charlotte había logrado despertar en mí una chispa que creí extinta y que no creía volver a sentir… algunos se preguntaran ¿cómo es posible que una chica a la que apenas conozco haya logrado volver a hacerme sentirme de esa manera? lo cierto es que, ni yo conocía la respuesta a esa pregunta… y lo peor de todo es que desde esa noche no he podido sacármela de la mente…

El ofrecimiento por parte del profesor Dumbledore para impartir la asignatura de Runas Antiguas en Hogwarts me tomó con tal sorpresa que, en un principio no supe que responder ante dicho ofrecimiento… Personalmente, consideraba un gran honor el hecho de que el profesor Dumbledore me tuviera en consideración para el puesto y lo cierto es que, uno de mis mayores deseos siempre fue volver al colegio en algún momento. Hogwarts fue como mi segundo hogar y tener la oportunidad de volver una vez más, era un pensamiento que te alegraba. Por esa razón, no pude negarme a aceptar el ofrecimiento… Albus Dumbledore era un hombre digno de admiración y de respeto y el que haya tenido la amabilidad de ofrecerme un empleo como profesor de Hogwarts, me hace estar agradecido con él…

Con cada minuto que transcurría la lluvia parecía intensificarse, una situación que siempre he encontrado curiosa y que aún después de todos estos años no ha cambiado. Los días lluviosos generalmente llenaban mi mente de recuerdos algunos de ellos alegres por todo lo que pasé y viví cuando fui estudiante, mientras que otros… no valían la pena recordar. Negué suavemente con una débil sonrisa, volviendo al retomar el hilo de mi lectura, cuando entonces el tren frenó bruscamente para mi desconcierto. Desvié la mirada hacia puerta del compartimiento, sin más que hacer cerré el libro para dejarlo encima del asiento y me levanté con decisión para saber que era lo que estaba ocurriendo. Muchos de los estudiantes que se encontraban en sus respectivos compartimientos salieron a los corredores con el desconcierto reflejado en sus rostros. Varios de ellos se acercaron a mí preguntándome con preocupación que era lo que estaba pasando, con tranquilidad les hice saber a los que se encontraban a mi alrededor que lo más seguro es que el paro se debía a una falla y que en cualquier momento el tren retomaría su trayecto. – Por favor, muchachos, vuelvan a sus compartimientos y alisten sus cosas. Ahora vuelvo. – les aseguré con calma y pidiéndoles con la mirada que estuvieran tranquilos. Justo estaba a punto de darme la media vuelta para ir a hablar con el maquinista, cuando una voz acerada impidió que me moviera y que me tensara inmediatamente… una niña de segundo año se acercó a mí en busca de protección y la abracé con toda la intención de infundirle seguridad. Segundos después se escuchó una fuerte explosión, ante la cual reaccioné inmediatamente protegiendo con mediante un escudo que se extendió rápidamente para proteger a los que se encontraban cerca. Mi corazón latía aceleradamente y en cuestión de segundos el caos se hizo presente… me volví hacia los muchachos para asegurarme que estuvieran bien. Teníamos que actuar rápidamente y sacar a los estudiantes cuanto antes. – Traten de conservar la calma. Síganme y no se separen – les pedí, mientras abría decididamente una de las puertas de emergencia del vagón y con cuidado fui ayudando a salir a los estudiantes que se encontraban conmigo. La lluvia y el viento hacían imposible la visibilidad, así que convoqué un patronus para enviar un mensaje de emergencia al colegio. Los miembros de la Orden contábamos con un medio eficaz de comunicación para casos de emergencias. Sin esperar respuesta, le pedí a los que se encontraban conmigo que formaran un círculo y se tomaran de las manos para una aparición conjunta y reaparecer en cuestión de segundos en la estación de Hogsmeade. – Hagrid, por favor hazte cargo de ellos – le pedí a la brevedad, en cuanto se acercó a nosotros. Y sin más me desaparecí para reaparecer en el mismo lugar en el que nos encontrábamos hace unos segundos. Con dificultad me abría paso en los corredores, dando indicaciones a los muchachos para que conservaran la calma y deteniéndome para ayudar a los que se encontraban heridos y para después indicarles donde se encontraba una de las salidas. Alcé la mirada cuando me percaté de que el techo de un compartimiento estaba a punto de desquebrajarse, lo que me hizo movilizarme rápidamente para tirar del brazo de una joven que no pude ver al encontrarse de espaldas y protegerla pegándonos a la pared. Sus protestas se fueron apagando y dejó de forcejar cuando ella misma se percató de lo que acababa de ocurrir, sin embargo los gritos de ayuda de un niño atrapado, me alarmaron más aún cuando escuché el nombre que gritaba con desesperación. ¿Acaso era posible que…? La pregunta dentro de mis pensamientos quedó a medias cuando escuché su voz… mi respiración se volvió lenta y complicada cuando reconocí a la chica que ferozmente luchaba y pataleaba para que la soltara. – Tranquilízate, por favor… – le pedí con aprensión, intentando por todos los medios hacer que se tranquilizara. Hasta ese momento no había sido capaz de decir ni una sola palabra, al tratar de retenerla, pero al zafarse de mi agarre, no pude evitar caer en la tentación de observar esos ojos una vez más. La expresión en su rostro me hizo darme cuenta de que no esperaba que fuese yo la persona que luchaba por retenerla. La miré en silencio y fue entonces que una vez más los gritos de ayuda de ese niño me embargaron con la angustia y la preocupación cuando Charlotte trató de acercarse y por segunda vez se lo impedí, tomándola del brazo. – No, Charlotte… tú no… – pedí en un nuevo intento por contenerla. Cerré mis ojos por un breve segundo, notando una fuerte opresión en el pecho que se intensificó al escuchar los gritos desesperados de aquel pequeño y los ojos de Charlotte humedecidos a causa de las lágrimas que luchaba por contener. – Lo que tienes que hacer es salir de aquí cuanto antes ¿me has entendido? – le advertí con una mirada que no hiciera nada y obedeciera, mientras me acercaba con cuidado al punto en donde el techo había colapsado y había bloqueado la puerta. Tosí con fuerza a causa del humo que se propagaba y con constantes movimientos de mi varita con cuidado fui moviendo los escombros para poder abrirme paso, pero al sentir a Charlotte a mi lado, le impedí que continuara. – Todo va a estar bien, te prometo que él va a estar bien, pero tienes que irte, no puedes estar aquí, es peligroso… – le dije en un intento por hacerla entrar en razón.


