Re: Rockland, New Sesson chap # 1 ^^

**ιzzy нale** Sáb Ene 15, 2011 3:52 am

Damon Stryder
as: Damon Caleb Stryder
+ Entrenador de Basquet, Eq. #3
[ Con Novalee Shepherd // Pasillos ]

Rockland, New Sesson chap # 1 ^^ - Página 2 065lp

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Nuevamente la vida se había empeñado en llevarse consigo a una de las personas que más he amado en mi vida... la persona que siempre me motivó para que siguiera adelante sin importar los obstáculos que la vida se empeñara en ponerme... la persona que me brindó su apoyo incondicional durante toda mi vida... se había ido para siempre... lo peor era que nisiquiera pude despedirme de el... pedirle una disculpa por mi comportamiento durante todos los meses en los cuáles me había encerrado erméticamente en un mundo aljándome por completo de las personas que más he amado en mi vida... mi familia. La culpa simplemente no me dejaba tranquilo... y eso era un peso con el que seguramente cargaría el resto de mi vida... No entendía por qué la vida se había ensañado conmigo... ¿por qué tenía que superar estas pruebas tan difíciles?... primero la pérdida de Charlotte y de mi hijo... ahora mi padre... esto debía de ser un mal sueño... una pesadilla de la que seguramente pronto despertaría, pero esto no era así... la realidad era otra... mi padre estaba muerto... un miserable desdichado le arrebató la vida sin nada más... sin detenerse siquiera a pensar un solo momento en el dolor y en el sufrimiento por el que estaba pasando en estos momentos mi familia. Según mamá la policía esta tras la pista de ese maldito miserable... pero una vez que lo encontraran ¿qué sucedería?... aquel desdichado pagaría con su vida lo que le hizo a mi padre... de eso me encargaría... sin importar que me señalaran o tacharan de asesino... le haría pagar todo este sufrimiento... y el de mi familia... la muerte de mi padre no quedaría impugne... mucho menos si ese bastardo aún seguía suelto.. – ¡Maldita sea! – grité furiosamente golpeándo con el puño cerrado la pared más cercana... como si eso de alguna manera me ayudara a aliviar este dolor, pero la ira... la impotencia... la culpa y el remordimiento que sentía en estos momentos era más fuerte que cualquier otra cosa en el mundo; este vacio que sentía dentro de mí... por la pérdida de mi padre... sencillamente las heridas de mi alma, nunca llegarían a sanar completamente... siempre estarían abiertas, sin importar lo mucho que me esfuerze por cerrarlas. ¿Porqué... maldita sea... por qué? repetía una y otra vez dentro de mis pensamientos... intentando reprimir de una manera sobrehumana el llanto debido al dolor que sentia en esos momentos y que me quemaba hasta el alma. Cerré los ojos con fuerza intentando mostrar fortaleza... pero más que nada intentar serenarme... algo que me fue prácticamente imposible... necesitaba descargar esta furia y este dolor que poco a poco me estaba consumiendo lentamente. Comenzé a caminar en dirección hacia mi dormitorio... desahogarme... y que mejor manera que con un vaso de Whisky... el alcohol ayudaba a aliviar las penas y de cierta manera aliviar el dolor que sentía en el alma. En ese momento al doblar en un pasillo... sentí como chocaba o mejor dicho alguien chocaba accidentalmente contra mí. "Lo que me faltaba..." musité dentro de mis pensamientos al notar que era una estudiante... al parecer de unos diecisiete... dieciocho años a lo mucho... cargada con varios libros bajo el brazo, lo que me hizo suponer que venía de la biblioteca. Negué suavemente sin darle mucha importancia a sus disculpas... después de todo venía absorto en mis pensamientos que la verdad no daba importancia alguna si me chocaba accidentalmente con alguien o no.. – descuida... no tienes de qué disculparte... – empezé a decir tranquilamente, aunque sin muchos ánimos de hablar relativamente... este no era uno de mis mejores momentos y lo único que deseaba era estar solo... – entiendo... no te preocupes... –musité débilmente sin prestar demasiada atención a sus palabras... en estos momentos la única persona en la que podía enfocar mis pensamientos era solo en mi padre... – fue mi culpa yo... no me fijé por donde caminaba... lo siento mucho... – añadí expresándole mis más sinceras disculpas... – estoy bien... – respondí de manera distante... posiblemente llegando a sonar hasta un tanto cortante... respiré lenta y hondamente pasándome una mano por el rostro intentándo serenarme... – no necesito nada... en verdad... te lo agradezco mucho, pero así estoy bien... – respondí de manera distante... posiblemente llegando a sonar hasta un tanto cortante... respiré lenta y hondamente pasándome una mano por el rostro intentándo serenarme... ella no tenía la culpa de lo que estaba sufriendo... razón por la cuál debía intentar moderar el tono de mi voz, sin llegar a ofenderla... la joven parecía tener las mejores intenciones al ofrecerme su ayuda... pero en estos momentos lo único que necesitaba era estar solo... – no.. – respondí tajantemente, negándome a aceptar su ofrecimiento de acompañarme a la enfermería... – en verdad... así estoy bien.. – añadí hablándole un poco más tranquilo... – lo mejor será que regreses a tu dormitorio.. – le aconsejé tranquilamente... después de la extraña partida de Kyle Whitmore y ahora de la extraña ausencia de Samuel en el Internado... me hacía pensar cientos de cosas que realmente me tenían de cierta manera... abrumado... pero sobre todo que no me inspiraban absoluta confianza... – te acompaño hasta la puerta de tu dormitorio... – señalé rotundamente... lo cual literalmente sonó más como una orden que una sugerencia...

