POSTEOS DE I SOLEMNY

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Estar en un lugar diferente era un alivio, porque ahora había mucha mas distancia entre mis padres y yo ; el único problema? Mis hermanas, las echaba de menos y no estaba segura del porque no habían contestado mis cartas les había escrito una carta cada semana desde que me marche, dejándoles saber que estaba bien y que tan pronto arreglara las cosas ellas podían venirse conmigo. Ese siempre había sido mi plan, el sacar a Ella y Essie de las garras de mis padres para que de esa forma las tres tuviésemos una oportunidad de vivir la vida a nuestra manera tal y como lo habíamos hablado tantas veces. Todas aquellas noches cuando nos quedábamos despiertas, soñando y ideando planes a futuro. Yo estaba determinada a que se cumpliesen. El haberme marchado de la forma en que lo hice no me hacia sentir orgullosa, pero no había tenido otra salida no aguantaba mas pasaba el tiempo y mas sofocada me sentía. Jamás pertenecí dentro del mundo de mi familia y jamás seria lo que ellos quisieran que fuera.

' Una mujer debe hacer lo que se le ordene. Una señorita de altura como la tuya Emmeline, no se comporta de esa forma. ' Tan solo recordarlo me traía un mal sabor de boca, todos aquellos momentos, mi madre corriendo detrás de mi cuando era pequeña y dándome sermones por haber ensuciado mi vestido por jugar en los charcos de lodo. La crueldad y el constante desprecio de mi padre, se dice que los hijos adoran a sus padres y si no fuese por Naydna y su familia creería que aquel concepto de amor en una familia no era nada mas que un mito. El calor con el cual sus padres me recibieron aquella noche y el echo de que la Sra. Lamoureux quisiera cuidar de mi me era un poco extraño. El aceptar ayuda jamás fue una de mis virtudes y no estaba de mas decir que no estaba acostumbrada a las muestras de afecto de una madre.

El que alguien se preocupara por ti era diferente pero cómodo. Estos pocos meses que estuve viviendo en la casa de mi mejor amiga  ; jamás me sentí mas cómoda. Rápidamente aquella casa se convirtió en un hogar, era Calida y completamente diferente a la mansión fría en donde viví la mayor parte de mi vida. Las cosas estaban bien es decir por lo menos estaba saliendo adelante aun cuando no pasaba día en el cual no pensara en el. ' Idiota, lo odio. ' pensé con amargura mientras que un suspiro se escapaba de mis labios. El que mi cabeza no dejara de preguntarse por el, de preocuparse de como es que reaccionaria cuando mis padres no supieran decirle donde estaba. Y aquel estúpido anillo el cual no había tirado... Pensaba devolvérselo si es que lo volvía a ver claro. Pase una mano por mi cabello, mientras que mis ojos se movían por los alrededores de las Tres Escobas estaba repleto de personas. Hogwarts era interesante, diferente a como me lo había imaginado así como lo era Inglaterra, el cual no era Francia pero tenia su encanto.

No fue hasta que una mesera se me acerco que logre salir de mi cabeza. 'Chocolate caliente con canela... ' yo no pedí eso, alce una ceja completamente extrañada y no es que no me agradara en realidad era mi bebida favorita mucho mas que el café o incluso el jugo de calabaza pero el punto era que yo no lo pedí.  'Te lo envían de aquella mesa.' Ella me explico, y mis ojos rápidamente buscaron el lugar donde apuntaba, solo para darle las gracias antes de pararme de la silla en la que estaba. Caminando hacia aya mis ojos jamás dejaron de observarle, y al llegar a su mesa coloque la taza frente a el de forma brusca y poco cortez mientras que suspiraba en un intento de calmarme. "Tragatelo tu." le dije infantilmente mientras que fruncía el ceño. "No quiero... No necesito nada que venga... " Empezó a decir mientras que negaba con la cabeza, mi mirada directamente plantada en la de el."Nada que sea tuyo." le dije mientras sentía como es que me faltaba el aire. El estar cerca de el, me hacia sentir... Me sentía como una idiota porque me había enamorado de alguien que 'El te compro Emmeline.' la voz de mi madre me dijo de pronto y sabia que tenia razón yo no era mas que una comodidad un trofeo. "¿Que acaso te has aburrido de ofrecer miles de galeones?" le pregunte sarcásticamente y girando los ojos antes de negar con la cabeza. 'No me interesa...' conteste dentro de mi cabeza antes de soltar un suspiro molesto. "Olvidalo... Adiós." Le conteste antes de que me dijese una palabra. Le di la espalda con la intención de salir de aquel lugar lo mas pronto posible. No estaba lista para aquella conversación además no iba darle explicaciones, no le debía nada. Mis padres fueron quien hicieron un trato con el, yo? Yo no tenia planes de casarme y se lo había dejado muy claro así que el que me hubiese marchado de la forma en que lo hice no debió haberle sorprendido verdad? Pero... Ya tal como me había retirado de su presencia, estaba girando para caminar de regreso. "¿Que haces aquí? " le pregunte al llegar frente a el. "Por Merlín, que me hubiesen mandado una plaga mortal... En lugar de tenerte a ti." dramatice mientras enredaba uno de mis rizos entre mis dedos.

