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Posteos,, chap # 6

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Mensaje  ιzzy нale Miér Mayo 11, 2011 12:11 am

Izzie Bessette
as: Isobel Aurelle Bessette
+ Tercer año >> Taller de Guión & Literatura ;; Ballet ;; Voley (Delantera)
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¿Por qué razón actuaba de aquel modo tan impulsivo, sin pensar en las consecuencias? Pero, sobre todo… ¿Por qué mi propia hermana, no me tuvo la suficiente confianza para contarme sus problemas? ¿En que momento me equivoqué? Me preguntaba una y otra vez, con la intención de averiguar una respuesta lógica y sensata. Hay momentos en los que sentía que mi propia hermana estaba tan inmersa en su mundo, en sus amigas, que, a veces me olvidaba que ya no éramos unas niñas, aquellas niñas, la cual su única preocupación era aguardar ansiosamente un nuevo día para echar a volar nuestra imaginación en todo lo que se nos ocurriera. Las dos habíamos cambiado… un hecho del cual no tenía ni la más mínima duda… pero, ¿por qué mi hermana actuaba de esa manera? Necesitaba sabernecesitaba comprender que es lo que estaba pasando con mi hermana. Comprendo que no soy lo suficientemente “madura” para darle consejos a mi propia hermana, ni mucho menos tenía “autoridad” para interceder en sus decisiones… lo que más me dolía era que no me tuviera confianza, a la hora de contarme sus problemas… hubiera dado lo que fuera por estar a su lado en ese momento… hacerla de alguna manera recapacitar y hacerla desistir de la decisión tan precipitada que estaba a punto de tomar. Se trata de mi hermana… y mi deber es protegerla y cuidar siempre de ella, hacer todo lo que esté a mi alcance para ayudarla, hacerle saber y sentir que no está sola y que por más terrible que sea el problema juntas encontraríamos la forma de salir del embrollo… pero, ¿Cómo hacerlo cuando tú hermana se aleja de ti? ¿Y se marcha sin darte una razón? Al menos un motivo o una explicación para no dejarte con esta incertidumbre. Debo confesar que al principio me sentí… molesta, ofendida, incluso abandonada y triste con la inesperada partida de Paris… sin embargo, lo que sucedió después, me devastó por completo. Según mis padres; quiénes al igual que yo, estaban al borde de una crisis nerviosa, por no tener ninguna noticia de mi hermana; me informaron que finalmente habían logrado dar con su paradero, y todo gracias a una llamada que habían recibido por parte de las autoridades de Konstanz comunicándoles que mi hermana había sido agredida por un hombre y que en ese instante se encontraba hospitalizada. Juro que en ese instante… sentí que el mundo se me venía encima… mi hermana, había sido agredida, y mis padres; con la única intención de no preocuparme y alterarme aún más de lo que me encontraba; decidieron guardarse la gravedad de la situación, diciéndome únicamente que mi hermana se encontraba estable, pero, que tomarían el primer vuelo con destino a la isla de Konstanz para estar más informados de la sucedido y de esa manera imponer una demanda en contra del agresor, una vez que las autoridades lograran atraparlo. El saber que mis padres venían en camino… me tenía de algún modo más tranquila, aunque no lo suficiente… me sentía una completa inútil, la peor hermana del mundo, por no haber estado a lado de Paris, en esos momentos. Lo peor de todo, es que le había echo la promesa a mis padres de quedarme en el Instituto… pero, esta incertidumbre, esta angustia por no saber de mi hermana, seguramente acabaría enfermándome. Necesitaba verla, saber como estaba, estar a su lado, ayudarla… se trataba de mi hermana, maldita sea... un… hijo de puta, la había agredido y aunque sabía que no podía hacer nada; dado a que todo estaba en manos de las autoridades; me sentía una inútil, incapaz de hacer algo. Mis padres me tenían atada de manos con la promesa que les había echo y ni siquiera era capaz de fugarme del Instituto, para ir a ver a mi hermana, conociendo a mis padres, habrán puesto al tanto de lo ocurrido a las autoridades escolares para que me mantuvieran monitoreada y no me dejaran salir bajo ninguna circunstancia. Ese… desgraciado, tenía que pagar con creces lo que le había echo a mi hermana. Alternaba la mirada de forma insistente, entre la ventana y el reloj, el cual, daba la impresión de haberse estancado; tamborileaba de forma nerviosa, la pluma contra la banca; un tic nervioso que solía hacer la mayoría de las veces de forma inconsciente cuando me ponía nerviosa por algo. De vez en cuando, giraba mi rostro, encontrándome con el semblante preocupado de Yukki, quien con su sola mirada, parecía de alguna forma leer mis pensamientos. Otra de las razones por la que me encontraba atada de manos, era por la promesa que le había echo a Yukki… el año pasado me había comportado como una tonta, al regocijarme y encerrarme en el dolor que aún tenía por la triste partida de mi abuela. Yukki, era mi más grande apoyo en estos momentos y no deseaba volverle a ocasionar ningún dolor por mi estúpido comportamiento. Le dediqué una sonrisa, volviendo mi mirada hacia el enfrente, con la única intención de retomar lo que el Profesor se encontraba hablando acerca de la filosofía de René Descartes, conocido como el “padre de la filosofía moderna”. Observé mi libreta de apuntes, cayendo en cuenta que no había tomado ninguna nota con respecto a la clase, lo único que había escrito era la fecha del día de hoy y a su vez inconscientemente había escrito el nombre de William, el cual me había dedicado a adornarlo con algunas flores y corazones. Cerré la libreta de apuntes, sintiendo una amarga sensación de vacio y desilusión en mi interior al leer su nombre, debido a que Will seguía sin dirigirme la palabra… y no lo culpaba, a pesar de que su indiferencia, era más dolorosa que saber nunca sintió nada por mí. La mano de Yukki, sobre mi hombro, me hizo volver a la realidad, dándome a entender que la clase había terminado; miré a mi alrededor un tanto distraída, observándola con una sonrisa, por lo que me limité a guardar mis cosas, para finalmente salir del aula de Filosofía. Me aferré al brazo de Yukki, sintiendo las miradas inquisitivas de algunos de mis compañeros… quiénes se limitaban a susurrar a nuestras espaldas. Un hecho que me molesto… en lugar de cohibirme, debido a que no tenían la más mínima idea, ni siquiera eran capaces de imaginarse el infierno por el que mi hermana estaba atravesando. ODIABA que la mayoría del tiempo, las personas se limitaran a juzgar sin saber lo que realmente sucedía… como si ellos tuvieran el derecho a opinar sobre la vida de las personas. Apreté suavemente la mano de Yukki, en señal de agradecimiento por no dejarme sola, cuando sentí su mano frotando parte del antebrazo que mantenía aferrado a su brazo. Desgraciadamente, Yukki y yo tuvimos que separarnos… la observé alejarse y perderse entre los estudiantes que circulaban por los pasillos en distintas direcciones. Comencé a caminar rumbo a la entrada del instituto… en vez de dirigirme hacia la cafetería, tenía ganas de tomar un poco de aire fresco, con la única intención de relajarme, y de no largarme a llorar, sin poder hacer nada útil para ayudar a mi hermana. Doblé en uno de los pasillos, notando lo poco que faltaba para la salida, cuando la presencia de una persona que no dudé en reconocer, cortó mi respiración, paralizándome de pies a cabeza. – Will… – murmuré silenciosamente, con un débil y apenas perceptible movimiento de labios. No estaba consciente de los minutos que llevaba en la misma posición, sin la más mínima intención de moverme… verlo, aunque sea de lejos y saber que de una u otra forma el continuaba con su vida, era un gran consuelo. Respiré lenta y profundamente… dispuesta a darme la media vuelta, para no estropearle el día con mi presencia. Sin embargo, lo que vi a continuación me dejó paralizada y sorprendida; lo miré sin dar crédito a sus acciones… Mis facciones se tensaron, de una manera que no era capaz de describir. Respiré profundamente, ignorando y dejando de lado la razón, encaminándome de manera decidida hasta él. – ¡¿Estás loco?! – fue lo primero que dije, con la voz al borde al ver que tenía un cigarro prendido en la mano. Tosí un poco, agitando ligeramente la mano, soplando el humo, sin evitar mirarle lo bastante molesta. – Dame eso… – ordené severamente, intentando mantener a flote y lo más apacible el tono de mi voz. Agaché la mirada, evitando encontrarme con sus ojos… esperando que me entregara la porquería que tenía en la mano, pero, al no haber respuesta de su parte, se lo arrebaté, para posteriormente tirarlo al suelo y pisarlo con la punta del pie. Si, era mucho más pequeña que él… pero, eso no me importaba… aunque a muchas personas, a la hora de tener que enfrentarse a alguien les cohibiera la estatura, ese no era mi caso. Observé que tenía la cajetilla de cigarros en la mano y aprovechando un momento de distracción, se los quité de la mano, sin mucho esfuerzo. – No vuelvas… a hacer eso… ¿me escuchaste? No quiero volver a encontrarte fumando esa porquería… – discrepé, mirándolo seriamente, sintiendo un nudo en la garganta a causa de las lágrimas que comenzaban a aglomerarse en mis ojos. Primero mi abuela, luego mi hermana… y ahora Will… ¿acaso intentaba matarse lentamente?


Última edición por ιzzy нale el Jue Ago 11, 2011 2:09 am, editado 2 veces
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Mensaje  ιzzy нale Jue Mayo 12, 2011 12:12 am

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Mi vida no tenia direccion y no creia que volveria a tenerla, habia dejado de importarme todo si era sincero, todo por lo que siempre habia peleado con mi padre lo habia dejado pasar, seguia sin hacerle caso pero al menos no hacia las cosas que solian molestarle, por ejemplo "mi perdida de tiempo" con chicas. Georg se la pasaba preocupado, y anoche me habia dado una clase de sermon, sabia que le importaba, pero tenia que entender que no era el mismo y no podia volver a serlo. Estaba completamente roto por dentro. Habia sido unos meses terribles para mi, era como si fuera "Serana" una vez mas. De pronto, no me quiere hablar ni nada, y luego me dice que nada pasara entre nosotros. Sabia que estaba enamorado de ella, sabia que no lo podia negar, pero estaba claro que ella no me queria en su vida y yo lo habia aceptado. La habia ignorado completamente desde hacia un mes mas o menos, no le dirigia ni la mirada ni nada. Georg me decia que debia hablarle, pero ella habia decidido esto; si ella no me queria a su lado lo iba aceptar, ya no tenia fuerzas para pelear nuevamente.

