Irene + Henry >> It's Over --> Memory

**ιzzy нale** Jue Abr 07, 2011 12:01 am

IRENE URDANGARÍN
Irene María Lucía de Todos los Santos Urdangarín y Borbón
♦ Estudiante de Tercer año - 17 años ♦
feat: Henry Windsor :: Biblioteca
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Mi encuentro con Patrizia no había sido lo más cómodo del día, desde luego tampoco me había ayudado a aclarar mis ideas porque ahora me sentía fatal... por mucho que me fastidiase admitirlo, parecía buena persona. Y lo peor de todo es que parecía estar enamorada, tan enamorada de Jared como lo estaba yo. Me sentía mal por arrebatárselo, porque parecía que con PAtrizia él podía ser realmente feliz y porque sentía que lo del bebé lo veía más como una obligación y no quería que estuviese conmigo solo por el bebé, si él amaba a Patrizia yo no tenía derecho a meterme en medio. Entré en la biblioteca en busca de algún libro que me entretuviese, no me encontraba demasiado bien y creo que me iba a encerrar en la habitación a leer un rato... pero cuando encontré el libro que me interesaba, vi a Henry sentado leyendo un libro y me acerqué con una leve sonrisa. Tenía que hablar las cosas con él, pero no era fácil, siempre que estaba a su lado todo era más fácil... era feliz... o al menos él hacía que me sintiese así, y no quería hacerle daño. Me apoyé en el sofá colocándome a su espalda. -Hola principito. Dije sonriendo levemente, me fije en que leía, no tenía ni idea de en que idioma estaba pero desde luego ninguno conocido por mí. APoyé mi cabeza en la suya. -¿Qué pasa? Pregunté como si nada, sabía cuando a Henry le ocurría algo... era evidente para mí, tenía como una especie de sensor que me avisaba cuando la gente a la que quería estaba mal. -¿Vas a contarmelo o tengo que torturarte cruelmente para sonsacartelo? Dije bromeando, pero en realidad estaba preocupada. Me senté a su lado y le quité el libro. -¿Estás bien? Pregunté preocupada.

**ιzzy нale** Vie Abr 08, 2011 12:30 am

Henry Windsor
as: Henry Charles Albert David Mountbatten Windsor de Gales
+ Universitario - Primer año (Ciencias Políticas) >> Balocesto (Capitán y Base) ;; Artes ;; Natación
[ Con Irene Urdangarín // Biblioteca ]

