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Mensaje  ιzzy нale Dom Jul 28, 2013 12:25 am

Liam Burke
William Theodore Burke
Paris 2012

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Paris 2012

No podía creer que ya estaba en el segundo semestre de medicina, parecía que fuera sido ayer que había comenzado mi carrera. Ya tenía 6 meses viviendo en Paris, y aun asi sentía que como si fuera el primer día. Cada dia era más sorprendente que el otro y a pesar de que Paris era mi nuevo hogar me sentía como un extraño. Pero no podía quejarme, estaba finalmente sintiéndome libre. Parecía mentira a pesar de que tenía más responsabilidades ahora mas que cuando estaba en Rockland, me sentía mas libre y menos estresado que cuando estaba bajo el poder de mi padre. Mi vida en Paris junto a Teddy eran los días que había estado esperando por mucho tiempo. Mi pequeño Teddy era la razón de mi vida y la razón por lo que había dejado mi casa y por fin rebelarme contra mi padre. Toda persona que oia mi historia decía que estaba loco por haber dejado mi casa, ya que decía que mataría a mi padre de un infarto, pero sino me iba terminaría dándome un infarto a mi, y la verdad no quería que Teddy fuera huérfano de ambas partes.

Eso me hizo pensar en Georgina, el dia que nació Teddy, perdió tanta sangre que murió antes de poder ver a Theodore. Mire a mi pequeño en mis brazos, pensando de que no tendría una figura materna, que que haría cuando me pregunte “¿dónde esta mama?” Sus ojos enormes y marrones me miraron y sonreí mientras él me sonreía también. Teddy ya tenía 9 meses, asi que ya gateaba y estaba comenzando a caminar. Cada vez que lo veía no podía evitar pensar que el era la razón por la que finalmente era feliz. Muchas veces me preguntaba que iba hacer cuando esta criatura llegara mientras Georgina me gritaba por no haberle comprado lo que necesitaba. Teddy era un bebe muy bien portado, nunca hacia berrinches a menos que tuviera hambre o tuviera que cambiarle el pañal. Lo cual hacia mas fácil el hecho de ser padre soltero. No iba decir que era fácil, porque el hecho de que estudiara medicina y que era padre soltero era bastante complicado porque mi carrera necesitaba mucha atención y un bebe necesitaba mucha atención también. Por suerte podía  tenerlo en una guardería mientras iba a clases y una amiga me ayudaba a cuidarlo en caso que necesitara hacer algo de repente.

Georg estaba en Nueva York, pero ya había venido dos veces a visitarme desde que me había mudado a Paris. Estaba feliz de que estuviera en Nueva York con Yukki haciendo clases en Julliard, aunque no era una mentira que cada vez que hablábamos le decía que era un idiota porque aun ni siquiera le había dado un beso y mucho menos decirle que quería estar con ella. Mi mejor amigo estaba locamente enamorado de esta chica desde hacía bastante tiempo y no hacía nada. Por supuesto sabía que Georg seguía en contacto con Izzie, pero este nunca la mencionaba, lo cual no sabía si era bueno o malo. Sabía que no tenía caso en pensar en ella, pero no podía evitar hacerlo de vez en cuando.