Última edición por ιzzy нale el Dom Sep 16, 2012 1:06 am, editado 3 veces
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Mensaje  ιzzy нale Lun Sep 10, 2012 8:17 pm

Charlie Kendrick
Charlotte Kaede Kendrick Beurk
# 17 años ; Ravenclaw - 7mo ; # Cazadora ; Sangre Pura
Esta Con: Dorian Holzmann ; Donde: En el expresso


Llovía, una vez mas durante el transcurso a Hogwarts. Sorpresa, sorpresa pensé mientras giraba los ojos. No es que me molestara la lluvia, pero no me sorprendía en lo absoluto que lloviera era una tradición de todos los años por decirlo de alguna manera. Lo cierto era que yo jamas fui fanática de los días lluviosos. El porque era muy fácil de adivinar: Me aburría. Yo no era una persona que se entretenía leyendo, amaba estar afuera me gustaba mucho la naturaleza. Porque aya afuera me sentia libre de una forma o otra.

Lo cierto del día de hoy es que no había despertado con el mejor de los humores. Aunque aquello no era sorpresa llevaba semanas despertando de aquella forma, es decir todo el mundo lo aria si tuviese que pasar todo un maldito verano metido en mi "dulce" hogar. Usaba la palabra dulce en todo el sentido del sarcasmo, no había cosa que odiara mas que estar en casa. Tener que aguantar a los idiotas de mis padres y su estúpida obsesión con la sangre pura. O sus estúpidas comparaciones con mi hermana gemela, las palabras de mis padres ya parecían cassette rayado. No los soportaba absolutamente no podía seguir mas en mi casa por lo que daba gracias a Rowena que el verano había terminado. No había pasado mucho durante la mañana antes de llegar al expreso mas que la costumbre de mi padre amenazandome con volver a encerrarme en mi habitación como solía hacer durante todos los veranos si le llegaban alguna queja de Hogwarts. Lo divertido de la situación es que el no se había dado cuenta de que había encontrado un pasadizo secreto detrás del armario de mi habitación el cual me dejaba salir cuantas veces yo quería y como ni el y mi madre se pasaban por el lugar pues yo entraba y salía a mi antojo.