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Cerré los ojos por un breve instante dejándome llevar por el recuerdo del suave y delicado contacto sus labios sobre los míos… Vicky… pronuncié silenciosamente su nombre dentro mis pensamientos, ¿por qué maldita sea no dejaba de pensar en ella, ni siquiera un momento? ¿Por qué? Me repetía una y otra vez, con la intención de responder estúpidamente aquellas preguntas sin respuesta. Abrí los ojos con lentitud, como una manera de volver a la realidad. ¿Qué diablos había significado aquel beso? Era algo que necesitaba saber… Caminaba de un lado a otro, como león enjaulado, intentando reprimir mis impulsos… el impulso de irla a buscar y con un demonio, pedirle una explicación… pero, ¿Cómo abordarla? No… no podía ir a buscarla… de ser así ¿qué le diría? ¿Sería capaz de mirarla a los ojos de una vez por todas y decirle que en todo este maldito tiempo no he dejado de pensar un solo instante en ella? No… tenía que controlar aquel maldito impulso de ir a buscarla. Tenía que olvidarme de Vicky… es por esa razón que debía de largarme de una vez por todas de este lugar… quizás esta decisión significaba un acto egoísta al pensar solo en mí, un arrebato para evadir este sentimiento, por lo que esta situación no podía seguir así, a pesar de Victoria y yo estuviéramos cerca, en realidad estábamos más alejados el uno del otro. Tenía que pensar en mis hermanos, quiénes en este momento eran mi única prioridad. No podía dejar a William… ni mucho menos a Diana, los dos me necesitaban… pero, esta jodida angustia, esta desesperación por no saber que hacer, me estaba matando. Respiré lenta y profundamente, haciendo un esfuerzo por tranquilizarme. Golpeé fuertemente, con el puño cerrado, uno de los libreros de la sección de Medicina, descargando toda mi furia, mi ira, todos aquellos malditos sentimientos que llevaba dentro de mí y que necesitaba de alguna manera desahogar. Tomé al azar uno de los libros de Medicina, y fui hasta uno de los sillones, el cual bordé hasta finalmente sentarme. Abrí el libro… dedicándome a investigar en el índice, el cual estaba escrito en Latín, algún tema relevante y de interés que me ayudara a… no sé… ALGO… CUALQUIER COSA… LO QUE SEA, alguna información de vital importancia que me fuera de utilidad. Pasé con parsimonia las páginas, hasta encontrar el artículo que captó mi atención… comenzaba a adentrarme en la lectura, cuando la voz y la presencia de Irene, quien se encontraba a mis espaldas, hicieron que girara un poco mi rostro, para observarle con una suave y apenas visible sonrisa en el rostro. – Hola extraña – Por un momento… su presencia y la calidez de su voz hicieron apaciguar un poco todos los sentimientos que almacenaba dentro de mí, aunque no lo suficiente. Lo nuestro tenía que terminar… me recordé con pesadez y con cierta determinación dentro de mis pensamientos. A pesar de que en estos últimos meses, Irene se hubiese convertido en mi alegría… la felicidad que necesitaba… no podíamos continuar con esta relación, una relación que a fin de cuentas… tarde o temprano, tenía que terminar. Intenté evadir y sobre todo el tener que responder a su pregunta… algo que naturalmente fue inútil. Hice un esfuerzo por sonreír de manera divertida ante su comentario… pero, últimamente mi estado de humor no era el mejor… y no lo que menos deseaba era abrumarla con mis preocupaciones y contagiarle pésimo humor. Suspiré con pesadez, cuando me quitó el libro de las manos. – Venga… no tendrás que remontarte a esa clase de torturas medievales que seguramente pasan por esa cabecita loca que tanto quiero – señalé de forma cariñosa, y observándole con suave ternura, cuando acaricié su mejilla con ligereza. Me separé un poco, mirándole. – No me sucede nada… es solo que… últimamente, no me siento con ánimo de nada… – le expliqué tranquilamente, sin la necesidad de tener que mentirle… podría decirse que era una verdad a medias. Agaché la mirada, intentando encontrar las palabras adecuadas, pero, en realidad no sabía como ni por donde comenzar. – Como sea, no te preocupes… – le pedí, tomando y frotando con suavidad su mano entre la mía para besarla cariñosamente. La decisión estaba tomada… es por esa razón, que no quería darle motivos a Irene y que de alguna manera se sintiera obligada a permanecer a mí lado. Respiré lenta y profundamente. – Ire… antes de continuar con lo que realmente necesito decirte… quiero que seas sincera conmigo… – le pedí, en un tono de voz comprensivo, pero, seguro, antes de mirarle fijamente a los ojos. – desde hace algún tiempo, he sentido que no has sido del todo sincera y eso es algo que me inquieta y me preocupa… – confesé, mirándole a los ojos… como si eso de alguna manera me ayudara a entenderla… comprender lo que le sucedía.

**ιzzy нale** Lun Abr 11, 2011 12:17 am

IRENE URDANGARÍN
Irene María Lucía de Todos los Santos Urdangarín y Borbón
♦ Estudiante de Tercer año - 17 años ♦
feat: Henry Windsor :: Biblioteca
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– Hola extraña. Venga… no tendrás que remontarte a esa clase de torturas medievales que seguramente pasan por esa cabecita loca que tanto quiero. Sonreí con dulzura, pero ya con esa contestación sabía que no me iba a contar que le ocurría... y por desgracia, yo no era como él, él siempre sabía que era lo que me preocupaba... era como si viese a través de mí, como si me leyese la mente. Pero a mi me resultaba tan dificil leerle a él, no sabía si estaba preocupado por Diana o por su situación con Vicky o por las clases... Henry a veces era como un libro cerrado y me sentía una inútil al no poder ayudarle. –No me sucede nada… es solo que… últimamente, no me siento con ánimo de nada… Como sea, no te preocupes… Dijo tomando mi mano y frotándola cariñosamente, yo le di un tierno apretón. Quería que supiese que me tenía para cualquier cosa, que siempre iba a estar a su lado para ayudarle y apoyarle en lo que necesitara. – Ire… antes de continuar con lo que realmente necesito decirte… quiero que seas sincera conmigo… desde hace algún tiempo, he sentido que no has sido del todo sincera y eso es algo que me inquieta y me preocupa… Me sentí mal en aquel momento, mal no... peor que mal. Suspiré levemente y me senté frente a él abrazándome a mis rodillas. -Lo siento. Me disculpé mirándole con pesar. -Tienes razón y me siento fatal, pero creí que estar aquí iba a ser más llevadero... que todo sería más fácil y no ha sido así. Comencé a explicarme. -Te quiero mucho, y cuando estoy contigo mi vida es fácil, simple, sin problemas, sin complicaciones... todo de color de rosa.... pero después vuelvo a caer en la misma monotonía y le echo de menos, le quiero y me siento mal porque no es justo para nadie. Dije consternada y notando como las lágrimas hacían un esfuerzo por salir. -El primer día de curso me lo encontré, hice todo lo que pude por evitarle pero mi suerte es tan nula como inexistente. Dije encogiéndome de hombros. -Hablamos y una cosa llevo a la otra... Le miré mordiéndome el labio inferior, ahora mismo me sentía como la peor persona del mundo. -Lo siento mucho, debí habértelo contado pero tenía miedo y tú eras la única persona que tenía... soy una egoísta. Dije finalmente dejando escapar las lágrimas.

