[ # ] Isobel Dagworth

**ιzzy нale** Vie Abr 19, 2013 1:29 am

Benjamin Carstairs

Benjamin James Carstairs Gray
24 años ✳Ex - Gryffindor ✳ Rompe Maldiciones en Gringotts & Animago Registrado ✳ Sangre Impura
Esta Con: Isobel Carstairs, en casa

Aun me era un poco difícil asimilar el echo de que fuese adulto si entendía habían pasado ya muchos años pero no me acostumbraba a la sensación de ser la cabeza de un hogar aun y cuando me sintiera plenamente realizado después de todo estaba casado con la mujer de mi vida y estábamos empezando nuestra familia juntos. Isobel para mi representaba lo mas importante que tenia y fue así desde el momento en que la vi por primera vez en el Expreso. A pesar de que nuestro encuentro no fue uno bueno, fue desde ahí que yo quede flechado con ella. Aunque claramente no me di cuenta hasta mucho tiempo después al preguntarme el porque intentaba de todo para llamar su atención y mientras si conseguí tener la atención de una que otra chica, jamas me importo todo aquello no es que fuera un completo capullo, o bueno puede que durante mis tiempos en Hogwarts hubiese sido un imbécil con la cabeza llena de aire.

Lo cual le era difícil creer para las personas que me conocían recientemente y mi respuesta siempre era la siguiente "Todo el mundo cambia" y lo cierto es que yo empece a cambiar el momento que la conocí a ella. tal vez era estúpido por pensar de esa forma pero no me avergonzaba en lo absoluto en admitir que Isobel le daba sentido a mi vida era por ella que me levantaba todas las mañanas con una sonrisa y con ganas de salir adelante. Porque ella me inspiraba en muchos sentidos y me emocionaba pensar que aun nos quedaba toda una vida juntos. Claramente no todo puede ser color de rosa y no podemos estar flotando en nubes de algodón todo el tiempo y el que sus padres aun no me aceptaran era algo que me preocupaba por mas que ella me dijera que no era importante yo sabia que de cierta forma si lo era. Después de todo a mi me hubiese partido el alma que mis padres no la aceptaran a ella.

Pero quien en su sano juicio despreciara a Isobel? Ella era perfecta por lo menos lo era para mi. Jamas pensé ser aquel hombre el que se enamora perdidamente y hace todo por complacer a la mujer que ama pero sin embargo aquí estaba con ella, y lo estuve desde el momento en que la vi. El trabajo últimamente había estado algo lento por lo menos para mi ya que realmente estaba haciendo mas cosas en la oficina que otra cosa porque quería estar al pendiente del embarazo de mi esposa. Aunque tenia que admitir pasar tanto tiempo con los duendes en Gringotts era un poco amargoso ya que eran las criaturas menos amigables en el mundo mágico pero todo por el trabajo el cual disfrutaba y se me daba bastante bien.

Suspire un poco mientras abría la puerta de nuestra casa para después cerrarla al entrar y girarme para encontrarme con mi esposa quien estaba de pie a lo que no pude evitar sonreír un poco. Ella jamas fue alguien que se tomaba el descanso enserio, era casi imposible mantenerla quieta. "Cariño debes estar en cama" le dije mientras la rodeaba con mis brazos y besaba su cuello cariñosamente para después rozar mi nariz con su cuello delicadamente. "Así que a la cama, dime lo que quieres y yo te lo llevo" le estaba dando una orden aunque nunca me atrevería a hablarle en un tono que no fuese de respeto por lo tanto era mas como un si me dejas hacerlo.

**ιzzy нale** Sáb Abr 20, 2013 10:24 pm

Isobel Carstairs
as: Isobel Hippolyta Dagworth Twycross
● 24 años # Ex Miembro de la Casa de Gryffindor
# Sanadora # Animaga Registrada (Gato Atigrado) » Sangre Pura
[ Está con Ben Carstairs ;; En casa ]