Una de esas salidas precisamente era la que tenia mi cabeza echa un estúpido lío, aquella salida a las tres escobas y aquella borrachera tuvieron que haber sido la peor idea que se me pudo haber ocurrido, no lo era en un principio porque realmente quería ver a mi mejor amigo y asegurarme de que el estuviese bien, de que sus padres no lo hubiesen lastimado, lo ultimo que necesitaba es que Sirius terminara en San Mungo. Ademas era una ocasión para celebrar no? Por fin se había librado de sus padres cosa que yo deseaba eternamente y que muchas veces había pensando en hacer pero algo me detenía, mas bien alguien me detenía : Cheyenne si sabia que eso sorprendería a la mayoría de personas mi gemela incluida pero ella realmente me importaba se lo dijese o no la quería si claro a mi manera pero me preocupaba lo que podía llegar a pasarle. Ella y yo teníamos una filosofía muy diferente de vida, mientras ella se ocupaba en complacer a mis padres yo los desafiaba abiertamente y me revelaba en contra de todo lo que alguna vez intentaron enseñarme. Eso no era lo que me atormentaba ahora mismo, lo que me pasaba era algo que jure jamas permitir.

Ver a Sirius Black como otra cosa que no fuese mi hermano y mejor amigo. Por mas que todo el mundo insistiera que éramos el uno para el otro, nosotros siempre fuimos capaces de mantenernos firmes en aquella decisión de siempre estar juntos pero como los amigos que éramos. Por lo menos lo habíamos estado hasta esa noche no podía negar el echo de que nos habíamos besado. Ha besado! Si no hubiese sido porque estábamos en publico probablemente nos hubiéramos tragado el uno al otro, lo que hace el alcohol. Eso no era el problema, el problema era que lo había disfrutado, había sentido cosas, sentimientos parecidos a los que solamente una persona llego a despertar en mi. Acaso era posible? Existía aquella remota posibilidad de que pude haberme dado cuenta que estaba enamorada de mi mejor amigo? No! Aquello no podía ser cierto, yo no estaba enamorada de Sirius, era Sirius lo conocía desde los once. Tenia que estar enferma al pensar eso, pensaba que durante los días siguientes iba poder hablar con el, y no se arreglar aquella situación pero pasaron los días, pasaron las semanas y ni una noticia de el.

Al muy tonto parecía haberselo tragado la tierra, si esta bien sabia donde era que se estaba quedando después de todo vivía con James y igual sabia que el no tenia ningún inconveniente que yo pasara a buscarlo pero bien ese no era el punto, el también sabia donde buscarme o por lo menos pudo haberme escrito una carta! Que acaso no merecía? "Tu tampoco lo has echo" empezó a decir mi cabeza "Pero yo soy mujer" aquel orgullo tan característico era exactamente lo que nos terminaría de destruir algún día, o bueno eso era lo que escuchaba por ahí. Había estado muy tentada en mandarle alguna carta a Andromeda su prima, con quien llevaba una relación bastante cercana al ser la primera chica que Sirius había llevado a "casa" si no la única, pero pronto descarte aquella idea no quería preocuparla suficiente debía tener con los problemas de Sirius para encima molestarla con los míos. Lo cierto de esta situación es que estaba aterrada, me daba tanto miedo perder a mi mejor amigo que no sabia que hacer al respecto ni como reaccionar ante aquello tal vez por eso el no me había buscado? "Si eso es" me conteste mentalmente mientras me acomodaba en el sillón, estuve viendo por la ventana de forma bastante distraída cuando sentí como es que el tren llegaba un alto.

Normalmente no me hubiese preocupado pero esto fue repentino, casi me caí al suelo por lo que deje a un lado mi diario y me levante de la silla abriendo la puerta del compartimiento con toda intención de averiguar que pasaba, empece a caminar por unos segundos, buscando con la mirada a alguien conocido cuando de pronto se escucho una voz. Que logro que la piel se me pusiese de gallina, las cosas que decían eran absurdas y tenia que haber sido el. Mire a mi alrededor y me encontré con un chiquillo llorando a lo que no pude evitar acercarme "Ey mocoso tranquilo si?" esta bien no era buena para hablar y no le había dicho mocoso con la intención de ser ruin, si no al contrario quería ayudarlo a tranquilizarse. "Venga no pasa nada si?" le dije mientras extendía mis brazos para que me abrazase. "Todo esta bien, todo esta bien" susurre al ver como el pequeño se aferraba a mi. Y fue cuando se escucho una fuerte explosión y mi primera reacción fue proteger al niño por lo que termine por hacernos caer al piso mientras yo lo abrazaba y mi cuerpo cubría el suyo. Estábamos bien, lo abrace de esa forma por un par de segundos para después levantarme y hacer que me mirase. "No tienes algún rasguño? Moreton? Algo? Todo completo? Pies, manos?" lo mire de arriba abajo para asegurar que estuviese bien.