**ιzzy нale** Dom Ene 16, 2011 1:41 am

Henry Windsor
as: Henry Charles Albert David Mountbatten Windsor de Gales
Universitario ;; 1º año de Ciencias Políticas
[ Con Irene Urdangarín // Biblioteca ]

Rockland, New Sesson chap # 1 ^^ - Página 2 341i

Rockland, New Sesson chap # 1 ^^ - Página 2 353o

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Curvé una pequeña mueca de inconformidad en los labios, manteniendo en mi mirada aquel note de preocupación. A veces el hecho de conocer a quien ha sido tu mejor amiga de toda la vida, aquella persona tan especial… en la cual confías ciegamente, y, que después de un tiempo dio paso a convertirse en tu novia, te hace darte cuenta de muchas cosas. Sus gestos, su manera de sonreír… y su empeño de intentar quitarle la menor importancia a alguna situación, te hace comprender que algo no anda del todo bien. Bajé la mirada, negando suavemente y de manera imperceptible, al mismo tiempo que esbozaba una cabizbaja sonrisa en mi rostro. Alcé la mirada por segunda vez, al escuchar sus últimas palabras. Fruncí el ceño con preocupación. – No vuelvas a decir eso, por favor… – le pedí en un tono de voz tranquilo, pero firme, repasando suavemente y de manera cariñosa el contorno de su barbilla, con mi dedo pulgar. Sin embargo, sus palabras me habían desconcertado y preocupado a la vez. A veces me era difícil comprender y descifrar los motivos por los cuales Vicky había dejado de dirigirle la palabra a Irene. Ella, Irene… no se lo merecía. Después de todo, Victoria había sido quién había tirado del gatillo al tomar la decisión de terminar nuestra relación, dándome como razón de que “existía alguien más”. Y, lo más curioso… era que esa persona se trataba de Noirét. ¿Tendría algún motivo realmente? Acaso en el fondo estaría… ¿celosa? Me cuestioné dentro de mis pensamientos, cuando aquella idea atravesó fugazmente mis pensamientos. No, imposible… ella siempre ha estado enamorada de Noirét, me aclaré con la intención de desechar aquella absurda idea de mis pensamientos. Suspiré. – ¿Gustarme? ¿Bromeas? ¿Notas mi cara de felicidad? – añadí señalando mi semblante con diversión, a su vez que frotaba su mano suavemente y que mantenía enganchada a mi hombro. – de no ser por que adoro la presión que ejercen allá para que seas un hombre de bien y su afán de ensañarse de hacerte leer un libro de casi mil páginas de un día para otro, enloquecería… ¿qué más se le puede añadir a la vida de un Universitario? – bromeé de manera gradual, como si aquella última pregunta la hubiese lanzado al azar. – ¿Crees que sería capaz de disfrutar mi nueva vida de universitario, estando consciente de que la chica a la que quiero se encuentra a varios metros de distancia? – cuestioné tranquilamente, con una débil sonrisa. – No podría… – le confesé. A pesar de que nuestra relación no estuviera basada en el amor verdadero, quería a Irene… la amaba, aunque de una manera diferente al profundo amor que sentía por Victoria. Irene es y siempre será mi mejor amiga. Y, necesitaba hacerle sentir que pasara lo que pasara entre nosotros, nada cambiaría. Siempre estaría a su lado, como su amigo, como un hermano más dispuesto a dar la vida por protegerla y cuidar siempre de ella. Escucharle decir que me había echado de menos, me hizo sonreír de manera inevitable al mismo tiempo que un sentimiento de re confortación me invadió. Cerré los ojos, al tiempo que mis labios besaban su pelo de una manera dulce. – También yo… – afirmé de una manera sincera, aún con los ojos cerrados disfrutando de encontrarme a su lado en estos momentos. Lentamente me separé de ella, tomando suavemente sus manos entre las mías y besándolas, de modo que ambos quedáramos frente a frente. Quizás eran sugestiones mías, pero podía percibir un extraños sentimientos encontrados no solo en sus palabras, si no en su mirada. Era como si, hubiera algo que quisiera decirme… pero algo le impedía sincerarse conmigo. Y, tenía el extraño presentimiento de saber de que se trataba. Sin embargo, como dije anteriormente, esperaría a que Irene tomara la iniciativa de confesarme lo que sucedía y sobre todo tuviera la confianza para decírmelo. Debido a que jamás podría obligarla… mucho menos tratándose de alguien a quien quiero. – ¿sabes? he estado pensando… que este fin de semana podríamos hacer algo juntos – empecé a decir mientras esbozaba una débil y divertida sonrisa en mi rostro. – Podríamos… fugarnos al pueblo y vivir la vida loca – bromeé. – recorrer las calles, ir a por un helado, después ir al cine y por último una sorpresa que no te diré de que se trata por temor a que se descubra la sorpresa que te tengo planeada – le guiñe un ojo con diversión.– ¿qué me dices? ¿Aceptaría mi chica tener una cita conmigo? – le pregunté, con una sonrisa de lado, con la esperanza de que aceptara mi invitación. Quería que… Irene fuera feliz, que se distrajera, deseaba hacerla sonreír y que juntos nos olvidáramos por un momento de todo.