Esta semana la tenia de vacaciones de la universidad, lo cual me encantaba ya que podía prestarle toda mi atención a Teddy, eso era algo que me encantaba. Había decidido llevarlo a un parque  para que tomara aire fresco. Caminábamos atreves de un parque que estaba cerca de una panadería donde quería ir a comprar algo de comida para esta noche. Paris estaba hermosa en esta época del anoo no provocaba estar encerrado en el apartamento para nada. –Mira Ted, un perrito- le dije mientras señalaba a unos niños que jugaban con su perro. Mi pequeño volteo tan inteligente volteo y me miro nuevamente a mi sorprendido y curioso. Me acerque para que este las viera más de cerca. Su cara de curiosidad era tan hermosa que debía recordar de traer mi cámara cada vez que salía para recordar estos momentos para siempre. Mire el resto del parque y una figura que conocía caminaba despistada por el parque como yo. Mire a la hermosa chica como si fuera la primera vez que la veía, y como su belleza me anonado. No era la primera vez que veía a  esa chica y no era la primera vez que su belleza me anonadaba. Me quede mirándola como un idiota y parecía que el mundo había desaparecido alrededor de mí. Tenía tanto tiempo sin verla sin saber nada de ella que mi corazón comenzó a latir como cuando la conocí. De pronto me di cuenta de que ella me había reconocido también, y me quede estático por un segundo, pero Teddy comenzó a moverse y eso hizo que partiera nuestra mirada. Mire a mi pequeño quien pedía atención y luego la mire a ella quien seguía mirándome. Decidí caminar hacia ella, no podía dejarla pasar solo asi, sin decir nada sin poder saber cómo estaba, o que hacía, necesitaba hablarle. Comencé a caminar hasta que llego un punto donde estábamos frente a frente después de hace un tiempo. –Hola- ¿en serio solo dije eso?, me dije a mi mismo mientras me criticaba. Tanto tiempo y le decía hola- tanto tiempo, Isobel- dije sonriendo como si fuera este mi día de navidad y santa Claus me hubiera traído el mejor regalo del mismo. Vi como esta desvió su mirada Teddy y sonreí de manera inusual- ammm… Este es Theodore- presente. Mi corazón comenzó a latir como loco, nunca pensé que Teddy iba a llegar a conocer a quien fue el amor de mi vida.
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Mensaje  ιzzy нale Dom Jul 28, 2013 12:31 am




Isobel Bessette
as: Isobel Marion Bessette Fountaine
● París, Francia » Verano de 2012
[ Está con Liam Burke
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Si hay algo que he aprendido en este tiempo es que la vida está llena de lecciones que debemos aprender. Que toma mucho tiempo llegar a ser la persona que deseas ser. Que es más fácil reaccionar que pensar. Que podemos hacer muchas más cosas de las que creemos que podemos hacer. Que no importan nuestras circunstancias, lo importante es como interpretamos nuestras circunstancias. Que dos personas pueden observar la misma cosa, y ver algo totalmente diferente. Que podemos escribir o hablar de nuestros sentimientos, para aliviar mucho dolor. Que la madurez tiene que ver más con la experiencia que hemos vivido, y no tanto con los años que hemos cumplido. Que hay dos días de cada semana por los que no debemos preocuparnos: ayer y mañana. El único momento valioso es ahora. Que no debo competir contra lo mejor de otros, sino competir con lo mejor de mí. Que puedo hacer algo por impulso y arrepentirme el resto de mi vida. Que no importa si el corazón está herido, el mundo sigue girando y aún cuando te sientas tentado volver la mirada hacia atrás con la duda de lo que pudo ser y no será… debes recordarte seguir adelante con tu vida, no solo por tu bienestar… si no por el bien de las personas que están a tu alrededor y que forman parte de tú vida a las que, sin proponertelo terminas arrastrando contigo al pozo en el que te has sumergido.

Vivir con miedo no era la solución, pero al tratarse de algo tan serio como lo que sucedió en Konstanz sientes como si… de la noche a la mañana tus peores temores se hicieran realidad, es en ese momento cuando el miedo se apodera de ti al pensar que algo pueda sucederle a las personas que más quieres en esta vida al ver con tus propios ojos la cantidad de personas que día con día fallecían. Aún en sueños no podía evitar despertarme todas las noches en plena madrugada con el corazón desbocado a causa de las pesadillas que me impedían conciliar el sueño. Frecuentemente me mantenía en comunicación con Yukki y con Georg para no perder contacto con ninguno de los dos. Sabía perfectamente que Georg había estado bajo demasiada presión en los últimos meses… y aunque en una ocasión estuve tentada en decirle a Yukki que viniera a vivirse por un tiempo a París conmigo, no me atreví siquiera a pedírselo para no empañar su alegría; siempre que hablábamos por teléfono Yukki sonaba tan feliz que su alegría se convertía en la mía, y nada me hacia tan feliz que oírla llena de ilusión. La extrañaba demasiado, si, y me hubiera hecho muy feliz que viviera a vivirse conmigo, pero Georg era quien mas la necesitaba.  