Y al hacerlo lo tome de los hombros haciendo que me mirase "Voy a averiguar que ah pasado, no quiero que dejes este lugar me entiendes?" le dije mirando directamente "Cualquier cosa grita, me llamo Charlie" le dije intentando mantenerme lo mas calmada posible pero lo cierto es que yo también estaba asustada. El me dijo su nombre se llamaba Collin y lo tome como entendió lo que le había dicho. "No tardo Collin, ya sabes grita lo mas fuerte que puedas, pero no te muevas me lo prometes?" intente dedicarle una sonrisa para tranquilizarlo pero no creí haber sido muy exitosa después de dejarlo en aquel compartimiento me dedique a andar por los pasillos cuando de pronto sentí un brazo jalarme detrás de una pared y contra aquella persona la cual no logre ver bien. Lo único que salió de mi boca fue un ruido de protesta pero al darme cuenta que un pedazo del techo enorme estaba por caerme encima no pude suspirar con alivio para después ver con horror como es que bloqueaba aquella puerta donde se encontraba aquel pequeño. No pasaron ni los dos segundos para que escuchase su grito a lo que no pude evitar pelear con quien me estaba deteniendo. "Sueltame!" dije aun sin mirarlo mientras pataleaba un poco. "Tengo, tengo que ayudarlo" dije desperadamente y logrando zafarme y darme la media vuelta lo que no me esperaba era verlo a el. "Tu?" fue lo único que logre decir mientras lo miraba con la boca abierta.

Y los ojos en blanco, le hubiese gritado en ese instante si no fuese por el segundo grito de aquel pequeño a lo que volví a hacer el intento de acercarme hacia donde estaba y una vez mas el me tomo del brazo. "Dejame! voy ayudarlo, tan solo es una cría" le dije haciendo todo lo posible por alejarme de el. Una vez mas los gritos de aquel pequeño resonaban por el lugar, aun y cuando todo el tren estuviese gritando yo solo escuchaba mi nombre "Charlie, Charlie, Charlie" decía aquel niño y sin poder evitarlo mis ojos empezaron a humedecerse "No llores" me ordene mentalmente intentando calmarme. "Ayudalo por favor" Le pedí a Dorian en un susurro bastante suplicante esperando que me hiciese caso.
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Mensaje  ιzzy нale Jue Sep 13, 2012 2:19 am



Dorian Holzmann
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¿Cómo se retoma el hilo de toda una vida? ¿Cómo seguir adelante cuando en tu corazón empiezas a entender que no hay regreso posible, que hay cosas que el tiempo no puede enmendar, aquellas que hieren muy dentro, que dejan cicatriz? Lo cierto de aquellas palabras es que, llegué a creer que nunca me repondría de la partida de Siobhan… por mucho tiempo lamenté su decisión y el pensar en ella, detenerme a rememorar todos y cada uno de los momentos que pasamos juntos, era como supurar una herida que solo el tiempo ayudaría a cicatrizar. Por que al final todo lo que alguna vez sentí por ella no significó nada… que transformara su espíritu para dejarse cegar por ideales absurdos y sin sentido hizo que me diera cuenta del error que había cometido al creer que era diferente, que nuestro amor podría hacer la diferencia, pero todo resultó ser una equivocación… Dejar ir a Siobhan fue lo más duro que he hecho y desprenderme de cada uno de esos recuerdos lo complicaba aún más, por tratarse de la persona con la que deseabas envejecer y pasar el resto de tus días… Por esa razón, había tomado la decisión de guardar en el fondo de un viejo baúl todo lo que me recordara a Siobhan, sus fotografías, sus cartas, entre otras cosas. Vivir en el pasado no era la solución, por más inolvidable que este pueda ser… tenía que enterrar el pasado, todos esos viejos sentimientos y hallar la manera de continuar para no volver la mirada hacia atrás…