**ιzzy нale** Lun Ene 17, 2011 5:11 am

Henry Windsor
as: Henry Charles Albert David Mountbatten Windsor de Gales
Universitario ;; 1º año en Ciencias Políticas
[ Con Irene Urdangarín // Biblioteca ]

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No pude evitar sonreír de una manera sincera, cuando Irene aceptó mi invitación. Si, había algo que me ha cautivado desde siempre de Irene era su manera de sonreír, y, el hecho de que solo por un instante el sentimiento de tristeza que bañaba sus ojos desapareciera. A pesar de no poder hacer que

Curvé una pequeña mueca de inconformidad en los labios, manteniendo en mi mirada aquel note de preocupación. A veces el hecho de conocer a quien ha sido tu mejor amiga de toda la vida, aquella persona tan especial… en la cual confías ciegamente, y, que después de un tiempo dio paso a convertirse en tu novia, te hace darte cuenta de muchas cosas. Sus gestos, su manera de sonreír… y su empeño de intentar quitarle la menor importancia a alguna situación, te hace comprender que algo no anda del todo bien. Bajé la mirada, negando suavemente y de manera imperceptible, al mismo tiempo que esbozaba una cabizbaja sonrisa en mi rostro. Alcé la mirada por segunda vez, al escuchar sus últimas palabras. Fruncí el ceño con preocupación. – No vuelvas a decir eso, por favor… – le pedí en un tono de voz tranquilo, pero firme, repasando suavemente y de manera cariñosa el contorno de su barbilla, con mi dedo pulgar. Sin embargo, sus palabras me habían desconcertado y preocupado a la vez. A veces me era difícil comprender y descifrar los motivos por los cuales Vicky había dejado de dirigirle la palabra a Irene. Ella, Irene… no se lo merecía. Después de todo, Victoria había sido quién había tirado del gatillo al tomar la decisión de terminar nuestra relación, dándome como razón de que “existía alguien más”. Y, lo más curioso… era que esa persona se trataba de Noirét. ¿Tendría algún motivo realmente? Acaso en el fondo estaría… ¿celosa? Me cuestioné dentro de mis pensamientos, cuando aquella idea atravesó fugazmente mis pensamientos. No, imposible… ella siempre ha estado enamorada de Noirét, me aclaré con la intención de desechar aquella absurda idea de mis pensamientos. Suspiré. – ¿Gustarme? ¿Bromeas? ¿Notas mi cara de felicidad? – añadí señalando mi semblante con diversión, a su vez que frotaba su mano suavemente y que mantenía enganchada a mi hombro. – de no ser por que adoro la presión que ejercen allá para que seas un hombre de bien y su afán de ensañarse de hacerte leer un libro de casi mil páginas de un día para otro, enloquecería… ¿qué más se le puede añadir a la vida de un Universitario? – bromeé de manera gradual, como si aquella última pregunta la hubiese lanzado al azar. – ¿Crees que sería capaz de disfrutar mi nueva vida de universitario, estando consciente de que la chica a la que quiero se encuentra a varios metros de distancia? – cuestioné tranquilamente, con una débil sonrisa. – No podría… – le confesé. A pesar de que nuestra relación no estuviera basada en el amor verdadero, quería a Irene… la amaba, aunque de una manera diferente al profundo amor que sentía por Victoria. Irene es y siempre será mi mejor amiga. Y, necesitaba hacerle sentir que pasara lo que pasara entre nosotros, nada cambiaría. Siempre estaría a su lado, como su amigo, como un hermano más dispuesto a dar la vida por protegerla y cuidar siempre de ella. Escucharle decir que me había echado de menos, me hizo sonreír de manera inevitable al mismo tiempo que un sentimiento de re confortación me invadió. Cerré los ojos, al tiempo que mis labios besaban su pelo de una manera dulce. – También yo… – afirmé de una manera sincera, aún con los ojos cerrados disfrutando de encontrarme a su lado en estos momentos. Lentamente me separé de ella, tomando suavemente sus manos entre las mías y besándolas, de modo que ambos quedáramos frente a frente. Quizás eran sugestiones mías, pero podía percibir un extraños sentimientos encontrados no solo en sus palabras, si no en su mirada. Era como si, hubiera algo que quisiera decirme… pero algo le impedía sincerarse conmigo. Y, tenía el extraño presentimiento de saber de que se trataba. Sin embargo, como dije anteriormente, esperaría a que Irene tomara la iniciativa de confesarme lo que sucedía y sobre todo tuviera la confianza para decírmelo. Debido a que jamás podría obligarla… mucho menos tratándose de alguien a quien quiero. – ¿sabes? he estado pensando… que este fin de semana podríamos hacer algo juntos – empecé a decir mientras esbozaba una débil y divertida sonrisa en mi rostro. – Podríamos… fugarnos al pueblo y vivir la vida loca – bromeé. – recorrer las calles, ir a por un helado, después ir al cine y por último una sorpresa que no te diré de que se trata por temor a que se descubra la sorpresa que te tengo planeada – le guiñe un ojo con diversión.– ¿qué me dices? ¿Aceptaría mi chica tener una cita conmigo? – le pregunté, con una sonrisa de lado, con la esperanza de que aceptara mi invitación. Quería que… Irene fuera feliz, que se distrajera, deseaba hacerla sonreír y que juntos nos olvidáramos por un momento de todo.

**ιzzy нale** Miér Ene 19, 2011 3:12 am

Jack Seward
as: Jacques Michel Seward
+ Tercero >> Teatro & Música ;; Futbol (Delantero), Equipo #1
[ Con Gio Henley // Biblioteca ]