¿Quién hubiera pensado que acabaría enamorándome del chico con la sonrisa encantadora y hermosos ojos zafiro? Cualquiera que nos hubiera visto, o, conocido durante nuestra época estudiantil, difícilmente habría creído que Benjamín Carstairs y yo terminaríamos por jurarnos eterno amor el uno al otro y uniendo nuestras vidas para siempre. En el instante en que nuestras miradas se cruzaron aquel primero de septiembre, algo cambio dentro de mí; el problema es que me tomo mucho más tiempo del que creí reconocer y darme cuenta que estaba profundamente enamorada del chico que solo se la pasaba acosándome y siguiéndome a todos lados solo para rogarme a que aceptara salir con él. Faltarían dedos para contar todas aquellas veces en las que lo rechacé en la soledad de los pasillos y le dejé claro que nunca seria una chica más del montón. Benjamín estaba acostumbrado a rodearse de mujeres que se rieran de cada chiste, bobada que decía, y no voy a negar que durante mucho tiempo me resultó molesto tener que escuchar a mis compañeras decir que tan ‘encantador’ y ‘atento’ era con las mujeres; si hay algo que nunca le faltó fueron mujeres que suspiraran y murieran por él. La insistencia de Ben me dejó claro que solo buscaba añadirme a su lista de conquistas, y eso era algo que no estaba dispuesta a permitir. ‘¿Qué le ven a ese cabeza dura?’ Era lo que yo me preguntaba una y otra vez con la esperanza de ver más allá de la sonrisa encantadora, la cual era capaz de poner de rodillas a las chicas, y que, por orgullo y dignidad, impedía que diera mi brazo a torcer para no caer rendida a sus encantos. Duramente mucho tiempo, me dediqué a ver lo peor en él, no tuve reparo en criticarlo y decirle a la cara lo que pensaba de él; pero no fue hasta nuestro ultimo año en el Colegio cuando me di cuenta de que… a pesar de nuestras discusiones, de mis malos tratos, de mis desplantes que, no había momento del día en el que no pensara en él. Revelación que en un principio me desconcertó y me negué a dar crédito… ¿Era posible que ocupara la mayor la parte de mis pensamientos? Sin embargo…. todo cambio una mañana, poco antes de que diera inicio el partido entre Gryffindor y Slytherin. El recuerdo de esa discusión me hizo sentir remordimiento y culpa por lo que había deseado. ¿Cómo pude decirle que deseaba que se cayera de la escoba? Dios, lo peor de todo fue que… mi deseo se hizo realidad cuando Gastón – un antiguo novio – le arrebató el bate a uno de los golpeadores del equipo de Slytherin y golpeó fuertemente una bludger para desviarla y que le diera directo a Benjamín en la cabeza, ocasionando que cayera de veinte metros de altura. Verlo caer desde esa altura, me hizo pensar lo peor… pero un ‘Aresto Momentum’ por parte de la antigua directora, Minerva McGongall, bastó para amortiguar la caída y salvarle la vida a Benjamín. La opresión y la angustia en mi pecho hicieron que dejara de lado mi orgullo… nunca antes había llorado enfrente de él, pero verlo en ese estado tan critico me hizo pensar que jamás volvería a ver su hermosa mirada, ni volvería a escuchar su jovial risa. Temía que Ben no despertara por causa de la fractura que cráneo que había sufrido en la cabeza; recuerdo que tomé su mano entre la mía… y le supliqué entre sollozos que me perdonara por desear que se cayera de la escoba, que todo era mi culpa, y que nunca quise que saliera lastimado. Tenia tanto miedo de perderlo que me aferré a Ben, y lloré a lagrima tendida sobre su pecho, en esos momentos de desesperación le confesé que lo quería… tanto que me dolía el corazón hasta que escuché su voz pronunciando mi nombre... por un instante creí que se trataba de una alucinación, de un sueño, pero cuando por fin abrió sus ojos y me volteó a ver con esa sonrisa tan característica de él, gentilmente lleve su mano hasta mi mejilla para acariciarla, y le devolví trabajosamente la sonrisa, pues no dejaba de llorar, aunque en esa ocasión fueron lagrimas de alegría.