Me saltado todas las clases de la manana, ya se habia hecho mas una costumbre que algo raro. No era las cosas que antes solia hacer, pero me sentia cansado de todo, asi que nuevamente lo hize. Sabia que en la tarde Georg o Charles me dirian algo, pero como siempre los oiria y les diria que no lo volveria hacer, y asi nuevamente se venia como un ciclo. Tome mi caja de cigarrillos de la mesita de noche y tome mi celular conmigo mientras me iba hasta la entrada del colegio, donde no habia nadie la mayoria de veces. Mire mi telefono y tenia un mensaje de voz, era mi padre. Practicamente me decia que uno de mis profesores le habia escrito y que decia que estaba preocupado por que mi rendimiento estaba muy bajo. Suspire y borre el mensaje como sino lo hubiera recibido. Saque un cigarrillo de mi cajetilla y me lo prendi y le di la primera calada. Pero entonces la figura de Iso aparecio frente a mi como un ninja, esta a pesar de ser una figura pequena, parecia llena de rabia al verme. Me quede mirandola cuando me dijo que le diera mi cigarrillo sin saber que hacer la verdad, algo confundido, pero esta me lo quito y lo tiro al piso y lo piso. Le mire con ojos sorprendidos-estas loca?? sabes lo dificil que es conseguir mis cigarrillos favoritos aqui!?- pero mi distraccion hizo que esta me quitara la caja completa. Estaba molesta, muy molesta, lo veia en sus ojos. Estaba abordo de llorar. Fue ahi cuando baje la guarda. No queria verla llorar, eso me partiria lo sabia. Pase lo que pase, ella siempre seria Isobel, y nunca la queria ver llorar, asi no le hablara, asi no fueramos amigos. El que la hiciera llorar, las pagaria si me enteraba-bah como si te importa I...Bessette... asi que no llores- dije recostandome en la pared y mirando a otro lado. Por alguna razon sabia que estaba mal, que no habia sido solo el cigarro lo que la habia molestado. Queria saber, pero no creia que me fuera a contar a mi entre todas las personas.
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Mensaje  ιzzy нale Jue Mayo 12, 2011 1:58 am

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Posteos,, chap # 6  30vls39_
Respiré con cierta dificultad, sin poder dar crédito a lo que acababa de escuchar ¿Desde cuando él era adicto a la nicotina? ¿Acaso no era consciente del daño que se estaba haciendo así mismo al fumar esa porquería? Bajé la mirada, apretando con fuerza la cajetilla y haciendo caso omiso a sus réplicas, vacié uno por uno los cigarrillos en el contenedor, sin sentir ninguna clase de remordimiento por lo que acababa de hacer; volví mi rostro lentamente, encontrándome con su sorpresiva mirada. – Es una pena ¿no? – mascullé con ironía, en el instante que botaba la cajetilla vacía en el contenedor. – Al menos tengo la seguridad de que esto te servirá de lección… – aclaré con firmeza, a pesar de que con cada segundo, el tono de mi voz comenzaba a debilitarse mientras más me esforzaba en contener las lágrimas. Como si te importara… así que no llores… Lentamente sus palabras comenzaron a surtir un amargo efecto de decepción y desilusión… Fruncí los labios, concentrándome por decir algo coherente, pero, las palabras se negaban a salir de mis labios. He ahí la prueba que necesitaba desde hace algún tiempo, para convencerme a mí misma de que nunca le importé… Alcé la mirada observándolo detenidamente… Juro que comenzaba a odiar que creyera que se las sabía todas, cuando en realidad no tenía ni la más mínima idea. – ¿Crees que si no me importaras, no habría echo lo que hice? ¿Crees que si no me importaras no estaría aquí a tu lado haciéndote ver que lo que estás haciendo con tu vida está mal? – pregunté con incredulidad, tensando las facciones de lo molesta que estaba y lo decepcionada que estaba de él. – Mírate, William, tú no eres así… – dije en un intento por hacerlo recapacitar, mirándole con los ojos cristalinos. ¿Dónde quedó mi Will? Aquel chico dulce y comprensivo que sin saber como se había convertido en el chico de mis sueños. Ya no me importaba lo que pensara de mí… así mismo ya no me importaba que después de esto se limitara a ignorarme el resto del curso escolar… ya no me importaba nada. William, nunca sabría los momentos de angustia que sufrí al creer que lo perdería… pero, claro… él como de costumbre se daba el lujo de afirmar, sin detenerse un momento a pensar en el daño que me hacían sus palabras. De todas formas, el esquema que tenía de él, no podía estar más quebrantado. Desde hacía mucho tiempo que había dejado de ser el “príncipe azul” que alguna vez soñé haber encontrado. Mi labio inferior comenzó a temblar ligeramente, a causa de las lágrimas que intentaba contener, pero, sobre todo la tristeza que me provocaba oírlo hablar de esa forma. – ¿Sabes algo? Despreocúpate… por que no pienso incomodarte con “escenas” si piensas que mi única intención es provocarte pena – William, pensaba que no me importaba en lo más mínimo ¿no es así? Pues bien… me parece que ya era tiempo de olvidarme de una vez por todas de él… y de seguir cada quien con su vida. Si él lo estaba logrando ¿por qué yo no? Ahora más que nunca la única persona que me debe importar es mi hermana. De todas maneras nunca le importe y eso era algo que no iba a cambiar. Limpié rápidamente una lágrima que no pude contener. – Ahora veo que nunca me conociste en realidad… – musité denotando una amarga sonrisa, volviendo mi rostro hacia el costado. Si realmente me hubiera conocido no diría esas cosas.
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Mensaje  ιzzy нale Vie Mayo 13, 2011 1:41 am

<BLOCKQUOTE>Liam Burke
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Como podia decirme eso? Como ahora me decia que lo que estaba haciendo con mi vida estaba ma? Cuando es por ella que me sumergi en esta amarga depresion. No esperaba de verdad que se enamorase de mi, pero que por lo menos no se fuera ido corriendo cuando la bese, o que no me hubiera dirijido la palabra luego eso. Como me podia venir con ese sermon, cuando es por ella que mi vida se me fue de las manos. Mi vida era toda una ironia no. Pero lo que me dijo fue algo que me dolio, y de verdad que lo hizo, senti como si alguien me apunalara: Ahora veo que nunca me conociste. Cerre los ojos y mire a otro lado cuando los abri- no nunca lo hize, mi Iso era otra, yo no te conosco a ti... mi Iso fuera estado conmigo asi no correspondiera mis sentimientos... Mi Iso fuera estado en hospital para callarme y decirme que hacer... Mi Iso no me fuera dejado en la torre Eiffel solo...- me dolia sacar todo esto de adentro sabia que si fuera dicho algo mas mis ojos se empanarian. Era un corazon roto, por segunda vez, y debia decir que esta vez me dolio mas. Suspire y la mire-te pareces a ella, pero no eres la misma-le dije con dolor. Sentia que yo era el que terminaria llorando. Por eso era mejor concentrarme en ella-algunas veces me pregunto en que falle, en que te falle para que me ignoraras... cuando era yo quien te protegia de todo antes... aunque no seas la misma...se que te sucede algo- la mire a los ojos y luego me sente en el piso. Me sentia cansado, no queria pelear con ella ni hacerla llora. Queria protegerla nuevamente, queria abrazarla y reir como antes, queria ser yo -y no tiene nada que ver con el hecho que fume- la mire desde mi posicion, era la unica forma que se podia ver grande, era una enana, y por primera vez en mucho tiempo sonrei, pero la oculte rapidamente al mirar al piso.
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Mensaje  ιzzy нale Vie Mayo 13, 2011 1:48 am

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“Esto era demasiado como para poder resistirlo, por más que me esmerara en aparentar una fortaleza carente de existencia, sus palabras, me estaban desmoronando lentamente- El dolor que sentía ante sus palabras, era igual o peor que el haberme enterado que mi abuela se había ido para siempre e incluso más terrible que el darme cuenta por mí misma que mi propia hermana no me tenía la suficiente confianza para contarme sus problemas y que como siempre… era la última en enterarme de las cosas. Todo esto era demasiado… y simplemente no era capaz de soportarlo. Juro que a veces quisiera ser como… Davy Jones, arrancarme el corazón y liberarme de mis sentimientos, para no sentir más dolor ni volver a sufrir nunca en la vida” Cerré los ojos fuertemente, haciendo un esfuerzo descomunal por no largarme a llorar, pero, a pesar de que sus palabras, fueran lo más doloroso que he oído en mí vida, tenía razón… lo había alejado de mí vida, y ahora tenía que afrontar las consecuencias de mis actos… lo había apartado y todo por culpa de mis miedos, la inseguridad que me caracterizaba desde que tengo memoria y que sin duda, era algo que nos diferenciaba a mi hermana y a mí; nunca sería como Paris… una chica valiente y segura de sí misma… dispuesta a nunca rendirse. Era una cobarde… y siempre lo sería… mi inseguridad, lo había alejado, y ya no había vuelta atrás. Will, era un chico maravilloso… y me dolía ver que su sufrimiento era tan doloroso como el mío. Lo había lastimado… y yo, no era capaz de hacer nada para enmendar mis errores. Si tan solo tuviera el valor de decirle que lo quería… que lo quería como a nada en el mundo, todo sería diferente. Pero, en el fondo tenía la certeza de que él aún sigue enamorado de Serena… aunque lo negara, él aún la quería… y si me había comportado de esa manera tan… errada, era por la simple y sencilla de que no quería sufrir. Apreté fuertemente el puño, como si eso de alguna manera me ayudara a sobrellevar el dolor que me provocaban sus palabras. – Ya basta, no sigas… – pedí, sintiendo que mi voz se quebraba completamente al pedirle que dejara de hablar de esa manera tan… dolorosa. Mi pecho subía y bajaba lentamente al compás de mi respiración… – Tú no tienes idea… tú no sabes… – musité entrecortadamente, abrazándome a mí misma, notando lo encendidas que se encontraban mis mejillas. La cabeza me daba vueltas, y mi corazón latía aceleradamente. Me dolía lo que estaba haciendo con su vida. – ¿Qué es lo que pretendes? – pregunté débilmente, mirándole de una manera apagada y triste. – Hablas como si no me importaras en lo más mínimo… como si a mí no me doliera toda esta situación, pero, es que tú no comprendes. – Bajé la mirada, cansada. Él alguna vez me contó que hacía mucho tiempo había perdido a su madre, y comprendí su dolor, el perder a una de las personas que más has amado en la vida es un golpe duro y difícil de afrontar. Con los meses he ido resignándome… pero, la muerte de mi abuela aún era muy reciente y no podía olvidarla tan fácilmente. Me negaba a aceptar que se había ido, para nunca volver. Y ahora con la situación que está viviendo mi hermana, sentía que eran demasiadas cosas y de seguir así acabaría explotando. – Tenía… miedo… – confesé, dándome la media vuelta para evitar mirarlo a los ojos, la única manera para que no terminara derramando mis lágrimas delante de él. Los momentos que compartí con Will, habían sido los momentos más dulces y felices… momentos que nunca antes había vivido. – Lo que viviste con Serena fue… especial, al principio todo fue… magia y colores… viajaron y vivieron juntos cosas increíbles, tuvieron la oportunidad de conocerse… – no quería entrar en detalles, pero, estaba consciente de que lo suyo con Serena, realmente fue especial y lo peor de todo es que ella seguía sintiendo cosas por él. Respiré profundamente, dándome la media vuelta para mirar esos ojos azules. – En cambio yo, Will… era la primera vez que… – dilo… anda dilo… – estaba experimentando algo que nunca había sentido con ninguna otra persona, un sentimiento diferente. – Si ya había llegado hasta este punto ¿tendría que soltárselo? – Dices que no me importas… pero, me importas más de lo que tú te imaginas, por que… por que me enamoré de ti, William – reconocí finalmente, sin apartar en ningún momento la mirada de sus ojos, sintiendo la enorme necesidad de que lo sentía por él era sincero. – Ahora lo sabes… y aunque ya no sea la misma Isobel que afirmas nunca haber conocido… no va a cambiar lo que siento por ti. – Will, tenía razón… había cambiado, solo que ni yo misma me había dado cuenta de esa cambio hasta ahora, dadas las circunstancias. – Lo que sea que me pase… no está en discusión – volví mi rostro, apartando la mirada por primera vez en varios segundos. – Después de todo… ni siquiera supe conservar tu amistad… sin dejar de lado el hecho de que soy una desconocida para ti, entonces, dudo que te interese lo que a mí me pase. – confesé con un nudo en la garganta, limpiando las lágrimas de mis mejillas.
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Mensaje  ιzzy нale Sáb Mayo 14, 2011 11:59 pm