Habían transcurrido ya tres años y desde entonces no he hecho otra cosa que dedicarme a viajar por algunos pueblos mágicos de Europa con la intención de poder ampliar mis conocimientos en cuanto al estudio de las runas y de alguna forma colaborar. El dedicar parte de mi vida a la investigación era una de las cosas que más me gustaba hacer y… es que según mi padre, no podía negar que había heredado esa faceta de la abuela Bathsheba. No por nada el sombrero seleccionador consideró enviarme a la casa de Ravenclaw por ese aspecto tan peculiar, aunque finalmente optó por mandarme a Gryffindor por aquel innegable espíritu aventurero que alguna vez me caracterizó y que con el tiempo fue quedando en el olvido al ir madurando y poner en orden mis prioridades. Prácticamente ya no quedaba nada del chico que alguna vez fui y eso me hace pensar que la vida trabaja de una forma peculiar, la mayoría de las veces por las lecciones de vida que se esfuerza en hacerte aprender para que no vuelvas a caer en los mismos errores de los que tanto te lamentas…

Por eso he llegado a considerar que aquel encuentro inesperado con Charlotte durante el verano no fue una casualidad y que por una razón desconocida no pude evitar tener esa curiosidad y esa atracción al momento de conocerla; mi padre siempre me ha dicho que los Kendrick eran una familia de cuidado y que lo más recomendable era mantener nuestra distancia. “Mientras más lejos estemos de esa familia, mejor…” esas siempre eran sus palabras. No conocía personalmente a los Kendrick, pero por todo lo que me ha contado mi padre con respecto a ellos, no me queda la menor duda de que sus ideales son altamente valorados y por ningún motivo faltarían a sus principios. Mi familia era tachada por ser traidora a la sangre por no llevar los mismos ideales puristas que muchas familias. Y es quizás esa la razón por la que no le revelé a Charlotte mi apellido, para no causarle un mal momento que la incomodara al decirle quien era en realidad. Extrañamente, Charlotte había logrado despertar en mí una chispa que creí extinta y que no creía volver a sentir… algunos se preguntaran ¿cómo es posible que una chica a la que apenas conozco haya logrado volver a hacerme sentirme de esa manera? lo cierto es que, ni yo conocía la respuesta a esa pregunta… y lo peor de todo es que desde esa noche no he podido sacármela de la mente…

El ofrecimiento por parte del profesor Dumbledore para impartir la asignatura de Runas Antiguas en Hogwarts me tomó con tal sorpresa que, en un principio no supe que responder ante dicho ofrecimiento… Personalmente, consideraba un gran honor el hecho de que el profesor Dumbledore me tuviera en consideración para el puesto y lo cierto es que, uno de mis mayores deseos siempre fue volver al colegio en algún momento. Hogwarts fue como mi segundo hogar y tener la oportunidad de volver una vez más, era un pensamiento que te alegraba. Por esa razón, no pude negarme a aceptar el ofrecimiento… Albus Dumbledore era un hombre digno de admiración y de respeto y el que haya tenido la amabilidad de ofrecerme un empleo como profesor de Hogwarts, me hace estar agradecido con él…

