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Mensaje  ιzzy нale Lun Mayo 20, 2013 10:32 pm

Robyn Gallagher
Robyn Jacqueline Gallagher
16 años Sophomore esgrima & arte The Newbies no becada
está con: Ethan Gallagher, en la cubierta.
¡No me lo puedo creer! ¿Cómo era posible, que de tantos lugares en el maldito planeta, fuese a encontrarme a mi hermano acá? Cuando lo vi ayer a la tarde mientras daba una vuelta por el “barquito” casi me da un ataque al verlo. ¿Hacía cuanto tiempo que no lo veía? ¿Tres años? No estoy realmente segura pero sin duda no me esperaba verlo; creo que él no me vio y si me vio se hizo el idiota: como siempre, porque ni siquiera se acercó ni nada por el estilo. No es que yo me haya acercado tampoco a hablarle, por supuesto, pero no sé, esperaba alguna clase de reacción por su parte si me viese después de tanto tiempo. “Tal vez, incluso ya se olvidó de mí”, pensé anoche mientras daba vueltas con el vaso lleno de alcohol; supongo que fue cierta suerte que alguien lo colase, porque al menos después me ayudó a olvidarme de ello durante un rato, hasta que desperté esta mañana y recordé porqué había decidido ponerme ebria. Claro que tener resaca en movimiento no es tan agradable que digamos… pero he pasado por cosas peores que esas, por supuesto.

Básicamente puedo decir que llevo toda la mañana evitando encontrarme con Ethan. Es estúpido, porque se supone que es mi hermano: ese mismo chico que durante mucho tiempo fue quizás una de las personas más importantes de mi vida; pero ahora ni siquiera soy capaz de estar en el mismo lugar que él, porque lo único que siento es ganas de ponerme a gritar y de mandarlo a la mierda por haberme dejado sola con ese viejo que se hace llamar “mi abuelo”, el mismo que me anotó en este colegio de mierda porque casi me expulsan del Internado en el que estaba por “defenderme”. “Si me lo llego a cruzar simplemente pondré cara, como siempre hago”, pienso mientras respiro profundamente. Sí, eso voy a hacer: voy a enfrentarme a él, no importa lo que pase… no voy a ser una cobarde que huye, porque simplemente no soy así; no me da eso de tener que escaparme de las personas y no iba a empezar a hacerlo justamente ahora: ni mucho menos, con él. Respiro profundamente y me miro a mí misma en el reflejo. No soy ese tipo de chicas que se pasan horas en el espejo, de hecho: no lo tomaba en cuenta, pero supongo que mi expresión se ve reflejada en perplejidad y eso es lo importante para destacar. “Bueno, basta ya” me digo seriamente con cierta molestia. “No le voy a dar el gusto… si pretende afectarme no va a conseguirlo… ya pasé demasiado tiempo sin él y no lo necesito” me recuerdo y asiento con la cabeza mientras mi mirada me devuelve la expresión. Me doy la vuelta y salgo del baño dando un portazo, como acostumbro hacer.

La verdad es que me enferma todo esto de estar en un lugar con tantos imbéciles que se cuelgan del bolsillo de sus padres, tan caprichosos y consentidos; ni siquiera sé si voy a ser capaz de durar más de un mes antes de mandarme una de las mías y que me expulsen diciendo que mi comportamiento no es “apto” para el lugar en el que estaba. Mi intención es precisamente largarme de este lugar tan rápido como pueda, así que mi mente está comenzando a pensar en “travesuras” para hacer perder la paciencia al flamante director; es obvio que no iba a ponerme en plan caprichosa con mi abuelo diciéndole que no quería venir a este patético lugar, así que en lugar de hacer eso simplemente me voy a encargar de que me hagan expulsar, aún más y sabiendo Ethan está acá.

En fin. Da igual.

Comienzo a caminar básicamente sin ningún rumbo en particular. No acostumbro a viajar en barcos, ya que cuando no estoy en Internados alrededor de Europa (porque he estado en muchos de diferentes países en los que me han aceptado únicamente por la influencia política de mi abuelo y no precisamente por mis brillantes calificaciones) por lo general suelo encontrarme en alguna clase de campamento a los que mi abuelo me obliga a ir simplemente para deshacerse de mí. No sé qué es lo que se cree, pero sinceramente a mí no me hace gracia tener que estar con él si es lo que piensa… así que, supongo que estamos a mano con eso de que quiere enviarme lejos cada vez que puede, porque tampoco quiero estar a su lado en esas aburridas ceremonias de protocolo. De todas formas, sin irme demasiado del tema, como no acostumbro mucho a viajar en barcos (mucho menos cruceros) tengo la intención de conocer este lugar a fondo: tal vez encuentre algo al menos interesante que me haga mantener la cabeza ocupada y sin pensar en el imbécil de mi hermano merodeando por acá.