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Le quede mirandola a los ojos, me sentia confundido, triste, euforico y al mismo tiempo enojado. Que se suponia que era esto? Entonces por que habia hecho todo eso cuando sentia lo mismo por mi?, por que me habia dejado cuando me queria?. Esta hablo sobre Serena, quizas estaba asustada por que regreso? pero yo ni siquiera he dado senas de querer estar con ella. No queria estar con ella en ningun momento. Lo que vivi con Serena era inolvidable pero no queria decir que la siguiera amando. Yo estaba completamente enamorado de ella, de mi Iso. Sabia que era sentir miedo cuando te enamoras, por que yo lo habia vivido, pero no habia salido corriendo por ello. Tenia ganas de besarla, de abrazarla y de gritarle tambien, queria decirle que tan tonta era. Pero tenia que contenerme, tenia que tratar de calmarme por que sentia como el solo hecho de verla llorando me hacia mal, me hacia sentir culpable de sus lagrimas. Saque de mi bolsillo un panuelo y se lo pase.-no llores por favor- le suplique mirando el suelo. Nunca me iba gustar verla llorar y menos si era por mi. No sabia como comenzar y me acerque a ella y ya que esta se volteo puse una mano en su hombro-mirame- le pedi, queria hacerla entender lo que sentia por ella, queria que entendiera que tan enamorado estaba de ella, y que tanto me hacia mal verla asi. Era aun mi Iso, asi hubiera cambiado, y no podia ser frio y no importarme lo que le pasara. Siempre la iba a proteger, asi me costara lo que me costara. Cuando se volteo la mire fijamente a los ojos- soy un desastre, Iso- reconoci- pero eso no cambia que aun me importes y que te quiera como nunca habia querido a una chica antes- me atrevi a acariciar su rostro, estaba algo humedo por las lagrimas, pero aun asi era tan delicada textura, como una muneca- porque me dejaste si sentias lo mismo?...se a que te refieres con miedo... crees que yo no lo senti? estaba aterrado- confese, y era la verdad cuando decidi ese dia llevarla a la torre eiffel estaba tan nervioso que vomite dos veces ante de salir del hotel. -ese dia en la torre eiffel, te iba proponer que fueras mi novia...- lo habia planeado todo, tenia hasta un regalo para ella, pero ella se fue antes de que pudiera ofrecerle aunque sea agua. Tal vez fue mi culpa por besarla, pero nunca pense que me dejaria ahi solo- estoy enamorado de ti y me partio el corazon verte ignorandome... entiendo que tengas miedo... pero no crees que es mejor arriesgarnos... que pensar todas nuestras vidas "que fuera pasado si..."-le pregunte mirandola a los ojos, a esos hermosos ojos, que me habian hecho reir y sentir tantas cosas. Cuando iba a hablar negue con la cabeza- no me contestes, quiero que lo pienses, quiero que te conteste a ti misma si eres capaz de arriesgarte -puse un dedo en sus labios y juro que queria besarla como nadie. Pero por ahora tenia que dejarla pensar. Estaba dispuesto a arriesgarme con ella una vez mas, sabia que ella era la unica que me podia sanar, y la necesitaba como un bebe necesita a su madre para sobrevivir. - cuando te desmayaste cuando paso lo de tu abuela, jure que te protegeria, no me hagas romper mi promesa..- le pedi y tome su mano, sabia que no debia, pero queria hacerlo- dime que sucede?- le suplique mirandola a los ojos.
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Mensaje  ιzzy нale Lun Mayo 16, 2011 4:11 am

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No, no, esto no esta pasando… maldita sea, no, por favor… díganme que esto es una broma… ella… ¡NO! – ¡Diana! – Abrí los ojos de golpe, cayendo en cuenta lo agitada que se encontraba mi respiración en ese momento, de la misma manera que los acelerados latidos de mi corazón; inconscientemente llevé una mano hasta mi rostro, notando algo húmedo y frío, cubriendo gran parte de mi rostro, reconociéndolo como mi propio sudor. Arqué la boca en un gesto de asco, notando un amargo y reseco sabor en la boca, provocado seguramente por la pesadilla de hace unos instantes. Respiré profundamente, pasando ambas manos por mi rostro, limpiando todo rastro de sudor, al tiempo que me erguía lentamente, apartando la mirada, de un punto in existente en la habitación, encontrándome al instante con el rostro de Diana. Deslicé mi mano por encima de las sábanas, hasta encontrarme con su mano. Giré mi rostro, sin prestar la más mínima atención a una ligera tensión en el cuello y en la espalda, limitándome únicamente a observarla en silencio. “Diana… mi Diana… mi pequeña traviesa…” Nunca sería capaz de describir con palabras el inmenso dolor y el terrible sufrimiento por el que estaba atravesando al verla en ese estado. “¿Por qué?” Era la pregunta que intentaba responder… “¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué?” Repetía mentalmente una y otra vez en mi afán por intentar comprenderla. Le había fallado… en todos los aspectos… como su amigo y como su hermano… y eso era algo que nunca sería capaz de perdonarme. Cerré los ojos, a causa de la impotencia que recorría cada parte de mi cuerpo: “Por el bien de tu hermana, sabes que es lo mejor, hijo… aunque ahora pienses que no es la decisión más prudente y acertada, con el tiempo te darás cuenta y sabrás comprender que fue lo mejor.” Las palabras de mi padre resonaron súbitamente dentro de mis pensamientos… lo que provocó que abriera lentamente los ojos, notando que con cada segundo, cada minuto, la sensación de vacio se iba incrementando… “Se iría... un hecho irremediable, de ahora en adelante su ausencia resultara como una puñalada en el corazón, mi padre tenía razón.” El único problema, era que no sabía como lo tomaría Diana… conociéndola, temía que llegara a creer que mi padre planeaba abandonarla por tiempo indefinido en una especie de psiquiátrico, cuando en realidad su única… nuestra única intención es ayudarla. Temía su reacción, pero, lo que más temía… era ganarme su rencor, temía perder su cariño, temía perderla a mi hermana. Diana era mi única razón de ser… la única persona por la que sería capaz de darlo todo, sin siquiera dudarlo, incluso sería capaz de dar mi vida con tal de protegerla. Daría lo que fuera por ser yo quien estuviera postrado en esa cama en vez de ella, pues, si algo le pasara… no sería capaz de resistirlo… seguramente acabaría desquiciado del dolor, o acabaría quitándome la vida. La vida no podía ensañarse con nosotros… no con mis hermanos. Lentamente fui acercando mi rostro, hasta rozar con los labios su frente, depositando cálido beso. – Despierta, pequeña… por favor – supliqué, con la voz quebrada y sin soltar su mano en ningún momento. El dolor y el sufrimiento reflejado en mi mirada era inevitable, pero, esta situación había sobrepasado mis fuerzas y quebrantando mis límites de fortaleza. Limpié con fuerza, las lágrimas de impotencia que comenzaron a brotar de manera inconsciente y que esta vez me fueron imposibles de contener. Su voz convertida en un débil y entrecortado susurro… solo eso basto para avivar esa súbita chispa de esperanza en mí interior, trayendo consigo una paz y una tranquilidad que por primera vez en largo tiempo, no era capaz de sentir. – Tranquila, pequeña… todo está bien… – Cuando hablé, lo hizo en un tono suave y tranquilo, intentando reconfortarla y que de alguna manera no se preocupara. Acaricié su mano, mirándole una súbita calidez. – Vas a estar bien, te lo prometo… – susurré débilmente, contra su frente, besándola con la mayor ternura y con el inmenso cariño, que era capaz de expresar. – Muy pronto… vas a estar bien, te lo aseguro… – Pronto estarás en casa… y todo va a estar bien…
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Mensaje  ιzzy нale Lun Mayo 16, 2011 4:12 am

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No, no, esto no esta pasando… maldita sea, no, por favor… díganme que esto es una broma… ella… ¡NO! – ¡Diana! – Abrí los ojos de golpe, cayendo en cuenta lo agitada que se encontraba mi respiración en ese momento, de la misma manera que los acelerados latidos de mi corazón; inconscientemente llevé una mano hasta mi rostro, notando algo húmedo y frío, cubriendo gran parte de mi rostro, reconociéndolo como mi propio sudor. Arqué la boca en un gesto de asco, notando un amargo y reseco sabor en la boca, provocado seguramente por la pesadilla de hace unos instantes. Respiré profundamente, pasando ambas manos por mi rostro, limpiando todo rastro de sudor, al tiempo que me erguía lentamente, apartando la mirada, de un punto in existente en la habitación, encontrándome al instante con el rostro de Diana. Deslicé mi mano por encima de las sábanas, hasta encontrarme con su mano. Giré mi rostro, sin prestar la más mínima atención a una ligera tensión en el cuello y en la espalda, limitándome únicamente a observarla en silencio. “Diana… mi Diana… mi pequeña traviesa…” Nunca sería capaz de describir con palabras el inmenso dolor y el terrible sufrimiento por el que estaba atravesando al verla en ese estado. “¿Por qué?” Era la pregunta que intentaba responder… “¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué?” Repetía mentalmente una y otra vez en mi afán por intentar comprenderla. Le había fallado… en todos los aspectos… como su amigo y como su hermano… y eso era algo que nunca sería capaz de perdonarme. Cerré los ojos, a causa de la impotencia que recorría cada parte de mi cuerpo: “Por el bien de tu hermana, sabes que es lo mejor, hijo… aunque ahora pienses que no es la decisión más prudente y acertada, con el tiempo te darás cuenta y sabrás comprender que fue lo mejor.” Las palabras de mi padre resonaron súbitamente dentro de mis pensamientos… lo que provocó que abriera lentamente los ojos, notando que con cada segundo, cada minuto, la sensación de vacio se iba incrementando… “Se iría... un hecho irremediable, de ahora en adelante su ausencia resultara como una puñalada en el corazón, mi padre tenía razón.” El único problema, era que no sabía como lo tomaría Diana… conociéndola, temía que llegara a creer que mi padre planeaba abandonarla por tiempo indefinido en una especie de psiquiátrico, cuando en realidad su única… nuestra única intención es ayudarla. Temía su reacción, pero, lo que más temía… era ganarme su rencor, temía perder su cariño, temía perderla a mi hermana. Diana era mi única razón de ser… la única persona por la que sería capaz de darlo todo, sin siquiera dudarlo, incluso sería capaz de dar mi vida con tal de protegerla. Daría lo que fuera por ser yo quien estuviera postrado en esa cama en vez de ella, pues, si algo le pasara… no sería capaz de resistirlo… seguramente acabaría desquiciado del dolor, o acabaría quitándome la vida. La vida no podía ensañarse con nosotros… no con mis hermanos. Lentamente fui acercando mi rostro, hasta rozar con los labios su frente, depositando cálido beso. – Despierta, pequeña… por favor – supliqué, con la voz quebrada y sin soltar su mano en ningún momento. El dolor y el sufrimiento reflejado en mi mirada era inevitable, pero, esta situación había sobrepasado mis fuerzas y quebrantando mis límites de fortaleza. Limpié con fuerza, las lágrimas de impotencia que comenzaron a brotar de manera inconsciente y que esta vez me fueron imposibles de contener. Su voz convertida en un débil y entrecortado susurro… solo eso basto para avivar esa súbita chispa de esperanza en mí interior, trayendo consigo una paz y una tranquilidad que por primera vez en largo tiempo, no era capaz de sentir. – Tranquila, pequeña… todo está bien… – Cuando hablé, lo hizo en un tono suave y tranquilo, intentando reconfortarla y que de alguna manera no se preocupara. Acaricié su mano, mirándole una súbita calidez. – Vas a estar bien, te lo prometo… – susurré débilmente, contra su frente, besándola con la mayor ternura y con el inmenso cariño, que era capaz de expresar. – Muy pronto… vas a estar bien, te lo aseguro… – Pronto estarás en casa… y todo va a estar bien…
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Mensaje  ιzzy нale Lun Mayo 16, 2011 4:15 am