La relación fracturada que una vez existió entre Paris y yo había quedado atrás. Mi hermana era lo mas importante para mi y no podía enfadarme con ella para siempre, la necesitaba. Con el tiempo, llegué entender y comprender los motivos que tuvo al haber actuado de la forma en que lo hizo, y aunque me había negado a escucharla en un principio, entendí que ambas habíamos actuado de la forma incorrecta. En especial yo… por haberle dado la espalda a Paris cuando más me necesitaba y desconocerla por completo. Sin querer en ese lapso me volví una persona egoísta con mi propia hermana, con la persona que mas quiero al haberme negado a escuchar sus razones y al no dirigirle la palabra en meses. En ese entonces, Paris y yo pasábamos por un momento difícil, y por más que me negaba a reconocerlo abiertamente necesitaba a mi hermana más que nunca. Deseaba olvidar y que todo volviera a ser como antes, pero mi orgullo me impedía perdonar y olvidar. Hubo días en los que me miraba al espejo y no era capaz de distinguir mi propio reflejo. La decepción y el dolor son capaces de transformar radicalmente tu vida logrando que te conviertas en una persona muy diferente a la que alguna vez creíste conocer. Las heridas del corazón eran demasiado profundas como para sanar… y lo peor de todo es que, aún cuando el tiempo te ayuda a sanar y cicatrizar las heridas por dentro, estas siempre estarán ahí. Llegué a creer que encerrarme en mi propio dolor era la única salida que tenía, pero me equivoqué... y esa fue una lección que aprendí a la mala. Amar a una persona que no puedes tener puede convertirse en una carga demasiado pesada. Pero ya todo había quedado atrás… los malos momentos ahora eran parte del pasado. Una vez que logras salir de aquel agujero tan profundo que parecía no tener fin y del que mientras más luchas al intentar salir más te hundes como si se trataran de arenas movedizas. Logras entender que tu mayor motivación en esta vida es tu familia y tus amigos, lo único que tienes que hacer es volver la mirada hacia un lado y percatarte de que, siempre han estado ahí a tu lado… dispuestos a ayudarte cuando más lo necesitas. Por alguna extra razón, tenía la sensación de salir a la superficie tras un largo periodo de letargo. Con ayuda había logrado salir adelante y retomado uno de mis más grandes sueños en la vida: dedicarme al teatro y al ballet. Aferrarme a la más grande ilusión que he tenido desde que era niña, me llenaba de alegría y de ganas de vivir mi propia vida, de salir adelante. Luego de haber tomado la decisión de dejar Julliard para volver a Konstanz una vez más… la directora me dejó en claro que las puertas de la escuela siempre estarían abiertas si mi deseo era volver algún día. En Julliard había conocido a personas maravillosas que, sin importar la decisión que tomara me recibirían con los brazos abiertos, algo que nunca sabré como agradecerles. Por un instante, me planteé la posibilidad de regresar a Nueva York, pero en esta ocasión, decidí que lo mejor era quedarme en París. Necesitaba retomar el hilo de mi vida para poder continuar, pero por sobre todo necesitaba encontrarme a mí misma… Es por esa razón que al final opté por matricularme en la Universidad de Bellas Artes de París. Dentro de un estudio de ballet y arriba de un escenario podía ser yo misma, y eso me hacía inmensamente feliz, por que de alguna manera me ayudaba a liberar mis emociones y a desahogarme. Había dejado de ser la chica insegura y poco a poco había logrado volver a ser la persona que alguna vez fui… pero aún cuando tenía una nueva alegría, una nueva ilusión, sentía que algo me faltaba… aquel vacío que jamás podría volver a llenarse.