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La mudanza me tenía algo cansado, tenía que admitirlo. Es decir, aun no podía creer que Rosalie decidiera regresar, incluso cuando mudarnos a Estados Unidos había sido toda su idea. Tuve que hacer mi vida allá, solo para tener que rehacerla de nuevo. "Puedes quedarte aquí si quieres", claro...porque ver a mi hijo no es para nada importante y podía dejarlo pasar. No entendía porque de un momento a otro, Rosalie pensaba que mi hijo no me importa, pero supongo que toda su teoría de "el amor se acabó, no podemos seguir así", estaba totalmente relacionada con esto...y el hecho de que estaba seguro que desde la separación, ya sale con alguien más, pero, claro, ¿quién soy yo para juzgar? Solo soy el padre de su hijo y con quien tuvo una relación desde los dieciséis años. Solté un bufido solo de pensarlo. No sabía ni siquiera como sentirme, a la vez pensaba que tenía razón, que probablemente solo estábamos juntos por costumbre, pero a la vez, ¿cómo me podía sentir si me había dado lo más importante de mi vida? Era imposible sentirme de otra manera y dejar las cosas así nada más con la madre de mi hijo.
Me había ofrecido a monitorear el evento en Hogsmeade, porque después de todo habían sido bastante accesibles en cuanto a mi traslado desde MACUSA. Miré alrededor con algo de nostalgia, pues había pasado mucho tiempo desde la última vez que había estado aquí. El simple hecho de pensar en todos aquellos años era increíble. Entre la multitud vi un rostro conocido. Me quedé viendo por bastante tiempo, demasiado, diría yo. Me acerqué lentamente hasta llegar lo suficientemente cerca. Entrecerré un poco los ojos, tratando de reconocerla por completo.

- ¿La pequeña Maggie? - pregunté alzando ambas cejas. Me reí un poco de mí mismo. - Disculpa si te asusté un poco con mi mirada, juro que no soy un acosador o algo por el estilo. - me excusé de inmediato. - Pero eres Maggie Longbottom, ¿no? - pregunté curioso. - Soy Scott Kendrick, nos conocimos en Hogwarts. Alguna vez te salvé de una multitud... - le dije riendo un poco más, pues recordaba con exactitud el momento. Recordaba exactamente ver a una pequeñita de Hufflepuff sufriendo entre la gente hasta que me acerqué a ella. - Probablemente sea una costumbre de nosotros encontrarnos entre multitudes, aunque esta no es tan grande... - traté de bromear un poco y luego la miré frunciendo un poco el ceño. - Realmente espero que seas Maggie, porque si no es así, estaré bastante avergonzado. - admití, rascándome la nuca.

. Isobel McGonagall .

✖ Isobel Cécile McGonagall
✖ 23 años ■ Sangre Mestiza ■ Sanadora ■ Ex Gryffindor ■ Ejército del Fénix
✖ con: Liam Hayden ✖ en: Londres (Muggle)

– Dime algo, Jane, si quieres grita, di que soy un maldito irresponsable… pero por favor, no te quedes callada… – le pedí, sin apartar la mirada de sus ojos.