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No era capaz de comprender en que punto mi vida se había convertido en un verdadero infierno, pero, más que un infierno, en un desierto de soledad en donde me encontraba vagando sin rumbo fijo, sin un lugar a donde ir. Las desgracias en nuestra familia tenían nombre propio: Camilla Parker, a quien siempre he considerado una desconocida que profanó el lugar de mi madre; pero el culpar a Camilla de todas y cada una de nuestras desgracias, no aliviaba el maldito dolor que me estaba consumiendo por dentro. ¿Qué sentido tenía seguir adelante, cuando las personas que más has amado te abandonan? ¿Qué sentido tenía la vida, cuando todo lo que has amado te lo arrebata sin ninguna consideración? De una forma o de otra había perdido mis únicas razones para mantenerme en pie... y ahora ya nada ni nadie tenía sentido para mí. Estaba HARTO de esta maldita situación, había momentos en los que me sentía al borde de un precipicio, en el que ganas no me faltaban de lanzarme a causa de la desesperación y el dolor que me estaba consumiendo hasta las entrañas. A veces me pregunto… ¿qué cabronadas habré echo en mi vida pasada, para venir a padecer sufrimientos y tristezas en esta mi nueva y descontrolada vida? ¿Habré sido tan hijo de puta como para tener la desdicha de renacer a una nueva vida y lavar de ese modo mis culpas? No entendía que era precisamente lo que la vida esperaba de mí… a cambio de… un miserable momento de paz… de estabilidad. Toda mi vida ha sido un maldito caos, de la misma manera que mi familia, que día con día se desmoronaba sin que ninguno de nosotros hiciera algo por evitarlo. ¿Qué más daba tener que soportar y vivir en una familia emocionalmente disfuncional, cuando todos actuábamos de distintas maneras menos como una familia? con un padre preocupado por guardar las apariencias y con Camilla queriendo interferir en nuestras vidas, como si ella tuviera algún derecho sobre nosotros. Ya nada ni nadie tenía sentido en este lugar… así que… ¿qué sentido tenía la vida cuando no tienes nada que te sostenga?, con William en el hospital, Diana en una clínica de rehabilitación, mi padre sumergido en sus obligaciones y los médicos con las típicas palabras vacías, la clásica ambigüedad: “Solo nos resta esperar un milagro”. Milagros, milagros… hablan de milagros y de tener fe cuando la ciencia muchas veces se ve aplastada y cegada por la razón. “Debe tener paciencia, hoy en día la medicina ha avanzado lo suficiente, y existen métodos falibles que ayudaran con el tiempo a la recuperación del paciente; tenga plena seguridad de que su hermano se encuentra en manos de los mejores expertos”. En lo personal yo ya no sabía en que creer, o mejor dicho en que aferrarme para lograr sobrellevar toda esta situación; poco a poco me estaba sumergiendo en un vacio sin límites, un vacio en el que estaba consiente que jamás tocaría fondo y me arrastraría sin ninguna consideración. Giré bruscamente el manillar derecho que indicaba el acelerador de la motocicleta; y sin soltar el embrague en ningún momento, empujé ligeramente con mi pantorrilla izquierda la palanca de velocidades hasta meter tercera, obligándola a dar la cuarta parte de su capacidad, lo que la hizo rugir entre mis piernas como un animal agresivo, dispuesto a atacar en cualquier momento. La adrenalina fluía por mi cuerpo, cosquilleándome las venas; tentándome a obligar a la motocicleta a explotar su máxima capacidad. ¿Qué demonios ganaba con poner mi propia vida en riesgo? Nada, pero el sentir la adrenalina recorriendo cada parte de mi cuerpo, era una sensación que me hacía divagar y olvidar por un breve instante el dolor que me estaba consumiendo, inundándome en un mar se sensaciones inexplicables. La velocidad y la adrenalina eran parte de mi vida… y eso era algo que mi padre nunca sería capaz de comprender. Apreté el embrague y el freno delantero suavemente, disminuyendo poco a poco la velocidad; apoyando mis pies en el suelo para de esa manera sostener la motocicleta y frenar sin brusquedad, aparcándola cerca del muelle. Después de varios minutos de caminar por la costera con una hielera bajo el brazo y una tabla de surfeo, me situé a orillas de la playa; cerré los ojos rindiéndome ante la brisa salina y el viento golpeando mi rostro. Respiré lenta y profundamente; la tranquilidad del océano era como una suave caricia que me reconfortaba en estos momentos de desesperación y soledad. Solté la hielera sobre la arena, al igual que la tabla; flexioné los brazos hasta sacarme la playera, haciéndola un bulto y arrojándola a un lado, para recoger la tabla de surfeo y zambullirme en el océano, sobre la tabla de surf, dando constantes braseadas hasta adentrarme en él. Surcar las olas, me embargaba de una sensación de libertad y júbilo que hacía olvidarme de todo… como el mar y yo fuéramos uno solo y nada, absolutamente nada existiera a nuestro alrededor. Después de varios minutos, nadé de regreso a la orilla. Inhalé y exhalé hondamente, bajo los tenues y apenas visibles rayos del sol que se asomaban entre la negrura del día. Dejé caer la tabla de surf a un lado, sentándome en la arena, tomé una botella de cerveza y con un simple movimiento del destapador la tapa salió disparada a un lado, emanando un sonido gaseoso. Bebí de un solo trago toda mi cerveza, regocijándome de la sensación de placer que me provocaba el disfrutar de una fresca y deliciosa cerveza. Inspiré profundamente, destapando otra cerveza y dándole un largo trago, limitándome a mirar de una manera ausente y distraída el horizonte, el sonido de las olas, el océano en su plenitud daba a mi alma la tranquilidad que tanto anhelaba. Ni siquiera fui capaz de forzar un lastimero intento de sonrisa, cuando escuché una voz que no me costó trabajo reconocer, a pesar de que no era una voz que solía escuchar frecuentemente, reconocería ese tono ciegamente. En vez de mostrar un rostro más amable, este se ensombreció en el momento que los tenues rayos del sol se vieron opacados por una nube pasajera que los cubrió en su totalidad. – Nada que no se haya sabido con anterioridad ¿no te parece? – abordé monótonamente, para después dar un largo trago a mi cerveza. Durante los últimos días, el único tema “controversial” para la prensa era el siguiente: “Henry Windsor: ¿en la depresión post-rompimiento?. El chico volvió a la soltería y no puede ocultar su tristeza ¡sniff!. Los rompimientos siempre son difíciles de superar y tal parece que el príncipe Henry está sumido en la depresión por que ahora tiene que olvidar a Irene Urdangarín, quien fue su novia por más de tres meses. Una fuente cercana a la ex pareja afirma que se dieron un break. Los horarios poco compatibles hicieron que el amor se apagara. Por otro lado, fuentes más rigurosas y confiables rumoran que la verdadera causa que marcó el fin de la relación de la joven pareja de enamorados se debió a que Irene Urdangarín mantenía un romance clandestino con su profesor de Cultura Clásica; sin duda, un golpe terrible para Henry. Con su hermano mayor, William, que fue trasladado a urgencias a causa de un accidente durante el mes de septiembre, y su hermana menor, Diana, en rehabilitación por la constante presión que ha vivido en los últimos meses la adolescente británica; la familia real se ha visto en una dura y difícil situación con sus herederos. La pregunta que muchos de ustedes se formulan, pero pocos se atreven a expresar es: Los hechos recientes ¿conllevaran a que el príncipe Henry vuelva a las andadas?. Eso es algo que está por verse, por lo que estaremos muy al pendiente de nuestro joven príncipe. Mientras tanto: Chicas, ¿quién se apunta a consolar a uno de los príncipes más apuestos de la monarquía europea? ¡Uff! Vaya pregunta ¿verdad?. A partir de hoy… ¡Guerra sin cuartel!”. – ¿Te parece extraño que algunos quieran desprenderse de la patética rutina? ó, no… mejor dicho que raro que algunos quieran desprenderse de la patética vida a la que fueron… ¿“condenados”? – mascullé con burda ironía, sin detenerme a pensar si era correcto o no expresarme de esa forma. Desde hace algún tiempo había dejado de ser esa persona que Bea describía... por diferentes razones que me obligaron a dejar de lado la vida empedernida que había adoptado en llevar. ¿De qué había servido intentar ser una mejor persona, cuando a nadie le interesaba en lo más mínimo?. De reojo noté y percibí la suavidad de uno de sus delicados dedos repasaba de arriba hacia abajo contorneando mi brazo y una de sus clásicas sonrisas dibujándose en su rostro. – Aunque, viéndolo de otro modo… podría preguntarte lo mismo. – añadí, mirándole con el ceño ligeramente fruncido, denotando curiosidad, antes de darle otro trago a mi cerveza. – ¿A quien has venido a romperle el corazón el día de hoy, dolce Bea? – pregunté casualmente, como si me limitara a preguntar la hora o a comentar el clima; dándole un acento italiano a las dos últimas palabras. Conocía a Bea desde hace algún tiempo… y su fama y reputación daba mucho que desear a los ojos de los demás, quiénes de la misma manera que a mí, tachaban su comportamiento como inapropiado. Pero, ¿quién era yo para juzgarla?, a diferencia de las personas, yo no me ocultaba detrás de una máscara de hipocresía.