Salgo a la cubierta principal, donde muchas personas están reunidas con sus amistades disfrutando de la tarde; no puedo evitar entornar los ojos, un poco molesta por la luz solar, antes de soltar un profundo suspiro. Lo malo de ser “nueva” era que no conocías a nadie y que solo podías hacer suposiciones sobre cómo eran algunas personas en particular. Por ejemplo, a mi derecha había una rubia que claramente tenía la apariencia de la típica hueca descerebrada, ese tipo de personas con las que me gusta meterme simplemente para dejar en ridículo; delante de mí, hay un grupo de chicos que físicamente parecen ser de esos tarados que se creen el ombligo del mundo, los típicos populares del colegio; y al otro lado, hay un par de chicas que están leyendo un libro mientras toman sol: sin duda son las cerebritos y con una vida poco divertida como para leer todo el tiempo. En conclusión: básicamente todas las escuelas son iguales, nada realmente diferente una de la otra. “Excepto que esta está en el culo de la nada”, me recuerdo mentalmente y sonrío para mí misma con cierto sarcasmo.

Respiro profundamente y vuelvo la cabeza de nuevo hacia atrás para ver de nuevo a mi hermano. Me hierve la sangre solo de verlo ¿Qué carajos está haciendo en un barco rodeado de críos estúpidos? ¿Es que acaso ahora además de ser el dueño de la empresa de nuestro padre se había decidido por querer ser profesor o qué narices? En realidad no tenía mucho sentido el hecho de que él, entre todas las personas estuviese en un lugar como este. "Es hora de enfrentarlo" pienso asintiendo con la cabeza. Me dirijo hacia él con pasos decididos y una vez frente a frente siento que se me corta la respiración; ¿qué le decía? "¿Gracias por haberme dejado con el idiota de nuestro abuelo?", no... - ¿Sabes? Quitarle el puesto a una persona que realmente necesita el trabajo no es algo propio de una persona que dice ser "Filantrópico" - me burlo con cierto sarcasmo en la voz. Trato de hablar con seguridad, de mantenerle la mirada durante al menos unos momentos - ¿Qué mierda estás haciendo acá, Ethan? - le pregunto sin dar rodeos - ¿Desde cuando te interesa ser profesor? - lo acuso medio burlándome de él, conteniendo mi voz y mis palabras para no empezar a mandarlo a la mierda en mitad del barco. - ¿Por qué? - le recriminé. Era una pregunta de doble sentido. ¿Por qué me había dejado? Mi pecho sube y baja constantemente, en unos latidos que parecen ser descontrolados. No tiene sentido que él esté acá, no tiene sentido que esté sintiéndome de esta forma: había dejado de sentirme así desde hacía mucho, mucho tiempo, cuando decidí que Ethan no volvería a ser parte de mis recuerdos.
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Mensaje  ιzzy нale Lun Mayo 20, 2013 11:51 pm



Ethan Gallagher
as: Ethan Joseph Gallagher Dallimore
● Tiene 24 años # Es Coordinador de Esgrima en Rockland High
» Reside en Konzerthalle, Konstanz

[ Está con Robyn Gallagher ;; En cubierta ]

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Marlene podrá ser muchas cosas, entre ellas… la pulga más molesta y fastidiosa sobre la faz de la tierra. Pero nunca una mentirosa, mentir es una de las cosas que peor se le dan, lo cual es sabido entre quienes hemos tenido el placer de crecer con ella. Estamos hablando de mi hermana, de la enana de ojos tiernos que no paraba de seguirme a todos lados cuando era apenas un arremedo de duendecillo. En efecto… solo a mí se me ocurre comparar a Marlene con un duendecillo de Cornualles, monada de metáfora, ¿no?, pero el sentimiento con el que lo digo es lo que cuenta. El lazo que nos une va mas allá de lo que cualquiera se puede imaginar… por nuestras venas corre la misma sangre y eso es algo que no se puede cambiar. Sin importar cuantos corajes y dolores de cabeza pueda causarme, no quita el hecho de que es mi hermana y me preocupa; ella y Phoebe eran dos de las cosas más preciadas que existen en mi vida…