A partir de ese día, jamás nos separamos… lo amaba tanto como él me amaba a mí que era imposible seguir reprimiendo esos fuertes e intensos sentimientos hacia Ben; y justo dos años después de graduarnos, nos casamos en una bella y discreta ceremonia en los hermosos campos de Escocia. Pero aunque me gustaría decir que era inmensamente feliz a lado del hombre que amo y siempre amaré, me dolía profundamente que mis padres no aceptaran a Ben. A pesar de que mis padres eran buenas personas, los prejuicios sobre la sangre eran más fuertes que cualquier otra cosa. Ellos deseaban que me casara con alguien de mi clase… su deseo siempre fue que me comprometiera con Gastón, mi antiguo novio, y formáramos un lindo y respetable matrimonio. Pero lo cierto es que… nunca quise a Gastón; le tenía un sincero cariño, pero mi corazón había elegido a Ben. Él era el hombre de mi vida, era mi pilar, mi fuerza… a su lado había encontrado la felicidad que tanto anhelaba y con la que siempre soñé. Siempre he estado en contra de los prejuicios, amaba a Ben con toda mi alma… y por ningún motivo podría alejarme de él. Desearía que mis padres pudieran entender que con Ben… era intensamente feliz, pero difícilmente eran capaces de aceptarlo. La forma en que lo criticaban tanto a él como a su familia… me hería hasta lo mas profundo de mi ser, por que aunque amaba a mis padres con todo mi corazón, Ben era mi esposo… y deseaba que pudiéramos convivir en santa paz, sin discusiones, sin silencios incómodos. ‘No puedo creer que ese… hombre, te tenga viviendo en esta pocilga, cariño. Tú, una Dagworth, de linaje ancestral, acostumbrada a tener siempre lo mejor, acostumbrada una vida de riquezas y de poderío… viviendo como una marginada, como si fueras una de ellos. Es imperdonable. No quiero pensar en lo que dirían tus abuelos si te vieran en esta vergonzosa y lamentable situación’. Era lo que mi madre solía decir despreciativamente cada vez que me visitaba, inspeccionando cada rincón de nuestra casa, con la mirada y con una mueca de desagrado en el rostro. Delante de mi madre, me esforzaba por ser fuerte y no demostrar cuanto me dolían sus palabras, pero mi fortaleza tenía un límite… y temía que llegara el día en que los muros de mi fortaleza se derrumbaran. Aunque, Ben y yo soñábamos con la idea de tener un bebé, y escuchar su melodiosa y hermosa risa; pero el estrés y la presión a la que estaba sometida desde hace tiempo con la desaprobación de mis padres, me hizo pensar que nunca tendría la dicha de convertirme en madre. Pero hace tres meses… todo cambio. La noticia de que dentro de unos meses Ben y yo seriamos padres lleno mi corazón de ilusión y de una inmensa alegría. ‘Por la barba de Merlín… ¡seremos padres, Ben! ¡¿Puedes creerlo?!’ exclamaba una y otra vez con los ojos llenos de lágrimas, mientras abrazaba fuertemente a Ben y lo llenaba de besos por toda la cara, a causa de aquella hermosa ilusión.