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Mensaje  ιzzy нale Lun Mayo 16, 2011 4:20 am

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No era capaz de comprender en que punto mi vida se había convertido en un verdadero infierno, pero, más que un infierno, en un desierto de soledad en donde me encontraba vagando sin rumbo fijo, sin un lugar a donde ir. Las desgracias en nuestra familia tenían nombre propio: Camilla Parker, a quien siempre he considerado una desconocida que profanó el lugar de mi madre; pero el culpar a Camilla de todas y cada una de nuestras desgracias, no aliviaba el maldito dolor que me estaba consumiendo por dentro. ¿Qué sentido tenía seguir adelante, cuando las personas que más has amado te abandonan? ¿Qué sentido tenía la vida, cuando todo lo que has amado te lo arrebata sin ninguna consideración? De una forma o de otra había perdido mis únicas razones para mantenerme en pie... y ahora ya nada ni nadie tenía sentido para mí. Estaba HARTO de esta maldita situación, había momentos en los que me sentía al borde de un precipicio, en el que ganas no me faltaban de lanzarme a causa de la desesperación y el dolor que me estaba consumiendo hasta las entrañas. A veces me pregunto… ¿qué cabronadas habré echo en mi vida pasada, para venir a padecer sufrimientos y tristezas en esta mi nueva y descontrolada vida? ¿Habré sido tan hijo de puta como para tener la desdicha de renacer a una nueva vida y lavar de ese modo mis culpas? No entendía que era precisamente lo que la vida esperaba de mí… a cambio de… un miserable momento de paz… de estabilidad. Toda mi vida ha sido un maldito caos, de la misma manera que mi familia, que día con día se desmoronaba sin que ninguno de nosotros hiciera algo por evitarlo. ¿Qué más daba tener que soportar y vivir en una familia emocionalmente disfuncional, cuando todos actuábamos de distintas maneras menos como una familia? con un padre preocupado por guardar las apariencias y con Camilla queriendo interferir en nuestras vidas, como si ella tuviera algún derecho sobre nosotros. Ya nada ni nadie tenía sentido en este lugar… así que… ¿qué sentido tenía la vida cuando no tienes nada que te sostenga?, con William en el hospital, Diana en una clínica de rehabilitación, mi padre sumergido en sus obligaciones y los médicos con las típicas palabras vacías, la clásica ambigüedad: “Solo nos resta esperar un milagro”. Milagros, milagros… hablan de milagros y de tener fe cuando la ciencia muchas veces se ve aplastada y cegada por la razón. “Debe tener paciencia, hoy en día la medicina ha avanzado lo suficiente, y existen métodos falibles que ayudaran con el tiempo a la recuperación del paciente; tenga plena seguridad de que su hermano se encuentra en manos de los mejores expertos”. En lo personal yo ya no sabía en que creer, o mejor dicho en que aferrarme para lograr sobrellevar toda esta situación; poco a poco me estaba sumergiendo en un vacio sin límites, un vacio en el que estaba consiente que jamás tocaría fondo y me arrastraría sin ninguna consideración. Giré bruscamente el manillar derecho que indicaba el acelerador de la motocicleta; y sin soltar el embrague en ningún momento, empujé ligeramente con mi pantorrilla izquierda la palanca de velocidades hasta meter tercera, obligándola a dar la cuarta parte de su capacidad, lo que la hizo rugir entre mis piernas como un animal agresivo, dispuesto a atacar en cualquier momento. La adrenalina fluía por mi cuerpo, cosquilleándome las venas; tentándome a obligar a la motocicleta a explotar su máxima capacidad. ¿Qué demonios ganaba con poner mi propia vida en riesgo? Nada, pero el sentir la adrenalina recorriendo cada parte de mi cuerpo, era una sensación que me hacía divagar y olvidar por un breve instante el dolor que me estaba consumiendo, inundándome en un mar se sensaciones inexplicables. La velocidad y la adrenalina eran parte de mi vida… y eso era algo que mi padre nunca sería capaz de comprender. Apreté el embrague y el freno delantero suavemente, disminuyendo poco a poco la velocidad; apoyando mis pies en el suelo para de esa manera sostener la motocicleta y frenar sin brusquedad, aparcándola cerca del muelle. Después de varios minutos de caminar por la costera con una hielera bajo el brazo y una tabla de surfeo, me situé a orillas de la playa; cerré los ojos rindiéndome ante la brisa salina y el viento golpeando mi rostro. Respiré lenta y profundamente; la tranquilidad del océano era como una suave caricia que me reconfortaba en estos momentos de desesperación y soledad. Solté la hielera sobre la arena, al igual que la tabla; flexioné los brazos hasta sacarme la playera, haciéndola un bulto y arrojándola a un lado, para recoger la tabla de surfeo y zambullirme en el océano, sobre la tabla de surf, dando constantes braseadas hasta adentrarme en él. Surcar las olas, me embargaba de una sensación de libertad y júbilo que hacía olvidarme de todo… como el mar y yo fuéramos uno solo y nada, absolutamente nada existiera a nuestro alrededor. Después de varios minutos, nadé de regreso a la orilla. Inhalé y exhalé hondamente, bajo los tenues y apenas visibles rayos del sol que se asomaban entre la negrura del día. Dejé caer la tabla de surf a un lado, sentándome en la arena, tomé una botella de cerveza y con un simple movimiento del destapador la tapa salió disparada a un lado, emanando un sonido gaseoso. Bebí de un solo trago toda mi cerveza, regocijándome de la sensación de placer que me provocaba el disfrutar de una fresca y deliciosa cerveza. Inspiré profundamente, destapando otra cerveza y dándole un largo trago, limitándome a mirar de una manera ausente y distraída el horizonte, el sonido de las olas, el océano en su plenitud daba a mi alma la tranquilidad que tanto anhelaba. Ni siquiera fui capaz de forzar un lastimero intento de sonrisa, cuando escuché una voz que no me costó trabajo reconocer, a pesar de que no era una voz que solía escuchar frecuentemente, reconocería ese tono ciegamente. En vez de mostrar un rostro más amable, este se ensombreció en el momento que los tenues rayos del sol se vieron opacados por una nube pasajera que los cubrió en su totalidad. – Nada que no se haya sabido con anterioridad ¿no te parece? – abordé monótonamente, para después dar un largo trago a mi cerveza. Durante los últimos días, el único tema “controversial” para la prensa era el siguiente: “Henry Windsor: ¿en la depresión post-rompimiento?. El chico volvió a la soltería y no puede ocultar su tristeza ¡sniff!. Los rompimientos siempre son difíciles de superar y tal parece que el príncipe Henry está sumido en la depresión por que ahora tiene que olvidar a Irene Urdangarín, quien fue su novia por más de tres meses. Una fuente cercana a la ex pareja afirma que se dieron un break. Los horarios poco compatibles hicieron que el amor se apagara. Por otro lado, fuentes más rigurosas y confiables rumoran que la verdadera causa que marcó el fin de la relación de la joven pareja de enamorados se debió a que Irene Urdangarín mantenía un romance clandestino con su profesor de Cultura Clásica; sin duda, un golpe terrible para Henry. Con su hermano mayor, William, que fue trasladado a urgencias a causa de un accidente durante el mes de septiembre, y su hermana menor, Diana, en rehabilitación por la constante presión que ha vivido en los últimos meses la adolescente británica; la familia real se ha visto en una dura y difícil situación con sus herederos. La pregunta que muchos de ustedes se formulan, pero pocos se atreven a expresar es: Los hechos recientes ¿conllevaran a que el príncipe Henry vuelva a las andadas?. Eso es algo que está por verse, por lo que estaremos muy al pendiente de nuestro joven príncipe. Mientras tanto: Chicas, ¿quién se apunta a consolar a uno de los príncipes más apuestos de la monarquía europea? ¡Uff! Vaya pregunta ¿verdad?. A partir de hoy… ¡Guerra sin cuartel!”. – ¿Te parece extraño que algunos quieran desprenderse de la patética rutina? ó, no… mejor dicho que raro que algunos quieran desprenderse de la patética vida a la que fueron… ¿“condenados”? – mascullé con burda ironía, sin detenerme a pensar si era correcto o no expresarme de esa forma. Desde hace algún tiempo había dejado de ser esa persona que Bea describía... por diferentes razones que me obligaron a dejar de lado la vida empedernida que había adoptado en llevar. ¿De qué había servido intentar ser una mejor persona cuando a nadie le interesaba en lo más mínimo?. De reojo noté y percibí la suavidad de uno de sus delicados dedos repasaba de arriba hacia abajo contorneando mi brazo y una de sus clásicas sonrisas dibujándose en su rostro. – Aunque, viéndolo de otro modo… podría preguntarte lo mismo ¿no crees? – añadí, denotando curiosidad, mirándole con el ceño ligeramente fruncido, antes de darle otro trago a mi cerveza. – ¿A quien has venido a romperle el corazón el día de hoy, dolce Bea? – pregunté casualmente, como si me limitara a preguntar la hora o a comentar el clima; dándole un acento italiano a las dos últimas palabras. Conocía a Bea desde hace algún tiempo… y su fama y reputación daba mucho que desear a los ojos de los demás, quiénes de la misma manera que a mí, tachaban su comportamiento como inapropiado. Pero, ¿quién era yo para juzgarla?, a diferencia de los demás, yo no me ocultaba detrás de una máscara de hipocresía.


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Mensaje  ιzzy нale Mar Mayo 17, 2011 1:16 am

<BLOCKQUOTE>Yukki Khaudari
__________________________________________
~Yukki Khaudari
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Animadora- Hockey- Yoga
feat. Georg L ||text.xxx||place.pasillos

</BLOCKQUOTE>


Posteos,, chap # 6  Hwang%20Mi%20Hee%20Updates%20again%20(14)
La hermana de Izzie, Paris, habia sido atacada por un tipo que aun desconociamos el nombre. La verdad me habia preocupado mucho ya que Paris era una de mis personas favoritas, ya que por Izzie la llegue a conocer mucho y esta era tan espontanea, valiente y risuena, que era extrano pensar que algo asi le habia pasado. Los padres de Izzie le dijeron que estaba "estable", pero un estable sabia que no era suficiente para Izzie, ni para nadie en realidad. Estaba preocupada por ella, no queria verla desolarse como lo hizo en la muerte de su abuela. Sabia que era dificil decirle todo estara bien cuando ni siquiera sabiamos algo sustantivo de lo que habia pasado. Mientras que el profesor explicaba algo, aproveche y me meti en mi telefono y ya estaba en internet las noticias de lo que le habia pasado a Paris. No queria mostrarselo a Izzie, sabia que la haria enojarse o sentirse peor. Suspire mirando al profesor y me senti algo culpable de no prestar ni un poco de atencion. La campana sono, y recogi mis cosas al mismo ritmo que Izzie.