Con cada minuto que transcurría la lluvia parecía intensificarse, una situación que siempre he encontrado curiosa y que aún después de todos estos años no ha cambiado. Los días lluviosos generalmente llenaban mi mente de recuerdos algunos de ellos alegres por todo lo que pasé y viví cuando fui estudiante, mientras que otros… no valían la pena recordar. Negué suavemente con una débil sonrisa, volviendo al retomar el hilo de mi lectura, cuando entonces el tren frenó bruscamente para mi desconcierto. Desvié la mirada hacia puerta del compartimiento, sin más que hacer cerré el libro para dejarlo encima del asiento y me levanté con decisión para saber que era lo que estaba ocurriendo. Muchos de los estudiantes que se encontraban en sus respectivos compartimientos salieron a los corredores con el desconcierto reflejado en sus rostros. Varios de ellos se acercaron a mí preguntándome con preocupación que era lo que estaba pasando, con tranquilidad les hice saber a los que se encontraban a mi alrededor que lo más seguro es que el paro se debía a una falla y que en cualquier momento el tren retomaría su trayecto. – Por favor, muchachos, vuelvan a sus compartimientos y alisten sus cosas. Ahora vuelvo. – les aseguré con calma y pidiéndoles con la mirada que estuvieran tranquilos. Justo estaba a punto de darme la media vuelta para ir a hablar con el maquinista, cuando una voz acerada impidió que me moviera y que me tensara inmediatamente… una niña de segundo año se acercó a mí en busca de protección y la abracé con toda la intención de infundirle seguridad. Segundos después se escuchó una fuerte explosión, ante la cual reaccioné inmediatamente protegiendo con mediante un escudo que se extendió rápidamente para proteger a los que se encontraban cerca. Mi corazón latía aceleradamente y en cuestión de segundos el caos se hizo presente… me volví hacia los muchachos para asegurarme que estuvieran bien. Teníamos que actuar rápidamente y sacar a los estudiantes cuanto antes. – Traten de conservar la calma. Síganme y no se separen – les pedí, mientras abría decididamente una de las puertas de emergencia del vagón y con cuidado fui ayudando a salir a los estudiantes que se encontraban conmigo. La lluvia y el viento hacían imposible la visibilidad, así que convoqué un patronus para enviar un mensaje de emergencia al colegio. Los miembros de la Orden contábamos con un medio eficaz de comunicación para casos de emergencias. Sin esperar respuesta, le pedí a los que se encontraban conmigo que formaran un círculo y se tomaran de las manos para una aparición conjunta y reaparecer en cuestión de segundos en la estación de Hogsmeade. – Hagrid, por favor hazte cargo de ellos – le pedí a la brevedad, en cuanto se acercó a nosotros. Y sin más me desaparecí para reaparecer en el mismo lugar en el que nos encontrábamos hace unos segundos. Con dificultad me abría paso en los corredores, dando indicaciones a los muchachos para que conservaran la calma y deteniéndome para ayudar a los que se encontraban heridos y para después indicarles donde se encontraba una de las salidas. Alcé la mirada cuando me percaté de que el techo de un compartimiento estaba a punto de desquebrajarse, lo que me hizo movilizarme rápidamente para tirar del brazo de una joven que no pude ver al encontrarse de espaldas y protegerla pegándonos a la pared. Sus protestas se fueron apagando y dejó de forcejar cuando ella misma se percató de lo que acababa de ocurrir, sin embargo los gritos de ayuda de un niño atrapado, me alarmaron más aún cuando escuché el nombre que gritaba con desesperación. ¿Acaso era posible que…? La pregunta dentro de mis pensamientos quedó a medias cuando escuché su voz… mi respiración se volvió lenta y complicada cuando reconocí a la chica que ferozmente luchaba y pataleaba para que la soltara. – Tranquilízate, por favor… – le pedí con aprensión, intentando por todos los medios hacer que se tranquilizara. Hasta ese momento no había sido capaz de decir ni una sola palabra, al tratar de retenerla, pero al zafarse de mi agarre, no pude evitar caer en la tentación de observar esos ojos una vez más. La expresión en su rostro me hizo darme cuenta de que no esperaba que fuese yo la persona que luchaba por retenerla. La miré en silencio y fue entonces que una vez más los gritos de ayuda de ese niño me embargaron con la angustia y la preocupación cuando Charlotte trató de acercarse y por segunda vez se lo impedí, tomándola del brazo. – No, Charlotte… tú no… – pedí en un nuevo intento por contenerla. Cerré mis ojos por un breve segundo, notando una fuerte opresión en el pecho que se intensificó al escuchar los gritos desesperados de aquel pequeño y los ojos de Charlotte humedecidos a causa de las lágrimas que luchaba por contener. – Lo que tienes que hacer es salir de aquí cuanto antes ¿me has entendido? – le advertí con una mirada que no hiciera nada y obedeciera, mientras me acercaba con cuidado al punto en donde el techo había colapsado y había bloqueado la puerta. Tosí con fuerza a causa del humo que se propagaba y con constantes movimientos de mi varita con cuidado fui moviendo los escombros para poder abrirme paso, pero al sentir a Charlotte a mi lado, le impedí que continuara. – Todo va a estar bien, te prometo que él va a estar bien, pero tienes que irte, no puedes estar aquí, es peligroso… – le dije en un intento por hacerla entrar en razón.
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