Mis padres estaban tan emocionados con la llegada de su primer nieto o nieta que la expresión en sus rostros dejaba en evidencia la ilusión que les provocaba saber que dentro de unos meses se convertirían en abuelos. Pero la insistencia al pedirme que me fuera a vivir con ellos a la Mansión Dagworth, era… el colmo. ¿Cómo pueden pedirme que deje mi hogar? ¿Qué deje a mi esposo? Mi lugar estaba a lado de Ben, y sin importar cuanto me rogaran, cuanto me suplicaran, no cedería a tal cosa. ‘Piénsalo, hija. En la mansión estarán mucho más cómodos que en este… sitio. Tu madre y yo estaríamos al pendiente de ti y nuestro nieto (a). Si vieras la habitación que le hemos preparado a nuestro nieto, cariño, la amarías. No les faltaría nada, y lo sabes. En cambio, aquí… ¿crees que este… lugar, sea el mas favorable para que vivan tu y nuestro nieto (a)? ¿No te gustaría que este pequeño o pequeña que llevas en tu vientre crezca y corra alegremente en los extensos campos que rodean a la Mansión, tal y como tú lo hiciste, cariño? Esta no es la vida que esperaba para ti, ni para mi nieto (a). La Mansión Dagworth siempre será tu hogar y lo sabes. Por favor, piénsalo, no es necesario que nos des una respuesta ahora. Y por sobre todo, nunca olvides que si te digo esto… es por que eres mi hija y solo me preocupa tu bienestar y el de mi nieto (a)’. Suspiré profundamente, al recordar las palabras de mi padre, durante su breve visita esta mañana. Pero mi decisión ya estaba tomada, no hay nada que pensar. ‘Crecerás aquí… mi pequeño angelito. A lado de nosotros, te lo prometo…’ pensé con ternura, al pasar cariñosamente una mano sobre mi abultada pancita que ya empezaba a notarse. Últimamente me sentía tan… abrumada y cansada que dormía mucho más de lo adecuado, la fatiga y el cansancio eran síntomas normales durante el embarazo, al igual que las náuseas, los mareos y los antojos. Comía tanto que incluso parecía que llevaba días sin probar bocado, aunque claramente ese no era el caso. Hoy, al ser mi día de descanso, no hubo necesidad de que me presentara a trabajar en San Mungo. Era una suerte que mis descansos cayeran en viernes, ya que así… Ben y yo teníamos, un poco de más tiempo para estar juntos, al menos durante el fin de semana, y siempre y cuando no surgiera un viaje de trabajo. He de admitir que la petición de mis padres no era lo único que me tenía… preocupada y con la mente en otro lugar. Dentro de poco se celebraría el cumpleaños de mi padre, y, mi madre estaba organizando una gran celebración a la que asistirían importantes funcionarios del Ministerio y las amistades más allegadas a mis padres. Esperaba hablar del tema con Ben, durante la hora del té… pero a juzgar por la demora, nuestra charla se prolongaría hasta la hora de la cena. Así que me dispuse a recoger los platos y las tazas con un suave movimiento de mi varita, provocando que volaran hacia el fregadero y empezaran a lavarse por si solos. Justo estaba guardando la tarta de manzana en el refrigerador, cuando escuché que la puerta que daba para la calle y nuestro pequeño jardín, se abría y se cerraba, al tiempo que Ben, entraba. Por lo que una sonrisa iluminó mi rostro, al oír su voz… ocasionando que me sintiera reconfortada por la familiar sensación cálida de sus brazos al estrecharme de espaldas contra su pecho, y un ligero cosquilleo recorrió mi espalda, orillándome a ladear ligeramente el cuello al sentir sus labios en mi piel, y su suave y acompasada respiración. – Ben, no es necesario que nos malcríes de esta forma… – le dije en un tono divertido, disfrutando de la sensación que me provocaba tenerlo cerca. Mis ojos se fueron cerrando, al sentirme segura entre sus brazos, pero al recordar que estábamos en la cocina… reaccioné, solo para darme delicadamente la media vuelta, y sin separarme de sus brazos. A su lado, me sentía segura, y no había nada que me hiciera mas feliz que saber que este hermoso angelito era fruto de nuestro amor. – Ni siquiera lo intentes, cariño… – advertí, juguetonamente, con una sonrisa en los labios, y con las manos en su pecho, al darme cuenta de lo que intentaba, por lo que la firmeza se vio reflejada en mi mirada. Sé que muy bien cuanto se preocupa por nosotros… pero mandarme a la cama cuando he estado durmiendo casi todo el día, ya era demasiado. Suspiré débilmente. – He estado todo el día en cama, Ben. Nos vamos a malacostumbrar y luego no vamos a querer hacer otra cosa que invernar como osos… – le dije suavemente, permitiendo que una de mis manos viajara hasta tu mejilla, para acariciarla con ternura. – No te preocupes por nosotros, ¿si? – le pedí con la mirada fija en sus hermosos ojos. ‘¿Me pregunto si nuestro pequeño angelito heredara los ojos de su padre?’ pensé con una sonrisa visible, en lo que recorría su rostro con la mirada, como si silenciosamente lo estuviera acariciando. – A todo esto… ¿y mi beso, Sr. Carstairs? ¿Dónde están sus modales? – le pregunté fingiendo sentirme ofendida por ese detalle, cuando mis manos viajaron hasta su cuello para rodearlo cariñosamente, y la sonrisa en mi rostro me delató completamente.