Aunque no queria dejarla, debia reunirme con Georg, ya que teniamos que ensayar. Habia aceptado hacer un dueto con el, para musica, y bueno la verdad es que me parecia divertido nunca habia hecho algo asi, y si, lo que mas me emocionaba era pasar tiempo con el, con Georg. Cuando estaba con el todo se me olvidaba y todo era color rosa. Me despedi de Izzie y le di un gran abrazo y le recorde que me podia llamar cuanto quisiera. De todas manera almorzaria con ella, pero hasta entonces iba a ensayar con Georg. Me fui hasta el salon de donde debia estar saliendo en este momento Georg. Subi dos pisos y finalmente llegue, aun parecia que nadie habia salido. Pero en eso vi que los primeros comenzaron a salir. Me quede un poco alejada porque si no me podian pisar, en eso vi que Georg salio, este hablaba con una chica que no conocia la verdad. Pero lo que vi me dejo sin respiracion por un segundo, este beso su mano y le sonrio luego. La chica se marcho luego de eso. Mi corazon latia, latia como loco, sentia como mis mejillas se enrojecian y me sentia tensa, me sentia como si quisiera ir a quitarle los ojos a la chica. Me sentia enojada? no era algo mas... no era enojada era otra cosa, que nunca habia sentido... no tenia idea de lo que era, pero queria ser yo la que el besara y le sonriera de esa manera. Por un momento queria salir corriendo, pero vi que se dio cuenta de mi presencia y se dirigia hacia mi. Mire hacia otro lado, no queria mirarlo a los ojos, aun sentia que mi corazon se me iba a salir y me sentia extrana no entendia muy bien... pero no era algo bueno-hola...- me limite a decir y cuando iba este a darme un beso en la mejilla como solia hacer, lo esquive e hize como si comenzara a caminar- donde quieres ensayar?- sabia que no era bueno que lo tratara asi, el no era mi novio, y el tenia toda la libertad de estar con quien quisiera, pero no me sentia normal, sentia... no se... celosa?
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Mensaje  ιzzy нale Mar Mayo 17, 2011 1:45 am

Georg de Liechtenstein
as: Georg Antonius Constantin Maria de Liechtenstein
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]

Posteos,, chap # 6  Whfpmf_
Cerré la puerta la habitación de un solo golpe… como si eso de alguna manera me ayudara a desahogar la frustración y la exasperación que tenía por dentro. Ya tenía encima demasiadas obligaciones para que me cargaran una más ¿Por qué maldita sea?… Siempre he respetado y acatado las decisiones de mi padre y de mi abuelo, siempre me he visto en la obligación de hacer lo correcto, teniendo en cuenta que es lo que esperan de mí… siempre he tenido que anteponer mis obligaciones, antes que mis emociones, pero, lo que acababa de escuchar hace unos minutos por teléfono… era… ERA COMPLETA UNA LOCURA. Lo que mi padre acababa comunicarme sobrepasaba mis límites… Sabía que no podía interferir en las decisiones de mi abuelo, ni en las de mi padre… pero, si piensan que voy a aceptar tal responsabilidad como lo es dirigir una nación, están muy equivocados. Por la simple y sencilla razón de que no era el indicado… ni mucho menos estaba lo suficientemente preparado para cargar con el peso que conlleva ser el siguiente gobernante de nuestra nación. Esta decisión… lo cambiaba todo… aún era demasiado pronto para tener un proyecto de vida… pero, la idealización de lo que sería de mi vida en algunos años, se había desmoronado. A causa de la decisión de Joseph de abdicar su derecho al trono, para casarse, formar una familia y tener una vida normal y sin ninguna complicación, mi abuelo había tenido un infarto y en este instante se encontraba internado, aunque según mi padre, su estado de salud se reportaba como estable. Pasé ambas manos por mi rostro, haciendo un esfuerzo por tranquilizarme… pensar con claridad, pero, la frustración por no saber como cargar con la responsabilidad y la preocupación de saber que mi abuelo se encontraba hospitalizado, me tenía con la cabeza echa un lío. ¿Qué demonios podría hacer? Huir no era la solución a mis problemas… aunque sea la salida fácil. La inseguridad… siempre ha sido uno de mis mayores defectos. He ahí el problema… la razón por la que no me sentía apto para cargar con esta responsabilidad. Eché a andar con paso lento y seguro hasta el teatro, donde había quedado de verme con ese pequeño ángel… que dio paso a convertirse en la dueña de mi corazón y de mis pensamientos… mi pequeña Lottie. Yukki, que con su dulzura y su ternura, de alguna manera logró abrir nuevamente las puertas de mi corazón, brindándome una esperanza… una ilusión para volver a creer en el amor. Palabras cursis, lo sé… pero ella… y solo ella era la única que me hacía sentir de esta manera. El Teatro y el Aula de Música, se habían convertido en nuestros lugares secretos, lugares en los cuales podíamos charlar tranquilamente durante el tiempo que quisiéramos. Una vez que me aseguré que el Teatro estuviera desocupado, caminé hasta el escenario, para finalmente atravesar el telón, donde se ubicaba un viejo piano que por lo general la Profesora Pierce y los estudiantes del Taller de Música y Teatro utilizaban para ensayar los musicales y las obras de teatro. Saqué algunas partituras de mi mochila, para posteriormente colocarlas en su lugar, al tiempo que me sentaba en el banquillo y dejaba que mis dedos se deslizaran suavemente por las teclas del piano, al ritmo de una delicada melodía que había compuesto desde hace algún tiempo y que aún me faltaba por hacerle unos arreglos… una melodía que había compuesto para mi pequeño ángel de la música. Dejé de tocar un instante, tomando el lápiz que se encontraba detrás de mi oreja, para hacerle un arreglo a la partitura y que no me favorecía para la melodía, cambiando una nota por otra. Dejé caer el lápiz con nerviosismo cuando escuché su voz… alcé inmediatamente, encontrándome con su mirada, esa hermosa mirada, que de alguna manera me tenía… hechizado… pues estaba más enamorado que nunca, esos ojos hermosos ojos que por un momento hicieron que olvidara mis preocupaciones y la responsabilidad que tarde o temprano tendría que asumir. Respondí a su saludo con una simple y sencilla sonrisa en mi rostro. A pesar de que entre nosotros había nacido una amistad única… había momentos en los que me sentía como un completo imbécil… por no saber que decir… o como expresarme, sin ser demasiado obvio con lo que ella brotaba en mí interior. Asentí tranquilamente, dibujando una suave sonrisa cuando me pidió que tocara algo para ella. Según Yukki, era mil veces mejor tocando el piano que ella… pero lo que no sabe es que desde el momento que llegó a mí vida, se convirtió en mi musa… en mi inspiración, en mi ángel de la música. – Con gusto… pero ¿sabes algo? nada me complacería más que uno de estos días aceptaras tocar un dueto conmigo. – Su voz era tan dulce… que no me extrañaría que en un futuro se convirtiera en una famosa cantante. Ahora que lo pienso… extrañamente ninguno de los dos nos hemos detenido a pensar que camino tomaríamos al graduarnos. En el fondo… temía que esta decisión la aleje de mi lado, para siempre. Teniendo en cuenta que este era mi último año en el Internado… ¿tendría que hacerme a la idea de que tomaríamos caminos diferentes? ¿Tendría que sacrificar lo que siento por ella para convertirme en el soberano que mi padre y mi abuelo desean que sea? Bajé la mirada… esta responsabilidad demandaba sacrificar mi corazón… ¿tendría el valor de hacerlo? Fruncí los labios, al tiempo que colocaba el lápiz detrás de mi oreja, aprovechando un momento de distracción por parte de Yukki… para colocar hasta el final de las demás partituras, la partitura con su melodía. Arrugué ligeramente el entrecejo, meditando en silencio sus palabras… palabras que no dudé en comprender, sin tener la necesidad de que se explicara más a fondo. La situación entre nuestros dos mejores amigos no daba paso a mejorar y debo confesar que temía que uno de estos días Liam cometiera una locura… alguna imprudencia por creer que se había equivocado al enamorarse de la chica equivocada. Nunca lo había visto así… y el hecho de que hubiese vuelto a retomar ese maldito vicio me preocupaba seriamente. – Lottie, mírame… – le pedí tranquilamente, tomando delicadamente su mentón entre mi mano, para que me mirara a los ojos. Aunque lo ocultara, en su mirada era evidente la tristeza y el verla de esa manera… jodía rotundamente. Jamás me ha gustado ver sufrir a las personas que quiero… y mucho menos tratándose de la chica que quería con todo mi corazón. – Entiendo como te sientes… pero, no por el hecho de que nuestros amigos no puedan estar juntos… eso no te impide que disfrutes y te emociones por algo que a ti te hace feliz… – le hice saber, en un tono tranquilo, haciendo un esfuerzo por reconfortarla. – Créeme, nada me gustaría más ver a mi mejor amigo con la chica de sus sueños. – De la misma manera, que deseaba con la misma intensidad confesarle a Yukki lo que sentía por ella. Suspiré. – Pero… a fin de cuentas me parece que ambos sabemos que solo una personita en especial lo hará cambiar. – Ambos se querían… y aunque había estado a punto de romper la promesa que le había echo a Izzie y decirle de una vez por todas a la verdad a Liam… en el fondo sabía que aunque se lo dijera… la única que realmente podría hacerlo cambiar era Izzie y no nosotros.


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Mensaje  ιzzy нale Lun Mayo 23, 2011 10:41 pm