Rockland, New Sesson chap # 1 ^^ - Página 2 Hq003

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Apostaría el almuerzo de... un día, sí, un día, por qué mira que apostar el almuerzo de una semana, es un sacrificio que implicaría morirme de hambre. Como sea, lo que intento decir es que... apostaría el almuerzo de un día a que en cuanto me topara con Nate, y le platicara Giovanna Henley y yo habíamos pasado el resto de la tarde juntos, platicando como dos alumnos civilizados, y no peleando como perros y gatos, no me lo creería. Es decir, si a mí, aún me era difícil de creer que había aceptado el pacto que hicimos. Lo curioso de todo esto, es que cuando le propuse que lo selláramos con saliva, me mandó muy lejos. ¿Qué? ¿Acaso tenía algo de malo sellar un pacto con saliva? Sí es la manera más ancestral que conozco de expresar seriedad en una promesa. Pero en fin, la saliva no estaba dentro del acuerdo de "intentar llevarnos bien". Debo admitir, que Giovanna... me simpatizaba, es decir, no era del todo desagradable hablar con ella, cuando... está de buen humor, incluso cuando sonreía se veía... linda. Para ser una chica. Ok, qué estúpido sonó eso. Para ser una chica. A veces, sentía que era patético en este tipo de situaciones. Deberían escribir un libro con respecto a "que hacer y no hacer delante de las chicas", ya que se pueden ofender con facilidad. Nos encontrábamos recostados en el pasto, cuando de pronto comenzó a llover, lo que hizo ambos corriéramos a resguardarnos de la lluvia dentro de algún sitio del Internado, hasta que por una extraña casualidad fuimos a parar a la biblioteca. Me saqué la camisa de manga larga que llevaba encima de una corta, para exprimirla (?) notando como unas gotas escurrían el suelo, para luego echármela al hombro, para que se secara al menos un poco. Reí con diversión, al escuchar sus reproches con referencia a la lluvia. – Gio... no es para tanto... – empecé a decir tranquilamente, mientras le observaba con detenimiento. ¿Por qué se preocupaba tanto por su aspecto?, si de todas maneras lucía... ehmm ¿linda?. Suspiré con pesadez, al ver la cara de preocupación que ponía por su cabello. Negué suavemente de un lado a otro, al tiempo que tomaba sus manos entre las mías, para evitar que se siguiera estropeando su cabello. – ya sé que no tengo cara de estilista profesional, pero si te lo sigues estropeando se te puede maltratar – Alcé débilmente una ceja, no muy seguro de mis palabras, aunque intentando sonar al menos un tanto convincente. Noté que aún sostenía sus manos entre las mías, lo que hizo que las soltara rápidamente y tosiera con la intención de aclararme la garganta. – me parece que tengo algo que te puede ayudar... – empecé a decir, al tiempo que dejaba la mochila en el suelo y comenzaba a rebuscar entre mis cosas. – Aquí tienes... – dije tendiéndole amablemente, una sudadera limpia, mi cartera y un peine. – la sudadera si quieres puedes ponértela encima de lo que traes o cambiarte – añadí, esbozando una mueca en los labios. Cerca de aquí había una aula, supongo que podría aprovechar en lo que vigilo la puerta para que nadie entre. – no sé, es una sugerencia nada más... no quiero que luego te resfríes y faltes a clases – me excusé con una sonrisa de lado. – y, la cartera tiene un espejo... puedes usarlo si lo deseas, de igual manera que el peine – dije cruzándome de brazos, y tomando una honda y prolongada bocanada de aire. – No tiene liendres, ni piojos – aclaré sonriendo de manera divertida, por si las dudas aquella idea cruzó por sus pensamientos.