**ιzzy нale** Vie Abr 26, 2013 12:27 am

Isobel Carstairs
as: Isobel Hippolyta Dagworth Twycross
● 24 años # Ex Miembro de la Casa de Gryffindor
# Sanadora # Animaga Registrada (Gato Atigrado) » Sangre Pura
[ Está con Ben Carstairs ;; En casa ]

Con la situación que se estaba viviendo actualmente, era normal que más de uno se viera abrumado con todo lo que estaba sucediendo a nuestro alrededor… y más aún con toda esa ola de asesinatos y desapariciones a lo largo del país. Mi padre siempre se ha caracterizado por ser un hombre sensato, pero últimamente el peso de las preocupaciones lo tenían tan agobiado que temía por su salud… y lo cierto es que, hasta a mí me extraño ver que contara los días para el 1º de septiembre. Si… mi padre, así como muchos, creía que Hogwarts era el sitio más seguro de todo el mundo y la verdad es que en ese aspecto coincidía notoriamente con él. Hogwarts era como un segundo hogar y la idea de volver una vez más era un pensamiento que me alegraba inmensamente. Pero aunque mi padre trataba de ocultar sus sentimientos, a mí no me engañaba… Ava y yo lo conocíamos perfectamente para asegurar que detrás de espera, estaba oculto aquel sentimiento de preocupación. Desgraciadamente, papá era excesivamente sobre protector y debo decir que lo comprendía… sobre todo por que sé y entiendo lo difícil que fue para él tomar el papel de padre y madre, a raíz de la ausencia de mi madre. Desde que tengo uso de razón, hemos sido él y yo contra el mundo y nada me haría cambiar todos aquellos momentos que hemos vivido y compartido juntos como una familia. Y más ahora que Ava era un miembro más de nuestra familia, nada podría hacerme más feliz…

Desde que era una niña he visto en Ava a una gran amiga y hasta aprendí a verla y quererla como a la madre que nunca tuve… y el que ella y papá finalmente se hubieran decidido a dar el siguiente paso fue un hecho que me hizo dar gracias al cielo por que ya se estaban tardando. Ava era compañera de mi padre en el Departamento de Aplicación de la Ley Mágica y no era de extrañarse que con los años terminaran enamorándose... Después de todo, papá merecía una segunda oportunidad para ser feliz y sé que a lado de Ava su felicidad será aún mayor. Por que aún cuando él siempre me ha dicho que soy su mayor alegría y su mayor felicidad… deseaba que mi padre fuera aún más feliz y… por que en el fondo lo que más quería es que no estuviera solo. Que Ava fuera una constante presencia en nuestra casa durante todos estos años… no la hizo precipitarse a tomar una decisión errónea por más que quisiera a papá… dejaron que las cosas fluyeran con calma y vaya que la espera valió la pena. A finales de junio cumplieron un año de casados y para celebrar su primer aniversario se me ocurrió obsequiarles dos boletos para el Andén 7½ de donde parte el Orient Express, un tren que visita los principales pueblos mágicos de la Europa continental. Se trataba de un viaje que ambos necesitaban… y aunque papá me suplicó más de una vez que me fuera viaje con ellos, no accedí acompañarlos por dos razones: la primera es por que quería que papá se relajara y guardaba la esperanza de que el viaje lo ayudaría a distraerse por lo menos un poco. Y en segunda, ¡es su aniversario de bodas por todos los santos! papá y Ava necesitaban su propio espacio… tiempo para estar solos… y por más que papá y Ava me hicieron ver y saber su preocupación ante el hecho de dejarme sola en casa durante dos semanas… nada me salvó de que papá recurriera a los O' Keefe, por más que me empeñé en decirle que no era necesario. Mi padre y el Sr. O' Keefe eran viejos amigos del colegio y ese día en la estación Kings Cross no me extrañó ver llegar al Sr. O' Keefe en compañía de su hijo, Gavin, quienes luego de despedir a mí padre y Ava me acompañaron hasta nuestro hogar en Coventry y me llevaron a vivir con ellos durante las dos semanas que estuvieron fuera. Los señores O' Keefe eran personas muy agradables y más de una vez habían ido a cenar a nuestra casa… la amistad entre mi padre y el Sr. O' Keefe se ha mantenido intacta durante todos estos años por lo que era normal que nuestras familias se frecuentaran. Pero el que los señores O' Keefe fueran personas simpáticas y de lo más agradables, era una opinión que difería a la que yo tenía de su hijo… Gavin y yo éramos compañeros en Hogwarts, solo que en diferente casa y desde que tengo memoria nunca nos hemos llevado bien. Siempre he considerado a Gavin O' Keefe una persona de lo más molesta e irritante… que en más de una ocasión me ha desconcertado por sus drásticos cambios de actitud. Había momentos en los que se comportaba como todo un caballero y otros en los que se portaba como un perfecto idiota. En fin… el punto es que las dos semanas que conviví con los O' Keefe era algo difícil de olvidar, especialmente luego de lo que vivimos aquella tarde en la campiña durante un día de campo que organizaron los señores O' Keefe. Esa tarde, Gavin y yo habíamos ido a montar por los alrededores y terminamos por detenernos a orillas del lago para descansar un instante… el paisaje solo se comparaba con la hermosa extensión de los terrenos en Hogwarts y… debo confesar que esa fue la primera vez que me invadió un sentimiento agradable al estar a su lado…