Georg de Liechtenstein
as: Georg Antonius Constantin Maria de Liechtenstein
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[ Con Yukki Khaudari // Pasillos
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Posteos,, chap # 6  2qjc6u0_
Cerré la puerta la habitación de un solo golpe… como si eso de alguna manera me ayudara a desahogar la frustración y la exasperación que tenía por dentro. Ya tenía encima demasiadas obligaciones para que me cargaran una más ¿Por qué maldita sea?… Siempre he respetado y acatado las decisiones de mi padre y de mi abuelo, siempre me he visto en la obligación de hacer lo correcto, teniendo en cuenta que es lo que esperan de mí… siempre he tenido que anteponer mis obligaciones, antes que mis emociones, pero, lo que acababa de escuchar hace unos minutos por teléfono… era… ERA COMPLETA UNA LOCURA. Lo que mi padre acababa comunicarme sobrepasaba mis límites… Sabía que no podía interferir en las decisiones de mi abuelo, ni en las de mi padre… pero, si piensan que voy a aceptar tal responsabilidad como lo es dirigir una nación, están muy equivocados. Por la simple y sencilla razón de que no era el indicado… ni mucho menos estaba lo suficientemente preparado para cargar con el peso que conlleva ser el siguiente gobernante de nuestra nación. Esta decisión… lo cambiaba todo… aún era demasiado pronto para tener un proyecto de vida… pero, la idealización de lo que sería de mi vida en algunos años, se había desmoronado. A causa de la decisión de Joseph de abdicar su derecho al trono, para casarse, formar una familia y tener una vida normal y sin ninguna complicación, mi abuelo había tenido un infarto y en este instante se encontraba internado, aunque según mi padre, su estado de salud se reportaba como estable. Pasé ambas manos por mi rostro, haciendo un esfuerzo por tranquilizarme… pensar con claridad, pero, la frustración por no saber como cargar con la responsabilidad y la preocupación de saber que mi abuelo se encontraba hospitalizado, me tenía con la cabeza echa un lío. ¿Qué demonios podría hacer? Huir no era la solución a mis problemas… aunque sea la salida fácil. La inseguridad… siempre ha sido uno de mis mayores defectos. He ahí el problema… la razón por la que no me sentía apto para cargar con esta responsabilidad. Eché a andar con paso lento y seguro hasta el teatro, donde había quedado de verme con ese pequeño ángel… que dio paso a convertirse en la dueña de mi corazón y de mis pensamientos… mi pequeña Lottie. Yukki, que con su dulzura y su ternura, de alguna manera logró abrir nuevamente las puertas de mi corazón, brindándome una esperanza… una ilusión para volver a creer en el amor. Palabras cursis, lo sé… pero ella… y solo ella era la única que me hacía sentir de esta manera. El Teatro y el Aula de Música, se habían convertido en nuestros lugares secretos, lugares en los cuales podíamos charlar tranquilamente durante el tiempo que quisiéramos. Una vez que me aseguré que el Teatro estuviera desocupado, caminé hasta el escenario, para finalmente atravesar el telón, donde se ubicaba un viejo piano que por lo general la Profesora Pierce y los estudiantes del Taller de Música y Teatro utilizaban para ensayar los musicales y las obras de teatro. Saqué algunas partituras de mi mochila, para posteriormente colocarlas en su lugar, al tiempo que me sentaba en el banquillo y dejaba que mis dedos se deslizaran suavemente por las teclas del piano, al ritmo de una delicada melodía que había compuesto desde hace algún tiempo y que aún me faltaba por hacerle unos arreglos… una melodía que había compuesto para mi pequeño ángel de la música. Dejé de tocar un instante, tomando el lápiz que se encontraba detrás de mi oreja, para hacerle un arreglo a la partitura y que no me favorecía para la melodía, cambiando una nota por otra. Dejé caer el lápiz con nerviosismo cuando escuché su voz… alcé inmediatamente, encontrándome con su mirada, esa hermosa mirada, que de alguna manera me tenía… hechizado… pues estaba más enamorado que nunca, esos ojos hermosos ojos que por un momento hicieron que olvidara mis preocupaciones y la responsabilidad que tarde o temprano tendría que asumir. Respondí a su saludo con una simple y sencilla sonrisa en mi rostro. A pesar de que entre nosotros había nacido una amistad única… había momentos en los que me sentía como un completo imbécil… por no saber que decir… o como expresarme, sin ser demasiado obvio con lo que ella brotaba en mí interior. Asentí tranquilamente, dibujando una suave sonrisa cuando me pidió que tocara algo para ella. Según Yukki, era mil veces mejor tocando el piano que ella… pero lo que no sabe es que desde el momento que llegó a mí vida, se convirtió en mi musa… en mi inspiración, en mi ángel de la música. – Con gusto… pero ¿sabes algo? nada me complacería más que uno de estos días aceptaras tocar un dueto conmigo. – Su voz era tan dulce… que no me extrañaría que en un futuro se convirtiera en una famosa cantante. Ahora que lo pienso… extrañamente ninguno de los dos nos hemos detenido a pensar que camino tomaríamos al graduarnos. En el fondo… temía que esta decisión la aleje de mi lado, para siempre. Teniendo en cuenta que este era mi último año en el Internado… ¿tendría que hacerme a la idea de que tomaríamos caminos diferentes? ¿Tendría que sacrificar lo que siento por ella para convertirme en el soberano que mi padre y mi abuelo desean que sea? Bajé la mirada… esta responsabilidad demandaba sacrificar mi corazón… ¿tendría el valor de hacerlo? Fruncí los labios, al tiempo que colocaba el lápiz detrás de mi oreja, aprovechando un momento de distracción por parte de Yukki… para colocar hasta el final de las demás partituras, la partitura con su melodía. Arrugué ligeramente el entrecejo, meditando en silencio sus palabras… palabras que no dudé en comprender, sin tener la necesidad de que se explicara más a fondo. La situación entre nuestros dos mejores amigos no daba paso a mejorar y debo confesar que temía que uno de estos días Liam cometiera una locura… alguna imprudencia por creer que se había equivocado al enamorarse de la chica equivocada. Nunca lo había visto así… y el hecho de que hubiese vuelto a retomar ese maldito vicio me preocupaba seriamente. – Lottie, mírame… – le pedí tranquilamente, tomando delicadamente su mentón entre mi mano, para que me mirara a los ojos. Aunque lo ocultara, en su mirada era evidente la tristeza y el verla de esa manera… jodía rotundamente. Jamás me ha gustado ver sufrir a las personas que quiero… y mucho menos tratándose de la chica que quería con todo mi corazón. – Entiendo como te sientes… pero, no por el hecho de que nuestros amigos no puedan estar juntos… eso no te impide que disfrutes y te emociones por algo que a ti te hace feliz… – le hice saber, en un tono tranquilo, haciendo un esfuerzo por reconfortarla. – Créeme, nada me gustaría más ver a mi mejor amigo con la chica de sus sueños. – De la misma manera, que deseaba con la misma intensidad confesarle a Yukki lo que sentía por ella. Suspiré. – Pero… a fin de cuentas me parece que ambos sabemos que solo una personita en especial lo hará cambiar. – Ambos se querían… y aunque había estado a punto de romper la promesa que le había echo a Izzie y decirle de una vez por todas a la verdad a Liam… en el fondo sabía que aunque se lo dijera… la única que realmente podría hacerlo cambiar era Izzie y no nosotros.


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Mensaje  ιzzy нale Miér Mayo 25, 2011 8:44 pm

Izzie Bessette
as: Isobel Aurelle Bessette
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Posteos,, chap # 6  2zrm68z
Posteos,, chap # 6  30vls39_
“Esto era demasiado como para poder resistirlo, por más que me esmerara en aparentar una fortaleza carente de existencia, sus palabras, me estaban desmoronando lentamente- El dolor que sentía ante sus palabras, era igual o peor que el haberme enterado que mi abuela se había ido para siempre e incluso más terrible que el darme cuenta por mí misma que mi propia hermana no me tenía la suficiente confianza para contarme sus problemas y que como siempre… era la última en enterarme de las cosas. Todo esto era demasiado… y simplemente no era capaz de soportarlo. Juro que a veces quisiera ser como… Davy Jones, arrancarme el corazón y liberarme de mis sentimientos, para no sentir más dolor ni volver a sufrir nunca en la vida” Cerré los ojos fuertemente, haciendo un esfuerzo descomunal por no largarme a llorar, pero, a pesar de que sus palabras, fueran lo más doloroso que he oído en mí vida, tenía razón… lo había alejado de mí vida, y ahora tenía que afrontar las consecuencias de mis actos… lo había apartado y todo por culpa de mis miedos, la inseguridad que me caracterizaba desde que tengo memoria y que sin duda, era algo que nos diferenciaba a mi hermana y a mí; nunca sería como Paris… una chica valiente y segura de sí misma… dispuesta a nunca rendirse. Era una cobarde… y siempre lo sería… mi inseguridad, lo había alejado, y ya no había vuelta atrás. Will, era un chico maravilloso… y me dolía ver que su sufrimiento era tan doloroso como el mío. Lo había lastimado… y yo, no era capaz de hacer nada para enmendar mis errores. Si tan solo tuviera el valor de decirle que lo quería… que lo quería como a nada en el mundo, todo sería diferente. Pero, en el fondo tenía la certeza de que él aún sigue enamorado de Serena… aunque lo negara, él aún la quería… y si me había comportado de esa manera tan… errada, era por la simple y sencilla de que no quería sufrir. Apreté fuertemente el puño, como si eso de alguna manera me ayudara a sobrellevar el dolor que me provocaban sus palabras. – Ya basta, no sigas… – pedí, sintiendo que mi voz se quebraba completamente al pedirle que dejara de hablar de esa manera tan… dolorosa. Mi pecho subía y bajaba lentamente al compás de mi respiración… – Tú no tienes idea… tú no sabes… – musité entrecortadamente, abrazándome a mí misma, notando lo encendidas que se encontraban mis mejillas. La cabeza me daba vueltas, y mi corazón latía aceleradamente. Me dolía lo que estaba haciendo con su vida. – ¿Qué es lo que pretendes? – pregunté débilmente, mirándole de una manera apagada y triste. – Hablas como si no me importaras en lo más mínimo… como si a mí no me doliera toda esta situación, pero, es que tú no comprendes. – Bajé la mirada, cansada. Él alguna vez me contó que hacía mucho tiempo había perdido a su madre, y comprendí su dolor, el perder a una de las personas que más has amado en la vida es un golpe duro y difícil de afrontar. Con los meses he ido resignándome… pero, la muerte de mi abuela aún era muy reciente y no podía olvidarla tan fácilmente. Me negaba a aceptar que se había ido, para nunca volver. Y ahora con la situación que está viviendo mi hermana, sentía que eran demasiadas cosas y de seguir así acabaría explotando. – Tenía… miedo… – confesé, dándome la media vuelta para evitar mirarlo a los ojos, la única manera para que no terminara derramando mis lágrimas delante de él. Los momentos que compartí con Will, habían sido los momentos más dulces y felices… momentos que nunca antes había vivido. – Lo que viviste con Serena fue… especial, al principio todo fue… magia y colores… viajaron y vivieron juntos cosas increíbles, tuvieron la oportunidad de conocerse… – no quería entrar en detalles, pero, estaba consciente de que lo suyo con Serena, realmente fue especial y lo peor de todo es que ella seguía sintiendo cosas por él. Respiré profundamente, dándome la media vuelta para mirar esos ojos azules. – En cambio yo, Will… era la primera vez que… – dilo… anda dilo… – estaba experimentando algo que nunca había sentido con ninguna otra persona, un sentimiento diferente. – Si ya había llegado hasta este punto ¿tendría que soltárselo? – Dices que no me importas… pero, me importas más de lo que tú te imaginas, por que… por que me enamoré de ti, William – reconocí finalmente, sin apartar en ningún momento la mirada de sus ojos, sintiendo la enorme necesidad de que lo sentía por él era sincero. – Ahora lo sabes… y aunque ya no sea la misma Isobel que afirmas nunca haber conocido… no va a cambiar lo que siento por ti. – Will, tenía razón… había cambiado, solo que ni yo misma me había dado cuenta de esa cambio hasta ahora, dadas las circunstancias. – Lo que sea que me pase… no está en discusión – volví mi rostro, apartando la mirada por primera vez en varios segundos. – Después de todo… ni siquiera supe conservar tu amistad… sin dejar de lado el hecho de que soy una desconocida para ti, entonces, dudo que te interese lo que a mí me pase. – confesé con un nudo en la garganta, limpiando las lágrimas de mis mejillas.
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Posteos,, chap # 6  Empty Re: Posteos,, chap # 6

Mensaje  ιzzy нale Miér Jun 01, 2011 2:10 am

Juan Urdangarín
as: Juan Valentín de Todos los Santos Urdangarín y Borbón
+ Universitario - Primer año (Ciencias Políticas) >> Fútbol (Capitán y Arquero) ;; Rugby (Primer Centro) ;; Natación
[ Con Natalie Castle // Habitación - Hermandad ]