Francamente, no sé que pueda ser peor… fingir y dar la impresión de una cosa, generalmente siempre viene siendo lo mismo, no hay nada que haga diferente a una palabra de otra. Y si lo que Marlene quería era que pasara por alto el hecho de que algo le sucede… tendría que buscar la forma de sonar más convincente con lo que dice. Aquel “estoy perfectamente bien” no me engañaba en lo mas mínimo, no necesariamente por la forma en que lo dijo… si no lo por su mirada. Por extraño que parezca, esta era la primera vez que Marlene no hacia una de sus entradas triunfales; sus ojos oscuros tenían un brillo, una chispa que la definía… es por ese destello en su mirada que te das cuentas que las cosas no andan del todo bien… – ¿Y eso porqué? No me iras a decir que los nervios del primer día fueron la razón por la que no pudiste dormir, ¿o si? – cuestioné con una sonrisa de costado, justo cuando me recostaba cómodamente en el sofá que estaba ubicado frente a la chimenea. Jack, pegado a mis talones, dio un pequeño salto para treparse al sofá y rozando mi mano con su peluda cabeza, me persuadió para que le rascara detrás de las orejas y al hacerlo, se pusiera a ronronear. Conocía muy bien a Marlene, y aún si su vida dependiera del problema que trae encima, no me lo dirá, por orgullo. Mi hermana y yo teníamos el mismo defecto, éramos tan orgullosos que difícilmente podríamos dejarlo de lado para hablar de lo que nos pasa. Probablemente Andrómeda sepa que es lo que le pasa a Marlene y me lo diga. – Es una suerte que no te deje dormir en clase, ¿si no que vas aprender, pulga?; aunque no te culparía si lo hicieras durante las clases de Historia – reconocí, con un dejo de diversión, para tampoco dejarme en evidencia. Es cierto que no estaba de muy buen humor, pero al igual que ella debía de hacer un esfuerzo. De todas las asignaturas, Historia de la Magia y Adivinación, eran las menos interesantes. Pero no por ello menos importantes. Aún recuerdo lo mal que nos fue a James y a mi en tercer año durante la clase de Adivinación. No logramos ver nada a través de la torpe bola de cristal.

Me eché a reír, no con mucha discreción, cuando caí en la cuenta de lo que pretendía Marlene con esas palabras, por lo que no pude evitar negar de un lado a otro. ¿Qué seria de nosotros sin Marlene? Definitivamente la vida nos estaría privando de grandes momentos. El que mi hermana fuera tan celosa, me ha acarreado uno que otro problemilla con ex novias. Pero no vale la pena hablar de ello. – Vamos, Marlene… ambos sabemos que fue mas que un inocente comentario y no lo niegues – repuse calmadamente con una media sonrisa, en la que quedaba implícita la frase: ‘ni intentes cambiar lo que dijiste, por que nada de lo que digas me hará pensar lo contrario’. Ninguna de las chicas con las que he llegado a liarme, han sido capaces de ganarse la simpatía y la aprobación de mis hermanas. Phoebe era mas discreta y reservada en cuanto a sus opiniones, en cambio, Marlene, no se acallaba ante nada y no tenia reparo en criticar a mis ex novias con comentarios traumáticos para ellas; hubo una vez en la que Rita, una chica de mi curso, se largo a llorar cuando Marlene comparo su figura con la de una calabaza, lo cual admito que fue gracioso, pero un tanto ofensivo. Pero lo cierto es que, si hablamos de celos deberían darme el premio por mantener a raya a los ingenuos y estúpidos que sueñan con estar cerca de mis hermanas. Aquellos que se atrevan a mirarlas acabaran de cabeza y colgados de los calzones, o embrujados, así de simple. Ladeé suavemente la cabeza, para observar a Marlene desde mi cómoda posición, con las piernas extendidas ocupando todo el sofá, y manteniendo a flote la sonrisa en mi rostro. Jack había terminado por acurrucarse en mi pecho como una bola y ronroneaba. – Entonces, ¿eso quiere decir que las botellas de Skele-gro que tienes escondidas bajo tu cama han dado resultados? Pues no se nota – bromeé inocentemente al recordar lo que paso hace algunos años. Cuando supe que Marlene planeaba beberse toda una botella de Skele-gro, no hubo quien no se riera de la puntada de la pequeña Marlene. Estoy casi seguro que pagare un precio por recordarle el chiste de la botella de Skele-gro, pero si eso anima a Marlene y si de algo sirve desquitarse conmigo a almohadazos. ¿Qué remedio? Tendré que aguantarme. – Ya sabes lo que dicen: persevera y alcanzaras – cité, sabiamente, con una expresión alivianada. – No pierdas las esperanzas, chaparra. Se vale soñar. –[/color][/b] le decía ‘chaparra’ con todo el cariño. Papá y yo teníamos la misma estatura, y por lo que me han dicho el tío James y el tío Remus, de entre ellos, Papá siempre fue el alto. Sin contar que las fotografías de ellos cuando eran jóvenes no mienten.