Por ningún motivo me había detenido a examinar ese sentimiento y estaba claro que jamás lo haría... aunque por extraño que resulte, era un momento que no podía olvidar tan fácilmente. Suspiré débilmente, mientras pasaba la página del libro que ávidamente me encontraba leyendo… una de las cosas que más me atraía del mundo muggle era el teatro y su literatura y, he de decir que “El Fantasma de la Ópera” escrita por Gastón Leroux, era una de mis novelas favoritas, así como “Sensatez y Sentimientos” de Jane Austen, entre otros. Hacía media hora que el expreso había partido de la estación Kings Cross y el pensar que esta era sería la última vez que viajaría en este tren me producía un sentimiento de nostalgia y desasosiego. Coloqué un momento el libro sobre mis piernas, recostando la cabeza en el asiento mientras observaba el paisaje con una sonrisa en mi rostro… A manera de obsequio por ser mi último año en el colegio, papá me había traído de su viaje de aniversario una cámara mágica para fotografiar todos los momentos de mi último año y… la verdad es que no veía la hora de llegar a Hogwarts y estrenarla… aunque los dibujos que había echo del colegio y sus alrededores siempre los llevaba conmigo. Una de las cosas que más amaba era dibujar y era muy común que me sentara a la orilla del lago en mi tiempo libre a dibujar. A penas escuché un suave aleteo, desvié la mirada hacia la puerta para ver quien entraba y creo que mi rostro reflejaba cierta sorpresa que traté de disimular al ver la lechuza de Gavin entraba volando por un hueco de la puerta que estaba ligeramente entreabierta, provocando que Salem, mi gato de color negro, levantara la cabeza para luego volverse acurrucar a mi lado, sin prestarle atención a su aleteo. Junté las manos en cuanto la pequeña lechuza aterrizo graciosamente y le dediqué una sonrisa… supuse que había vuelto a escapársele al descuidado de su amo, por lo que no me extrañó, segundos después, oír como la puerta se abría y Gavin aparecía con cada de desear echarle una maldición a cualquiera que se le cruzara en el momento. – Creo que no es necesario que te lo diga… pero deberías tener más cuidado – advertí, con una mirada de soslayo y con un tono que subrayaba lo descuidado y lo irresponsable que lo consideraba por no prestar más atención a su pequeña lechuza. – Tienes suerte de que Salem sea inofensivo – le hice saber tranquilamente, mientras observaba a la pequeña lechuza con una sonrisa y con uno de mis dedos le hacia gentiles cariñitos. – ¿Puedo saber como dejaste que se te escapara, Don descuidos? – pregunté, con una nota de curiosidad y volviendo mi rostro para observarlo con desaprobación. Por que juro que si me dice que se las estaba dando de Casanova con alguna amiguita, creeré que es el mayor idiota del mundo…

**ιzzy нale** Lun Jun 03, 2013 4:02 am

cambio de capitulo

**ιzzy нale** Lun Jun 03, 2013 4:19 am

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