**ιzzy нale** Mar Abr 12, 2011 1:33 am

Henry Windsor
as: Henry Charles Albert David Mountbatten Windsor de Gales
+ Universitario - Primer año (Ciencias Políticas) >> Balocesto (Capitán y Base) ;; Artes ;; Natación
[ Con Irene Urdangarín // Biblioteca ]

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Su confesión me ayudó a comprender los motivos por los cuáles había estado tan ausente todo este tiempo… y de alguna manera a reafirmar lo que hacía algún tiempo sabía, pero, que me negaba a afirmar y dar por hecho… pues deseaba que Irene me tuviera la confianza para decírmelo. La observé detenidamente en silencio. En otras circunstancias, probablemente habría actuado de una manera diferente… aunque el impulso de irle a romper la cara a Jared Mastrianni persistía por alguna extraña razón. Él sujeto era un cobarde… un puto cobarde que no era capaz de luchar por el amor de una mujer increíblemente maravillosa como lo era Irene. Si… estaba celoso… pero, estos celos eran muy diferentes a los que me embargaron de pies a cabeza, aquella vez que vi a Vicky en los brazos de Noirét. Los celos que sentía, eran los que sentiría cualquier hermano que intenta proteger a su hermana menor de cualquier hijo de puta que se cruzase en su camino. Ninguno de los dos habíamos logrado olvidar… quizás si nunca nos hubiéramos enamorado con anterioridad, habríamos sido felices. Pero, el corazón actúa por razones, que la razón nunca entenderá. Tomé suavemente su rostro entre mis manos. – No vuelvas a decir eso… ¿me escuchaste? No quiero que vuelvas a decir esa clase de patrañas… – le pedí en tono imperativo, arrugando ligeramente el entrecejo con cierta inquietud, al escuchar sus palabras. Como dije… Irene era una de las mujeres más maravillosas que he conocido y si actuaba algunas veces de forma egoísta, era inconscientemente… por su afán de proteger a capa y espada a las personas que ama. – Comprendo las razones que te obligaron a callar durante estos últimos dos meses la verdad… y no te culpo… – Acaricié su rostro, limpiando las lágrimas que resbalaban por sus mejillas. Haciendo un esfuerzo por reconfortarla y que de alguna manera mis palabras la ayudaran a no sentirse culpable por sus acciones. – Hace algunos meses, cuando te pedí que iniciáramos una relación…estuve consciente de que no sería una… labor fácil el hacerte olvidarlo… algo que siempre supe, a pesar de que llenaste súbitamente mi vida de felicidad, con tu cariño, con tu comprensión. Fui consciente de que ninguno de los dos éramos capaces de olvidar. – confesé, con una débil y apenas visible sonrisa en mi rostro. Ninguno de los dos habíamos logrado olvidar… quizás si nunca nos hubiéramos enamorado con anterioridad, habríamos sido felices. Pero, el corazón actúa por razones, que la razón nunca entenderá. Sin motivo, ni razón… desvié la mirada, posándola de forma inconsciente en su vientre… extrañamente un sentimiento de peculiar alegría me embargó. Alcé la mirada encontrándome con sus ojos empañados a causa de las lágrimas que intentaba retener. – Te amo, Irene… y lo sabes perfectamente. – le hice saber, de una manera sincera, para que nunca lo olvidara. Quería hacerle saber que siempre me tendría a su lado… apoyándola incondicionalmente como su mejor amigo… como su hermano… – Por más que nos esforzáramos en aplazar este momento, tarde o temprano llegaría… – Una decisión inevitable… que a pesar de lo difícil y aunque me doliera desprenderme de ella, no iba a cambiar el lazo que existe y que siempre existirá entre nosotros.

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