– Reconócelo, tú lo que quieres es verme panzón para que pierda mi atractiva y escultural figura, ¿no es verdad? – Entorné la mirada con una suspicacia, nada seria. Cualquiera diría que debía comer balanceadamente para mantenerme en forma, pero normalmente después de los entrenamientos era cuando James y yo íbamos a las cocinas y devorábamos todo lo que los amables nos servían. Y que decir que en las cenas familiares, repetíamos los platillos hasta dos, tres veces, comíamos como bestias, pero el quidditch nos mantenía en forma. – En fin, tienes razón. No hay nada mejor que un gran pastel de chocolate para alegrar el día y para las caras largas… – dije dándole la razón a sus palabras y a la costumbre del tío Remus; solté una pequeña risa, cuando dijo aquello de ‘panza llena corazón contento’. – No veo por que no, mientras unamos fuerzas, podremos convencerla para que no adelante los deberes – Phoebe tenía un dicho: ‘No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy’, pero aquella frase siempre me ha parecido una exageración. ¿Qué más da un día más o un día menos? – Es la hija de Marlene McKinnon, ¿Qué esperabas? – comenté con una sonrisa, dignamente orgullosa de ese hecho. Estiré ambos brazos, con la vaga intención de desperezarme, para después tronarme los nudillos con la mayor naturalidad. Una parte de mi, estaba tentada en preguntarle a Marlene donde se encontraba Lily, pero no lo haría… tenia que buscar la forma de olvidarme de esa pelirroja o terminaría por ir y darme de topes contra la pared. – ¿Traes tu espejo comunicador para contactarla? Si lo hago yo, no me va a responder… por eso es mejor que lo intentes tú – repuse con una disimulada despreocupación, para no reflejar extrañeza y preocupación por lo que sea que le este pasando a Marlene. No era normal que se comportara de esa forma, y su actitud me daba a entender que lo que le sucedía le había calado de alguna forma. Pero, ¿Qué pudo ser? – ¿Quién eres y que has hecho con Marlene Black? – abrí los ojos de par en par, con ligera y bromista extrañeza, al oír sus palabras. ¿Desde cuando mi hermana estaba preocupada por pasar tiempo conmigo? Hasta para mi, eso era extraño… Pero supongo que debe haber una razón, y de verdad quiero creer que lo que decía era enserio y no se trataba de ninguna broma, aunque me cueste tomarlo enserio. – Da igual, no tienes que responder a eso… solo bromeaba – aclaré por si acaso, al darme cuenta de la expresión que ponía, y sonreírle sin pena ni preocupación. – Solo te pido que no sigas, o me harás llorar… – simulé limpiarme un par de lágrimas, para después reír un poco. Andrómeda y Rose decían que James y yo éramos unos insensibles sin remedio, y no hay razón para negarlo, por que lo éramos. Admito que voy a echar de menos este lugar… pero ¿para que precipitarnos con las despedidas? ¿y los paseos por la nostalgia? Aun nos queda un largo año por delante, y aunque no lo había iniciado de la mejor manera, todavía estaba a tiempo de enmendar eso con James. Sonreí internamente ante aquel pensamiento. – Por cierto, ¿tienes idea de quienes impartirán las tutorías este año? – pregunté con interés. Nunca he necesitado de tutorías para alguna asignatura, ni tampoco tenía problemas a la hora de aplicarme y estudiar; otro detalle que se sumaba a la lista de similitudes entre Papá y yo. Mi lista de tutores incluía a: Phoebe, Andrómeda, Rose, Tyrell, Albus y Snape. Quizás si James y yo fuéramos más… ‘serios’ nos considerarían, pero nosotros siempre hemos dicho que nuestros logros van más allá del nivel académico. Si le preguntaba esto a Marlene, era por que esperaba que Phoebe no estuviera este año entre la lista de tutores, por que de ser así… seguramente a esta hora estaría dando su primera tutoría a solo Dios sabe quien.
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