**ιzzy нale** Miér Ene 19, 2011 4:33 am

Henry Windsor
as: Henry Charles Albert David Mountbatten Windsor de Gales
Universitario ;; 1º año en Ciencias Políticas
[ Con Irene Urdangarín // Biblioteca ]

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No pude evitar sentir cierto alivio, y a su vez sonreír de una manera sincera, al escuchar decir de sus labios que nada le vendría mejor que pasar el fin de semana juntos. Le dediqué una sonrisa entrañablemente divertida y enternecida. Si había algo que me ha cautivado desde siempre de mi adorada Irene, era su manera de sonreír, y el hecho de que al mirarla a los ojos, desapareciera por un instante aquel sentimiento de tristeza que bañaba sus ojos, desde hacía varios meses. Presté atención a cada una de sus palabras, lo que conllevo a que por segunda vez curvara una pequeña mueca de inconformidad en los labios, y, que en cuestión de segundos se transformó en una sonrisa al sentir aquel toquecito de su dedo en la punta de mi nariz, y, segundos después al sentir sus labios que rozaban los míos en un dulce y cariñoso beso, que no dudé en responder expresando el mismo sentimiento de dulzura y cariño. Me separé a penas unos milímetros de sus labios, manteniendo el contacto de nuestras frentes unidas la una con la otra, y así tener la oportunidad de mirarla fijamente a los ojos, a su vez que acariciaba de una manera suave y delicada su cálida mejilla con el dorso de mi mano. – Y, dígame señorita Urdangarín, un permiso, ¿desde cuando ha sido impedimento para pasar por alto una cita romántica? – pregunté esclarecidamente en un tono burlón y perspicaz. – Ten en cuenta de que el chico que tienes por novio, no está dispuesto a posponer esa salida hasta el final del curso – señalé seriamente con una sonrisa y un guiño. – como dice aquel viejo dicho: si la montaña no viene a ti, ve tú a la montaña – le recordé, dándole un delicado y tierno beso en la punta de su nariz. – En caso de que nos nieguen el permiso… siempre existe una alternativa mucho más útil – sugerí, de una manera entretenida. – Confía en mí, todo saldrá bien… – le pedí, al tiempo que me atrevía a besar sus labios dulcemente y mirarle con una sonrisa. ¿Quién lo diría? Negué un tanto divertido dentro de mis pensamientos. Ya que nunca creía llegar a darle un buen uso estando aquí a la motocicleta que Nikki y Garrett me habían obsequiado por mi cumpleaños. – Solo es cuestión de que esperes al príncipe que vendrá montado en su corcel motorizado, para rescatar a su princesa cautiva de las garras de un dragón – bromeé, besando cálidamente su frente.

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