El mundo de color en el que ahora vivía era gris. Rara era la ocasión en que los colores se vislumbraban en mi mundo, por que a diferencia de antes, los colores que ahora persistían eran tristes y opacos y por extraño que parezca… me costaba trabajo distinguirlos. A pesar de que en la Universidad había hecho nuevos amigos, y adoraba pasar tiempo con ellos, no podía evitar extrañar ver a Yukki y a Paris todos los días. – ¿Segura que no quieres que te acompañe hasta tu casa, Izzie? – Una vez más sonreí y me negué gentilmente ante el último intento esperanzado de François de acompañarme hasta la puerta de mi casa. – No, Frank… así estoy bien, lo digo enserio. Además, tengo que pasar a recoger unos libros que encargué a la librería. Nos vemos mañana, ¿si? – Me despedí de él con un amistoso beso en la mejilla, y sin nada más que decirle, me di la media vuelta para echarme a caminar en silencio. Ya había perdido la cuenta de las veces que he rechazado el ofrecimiento de François, y la situación cada vez se volvía más bochornosa, sobretodo después de que él mismo me hablara de sus sentimientos. François era demasiado lindo y atento, le había tomado mucho cariño, como amigos claro, y la verdad es que no sé si sea capaz de aceptarlo. ¿Debería acceder a tener una cita con él? Solo el tiempo lo dirá. Como de costumbre, todas las tardes solía atravesar el parque para cortar camino e ir a casa. Era una tarde verdaderamente hermosa como para desaprovecharla y cada fibra de mi cuerpo rogaba en que buscara un sitio cómodo y reconfortable en donde relajarme después de un largo y cansado día. Sin embargo, algo ocurrió… algo que nunca creí que sucedería y que solo en mi sueños pasaba. Ahí estaba él… a solo unos metros de distancia, fue como si de pronto el tiempo se hubiese detenido, como si nada existiera a mí alrededor, solo él y yo, nadie más, solo nosotros. Por un instante creí que se trataba de un sueño… de una hermosa ilusión de la que deseaba no despertar nunca. Deseaba… quedarme ahí y contemplarlo hasta que me salieran raíces en las plantas de los pies. Nada habría logrado que apartara la mirada de la claridad azulada de sus ojos, esa mirada que me era imposible olvidar y que veía con frecuencia en mis sueños. La forma en que mi corazón volvía a latir al escuchar su voz después de tanto tiempo… sencillamente me dejó aturdida, sin palabras. No podía creer que estuviera aquí. Nunca creí volver estar frente a frente con quien alguna vez fue mi mas grande amor. – Hola Will – Ha pasado tanto tiempo desde que dejé de llamarlo de aquella forma que, mi corazón no pudo evitar dar un vuelco al pronunciar su nombre, lo cual me lleno de nostalgia ante esos viejos recuerdos. – Es verdad…. ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez. – Inesperadamente sonreí fugazmente como quien sonríe al reencontrarse con un viejo amigo que no ha visto en mucho tiempo. Al desviar brevemente la mirada de sus ojos, un extraño sentimiento en mi pecho se apodero de mí al ver al pequeño bebito que descansaba cómodamente en sus brazos. La sensación era tan difícil de explicar que, me tomó desprevenida. Aquel hermoso bebé debía ser nada menos que su hijo… era tan parecido a él que no podía ser de ninguna otra forma. Honestamente no tenía palabras para describir lo que internamente sentía al verlo sosteniendo entre sus brazos a su hijo. Con cuidado tomé su manita entre la mía acariciándola suavemente con el pulgar, mi mirada hizo contacto con los enormes ojitos de un bello matiz castaño, los cuales me miraban con ligera curiosidad. Era natural que para él fuese una desconocida, y no era para menos. – Es un placer conocerte, Teddy. – Suavemente mis labios se curvaron en una delicada y tierna sonrisa. Su manita era tan pequeña y frágil que cabía en la palma de mi mano. – Es… idéntico a ti – susurré en voz perfectamente clara, observando como Teddy sostenía unos de mis dedos con su frágil manita. Si es verdad que esto no es ningún sueño y que Will esta aqui, eso debía significar que… su esposa también debía de estar por aqui en algún lado y que ahora eran… una familia. Extrañamente aquel pensamiento me hizo sentir feliz y triste al mismo tiempo.  
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