Posteos,, chap # 6  9i8ow6
Posteos,, chap # 6  242eceu_
Jamás en toda mí vida, he comprendido por qué mis padres tienden a la exageración. Entiendo a la perfección el hecho de que no debemos tomar como una casual coincidencia el incidente en la Feria de la Naciones… pero, plantarnos Guardias de Seguridad las 24 horas del día… era una rotunda estupidez que sobrepasaba los límites de cualquiera. Respiré lenta y profundamente, pasando una mano por mi rostro, remontando mis pensamientos al día del accidente. Jamás he creído en el destino, ni mucho menos en las casualidades… es por esa razón, que había momentos en los que me parecía… no sé… irreal, el toparme en este lugar a la chica que no había dejado de ver en ningún momento durante aquel partido del Real Madrid. Había algo en Natalie, que… simple y sencillamente no podía explicarme a mí mismo. Al verla… dentro de mí brotaba un sentimiento diferente al que alguna vez creí llegar a sentir por alguien. Hubo un tiempo en el que creí que Paris era mí chica ideal… ahora me doy cuenta de lo equivocado que estaba, Paris es sin duda alguna la chica ideal, pero predestinada a estar con mí hermano, y no conmigo. Solo espero que Pablo, sepa ver en sí mismo lo que realmente siente y de alguna manera… enmendar las cosas a tiempo, antes de que sea demasiado tarde. Por otro lado, cada vez que… extrañamente pienso en Natalie, no puedo evitar sonreír. A pesar de que… finalmente había reunido el valor suficiente para mantener una conversación e invitarla a salir, sin ninguna clase de formalidad, simplemente como dos personas que recién se conocen e intentan entablar una amistad. Las cosas no resultaron de la manera que esperaba… en mí intento por protegerla, un desconocido nos arrinconó, amenazándonos a punta de pistola. Durante el trayecto de la plaza al Hospital, Natalie no dejaba de regañarme una y otra vez por haber enfrentado a un sujeto con un arma. Sabía que entre la histeria y la molestia de Natalie, estaba mezclada su preocupación… teniendo en cuenta que en su mirada pude percibir lo que en ese momento atravesaba sus pensamientos y lo que menos deseaba era que se sintiera culpable por algo que sencillamente no era su culpa. Sé que no puedo negar quien soy… pero, juro que hay momentos en los que quisiera que no me trataran como a uno más de las preciadas joyas de la corona. Las personas a mí alrededor, creen que solo por el hecho de pertenecer a la realeza te hace especial, intocable e inalcanzable… juro que a veces quisiera… no sé… cambiar de identidad, vivir mí vida, sin ninguna clase de ataduras, ni protocolos, ni reglamentos que seguir al pie de la letra. Tener de alguna manera la oportunidad de tomar mis propias decisiones, sin la influencia de mis padres… quiénes a pesar de que se preocupan y velan por nuestro futuro, muchas veces no es lo que nosotros deseamos, y eso es algo que realmente deseaba cambiar. Pasé una mano por mi rostro, haciendo un esfuerzo por no pensar… y enfocar mis pensamientos en las hojas con los problemas de Física. Esbocé una mueca, al notar lo incómodo que era traer un cabestrillo colgando del cuello, inmovilizando mi brazo izquierdo. Resoplé con pesadez, al tiempo que abría la gaveta del escritorio, sacando la calculadora científica para confirmar los resultados de las operaciones. Justo en ese momento, unos golpes en la puerta llamaron mi atención. Alcé la vista inmediatamente, al escuchar una voz vagamente familiar, la cual me hizo sonreír inconscientemente. Por supuesto, adelantedije en un tono amable y bonachón, invitándola a pasar, incluso la pregunta ofendía. A pesar de que Natalie y yo teníamos relativamente muy poco tiempo de tratarnos… oficialmente ya la consideraba una amiga. Descuida, no tienes de qué preocuparte añadí en un tono tranquilo y despreocupado, al notar un note de vergüenza en el tono de su voz y en sus gestos. Solo a mí, se me ocurre adelantar tarea y precisamente en viernes bromeé, mientras me levantaba y jalaba una silla acercándosela y ofreciéndole amablemente con mi brazo sano asiento, en caso de que deseara sentarse un momento. Esbocé una débil y apenas visible sonrisa en mí rostro, al notar que miraba mi brazo enyesado a causa de la herida de bala. Negué por enésima vez restando importancia a sus palabras de agradecimiento. Ni lo menciones… dije simple y sencillamente, un poco… incómodo por sus palabras y por la situación, realmente no sabía qué decir… Le había pedido de favor a Natalie, que olvidáramos el incidente, dado a que no quería que… se atormentara con lo que sucedió y que dejara de lado esa culpa que podía leer en sus ojos. Ladeé suavemente la cabeza, mirándole con aire de curiosidad, tras escuchar sus palabras y ver como sacaba de su bolso un libro de Teorías Químicas. Vaya… yo… no sé que decirte… Alcé ambas cejas con ligera extrañeza y sorpresa, por su obsequio. La miré de manera jovial y entretenida. No era necesario que te tomaras esa clase de molestias expliqué, hablándole en un tono amable. Aparté la mirada de sus ojos, pasando una mano por la pasta del libro, observándole con suave alegría. Gracias, castaña Sonreí de manera sincera y realmente agradecida por su obsequio, al tiempo que me levantaba y le plantaba un suave, cálido y amistoso beso en la mejilla. Sin duda, llevo la palabra “nerd” grabada en la frente ¿no es verdad? bromeé, sintiéndome un poco… apenado, por haberla besado en la mejilla de manera desprevenida.
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Mensaje  ιzzy нale Mar Jun 21, 2011 3:40 am

DIANA WINDSOR

Es: SAR, la Princesa: Marie Louise Diana Elizabeth Charlotte Mountbatten Windsor de Gales

Tiene 17 años y estudia segundo año en el Instituto.
Participa en las actividades: natación; arte; yoga


Está con: Nate Thompson ; en los terrenos


Posteos,, chap # 6  Normal_princessprotectionprogram_avi_004080440_
Posteos,, chap # 6  Normal_princessprotectionprogram_avi_004083360_
Posteos,, chap # 6  Normal_princessprotectionprogram_avi_004087960
Estuve casi más de un día sin tomar los medicamentos debido al viaje que tuve que hacer desde España hasta Konstanz en avión, y el hecho de perder la conciencia y la visión comenzaba a hacerse algo ritual; sin embargo, hubo un tiempo en el que ‘me perdí’ y que cuando volví a abrir los ojos me encontré ni más ni menos que con el rostro del doctor Luzzatto, sabiendo que estaba de regreso en el Instituto. Él me puso al tanto de todo lo que ocurría en el Instituto, sobre la cuarentena, el ejército rodeando el campus, los enfermos en el gimnasio, y como suponían que me habían infectado, intentando traspasar el virus a otros países como si fuésemos una especie de ratas de laboratorio, y que me habían inyectado el virus mientras dormía; haciendo que de esta forma pudiese estar fuera del gimnasio sin peligro de contagiar a otras personas, pero teniendo cuidado de que si perdía sangre podía hacerlo. También, fue quien me informó que Will, todavía seguía inconsciente en el hospital de la ciudad, y que no había forma de saber sobre su estado actual debido a que como en el Centro de Rehabilitación, no había forma de comunicarse con el exterior. Me sorprendió a mí misma con la actitud que tomé la noticia, y empezaba a considerar que haber estado fuera me había ayudado a centrarme quizás un poco más y a tratar de tomarme las cosas desde otra perspectiva, quizás no positiva (¿Qué mierda de positivo podía haber cuando estábamos encerrados a punto de morir si no encontrábamos una solución?).
Luego de salir de la enfermería, me puse a recorrer el colegio: en tres meses que me había ido, parecía como si todo de alguna forma siguiese igual que siempre. Lo raro y diferente, era que había gente que me detenía en el camino y me preguntaba ¿Cómo estaba?, y que encima era gente que ni siquiera conocía; yo simplemente sonreía (o intentaba), y les decía que estaba bien. En cierta forma, era como haber vuelto a casa, y lo curioso de todo, era que además tenía ganas de ver a mis amigos, que no estaba segura si sabían o no que había regresado hacía ya algunas horas. Decidí salir a los terrenos del Instituto, ya que hacía tiempo que no apreciaba la luz natural del sol. Al principio, incluso me molestó un poco cuando los primeros rayos comenzaron a chocar contra mi piel, pero luego fue una sensación más placentera. Anduve caminando un poco, hasta que de pronto detuve mis pasos al ver a una persona, al verlo a él, más precisamente. Supe inmediatamente de quien se trataba, a pesar de que tuviese un hermano totalmente igualmente a él: era incapaz de confundirle, por la forma en que caminaba, el tipo de ropa que usaba, y la forma en que mi corazón había empezado a latir al verle.
- ¡Nate! – grité a todo pulmón mientras le llamaba para que se detuviese. - ¡Nate! – volví a gritar por segunda vez, creyendo que quizás no me hubiese salido la voz en el primer intento y de que por consiguiente no me hubiese escuchado. ‘Dios, como siguiese latiendo el corazón así en estos momentos, se me iba a salir en cualquier momento’ pensé frunciendo el ceño, sintiéndome más emocionada de lo que me había sentido en los últimos tres meses. Fueron unos cuantos pasos que di hasta que él y yo quedamos a la misma altura, y sin poder evitarlo, esbocé una sonrisa al verle. Le veía exactamente igual a como le recordaba, aunque quizás un poco más pálido de lo normal. Me preocupaba el efecto que podría causarle este estúpido virus, respecto a la diabetes que tenía… definitivamente iba a tener que cuidado: no más cortes, ni caídas, ni nada donde pudiese perder sangre e infectarle- Diana.. –respiré profundamente cuando susurró mi nombre: la cantidad de veces que había soñado con su voz, me hacía parecer como si estuviese viviendo un sueño de esos raros. estás... estás aquí? asentí con la cabeza levemente, y de pronto fue cuando sus brazos me rodearon. Me quedé estática sin poder evitarlo… no recordaba cuando había sido la última vez que alguien me había abrazado de esa forma; pero luego de unos segundos, le respondí el abrazo, cerrando fuertemente mis ojos, y reconociendo para mis adentros lo mucho que le había extrañado, quizás incluso, más que a nadie.- no sabes cuánto me alegras, no sabes lo feliz que me hacesaquella sonrisa que dibujó en sus labios, sin poder evitarlo me hizo sonreír a mí también. - estas bien? me encogí de hombros a modo de respuesta, separándome un poco de él. Según me había contado el Doctor Luzzatto, aparentemente todos aquí ya sabían lo que estaba sucediendo con el virus y no tenía sentido ocultarle que yo estaba infectada. – Sí… estoy bien – dije casi automáticamente, como cada respuesta que daba últimamente – Supongo que ningún loquero es suficiente para mí – intenté bromear mientras esbozaba una leve sonrisa. ‘¡¡Eh!! Eso sonó casi como lo que diría la vieja Diana!!’ dijo mi mente emocionada por el comentario. Supongo que en parte también la echaba de menos a esa Diana. – Te ves pálido – murmuré cambiando de tema, mientras estiraba un poco mi mano para observarle más detenidamente, mientras tocaba su rostro como tantas veces había hecho. - ¿Has estado bien? – le pregunté en un susurro, temiendo que su Diabetes le haya hecho más efecto o algo así. – Pareces uno de esos vampiros de Crepúsculo – solté sin poder evitarlo, sonriendo ligeramente de costado; aunque nunca me había gustado Crepúsculo, pero daba igual.
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